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“Sudáfrica. Los desafíos para su seguridad nacional”. Por: Jorge Saponaro (Argentina)

Distinguido Analista Internacional, colaborador del CREI

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Durante el régimen del apartheid, la política de defensa estaba centrada en hacer frente al conflicto interno, dado la resistencia contra el régimen racista, como también hacer frente a la hostilidad de los estados vecinos. De manera velada, las potencias occidentales apoyaban al régimen de Pretoria, al ser una herramienta para desestabilizar los regímenes de izquierda en el Sur de África. Las Fuerzas de Defensa de Sudáfrica tienen un largo historial operativo, desde el legado de la guerra Anglo Bóer – cuna de los célebres comandos – pasando por las dos guerras mundiales, y las guerras fronterizas en tiempos del Apartheid. El fin del régimen racista, significó importantes cambios, que a pesar de los recortes de gastos y críticas al gobierno, las fuerzas militares sudafricanas son las más poderosas del sur de África, apoyadas por una importante infraestructuras industriales.

Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Director de Diario El Minuto para Argentina

En 1910, nació la Unión Sudafricana como dominio del imperio británicos, unificando las antiguas repúblicas bóeres y las Colonias británicas de El Cabo y Natal. En 1912, fueron establecidas de manera permanente las fuerzas militares, que en 1914, fueron empleadas en la Primera Guerra Mundial, contra las colonias alemanas de África del Sudoeste y Tanganica. En este último territorio, libró una lucha épica hasta 1918 contra las fuerzas alemanas de Lettow Vorbeck.  En la Segunda Guerra Mundial, bajo los auspicios del general Jan Smuts, las fuerzas sudafricanas obtuvieron un elevado nivel de formación, que les permitió luchar en África Oriental y África del Norte, especialmente contra el legendario Afrika Corps, para luego participar en la campaña de Italia. Entre 1950-53, fuerza sudafricanas lucharon en la guerra de Corea. Esto pone en evidencia un importante historial operativo.  En 1957, por medio de la Ley de Defensa Nacional, las fuerzas fueron reestructuradas, y se implantó un régimen de conscripción para ciudadanos blancos. La creciente resistencia anti apartheid, y los estados de emergencia, llevaron al despliegue de fuerzas militares para restablecer el orden, que terminó en verdaderas matanzas, como Sharpeville.  Las fuerzas quedaron articuladas en Fuerza Permanente (compuesto por ejército, marina y fuerza aérea) y una reserva activa, conocida como Fuerza Ciudadana.

La escalada de violencia en la región en los 60, con la independencia de las ex colonias vecinas a Sudáfrica, la crisis de Rhodesia del Sur (la guerra del Arbusto) y los conflictos internos, incrementaron el número de efectivos de las fuerzas sudafricanas.  La independencia de las colonias portuguesas, abrieron un nuevo capítulo, especialmente en las guerras civiles de Angola y Mozambique, donde los sudafricanos tuvieron un importante papel apoyando grupos rivales a los regímenes revolucionarios. Agregándose la campaña para reprimir la lucha nacionalista en Namibia. El embargo de armas decretado por Naciones Unidas por el apartheid, impulsó con apoyo de determinados intereses occidentales – por ejemplo Francia e Israel – el desarrollo de una poderosa industria de defesan, capaz de producir desde municiones hasta tanques, aviones de combate, e incluso la disponibilidad de la bomba atómica, en un desarrollo junto a Israel.  En los años 80, durante la llamada estrategia total, impulsada por el duro Pieter Botha, las fuerzas tuvieron una fuerza de 80.000 efectivos, teniendo el ejército una potente fuerza mecanizada, fuerzas aeromóviles y unidades especiales, comparables al SAS británico.  Las fuerzas navales contaban con modernos patrulleros lanzamisiles, submarinos, una discreta y motivada fuerza de infantes de marina. La Fuerza Aérea era la punta de lanza contaba con modernos escuadrones de Mirage III y FI, que llegaron a ser 80 unidades. En el caso de los F1, ensamblados localmente, adaptados a las necesidades locales.  Un escuadrón estratégico operaba Canberra y Black Buccaneer, que operaban armas nucleares. La importante flota aérea sudafricana incluía aviones de origen italiano, también producidos bajo licencia Atlas Impala (versión del Mb326), y una poderosa fuerza de helicópteros Puma y Alouette. La aviación de transporte contaba con aviones C160 Transall, C130, etc. La superioridad tecnológica y en adiestramiento era notable, gracias a la calidad del mando y la excelente preparación de los conscriptos. Existían unidades compuestas por africanos y mulatos, cumpliendo actividades de contrainsurgencia, apoyo al combate, logísticas y en las milicias de los bantustanes.  El cuerpo de Sanidad fue un organismo de carácter conjunto a los tres servicios armados y se mantiene hasta hoy.

Las fuerza sudafricanas participaron en batallas importantes como Cuito Canavale, donde enfrentaron a fuerzas cubanas de elite.  La crisis del régimen, el fin de la guerra Fría impusieron cambios para el régimen racista, algo ya intolerable para la opinión pública de los gobiernos occidentales que le apoyaban detrás de bambalinas. En 1993, la capacidad nuclear fue desactivada y para 1994, se inició un proceso de cambios. La Fuerza de Defensa de Sudáfrica en 1994, dio paso a la Fuerza Nacional de Defensa de Sudáfrica o SANDF, que abriría las puertas a que los mandos sean de cualquier grupo étnico.  Las milicias de los estados bantúes fueron integradas en la SANDF junto antiguos guerrilleros del Congreso Nacional Africano, el Ejército de Liberación de Azania, y del partido zulú Inkhata.

En 1996 fue publicado el Libro Blanco, que tenia diferencias con otros documentos anteriores, especialmente, en plantear un modelo de fuerzas armadas basadas en un modelo convencional. Pero reconociendo que la SANDF llevaría a cabo misiones secundarias. El modelo adoptado finalmente por el gobierno fue contar con unas fuerzas armadas con un núcleo limitado de capacidades convencionales, conservando una estructura y medios que permitiera una rápida expansión.  El debate sobre el tipo de fuerzas armadas, pasó a manos del Parlamento, donde se discutieron varias opciones, que van desde la propuesta del Libro Blanco, pasando por una considerada  “realista”  de reducción de las capacidades convencionales, orientado hacia escenarios de guerra irregular, seguridad marítima y un componente aéreo centrado en apoyo táctico, y por último la Defensa No Provocativa, una idea impulsada en su momento por el gobierno argentino durante la gestión de Nilda Garré en el área de defensa, donde las fuerzas sudafricanas pondrían mayor énfasis en la defensa territorial convencional, con limitada capacidad de proyección, mayor inversión en movilidad aérea y defensa antiaérea, y una fuerza naval de patrulla costera.  Finalmente los políticos apostaron a la opción de mantener un concepto tradicional de la SANDF, con capacidad convencional, más reducida que en tiempos del apartheid. El resultado fue la adopción de un enfoque de defensa con limitaciones y de carácter convencional frente agresiones externas, además de prever su empleo en apoyo al Servicio Nