Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro. Abogado – Magíster en Defensa Nacional, Profesor Invitado de la UNLP y Cátedra Libre de Estudios sobre el Sáhara Occidental.
DISTINGUIDO ANALISTA INTERNACIONAL (ARGENTINA) COLABORADOR DEL CREI
Madrid (ECS). – Hace algunos años, en el marco de una agrupación política, me dijeron que por mi juventud, no tenía lugar y que debía concentrarme en estudiar y disfrutar de mi edad, que no estaba preparado a pesar de mis buenas ideas para adentrarme en política. En aquel momento tenía 28 años.
En esos momentos me pareció una absoluta injusticia. Es de público conocimiento el clamor de la sociedad de un relevo generacional en la clase política. No solo se precisa gente más joven, sino gente con “alma joven” capaz de liderar transformaciones y tener la fuerza para guiar a toda una nación en momentos de zozobra. Existen muchos casos de liderazgos jóvenes, que estuvieron a la altura de las circunstancias.
En estos días, más precisamente hoy el 9 de junio, se recuerda la muerte del primer presidente de la República Árabe Saharaui Democrática en el campo de batalla. Esta inteligencia singular, como señala con acierto el prestigioso académico Dr. Carlos Ruiz Miguel, nació en el seno de una familia nómada, lo que cuesta precisar su fecha exacta de nacimiento.
Brillante estudiante, le permitió llegar a la Universidad en la vecina Marruecos, donde se pondrá en contacto con otros estudiantes saharauis y se impregnará de las corrientes revolucionarias. Aquel joven, lleno de inquietudes, sueños e ideales sin ninguna duda como sus compañeros quedarían fascinados por los profundos cambios que ocurrían en el Mundo. La idea de cambiarlo, parecía estar al alcance de la mano. Su militancia le generará la cárcel y el exilio, por manifestarse abiertamente por la independencia del Sahara Español. El destino lo llevará a Argelia, donde se pondrá en contacto con el FLN argelino. Cabe recordar que el FLN tenía cierto “halo” sagrado por la épica lucha contra el colonialismo francés. El Uali Mustafa Sayed buscará apoyo para la causa saharaui y encontrará eco en la Revolución Libia, liderada por un joven coronel Muammar Gaddafi.
En esos días, los cambios sociales ocurridos en el Sahara Español, creó las condiciones para la formación de una conciencia nacional saharaui y dando paso al germen del movimiento nacionalista. Este movimiento tuvo un carácter pacífico, liderado por el carismático Bassiri. La trágica desaparición de este personaje, ante la dura respuesta de las autoridades coloniales españolas, radicalizó el movimiento saharaui. El tiempo del diálogo había terminado, había llegado la hora de las armas y de pasar a la acción.
Un grupo de representantes del pueblo saharaui en Mauritania decidieron crear el Frente Polisario, en mayo de 1973 y a los pocos días sus hombres tendrían su bautismo de fuego. En todos los combates y acciones de resistencia, estaría presente El Uali, un hombre de veintitantos años. El prestigio ganado entre sus compañeros de lucha lo llevaran que en el II Congreso del Frente Polisario sea electo Secretario General y por ende el máximo líder del movimiento revolucionario, era el año 1974. Marruecos presionaba abiertamente en su reclamo sobre el Sahara Español, sin tener muy en cuenta lo que opinaban los saharauis, mientras que España llevaba un comportamiento contradictorio, por un lado hablaba de referéndum sobre autodeterminación, ciertos sectores del gobierno se aferraban a la idea de un Sahara español, y otros traicionando al pueblo saharaui y las promesas de Madrid apoyaban la tesis entreguista.
El Uali era líder de un movimiento pequeño y escaso de recursos. Se luchaba ante gigantes y la victoria parecía un espejismo. Ello no lo desanimó. Su carisma, su fuerza joven, y un carácter especial le permitieron seguir adelante con la lucha iniciada en 1973. Las escaramuzas con las fuerzas españolas fueron forjando las fuerzas saharauis y su líder. Cabe destacar que El Uali quien tenia el hábito de luchar en primera línea.
En 1975 un año negro para la historia del pueblo saharaui, dado que España decide abandonar a los saharauis intempestivamente.
El rey Juan Carlos I, que ahora dejó la Corona, había prometido defender la libertad del pueblo saharaui y sus derechos. A los pocos días, el gobierno español hacia las maletas del Sahara en medio de una brutal invasión perpetrada por Marruecos y Mauritania.
La llegada de los invasores estuvo precedida de todo tipo de actos de violencia y el terror llegó a la población civil, que no dudó en emprender el exilio al desierto. Millares huyeron de sus hogares con lo puesto. Antes de expirar la presencia española de manera formal, según los siniestros Acuerdos de Madrid, el 27 de febrero de 1976, en la localidad de Bir Lehlú, el Consejo Nacional Saharaui proclama la RASD con la presencia de numerosos periodistas extranjeros, siendo proclamado presidente nada menos que El Uali Mustafa Sayed. La guerra es una realidad y pareciera que todos está perdido. Un pueblo huye por el desierto.
Los invasores tienen el apoyo de las grandes potencias occidentales y numerosos recursos materiales. Pareciera que en semanas el Frente Polisario sería barrido de la faz de la tierra. Solo un liderazgo de excepcional calidad y talento estratégico, como El Uali Mustafa Sayed supo mantener a un pueblo unido y lograr explotar al máximo la ayuda externa proveniente de Libia y Argelia.
Los antiguos soldados, suboficiales y policías saharauis eran ahora parte del naciente Ejército de Liberación Popular. Son horas dramáticas. El pueblo huye y no hay medios para asistirlos. Los invasores bombardean la población civil con napalm y fósforo, con la idea de eliminar combatientes saharauis. Um Dreiga, Guelta, Tifariti, son testigos del horror. Los refugiados son la “retaguardia” de la joven República Saharaui. El Uali con su carisma alienta al pueblo a seguir luchando, ante un mundo indiferente que guarda silencio ante tales horrendos crímenes.
Las fuerzas saharauis gracias a un liderazgo de calidad, aprovechamiento del terreno, sorpresa táctica, movilidad y un alto grado de audacia, libran una lucha épica. Diez contra uno. El liderazgo saharaui apuesta a atacar objetivos estratégicos del enemigo. Es una guerra de todo o nada. No hay opciones. El fracaso no es la opción. Un pueblo sufre la opresión de los invasores. No solo está en juego la libertad, sino la existencia de los saharauis como nación.
En esta etapa de la guerra conocida como “Defensa Positiva” por el escritor español Emiliano López Gómez, los saharauis libran una guerra de dos frentes. Se suceden hechos heroicos como la batalla de La Agüera donde cientos de combatientes saharauis combaten hasta el último cartucho. Los invasores se ven ante un combatiente decidido a vender cara su vida. En este contexto nace la acción contra Mauritania en el marco de un contexto de racionalidad estratégica.
La estrategia se adapta a los recursos existentes. Así nace la llamada Ofensiva de Verano: unos 800 soldados del ELPS con vehículos armados con cañones sin retroceso, ametralladoras pesadas, fueron lanzados a un raid sobre diversos puntos de la geografía mauritana. Los ataques se dirigieron a la zona donde se explotaban las minas de hierro de Zuérat (eje de la economía mauritana), el centro de la minería cuprífera de Akjujt, para después romper las líneas mauritanas y abrir paso a las fuerzas del ELPS a la capital de Mauritania.
Los objetivos militares saharauis eran claros, golpear sectores estratégicos del Estado mauritano, a fin de quebrar la base de financiamiento de su maquinaria de guerra, agregándose algo más audaz, el golpe estratégico contra su liderazgo político – militar: atacar la capital. Una de las columnas móviles era liderada por el presidente de la RASD, El Uali Mustafa Sayed. Las fuerzas saharauis atacan la capital mauritana el 8 de junio de 1976, atacando el palacio presidencial donde queda en evidencia el grado de vulnerabilidad mauritana.
El 9 de junio se libran dos nuevos combates entre fuerzas mauritanas y saharauis ocurren en Mutunsi y Benichaab, en la región de Akjujt, donde mueren el presidente de la RASD El Uali Mustafá Sayed con su ayudante Lubeid Uld Larosi. Su pérdida causa una profunda conmoción en el pueblo saharaui al perder a su carismático líder. El primer presidente de los saharauis solo tenía 27 años. El III Congreso del Frente designará como presidente al difunto jefe de estado saharaui, Mohamed Abdelaziz.
La audacia del El Uali le permite a las unidades militares saharauis perfeccionar sus tácticas de guerra de guerrillas en el desierto, únicas en su tipo, permitiendo hacer frente a fuerzas diez veces mayores. La estrategia militar planteada contra Mauritania por El Uali tendrá sus efectos. No solo caerá el régimen de Uld Daddah cómplice de Hasan II de la invasión del Sahara Occidental, sino de los crímenes contra la humanidad y de guerra cometidos, sino que Mauritania saldrá exhausta y con una economía en ruinas por la aventura.
Sin ninguna duda luchas como, el caso del pueblo saharaui, el ejemplo de El Uali Mustafa Sayed, son fuentes de inspiración para luchar contra la injusticia, la opresión y la ausencia de libertad. Esperemos que la Historia algún día reivindique a este joven que murió en defensa de la dignidad y libertad de su pueblo.
Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro. Abogado – Magíster en Defensa Nacional, Profesor Invitado de la UNLP y Cátedra Libre de Estudios sobre el Sáhara Occidental.
Por el Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro. Distinguido Analista Internacional colaborador del CREI
La crisis de Sudán, una vez más, llevó al Chad fuera centro de una nueva crisis humanitaria. Por su posición geoestratégica, lo convierten en pieza clave en el tablero geopolítico de la región. País azotado por guerras civiles, además de una guerra con Libia en los 80. Régimen autoritario, liderado desde 1990 por el general Idriss Deby, se ha convertido en un actor clave en la región, a tal punto que, con ayuda francesa, fortaleció sus fuerzas armadas, apoyando el esfuerzo de lucha contra el terrorismo en Malí y especialmente en Nigeria contra el siniestro Boko Haram.
Por el Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Especial para LA POLIS desde Buenos Aires.
La historia de Chad es milenaria y muy rica. Fue sede de importantes reinos e imperios, destacándose el de Bornú Kanem. Islamizado hacia fines del siglo XI, inicio su expansión, que lo llevó a su máxima expresión en el siglo XIII. En el siglo XVI, el impero Bornú se expendió, alcanzando su cénit en el siglo XVII, legado del rey Aluma. Posterior a su muerte en 1603, el país entró en un proceso de retroceso. En 1808, guerreros fulani conquistaron Bornú, que sobrevivió como entidad independiente hasta 1893, con la conquista francesa, luego de un milenio de historia. Chad fue escenario del desarrollo de otros reinos, como Baguirmi y Uadai. El reino Baguirmi apareció a fines del siglo XV y fue durante un tiempo tributario de Bornu Kanem. Fue también tributario en los siglos XVII – XVIII del reino Uadai. En 1893 el sultán En 1893, el sultán de Baguirmi Abd ar Rahman Gwaranga entregó el territorio a Francia y se convirtió en un protectorado francés.
El sultanato Uadai o Ouaddai, fue un estado islámico establecido a fines del siglo XVI y se convirtió en un poder militar y comercial. Conquistó el sultanato de Darfur e inició un proceso de expansión. Su historia estuvo marcada por guerras con los estados vecinos, por el control de rutas comerciales. En este sultanato nación la hermandad islámica de los Sanussi, que tuvo un papel central en la resistencia anticolonial y extendió su influencia hasta la propia Libia. La prosperidad de Uadai, lo llevó a contar con su propio sistema monetario, un ejército profesional y una identidad muy definida. Su independencia perduró hasta la conquista francesa en 1902.
El dominio francés se impuso vía expediciones militares y gobernador por un período de tiempo a través del alto comisario en el Congo Francés. La economía y la vida tradicional sufrió importantes cambios, imponiéndose el cultivo obligatorio del algodón y la entrega de cupos de este producto a los campesinos, que provocó importantes trastornos en el estilo de vida tradicional. Los franceses englobaron bajo una misma autoridad colonial a poblaciones, que no tenían una identidad común. El control efectivo del país quedó limitado en el sur, y los franceses no se mostraron interesados en impulsar el desarrollo del norte. En 1947, nació el primer partido político, el radical PPT o Partido Progresista Chadiano, que desde 1959, quedaría bajo el liderazgo del que sería el primer presidente del país François Tombalbaye. La Unión Democrática Chadiana, formada por sectores de la elite islamizada del norte, era pro francesa. En 1958, África Ecuatorial Francesa, dio origen a los actuales estados de Chad, Gabón, República Centroafricana y la República Popular del Congo. En agosto de 1960, el país se había independizado de Francia, siendo su primer jefe de estado Tombalbaye. En 1962 su régimen era de partido único y los presos políticos colmaron las cárceles.
Las profundas diferencias ente el norte y el sur, terminaron en una rebelión en 1965, con 500 muertos, dando origen al FROLINAT, organización armada que decidió derrocar el régimen de Tombalbaye. Este primero buscó apoyo francés, luego se decantó por el régimen de Gadafi. La dictadura de Tombalbaye, terminó en un sangriento golpe militar en 1975, siendo el presidente asesinado. Entre 1973-78, el general Malloum, se hizo con el poder, intentó conciliar con la oposición armada, nombrado a uno de los líderes rebeldes Hissené Habré como primer ministro. Este derrocó al gobierno de Malloum, dando comienzo a una nueva guerra civil. En 1979, bajo auspicios de la Organización de la Unidad Africana, fue creado el Gobierno de Unidad Nacional del Chad o GUNT por sus siglas en francés.
tragedia humanitaria del Chad en el área del lago del mismo nombre.
En 1981, Libia intervino directamente en el conflicto chadiano apoyando al presidente Goukuni. En 1982, Habré se hizo con el poder y las fuerzas libias quedaron controlando la Franja de Aozou. Una fuerza de pacificación financiada por Estados Unidos se hizo presente, estando formada por tropas africanas y francesas. Pronto estalló la guerra entre las fuerzas de Habré y el GUNT apoyado por Libia, llevándose a cabo la llamada “guerra de las Toyota”. Los libios fueron derrotados y abandonaron la Franja, potencialmente rica en uranio. El conflicto interno se prolongó por varios años. En 1990, el general Idriss Deby, se rebeló y con apoyo libio tomó la capital Yamena, dando paso a una nueva etapa política del país.
El régimen de Deby (1990-2021)
El Movimiento Patriótico de Salvación, estableció una nueva carta constitucional. En 1996 fueron celebradas las primeras elecciones multipartidistas desde los 60. El general Deby resultó electo como presidente. El país inició una lenta normalización, con resistencias esporádicas, agregándose el inicio de la explotación petrolera, cobrando importancia geopolítica, Camerún, vía de salida del oleoducto financiado por el Banco Mundial. El autoritarismo y las tensiones étnicas estuvieron a la orden del día. En 2002, en el medio de una crisis humanitaria, 200.000 refugiados huyendo de la violencia étnica y religiosa de Darfur, buscaron asilo en Chad. Esto degeneró una guerra entre Sudán y el régimen de Deby. El régimen de Jartum, respaldó a una serie de grupos armados, llevando a la guerra civil al Chad. Francia respaldó al general Deby. En 2009, fue iniciado el proceso de paz bajo auspicios de la ONU.
Años de guerra, convirtieron al ejército chadiano en una fuerza altamente experimentada, que tuvo que lidiar en 2011 con el regreso de mercenarios que combatían a órdenes de Gadafi. En 2015, Chad tuvo que lidiar con la escalada del grupo Boko Haram, responsable de verdaderas masacres. Para Occidente, el general Deby es un mal necesario. La posición geoestratégica, lo convierte un país clave, frente al inestable Sudán, que durante años estuvo gobernado por el general al Bachir, que toleró en su territorio organizaciones como Al Qaeda, transformó a Yamena, en un aliado. Fuerzas chadianas tuvieron un papel destacado en operaciones contraterroristas y contrainsurgencia en Malí, Nigeria y la República Centroafricana. Esto llevó a movilizar varios miles de soldados del Chad hacia dichos países. Por ejemplo, durante la Operación Serval, 2.000 soldados del Chad lucharon en Malí.
el valor geopolítico del Chad.
Déby, explotó con suma habilidad, el rol de Chad en la estrategia de Occidente en la lucha contra el terrorismo. Sus fuerzas armadas, de unos 25.000 efectivos, recibieron apoyo de Francia y Estados Unidos. En el caso de París, ha nutrido a las fuerzas chadianas con blindado y vehículos tácticos, que conviven con material ruso y chino. Esto le ha permitido constituir una potente fuerza blindada, con una gran experiencia operacional en guerra en el desierto y contra grupos irregulares. Su prestigio internacional, como “exportador” de seguridad, oculta los graves problemas internos de falta de democracia, altos índices de subdesarrollo, las fuertes divisiones étnicas y conflictos latentes.
El presidente Deby, fue ratificado en las urnas, a pesar de las denuncias de fraude, nepotismo y favorecer a su grupo étnico. Un país heterogéneo como Chad, ha impedido que la oposición construyera partidos o coaliciones, que superaran barreras tribales, étnicas o religiosas. El hábil general supo desarticular a la oposición, cooperando líderes opositores, que terminaban formando parte del gobierno. Pero es sabido que el multipartidismo y las elecciones son una fachada de un régimen autoritario. En 2021, el general Deby murió en plena campaña militar contra grupos yihadistas que amenazan el frente norte. El presidente Macron estuvo presente en el funeral del presidente chadiano, prueba del valor que tiene para Francia, Chad. Una Junta Militar asumió el poder y entregó el poder temporal al hijo del general Deby, Mahamat Idriss Déby, abriendo una nueva etapa. Hábilmente promueve un diálogo nacional, amnistía e intercambio de prisioneros con los grupos rebeldes. Esto generó estabilidad y cierta certidumbre de una posible transición ordenada hacia las elecciones, anunciando en noviembre de 2022 que prolongaría su mandato. El flamante presidente, es un hombre formado militarmente en Francia y con amplia experiencia militar, participando en operaciones de combate dentro y fuera del país. Asimismo, fue Jefe de los Servicios de Seguridad, por lo tanto, tiene conocimientos del campo de inteligencia. Su apellido, es un valor agregado para gran parte de la sociedad chadiana, como de las fuerzas armadas, cuya lealtad hasta ahora es incuestionable.
terroristas de Boko Haram en Chad.
El gobierno militar está legitimado por las potencias occidentales, siendo sostenedores de las fuerzas armadas chadianas, que han logrado evolucionar a un nivel que les permite lidiar con los grupos armados que operan en las extensas fronteras y santuarios de países vecinos. Pero estamos ante un país con una institucionalidad endeble, que se apoya básicamente en el poder militar. El drama de los refugiados, la inestabilidad de los países vecinos, la desertificación, alimentan escenarios de mayores tensiones. Los conflictos entre las poblaciones nómadas y seminómadas dedicadas a la ganadería que buscan pastos en el sur y las poblaciones sedentarias, agricultores en su mayoría, por el control de las tierras útiles cada vez más escasas como de los recursos hídricos, potencian la violencia, especialmente en torno a la cuenca del lago Chad.
Chad. Su valor geopolítico e intereses contrapuestos.
En Yamena, en octubre de 2022, pudieron verse banderas rusas en manifestaciones antigubernamentales, violentamente reprimidas con un saldo de 50 muertos. La presencia de Rusia en África es una realidad y cada vez su peso es mayor. El grupo mercenario Wagner opera exitosamente en la República Centroafricana, la influencia rusa ha llegado a Malí, Burkina Faso, el golpe de Níger abre un interrogante. El conflicto civil en Sudán, donde también pugnan intereses externos, trajo aparejado la llegada de miles de refugiados, que contribuirán a mayor presión a un país pobre como es el Chad. En 2023, el gobierno anunció que había abortado un golpe liderado por el presidente una ONG de Derechos Humanos, Baradine Berguei Targuio., con apoyo de once oficiales del ejército. Cuestión que pone nervioso a París. Rusia juega sus cartas, en uno de los últimos aliados de Francia, como de Occidente en África. París no duda en respaldar a un régimen que viola abiertamente los derechos humanos.
Chad tiene un gran potencial energético.
Chad tiene su lugar en el mapa energético mundial la décima reserva de petróleo más grande del continente y exporta el 90% de su petróleo, por medio de un oleoducto hasta Camerún. Es por ello es vital la seguridad este ducto y ello queda reflejado en el compromiso en el gobierno de Yamena en la lucha contra Boko Haram y otras organizaciones terroristas. En las montañas del Tibesti, hay importantes reservas de oro y uranio, que exigen la presencia militar chadiana. Estos valiosos recursos, son ambicionados por grupos terroristas, circunstancia que incrementa el valor estratégico de Chad.
La región del Lago Chad, se encuentra sometida a una constante presión por el crecimiento demográfico, las obras hidroeléctricas aguas arriba de los afluentes, lo que ha llevado a una drástica disminución en las últimas décadas. Se estima que unos cincuenta millones de personas dependen directa o indirectamente de la cuenca del lago, por ende, su valor geopolítico es enorme. En los años 70, el Lago Chad tenía 25.000 km2, hoy solo 2500 km2. Las regiones de influencia de la cuenca del citado espejo de agua, se encuentran con más de cinco millones de personas en estado de inseguridad alimentaria. Un aspecto no menor y grave, lo constituye el desinterés de los gobiernos de Chad, Níger, Camerún y Nigeria por el manejo de los recursos hídricos del lago. Esto se traduce en altos índices de pobreza, subdesarrollo, analfabetismo e infraestructura deficiente. El estado está prácticamente ausente.
el nuevo presidente interino de Chad el general Mahamat Déby Itno
La violencia terrorista provocó el desplazamiento de unos dos millones de personas, estimándose que más de 200.000 personas viven en campos de refugiados, donde los derechos son casi inexistentes, quedando en evidencia la violencia sexual hacia mujeres, especialmente niñas y adolescentes, que incluye ataques sexuales, matrimonios forzados, reducción a la servidumbre, trata de personas.
El grupo terrorista más relevante es Jama’atu Ahlis Sunnah Lidda’awati w’al Jihad – Pueblo comprometido con la propagación de las enseñanzas y la yihad del Profeta – más conocido por Boko Haram. Este nació en 2002 como una secta, para evolucionar en una poderosa organización terrorista. La corrupción de las autoridades del estado federado de Borno en Nigeria, favoreció su crecimiento, que se basa en la extorsión, el reclutamiento forzado. El problema derivado de la seguridad de este grupo, derivó en la creación de una Fuerza de Tareas Multinacional, donde participan elementos de Nigeria, Níger, Chad y Camerún. A pesar de las divisiones de Boko Haram, donde un sector responde al Estado Islámico o ISIS, la violencia ha recrudecido. Las características del lago Chad, favorece que terroristas puedan ocultarse, agregándose los escasos controles y la ausencia del estado. Por ejemplo, el grupo ISWAP (Provincia de África Occidental del Estado Islámico), ofrece servicios públicos muy básicos, ayudas económicas, seguridad, construcción de pozos de agua potable, salud, además de recaudar impuestos. Todo ello facilitado por el vacío de poder existente en la zona. Por ende, estos grupos tienen una base social. Boko Haram, opta por atacar el tráfico fluvial en el Lago Chad, robando mercaderías, que le permite financiar sus actividades. Esta realidad pone en evidencia que la República de Chad, se encuentra bajo una realidad geopolítica sumamente delicada.
En 2012, estalló la rebelión tuareg, en el marco del Movimiento Nacional Azawad. Los rebeldes lograron imponerse sobre las reducidas fuerzas malienses, proclamando la creación del estado de Azawad, luego de medio siglo de conflictos con Bamako. El 26 de mayo de aquel año el MNLA en alianza con Ansar Dine, se comprometieron a formar un estado islámico, pero la jugada salió mal y esto fue la oportunidad para que grupos yihadistas se hicieran con la mitad de Malí. La intervención occidental resultó un fracaso que derivó en la llegada de Rusia como socio clave para el nuevo régimen de Bamako.
Por el Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Malí: la crisis de Azawad e intervención internacional
En 2012 las fuerzas del ejército de Malí, mal equipados y con baja moral, se replegaron ante el avance del MNLA (Movimiento Nacional de Liberación de Azawad) cuyas fuerzas incluían combatientes curtidos en Libia. El flamante estado de Azawad proclamó una Constitución y la formación de un gobierno, era una cáscara vacía. Incapaz de ejercer el control efectivo sobre 820.000 km2, fue aprovechado por grupos terroristas como MUYAO, Al Qaeda en el Magreb Islámico, y Ansar Dine. La gravedad de la situación y con el peligro que Malí fuera tomado por los terroristas, dio origen a la misión de Naciones Unidas en Malí o MINUSMA, y la Operación Serval, liderada por Francia, que en poco tiempo había logrado contener en parte la ofensiva terrorista en 2014.
La rebelión del norte le costó el cargo al presidente Amadou Toumani Touré derrocado en marzo de 2012, por un golpe militar. El Comité Nacional para la Restauración de la Democracia y el Estado, denominación del gobierno de facto se hizo con las riendas del poder. En el medio del caos generado, ciudades importantes como Gao, Kidal y Timbuctú cayeron en manos del Movimiento Azawad. El 5 de abril de 2012 fue proclamada la independencia de dicho territorio. En julio de ese año, el MNLA había perdido el control del norte del país en manos de los terroristas.
La ECOWAS / CEDEAO, o Comunidad Económica de África Occidental, condenó el golpe de 2012, incluso hubo amenazas de intervención militar, que con el tiempo se fue diluyendo, cuando los golpistas, entregaron el poder a Dioncounda Traoré, presidente de la Asamblea Nacional, quién asumió el compromiso de acabar con la rebelión del norte. La confusión reinante por el golpe de estado fue un factor de debilidad aprovechado por los grupos rebeldes, que pronto entrarían en lucha entre sí, como quedó reflejado en la batalla de Gao, donde islamistas se enfrentaron abiertamente al MNLA. Las tensiones étnicas saltaron a la luz, cuando la mayoría de la población local, songais y fulbe se oponían al gobierno de los tuaregs y rechazaron la idea de dividir Malí.
En junio de 2013, el país vivió un momento muy delicado con la caída de Mopti, a 600 km de la capital del país, quedando en manos islamistas. Esto fue el detonante de la Operación Serval. Estaba sustentada en la resolución 2085 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y del pedido de ayuda militar formal que hizo el gobierno en Bamako a Francia. Los medios movilizados, provenían del despliegue francés en sus bases africanas, especialmente en Chad, donde estaban los aviones Mirage 2000 D de ataque y Mirage F1CR, de reconocimiento, aviones de transporte táctico C130 y helicópteros de ataque Gazelle. La magnitud de la operación, motivó al despliegue de los modernos cazas Rafale, provenientes de Francia. La Unión Europea organizó una misión de asistencia internacional la EUTM en el marco de la contención del terrorismo en Malí, con el temor que se proyectara a Europa.
Coronel Assimi Goita. Presidente de Malí desde 2021
La amenaza terrorista se estimaba en unos 10.000 combatientes, lo que demandó el despliegue de un importante contingente internacional. Los 4.000 franceses que operaban en Malí fueron apoyados por tropas del Chad – unos 2.000 – seguido de aportes por parte de otros países en el marco de la MINUSMA. En 2020 la citada misión internacional había alcanzado los 15.000 efectivos compuesto por tropas de Burkina Faso, Egipto, Senegal, El Salvador, España, Bangladesh, etc.
El problema político de fondo era de difícil solución, dado la intransigencia de Bamako, de aceptar un régimen de autonomía regional para Azawad. En 2014 el precario cese el fuego quedó roto, la comitiva del gobierno maliense fue atacada y tuvo que refugiarse en un campamento de la misión de paz de Naciones Unidas o MINUSMA. Esta realidad, llevó a la mesa de negociaciones en Argel, donde participaron los rebeldes, pero divididos entre dos grandes grupos: Plataforma y Coordinadora, esta última con posturas más duras, dado que exigían, el reconocimiento de un gobierno regional y la existencia de una entidad cultural llamada Azawad. Pero finalmente, todo quedó en la nada, dado que los grupos rebeldes exigían un cambio constitucional, convirtiendo a Malí en un estado federal. Torpemente, Bamako se ha negado aceptarlo, agregándose los problemas internos de la llamada Coordinadora, que busca monopolizar el proceso de negociación, estando detrás de ellos, intereses de clanes aristocráticos tuaregs, resultado de ser sociedad altamente jerarquizada.
La Operación Serval dio paso a la Operación Barkhane, con mayor amplitud en sus objetivos que la anterior. A pesar de los avances, los combates continuaron. La Unión Europea patrocinó una misión de entrenamiento militar, para apoyar a las fuerzas malienses de por sí, mal equipadas e insuficientes para proteger un país del tamaño de Malí.
Entre 2014-2015 hubo un reordenamiento de los grupos rebeldes e hizo aparición en escena el siniestro Estado Islámico. Francia y Alemania movilizaron elementos de la brigada franco germana, en el marco de un mayor compromiso de asistencia militar al gobierno de Malí. La población de origen peul, comenzó a ser especialmente permeable a la prédica extremista, abrió las puertas para que el centro del país, dando origen al Frente de Liberación de Macina o FLM. Su líder es Amadou Koufa, denominado Katiba Macina tras su fusión con Ansar ad-Dine, y desde 2017 perteneciente a Jama’a Nusrat ul-Islam era al-Muslimin (JNIM) (Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes). Entre los años 2015-2017 por medio del asesinato de funcionarios del estado maliense y “colaboracionistas” les permitió extender su influencia entre las áreas que se extienden entre las ciudades de Mopti y Segou. Las milicias islamistas, garantizaron seguridad y orden a las poblaciones rurales, que lo aceptaron a cambio la imposición de la ley islámica o Sharia.
Vista satelital de la base rusa en las cercanías de Bamako. Fue una antigua base del grupo Wagner
El drama del terrorismo, no era solo exclusivo de Malí, sino que se extendió a países vecinos. Así nació la iniciativa G5 Sahel (Mauritania, Mali, Níger, Chad y Burkina Faso) y de su fuerza conjunta, compuesta por unos 5 000 efectivos. A pesar del apoyo militar, el error de la estrategia de la UE y especialmente de Francia, en Malí fue limitar la ayuda a un aspecto netamente de seguridad. Sin ninguna duda la pobreza, la falta de servicios esenciales, abrió las puertas para que estos grupos ocuparan el vacío dejado por el estado prosperaran, agregándose un elemento no menor, no eran corruptos como el gobierno de Bamako. Es por ello, que las poblaciones terminaron aceptando vivir bajo las draconianas normas de los extremistas, terminando con siglos de una visión tolerante y abierta de la fe musulmana presente en Malí.
En 2018 los grupos terroristas que asolaban el país, escalaron su nivel de violencia, lo que derivó una mayor presencia francesa en el país, generando tensiones con sectores nacionalistas, muy presentes en las Fuerzas Armadas. El norte del país seguía en manos de grupos terroristas. No cabía duda que había fallas en la estrategia patrocinada por Francia en Malí, estaba fracasando. El avispero maliense consecuencia de una realidad sociopolítica muy compleja. Muchas operaciones antiterroristas, terminan siendo interpretados como un ataque a un grupo étnico en particular o como un acto de injerencia extranjera lo que abre nuevas tensiones explotadas por los yihadistas. El debilitamiento del estado se tradujo en el aumento del bandolerismo, que muchas veces se confunde con terrorismo. Las constantes divisiones entre los grupos, genera alianzas temporales, lo que conforma un serio desafío a los servicios de inteligencia.
En 2019 se llevaron a cabo 96 actos terroristas con 600 víctimas mortales. El nivel de inseguridad para las fuerzas terrestres de la misión liderada por Francia, llevó a incrementar los medios de movilidad aérea, como quedó reflejado en un importante despliegue de medios aéreos de la Fuerza Aérea británica, dado las limitaciones de transporte estratégico de las fuerzas francesas.
En 2020 el país se vio sacudido por un nuevo golpe de Estado, que terminó con la detención del presidente Ibrahim Boubacar Keita. La junta militar designó como su reemplazo al coronel Ba N’Daou, ex ministro de defensa en 2013. Naciones Unidas, la Unión Africana, como la CEDEAO, exigieron que los militares restablecieran el gobierno civil. El gobierno militar, declaró rápidamente que cumpliría con los acuerdos con la MINUSMA; la misión francesa, G5 Sahel, y mantendría la fuerza de tareas Takuba. El coronel Assimi Goïta, en diciembre fue designado vicepresidente y comenzaron los trabajos hacia un gobierno de transición, bajo la promesa de convocar elecciones. Esto no duró mucho tiempo y en 2021, el coronel Goïta asumió el poder. El pretexto fue que el gobierno de transición no estaba cumpliendo con los compromisos políticos asumidos. Pronto, Malí daría un giro político, que generó un rechazo abierto de Occidente, con el desembarco del grupo mercenario Wagner. Esto motivó que Estados Unidos estableciera un régimen de sanciones, que generó mayor malestar en Malí, azuzando el sentimiento antioccidental. Bajo este panorama, Bamako no solo recibiría ayuda rusa, sino también turca.
Avión L39 transferido por Rusia a Malí. Incrementó la capacidad de la Fuerza Aérea de dicho país
En este marco de alianzas cambiantes, apareció el Estado Islámico del Gran Sahara, nutrido por nómadas fulanis, en conflicto históricamente con los tuaregs. Esto fue objeto de verdaderas masacres. El ISGS, siglas como se conoce al citado grupo terrorista, extendió su influencia al vecino Níger, convirtiéndose una amenaza regional. En 2022 intensificó los ataques, extendiendo su influencia en el sureste del país, provocando oleadas de millares de refugiados. Estos grupos tienen por costumbre desatar matanzas e infundir el terror. En junio de dicho año, a raíz de las diferencias entre Bamako y París, la base de Ménaka, fue evacuada y entregada al ejército maliense, junto a medio centenar de soldados mercenarios del famoso grupo ruso Wagner. En este contexto el grupo islamista JNIM, liderado por el jefe tuareg Iyad Ag Ghaly, lanzó una ofensiva sobre las posiciones del ISGS, en un área lindante con Burkina Faso y Níger.
El llamado “Círculo de Menaka” está sometido al bloqueo del ISCG y la Coordinadora de Movimientos de Azawad, denunció la matanza de 500 civiles en manos del mencionado grupo yihadista. En septiembre de 2022, la cifra de personas asesinadas superaba el millar, como constataron fuentes independientes y las propias Naciones Unidas.
Tropas españolas de la misión de asistencia de la Unión Europea a Malí.
El régimen militar de Mali aceleró su distanciamiento de Occidente, a tal punto que el 18 de mayo de 2024, la misión de asistencia de seguridad de la Unión Europea – EUTM (European Union Training Mission in Mali) – se retirará del país.
Llegan los rusos
El nuevo régimen militar acusó a Francia apoyar los grupos yihadistas que dice combatir, para debilitarlo. El fracaso de la estrategia de los países occidentales contra el terrorismo salta a la vista generando hostilidad y desencanto por parte de la opinión pública local. Las Fuerzas Armadas malieneses en diez años de ayuda militar siguen siendo reducidas y con escaso material moderno. Rusia desembarcó con la entrega de 2 aviones de entrenamiento avanzado Aero L39 y varios aviones de ataque Sujoi Su 25 junto a un millar de combatientes del grupo Wagner – la mayor parte mercenarios sirios – y asesores militares rusos. La Fuerza Aérea de Malí pobremente equipada, en enero de 2023 recibió refuerzos desde Rusia con nuevos aviones de entrenamiento y ataque liviano L39ZO, elevando su número a 13, además de un helicóptero de ataque adicional Mi Mi35M (alcanzado el número de doce aeronaves de este tipo).
La alianza con Rusia quedó sellada con la visita a Moscú, del titular del ministerio de exteriores de Malí, Abdoulaye Diop en mayo de 2022. Rusia aprovechó las circunstancias para acusar a París de tener una “mentalidad colonial”. Francia quedó muy malparada con su repliegue del país y no haber logrado en tantos años de presencia en la región contener la escalada de violencia. El resultado del grupo Wagner, tuvo avances según medios africanos – el relato de los medios occidentales es completamente contrario – destacándose en su accionar acusaciones de violaciones de derechos humanos, especialmente con el ataque de la localidad de Moura, con 300 muertos. En cuanto al papel de la misión de Naciones Unidas, también está desdibujada, por no decir que es un fracaso, cuya existencia tocó fin en agosto de 2023. Los lazos con Rusia se fueron estrechando como quedó reflejado en una las conversaciones entre el titular de Exteriores ruso Sergei Lavrov y su par de Mali, Diop en febrero de 2024, donde acordaron el incremento de la ayuda humanitaria rusa que se materializó en miles de toneladas de alimentos, combustible y fertilizantes. En cuanto a la opinión pública, existe una postura claramente favorable a la presencia rusa en Malí (encuestas publicadas por medios europeos señalan un 84% de la población maliense está de acuerdo con la presencia rusa).
El 80% de la población de Malí aprueba la ayuda de Moscú.
En cuanto al llamado G5 Sahel, iniciativa de seguridad impulsada por Francia quedó también debilitada. Malí se retiró, siendo una victoria política del Kremlin, que paulatinamente está consolidando su papel político en la región del Sahel. El 16 de septiembre de 2023 los gobiernos de Malí, Burkina Faso y Níger formaron la Alianza de los Estados del Sahel, con una postura muy cercana al Kremlin. Este nuevo acuerdo reemplazó al G-5 impulsado por Francia y constituye un pacto defensivo. Las señales fueron claras por parte de este grupo, como quedó reflejado en mayo de 2024, cuando el régimen de Níger ordenó la salida de 1100 soldados de Estados Unidos y su reemplazo por fuerzas rusas. En 2023 el número de muertes por el terrorismo en los tres países citados fueron más de 23.000. La situación llevó a los gobiernos de la Alianza del Sahel anunciar en marzo de 2024 anunciar la formación de una fuerza conjunta para lidiar con los terroristas. En abril la nueva fuerza tuvo su primer gran éxito la eliminación de un importante líder del Estado Islámico, Abu Huzeifa alias ‘Hugo’, en la región maliense de Asongo fronteriza con Níger.
Los medios occidentales hacen hincapié en los abusos de las fuerzas malienses y sus flamantes nuevos amigos rusos, pero poco dicen de las masacres de los grupos islamistas, violaciones, secuestros de niñas, restablecer la esclavitud, además de la destrucción de valioso patrimonio histórico en Tombuctú (declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO) incluyendo el robo y/o daños irreparables a fuentes documentales, bibliotecas con un legado único, tumbas de antiguos líderes islámicos, etc. Esto generó unos 380.000 desplazados internos y miles de muertes.
En el drama maliense, se incorporan nuevos actores, entre ellos Turquía, que tiene su propia agenda en África. Esto viene de una estrategia lanzada en 1998, donde Ankara apostó a estrechar lazos con África. Las crecientes diferencias políticas entre Francia y Turquía, son un elemento clave que la diplomacia turca, ha sabido explotar con habilidad. Por medio de una estrategia de “soft power” Ankara, financió programas de ayuda sanitaria, construcción de mezquitas, la conexión aérea por medio de Turkish Airlines con Estambul, las capitales africanas y las grandes ciudades del mundo. Oficiales turcos se hicieron presentes y comenzaron a entrenar al ejército de Malí, además de proveer equipamiento, destacándose la llegada de drones de ataque Bayraktar TB2.
En noviembre de 2023 las fuerzas malienses tomaron el bastión rebelde del Kidal en el norte luego de una década de haberlo perdido en mano de las guerrillas tuareg, con apoyo del grupo ruso Wagner. Esto fue reconocido por el portavoz de la insurgencia tuareg, Mohamed Maouloud Ramadan, sobre la presencia de tropas de Malí en dicha ciudad.
Samori Touré. Quién resistió la ocupación francesa.
Malí es un nuevo campo de batalla geopolítica. El Kremlin, ha logrado hacer pie, mostrándose como una verdadera alternativa a las potencias europeas, condenadas por la opinión pública local, por el pasado colonial. Francia no dejó buenos recuerdos y eso está presente en el inconsciente colectivo. La creciente competencia geopolítica, favorecerá la violencia terrorista, dado que los países del área, por razones políticas dejarán de cooperar. La respuesta fue la creación de la Alianza de los Estados del Sahel. La muerte de Prigozhin, líder del grupo Wagner, abre la posibilidad que sus efectivos pasen a control directo de Moscú, como quedó reflejado en las obras de mejoras de la base de esta empresa de mercenarios a 15 kilómetros del aeropuerto internacional de Bamako. Imágenes satelitales muestran un mayor número de vehículos, cambios en las edificaciones. Moscú anunció la creación de la Legión Africana, formada por antiguos contratistas de Wagner y de otras empresas de seguridad, pero dependiente directamente del Ministerio de Defensa ruso y amparada con acuerdos con estados africanos. Esto abre las puertas para una mayor influencia rusa. No cabe duda que, en Malí, Occidente ha sido derrotado. Las limitaciones mostradas por Francia y sus aliados, en la lucha contra el terrorismo, abre posibilidades que Rusia y China, se hagan más fuertes.
El cambio climático, la superpoblación, pobreza estructural, falta de acceso a servicios públicos mínimos, gracias a la presencia endeble o casi nula del Estado, genera condiciones ideales para la expansión del terrorismo. Rusia identificó estos problemas y por medio de ayuda humanitaria, a diferencia de Francia y sus socios de la UE, busca paliar la situación delicada de la población por años de guerra. Si el régimen de Bamako, no ataca los males de fondo, a pesar de la ayuda que recibe, el destino de Malí será muy incierto.
Un pasado legendario y un presente sumamente difícil.
La actual república de Malí, tiene una larga historia. Hacia el 900 a.C. en el valle del río Níger, aparecieron una serie de ciudades, destacándose el complejo de Djenne Djenno. En Malí se desarrolló aproximadamente en el siglo III hasta el siglo XII, el llamado Imperio de Ghana, Ghanata o Wagadou. Luego de su caída o desaparición, surgió el Imperio de Malí, 1226 a 1670, cuyo nivel cultural e importancia comercial trascendió las fronteras. Nacido como un pequeño reino mandinga, comenzó su expansión, controlando las costas del Atlántico en los actuales Senegal y Mauritania, extendiéndose a todo el valle del Níger hasta la frontera del país del mismo nombre. El esplendor cultural está reflejado en la Universidad de Sankoré y una valiosa biblioteca con miles de ejemplares, extendiéndose su reputación a todo el mundo islámico. La decadencia del imperio vino a fines del siglo XVI, con la derrota frente a los marroquíes, que habían tomado Tombuctú y destruido el impero Songay, para finalmente sucumbir ante las presiones de estados vecinos en 1625.
Terroristas en el norte de Malí
Los songays crearon su primer estado en torno a Gao en el siglo XI y en 1430, independizados de Malí, forjaron su propio imperio. En 1591, los marroquíes conquistaron Tombuctú, en el marco de la competencia por el control de las rutas comerciales. Pero su presencia, no duró más de un siglo. Su presencia fue debilitándose hasta ser reemplazados por reinos locales. En el siglo XVIII apareció el Impero Bambara, que perduró hasta 1861. El país fue escenario de la creación de distintos reinos e imperios.
El último imperio, fue el creado por Samori Turé, conocido como Wassoulou, su duración fue corta: 1878-1898. En 1882, entró en contacto con los franceses. En 1892, cayó su capital Bissandugu y ante la negativa de los británicos de vender armas, la situación de Turé se hizo comprometida. En 1898 derrotado, fue capturado y exiliado a Gabón donde murió. Así nació el Sudán Francés, como se denominó Malí bajo control de París. Las fronteras fueron impuestas por el gobierno colonial. En 1958 nació la República Sudanesa, que en 1959 se integró en la fallida Federación de Malí. En agosto de 1960, surgió la República de Malí, con Modibo Keita de presidente. Los tuaregs lideraron una rebelión que duró dos años. En 1974, el país vivió un proceso de socialización de la economía y un viraje a la izquierda, recibiendo apoyo de la Unión Soviética – de ahí el recuerdo de sectores de la sociedad sobre la ayuda rusa – hasta que en los 90, dado la crisis económica y las exigencias de democratización, el país inició un camino hacia una democracia pluripartidista, pero endeble, como quedó reflejado en la crisis de 2012 que derivó un conflicto armado que persiste hasta el día de hoy.
La República de Malí, un país de 1.241.238 km2 y una población de 21.9 millones de habitantes. Desde el golpe de estado de 2021 vive bajo un régimen de transición. En 2023 fue aprobada una reforma constitucional que eliminó al francés como lengua oficial. El 97% de la población es musulmana. Se hablan más de una docena de idiomas y estamos ante un país multiétnico. Estamos ante un país subdesarrollado, donde la agricultura absorbe gran parte de la mano de obra, siendo el principal producto de exportación, el algodón. Desde fines de los 90, el oro es otro producto estrella para la economía del país. No obstante ello, estamos ante un país con altos índices de mortalidad infantil del mundo y donde el 80% de la población vive en el campo.
Tapa del Libro de Emiliano Gomez Lopez. Editado en Uruguay en 1992.
El 11 de abril de 2024, falleció el presidente y alma máter de la Asociación Uruguaya de Amistad con la República Árabe Saharaui: Emiliano Gómez López. El gobierno saharaui le otorgó la ciudadanía como muestra de su encomiable labor, teniendo como éxito, al reconocimiento por para de la República Oriental del Uruguay, en 2005, la República Árabe Saharaui.
Tuvimos la suerte de conocerlo en Buenos Aires. En agosto de 2017, en solidaridad por la censura de nuestro libro sobre el Sahara Occidental, en Argentina, a instancias de la Embajada Marroquí, Emiliano Gómez López, impulsó la presentación de nuestra obra en la Cámara de Diputados del Parlamento uruguayo. Siempre compartió y apoyó con entusiasmo nuestras notas, trabajos sobre la causa saharaui.
En 2014, cuando le manifesté mi intención de escribir una obra sobre el Sahara, me facilitó abundante material y la versión resumida de su obra, publicada en 1992. En atención que es de acceso público – se descarga del sitio Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental de la Universidad de Santiago de Compostela – ponemos a disposición para los amigos de la causa saharaui, el trabajo de Emiliano.
Lamentamos su partida. Su perseverancia y lealtad es un ejemplo para todos los amigos del pueblo saharaui. Esperemos que algún día, en El Aaiún liberado, alguna calle, plaza, lleve el nombre de Emiliano.
Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Buenos Aires 21 de abril de 2024
Miembro del Centro de Estudios del Sahara Occidental. Universidad de Santiago de Compostela
Distinguido Analista Internacional, colaborador del CREI
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Durante el régimen del apartheid, la política de defensa estaba centrada en hacer frente al conflicto interno, dado la resistencia contra el régimen racista, como también hacer frente a la hostilidad de los estados vecinos. De manera velada, las potencias occidentales apoyaban al régimen de Pretoria, al ser una herramienta para desestabilizar los regímenes de izquierda en el Sur de África. Las Fuerzas de Defensa de Sudáfrica tienen un largo historial operativo, desde el legado de la guerra Anglo Bóer – cuna de los célebres comandos – pasando por las dos guerras mundiales, y las guerras fronterizas en tiempos del Apartheid. El fin del régimen racista, significó importantes cambios, que a pesar de los recortes de gastos y críticas al gobierno, las fuerzas militares sudafricanas son las más poderosas del sur de África, apoyadas por una importante infraestructuras industriales.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Director de Diario El Minuto para Argentina
En 1910, nació la Unión Sudafricana como dominio del imperio británicos, unificando las antiguas repúblicas bóeres y las Colonias británicas de El Cabo y Natal. En 1912, fueron establecidas de manera permanente las fuerzas militares, que en 1914, fueron empleadas en la Primera Guerra Mundial, contra las colonias alemanas de África del Sudoeste y Tanganica. En este último territorio, libró una lucha épica hasta 1918 contra las fuerzas alemanas de Lettow Vorbeck. En la Segunda Guerra Mundial, bajo los auspicios del general Jan Smuts, las fuerzas sudafricanas obtuvieron un elevado nivel de formación, que les permitió luchar en África Oriental y África del Norte, especialmente contra el legendario Afrika Corps, para luego participar en la campaña de Italia. Entre 1950-53, fuerza sudafricanas lucharon en la guerra de Corea. Esto pone en evidencia un importante historial operativo. En 1957, por medio de la Ley de Defensa Nacional, las fuerzas fueron reestructuradas, y se implantó un régimen de conscripción para ciudadanos blancos. La creciente resistencia anti apartheid, y los estados de emergencia, llevaron al despliegue de fuerzas militares para restablecer el orden, que terminó en verdaderas matanzas, como Sharpeville. Las fuerzas quedaron articuladas en Fuerza Permanente (compuesto por ejército, marina y fuerza aérea) y una reserva activa, conocida como Fuerza Ciudadana.
La escalada de violencia en la región en los 60, con la independencia de las ex colonias vecinas a Sudáfrica, la crisis de Rhodesia del Sur (la guerra del Arbusto) y los conflictos internos, incrementaron el número de efectivos de las fuerzas sudafricanas. La independencia de las colonias portuguesas, abrieron un nuevo capítulo, especialmente en las guerras civiles de Angola y Mozambique, donde los sudafricanos tuvieron un importante papel apoyando grupos rivales a los regímenes revolucionarios. Agregándose la campaña para reprimir la lucha nacionalista en Namibia. El embargo de armas decretado por Naciones Unidas por el apartheid, impulsó con apoyo de determinados intereses occidentales – por ejemplo Francia e Israel – el desarrollo de una poderosa industria de defesan, capaz de producir desde municiones hasta tanques, aviones de combate, e incluso la disponibilidad de la bomba atómica, en un desarrollo junto a Israel. En los años 80, durante la llamada estrategia total, impulsada por el duro Pieter Botha, las fuerzas tuvieron una fuerza de 80.000 efectivos, teniendo el ejército una potente fuerza mecanizada, fuerzas aeromóviles y unidades especiales, comparables al SAS británico. Las fuerzas navales contaban con modernos patrulleros lanzamisiles, submarinos, una discreta y motivada fuerza de infantes de marina. La Fuerza Aérea era la punta de lanza contaba con modernos escuadrones de Mirage III y FI, que llegaron a ser 80 unidades. En el caso de los F1, ensamblados localmente, adaptados a las necesidades locales. Un escuadrón estratégico operaba Canberra y Black Buccaneer, que operaban armas nucleares. La importante flota aérea sudafricana incluía aviones de origen italiano, también producidos bajo licencia Atlas Impala (versión del Mb326), y una poderosa fuerza de helicópteros Puma y Alouette. La aviación de transporte contaba con aviones C160 Transall, C130, etc. La superioridad tecnológica y en adiestramiento era notable, gracias a la calidad del mando y la excelente preparación de los conscriptos. Existían unidades compuestas por africanos y mulatos, cumpliendo actividades de contrainsurgencia, apoyo al combate, logísticas y en las milicias de los bantustanes. El cuerpo de Sanidad fue un organismo de carácter conjunto a los tres servicios armados y se mantiene hasta hoy.
Las fuerza sudafricanas participaron en batallas importantes como Cuito Canavale, donde enfrentaron a fuerzas cubanas de elite. La crisis del régimen, el fin de la guerra Fría impusieron cambios para el régimen racista, algo ya intolerable para la opinión pública de los gobiernos occidentales que le apoyaban detrás de bambalinas. En 1993, la capacidad nuclear fue desactivada y para 1994, se inició un proceso de cambios. La Fuerza de Defensa de Sudáfrica en 1994, dio paso a la Fuerza Nacional de Defensa de Sudáfrica o SANDF, que abriría las puertas a que los mandos sean de cualquier grupo étnico. Las milicias de los estados bantúes fueron integradas en la SANDF junto antiguos guerrilleros del Congreso Nacional Africano, el Ejército de Liberación de Azania, y del partido zulú Inkhata.
En 1996 fue publicado el Libro Blanco, que tenia diferencias con otros documentos anteriores, especialmente, en plantear un modelo de fuerzas armadas basadas en un modelo convencional. Pero reconociendo que la SANDF llevaría a cabo misiones secundarias. El modelo adoptado finalmente por el gobierno fue contar con unas fuerzas armadas con un núcleo limitado de capacidades convencionales, conservando una estructura y medios que permitiera una rápida expansión. El debate sobre el tipo de fuerzas armadas, pasó a manos del Parlamento, donde se discutieron varias opciones, que van desde la propuesta del Libro Blanco, pasando por una considerada “realista” de reducción de las capacidades convencionales, orientado hacia escenarios de guerra irregular, seguridad marítima y un componente aéreo centrado en apoyo táctico, y por último la Defensa No Provocativa, una idea impulsada en su momento por el gobierno argentino durante la gestión de Nilda Garré en el área de defensa, donde las fuerzas sudafricanas pondrían mayor énfasis en la defensa territorial convencional, con limitada capacidad de proyección, mayor inversión en movilidad aérea y defensa antiaérea, y una fuerza naval de patrulla costera. Finalmente los políticos apostaron a la opción de mantener un concepto tradicional de la SANDF, con capacidad convencional, más reducida que en tiempos del apartheid. El resultado fue la adopción de un enfoque de defensa con limitaciones y de carácter convencional frente agresiones externas, además de prever su empleo en apoyo al Servicio Nacional de Policía y operaciones secundarias. Destacándose las misiones de mantenimiento de la paz, que para 2015, el país llegó a contar con 6.000 efectivos desplegados bajo bandera de la ONU, especialmente en misiones dentro del continente africano. En marzo de 2021, el presidente Ramaphosa, autorizó mantener el despliegue sudafricano en la República Democrática del Congo, que incluyó helicópteros de ataque. En 2023, nuevamente, Pretoria, tiene un papel relevante en la pacificación de las provincias orientales, esta vez, vinculado con una creciente competencia geopolítica, donde Sudáfrica tiene un posicionamiento claro como parte del BRICS.
Sudáfrica forma parte de la Comunidad de Desarrollo y Cooperación de África del Suro SADC, en la cual tiene un papel central, con distintas iniciativas de cooperación no solo en materia política y económica, sino también en el ámbito de seguridad internacional, pero con limitaciones, dado la crónica falta de recursos para la Defensa. Ello no ha impedido la creación de una Fuerza de Intervención Rápida de carácter multinacional bajo bandera de la ONU. En 2013, esta fuerza bajo control de la misión de paz de la ONU en el Congo o MONUSCO, derrotó a los grupos armados apoyados por Ruanda que operaban en el Este de la Rep. Democrática del Congo o RDC. La presentcia de Pretoria en esta misión data desde 1999.
Nuevos patrulleros de Damen para la Marina Sudafricana
Los sudafricanos han estado presentes en misiones de pacificación y estabilización en Lesotho (1998), Burundi (2003)Sudán del Sur (2005) y República Centroafricana (2013). Los sudafricanos en este último país, se vieron severamente afectados por la falta de medios. A pesar de años de desinversión, la larga experiencia de la SANDF se tradujo en la calidad de sus efectivos. Un puñado de soldados de fuerzas especiales resistieron con éxito, a 7.000 insurgentes por dos días, con un saldo de 17 bajas propias.
misiles desarrollados en Sudáfrica, destacándose el Umkhonto contra blancos de superficie. un éxito de exportación.
En 2023 las fuerzas sudafricanas, nuevamente están en la RDC liderando una coalición en la RDC junto a otros miembros de la SADC, para combatir al M23, grupo armado que opera en las provincias orientales de dicho país, que operan con apoyo encubierto de Ruanda. Los sudafricanos estuvieron involuctados en operaciones antiterroristas en Mozambiqueu, a partir de 2017. La misión de la SADC. con liderazgo de Pretoria, finaliza en junio de 2024. La SANDF se han visto envueltas en operaciones contraterroristas contra grupos extremistas islámicos en el Norte de Mozambique, donde también fueron desplegadas fuerzas ruandesas. La falta de recursos, limitó severamente a los sudafricanos paara poder entrenar sus pares mozambiqueños. Los resultados dejaron varios sinsabores a los responsables de defensa de Pretoria. Los problemas internos de Mozambique, han impedido el desarollo de una estrategia clara para lidiar con el fenómeno terorista en la provincia de Cabo Delgado. La falta de apoyo de Maputo, sin ninguna duda, impidió que la SANDF llevara a cabo acciones de mayor magnitud. Las fuerzas internacionales serán reemplazadas por fuerzas de Mozambique, cuya efectividad en esta etapa, genera serios interrorgantes y es objeto de preocupación para Pretoria, dado que la amenaza terrorista, impacta en la estabilidad regional.
Tropas sudafricanas en la RDC en 2015
En lo referente a la crisis de la RDC desatada en 2023, Pretoria sospecha que hay intereses occidentales, especialmente Estados Unidos y el Reino Unido, lo que alimenta un escenario de desestabilización, que podría afectar la región de los Grandes Lagos y proyectarse hacia el sur de África. La intervención sudafricana, posiblemente se vincula con el objetivo de moderar los intereses occidentales, evitar que una competencia geopolítica convierta a la RDC en un campo de batalla entre China y Rusia frente a Estados Unidos y sus aliados. Los mismos medios sudafricanos reconocen los intereses de corporaciones mineras de dicho origen, vinculados al potencial de la minería y producción de energía que ofrece la RDC, sin perder de vista, que la política de Pretoria se vincula con el apoyo de los intereses de sus aliados chino y ruso. las empresas sudafricanas tienen intereses concretos y Sudáfrica, no quiere quedar fuera, lo que permitiría mantener su papel de liderazgo en la región. Los intereses mineros sudafricanos están orientados especialmente vinculados al oro, cuyos yacimientos están en la provincia de Ituri, lindera con Uganda, donde tropas sudafricanas en su momento participaron en operaciones de pacificación contra grupos islamistas. Mientras tantos los soldados de Pretoria, solo cuentan con un C130 operativo, un púñado de helicópteros de ataque Rooivalk II
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Otras de las misiones secundarias que llevan los efectivos del SANDF, son la seguridad de fronteras, que es un serio problema para el país su control. Sus extensas fronteras, son porosas, donde hay una importante actividad criminal ligada al tráfico de drogas, fauna, armas, migraciones no controladas (este es un serio problema para un país con altos índices de desempleo juvenil), llevó al entonces Jacob Zuma, a proponer una agencia de gestión o seguridad de fronteras. Dado las deficiencias de dicha labor por parte del Servicio Nacional de Policía, los militares están cobrando un papel más relevante en dichas funciones. En 2021, finalmente el Parlamento dio luz verde para la Agencia de Gestión de Fronteras o BMA, que según el portal del gobierno sudafricano estableció la existencia de sola autoridad ejecutiva en el control de fronteras, ahora en manos de diversas agencias carentes de coordinación a nivel nacional. El país cuenta con 4800 km de fronteras terrestres, puertos que tienen un importante movimiento comercial, agregándose los problemas de seguridad de países vecinos. El nuevo marco legal abre las puertas para crear cuerpos especializados de guardacostas y guardia fronterizas, algo que puede impactar negativamente en la SANDF, dado que estas responsabilidades implican también la posibilidad de justificar inversiones y poder emplear personal, que en vez de ser despedido o dado de baja, pueda ser empleado en estas misiones, con un adecuado entrenamiento.
blindados fabricados en Sudáfrica.
Los graves problemas de seguridad interna, derivado de las guerras de pandillas, grupos mineros ilegales, tráfico de fauna, llevaron a los militares a tener un papel creciente en apoyo al Servicio de Policía. La intervención de los militares en seguridad interna es cada vez más crecciente, dado las fuerzas policiales, en más de una ocasión están sobrepasadas.
modernización de los blindados a rueda Ratel.
La ausencia de amenazas convencionales, desde el fin del apartheid y los cambios políticos en la región, para más de un observador, la SANDF, pareciera mantener un diseño para otros tiempos, pero los cambios geopolíticos en la región, Es posible que el liderazgo sudafricano, tuviera bien en claro, que el rol de Sudáfrica, como potencia regional, era mantener un poder militar importante, pero que desde el punto de vista económico no fue acompañado, por cuestiones de política interna. El gasto de defensa representa un promedio histórico, aproximadamente el 1.2% del PBI. Estudios llevados por expertos del Comité de Revisión de Defensa, indicaron que es preciso contar con presupuesto que debe por lo menos, incrementarse en un 24%. Los gastos de personal son crecientes en desmedro de las áreas de mantenimiento e inversión. La caída del gasto ha sido paulatino desde 2017, llegando a 2019 a representar solo el 0.95%. La crisis por los constantes recortes, quedó reflejada en 2023, cuando el ministro de Defensa, Thandi Modise, señaló que el 85% de la flota aérea estaba en tierra.
La necesidad de incrementar el gasto de defensa, llevó a la ministra de defensa, Nosiviwe Mapisa-Nqakula, en su discurso por el presupuesto de 2018 a señalar “La defensa debe seguir siendo impulsada por mandato (léase política), y no impulsada por el presupuesto, como es el caso actualmente” Además, destacó que no solo se espera que la fuerza de defensa defienda y proteja a Sudáfrica, Se espera que intervenga rápidamente durante las crisis en el continente. Debe mantener el apoyo a la paz operaciones y asegurar continuamente las fronteras terrestres, la zona marítima completa y el espacio aéreo. También. Se espera que la fuerza de defensa sea un actor clave en la ciberdefensa de Sudáfrica y apoyar a otros departamentos, cuando sea necesario. Se espera además que la fuerza de defensa ejecute el muchas obligaciones internacionales. Finalmente agregó Sudáfrica ha llegado ahora al punto en el que debe tomar una decisión sobre el tipo de Fuerza de Defensa que quiere y lo que puede pagar. Los críticos al discurso de la ministra, sostienen que las SANDF están sobredimensionadas y que políticamente resulta inaceptable reducir el número de soldados. Pero muchos consideran que expulsar a soldados entrenados, en un país donde las tasas de desempleo son altas, y con altos niveles de violencia social, llevaría a muchos soldados dados de baja a engrosar el delito urbano.
La política de defensa en los últimos años, dado el creciente protagonismo de Sudáfrica en el sur del continente, ha sido objeto de un interés de la dirigencia política, aunque más de carácter retórico que real, incluyendo la revisión del sistema nacional de inteligencia. El Informe de Alto Nivel de la Agencia de Seguridad del Estado, impulsado por el presidente Cyril Ramaphosa en junio de 2018, tuvo seis meses de plazo para mejorar capacidades en materia de inteligencia estratégica y cambios en la estructura de defensa y seguridad del país. El citado grupo recomendó la convocatoria nuevamente del Consejo de Seguridad Nacional, una revisión de prácticas de las agencias de inteligencia, mayor control parlamentario y una estrategia definida en dicho ámbito, acompañado por cambios legales, actualizados al contexto del siglo XXI.
Blindados sudafricanos M26 Puma.
El sector industrial, liderado por el Consejo de Industria de Defensa, en 2021, lanzó una serie de iniciativas para mantener la poderosa capacidad industrial que tiene Sudáfrica, afectada por los problemas presupuestarios. Uno de los desafíos es sostener la empresa Denel, muy afectada por la crisis financiera de la SANDF, como también otras empresas del sector, como Armscor. Los estudios y proyectos buscan un modelo sostenible de la otrora poderosa industria militar sudafricana, evitando la pérdida de millares de empleos y de capacidades, muchas de ellas tecnologías punteras en materia aeronáutica, aeroespacial, misiles, blindados y artillería.
La corrupción, que le costó la presidencia a Jacob Zuma, obligado a renunciar, también afecta al sistema de defensa, dado los cuestionamientos en la transparencia de contratos, en los ascensos de altos mandos, que afectan directamente la calidad profesional de la SANDF. El Departamento de Defensa, en 2021, inició una investigación por el desvío y malversación de fondos destinados a esta área por más de 1000 millones de rands. Las críticas siguen en materia de inteligencia, dado que han ocurrido robos de municiones, denunciados desde la oposición parlamentaria. El referente del área de defensa del partido Alianza Democrática, Kobus Marais, recalcó la necesidad de tomar medidas destinadas a terminar con el mal uso de los recursos, siempre bajo el manto de sospecha de corrupción y la necesidad de poner especial atención al área de inteligencia militar por la crisis de Mozambique. Sus advertencias, sobre la necesidad de un fuerte esfuerzo en la materia, no fueron escuchadas debidamente, dado los resultados, no exentos de críticas, sobre el despliegue de las fuerzas de la SANDF en Cabo Delgado. Las limitaciones en materia de inteligencia, dejaron al descubierto debilidades de las fuerzas de Pretoria para lidiar un amenazas como el yihadismo.
El helicóptero de ataque Rooivalk.
La Fuerza Nacional de Defensa
La Constitución Sudafricana prevé que el comando en jefe de las fuerzas militares, recae en el Presidente de la Nación. El Departamento de Defensa Nacional es responsable de las políticas específicas. Su titular es el ministro de defensa y veteranos militares, del cual dependen el Secretariado de Defensa y la máxima autoridad militar es el Jefe de Estado Mayor de la Defensa. Dependen de este funcionario militar, los jefes del ejército, marina, fuerza aérea, servicio de salud militar, comando de operaciones conjuntas y el Apoyo General, o servicio logístico unificado. La División de Operaciones Conjuntas, es un mando operacional, la cual se asignan unidades de combate de las fuerzas permanentes, además de depender la Brigada de Fuerzas Especiales. En el caso sudafricano, las fuerzas de adiestramiento especial, no están asignadas a las distintas fuerzas, sino que es un componente conjunto. Las fuerzas armadas cuentan con unos 75.000 efectivos, siendo el 75% negros; 11.4% blancos, 12.3% mestizos y 1.3% asiáticos. El gasto militar ronda unos 3.6 mil millones de dólares, que ha sido objeto de críticas, dado que se consideran fondos insuficientes para sostener fuerzas muy modernas, pero que por cuestiones vinculadas a la corrupción como la crisis económicas, han afectado la operatividad de sistemas muy modernos, como las corbetas tipo Meko alemanas, submarinos U209 y los cazas Gripen.
tanque sudafricano Olifant
En 2019, en medios sudafricanos salió a la luz, el debate de las autoridades de defensa, sobre cómo mejorar el gasto de defensa, comparándolo con el caso finlandés, cuyo gasto militar es similar. Las conclusiones fueron la necesidad de reducir el número de efectivos, algo muy delicado para los mandos militares, renuentes apoyar este tipo de iniciativas. Las Fuerzas de Defensa, mantienen desde la década del 90, el mismo despliegue y doctrina heredados del régimen del apartheid, donde juega un rol importante el concepto de defensa convencional. El proceso de asimilación de los brazos armados del Congreso Nacional Africano, el Movimiento del Pueblo de Azania, el Inkhata o las milicias de los bantustanes, se hizo con el presupuesto existente, no hubo fondos adicionales. El costo se ha incrementado con el régimen voluntario.
Los sucesores del presidente Nelson Mandela, que impulsó un amplio proceso de equipamiento, mantuvieron una política de adoptar reformas estructurales. Las fuerzas sudafricanas tienen despliegues en misiones de paz, son responsables de apoyar a las fuerzas de policía en seguridad de fronteras, además de hacer frente a emergencias nacionales y el control de importantes espacios marítimos. En una interesante nota de opinión, en Africa Portal (ver https://www.africaportal.org/features/south-africas-defence-policy-need-resupply/), señala que las fuerzas deberían reducirse a 30.000 efectivos. La crisis de 2019 en Mozambique, afectado por inundaciones y otros desastres naturales, las fuerzas sudafricanas enviadas en su apoyo, fueron limitadas, dado los problemas de recursos, que afectan la operatividad de sistemas como los cazas JAS39 Gripen.
pieza ATP de fabricación sudafricana que emplea ruedas.
El ejército es una fuerza de unos 40.000 efectivos, posterior a 1994, tuvo una serie de cambios de estructuras, contratándose a reconocidas consultoras como Deloitte, para asistir en este proceso de cambio. El plan visión Ejército 2020, prevé cambios consecuencia de la reestructuración, destinados a mejorar el gasto, que se concentra el 80% en salarios, el importante número de cuadros en proporción a los soldados, lo que encarece el costo de personal, la edad promedio de 48 años, considerado elevado, la pérdida del nivel cualitativo. En la actualidad hay dos cuarteles generales de nivel brigada, que llegado el caso, pueden proporcionar cuatro grupos tipo brigada, de las cuales dos, están listas para ser desplegadas incluso fuera de las fronteras nacionales. Las fuerzas operativas están bajo el comando de la División de Operaciones Conjuntas, que según las necesidades ha creado una serie de fuerzas de tarea desplegados en distintos puntos del país. El armamento que cuenta es en gran parte de factura sudafricana como el fisil de asalto Vektor R4, incluyendo misiles antitanque producidos por la firma local Denel. En cuanto a tanques, el único que cuenta es el Olifant Mk2, basado el chasis del veterano Centurion británico, pero completamente reconstruido y modernizado. Se estima que operan unos 65 de manera regular y más de un centenar están en unidades de reserva. Existe un plan de reemplazo. Sobre chasis a ruedas, está el excelente Rooikat, que se construyeron 240 unidades y con cañón de 105 mm. Se contrataron más de 200 blindados AMV a la finlandesa Patria. A nivel local se produjeron los vehículos de infantería sobre ruedas de la familia Ratel, estando activos medio millar de ellos, existen variantes con morteros, cañones de 20 y 90 mm. Serán reemplazados en parte por los AMV. La industria sudafricana produjo vehículos MRAP, o protegidos especialmente para minas improvisadas. Algo muy difundido en la OTAN, como resultado de la experiencia de Irak y Afganistán. Los sudafricanos fueron pioneros con vehículos Mamba y Casspir, que operan por cientos de ellos. La Artillería de campaña emplea material producido en el país, encontrándose piezas remolcadas de 155 mm como autopropulsadas GV6 sobre ruedas, y artillería de cohetes también de factura local.
La Fuerza Aérea es la más poderosa de África subsahariana, a pesar de los recortes de presupuesto que afectan seriamente la operatividad de aviones Saab JAS 39 C/D Gripen (solo opera la mitad de los aviones adquiridos), BAe Hawk o el helicóptero de ataque Denel AH – 2 Rooivalk. la fuerza dispone de 10.000 efectivos, teniendo como principal avión de combate casi una veintena de JAS39 Gripen. La flota cuenta aviones de guerra electrónica, con veteranos DC3 modificados (siguiendo el ejemplo del Basler BT 67) empleados también para patrulla marítima; aviones de transporte Lockheed C130 H (estaba previsto formar parte del programa KC 390 brasileño, quedando descartado por temas de presupuesto), 1 Boeing 737, Dessault Falcon de diversas variantes, Pilatus PC 12, 4 Beech Super King Air, 2 CASA 212; una importante flota de helicópteros, que se destacan una docena de ataque Rooivalk de producción nacional: 39 transporte Oryx (derivado local del Puma 330), 11 Bk117 y 25 AW109 destinados a misiones de transporte, enlace, apoyo táctico. En materia de entrenamiento y combate ligero, opera 56 aviones Pilatus PC7 de entrenamiento básico e intermedio, y una veintena de aviones de ataque Hawk 120, que cumplen funciones de entrenamiento avanzado.
JAS 39 Gripen sudafricano
La crisis de presupuesto afecta seriamente la operatividad de la flota de combate, como quedó en evidencia en la evacuación de ciudadanos sudafricanos en Nigeria por la crisis COVID como las restricciones en materia de traslado de soldados a la RDC, dado el estado de los C130, también quedará pendiente la modernización de los JAS39 Gripen, para que reciban el radar de apertura sintética AESA. No obstante lo expresado, estamos ante la fuerza más moderna de la región de África del Sur.
aviones Hawk sudafricanos
La Marina, con unos 7800 efectivos opera cuatro fragatas Meko200SAN, comisionadas en 2006, clasificadas como Valour Type, operan con helicópteros Super Lynx de la Fuerza Aérea, y cuentan con moderno armamento antiaéreo, entre ellos un misil de desarrollo nacional el Unkhonto de defensa antiaérea, misiles Exocet. Los buques cuentan con modernos sistemas de combate, guerra electrónica y radares. Esta flotilla compone la fuerza de superficie más moderna del sur de África. Las fuerzas navales operan con tres modernos submarinos U209 que entraron en servicio entre 2008-2009. En materia de patrulla marítima, los recursos son más limitados con buques anticuados tipo OPV, donde se están llevando nuevas incorporaciones, con buques de diseño del astillero neerlandés Damen, que en 2023, entregó el primer patrullero multimisión King Shaka Zulu En materia de vigilancia costera, el país lleva a cabo un programa para construir tres buques de 1030 toneladas de la Clase Warrior de constucción nacional.. La flota auxiliar cuenta con un buque de apoyo logístico y está prevista la construcción de un buque de investigaciones oceanográficas. En 2017 fu anunciado un concurso, con participación de astilleros de propiedad estatal, para la construcción de buques de patrulla oceánica y medios auxiliares.
Los infantes de marina, están organizados en el Escuadrón de Reacción Rápida, luego de la disolución de los “marines” sudaficanos en 1990. Esto fue una necesidad en el despliegue en la zona de los Grandes Lagos en el Congo. Estamos ante una pequeña y selecta fuerza especial, que integra una compañía de comandos navales, un elemento de buzos tácticos y una flotilla de lanchas de seguridad costera. En 2019, la Armada estaba atravesando la misma situación compleja por los recortes de presupuesto, como lo indico el jefe de dicha fuerza vicealmirante Hlogwane: En ausencia de una amenaza militar clara y actual, el gobierno encontrará difícil justificar el gasto de grandes sumas de dinero en defensa. Las plataformas adquiridas bajo los Paquetes de Defensa Estratégica (cuatro fragatas y tres submarinos) están comenzando a sufrir de falta de fondos para apoyo y mantenimiento, [y] requieren urgentemente reparaciones para mantenerlas operativas hasta el final de sus 30 años de vida útil. … si bien el nuevo buque de relevamiento hidrográfico y los IPV son buques modernos y robustos totalmente adaptados para realizar sus misiones, no mejorarán significativamente la capacidad de combate de la RAS que se requiere para defender nuestro país y los intereses nacionales en términos de nuestro mandato constitucional…el equilibrio de poder naval está cambiando en nuestro continente.
La marina padece las consecuencias de una mala gestión, lo que pone en riesgo la operatividad de los modernos submarinos y fragatas, dado que personal calificado prefiere continuar su carrera en el lucrativo sector privado en poderosas empresas de transporte marítimo. Algunas falencias de diseño, afectaron especialmente a las fragatas, pero los problemas de presupuesto, demoraron que dichos problemas fueran subsanados. Las opciones que tiene la Marina, será posiblemente establecer un uso rotativo de los medios, colocando los sistemas de armas que no sean empleados en situación de reserva. El creciente acercaminto político con Rusia y China, como también con India, impulsó a una activa participación de la Armada sudafricana en ejercitaciones y despliguees con medios navales de dichos países.
fragata Tipo Valour sudafricana
Final
Sudáfrica desde 1994, inició un nuevo camino, luego del desmantelamiento del régimen del Apartheid. Esto afectó a las fuerzas armadas, que estaban formadas básicamente por personal blanco, siendo los negros, asiáticos y mestizos parte de elementos auxiliares. La construcción de las nuevas fuerzas de defensa, consecuencia de la fusión de las antiguas fuerzas del régimen del apartheid, ex guerrilleros y las milicias de los bantustanes, dando origen a las nuevas Fuerzas De de Defensa Nacional. No cabe duda que ello fue un choque importante, no exento de tensiones, pero el proceso finalmente fue exitoso. El gobierno de Nelson Mandela, apostó a contar con modernas fuerzas armadas, en el marco de mantener a Sudáfrica como potencia regional. Los beneficiarios de los programas de modernización fueron especialmente la Marina y la Fuerza Aérea. Pero el presupuesto no acompañó con las necesidades emergentes de los nuevos sistemas de armas para un adecuado mantenimiento, afectando su operatividad. Las fuerzas sudafricanas tienen gran parte de su arsenal en depósito o preservados de alguna manera. El país, tiene una serie de desafíos, que van desde lo institucional, con altos niveles de corrupción, que afectan al sistema de compras de las fuerzas militares, al marco regional. Las extensas fronteras, antes escenario de insurgencia, ahora de un creciente tráfico de drogas, que afecta los altos índices de violencia en grandes ciudades, tráfico de fauna, migraciones no controladas que hace que el problema social que tiene el país se agrave aún más. Salvo Botsuana y Namibia, los vecinos tienen serios problemas institucionales, que afectan su estabilidad interna, agregándose el problema del terrorismo en Mozambique. Esto impacta en la seguridad de Sudáfrica.
La situación de la RDC y su proyección en la región de los Grandes Lagos, abre un nuevo capítulo de inestabilidad y competencia geopolítica, que afectan los intereses sudafricanos. La adhesión de Pretoria al bloque de los BRICS, impacta en sus compromisos internacionales.
Sudáfrica mantiene un rol de liderazgo en el seno de la SADC y se tradujo en un papel central en la creación de fuerzas multinacionales en apoyo a la seguridad de Mozambique y la República Democrática del Congo. Las fuerzas armadas se transforman en una herramienta clave en esta política, como quedó reflejado en el envío de tropas en 2023 a las provincias orientales del citado país.
Las rutas marítimas sudafricanas, que conectan a los mercados asiáticos están con presencia de piratas. Los mares también son objeto de la depredación de recursos, que afecta la economía nacional. No en vano el gobierno apuesta adquirir patrulleros y evitar perder capacidades. La pequeña fuerza naval sudafricana, a pesar de los tiempos de austeridad, sigue siendo la más poderosa de África Subsahariana.
Elementos del Escuadrón de Reacción Marítima en un ejercicio.
La complejidad del crimen en Sudáfrica, que muchas veces adquiere ribetes terroristas, pone en riesgo instalaciones estratégicas; la porosidad de las fronteras, la situación regional con estados con serias falencias en sus estructuras de seguridad, espacios marítimos que demandan medios para garantizar la seguridad de las líneas de comunicación marítima, como la protección de recursos, son desafíos para el sistema de defensa sudafricano. Los recortes de presupuesto, la mala gestión, ponen no solo en riesgo a las fuerzas armadas, que tienen importantes capacidades, si se realizan inversiones moderadas para conservarlas, sino del poderoso complejo industrial que le permite al país ser prácticamente autosuficiente en muchos aspectos. Esto es un factor clave a la hora de contar con suficiente capacidad de maniobra en el contexto internacional.
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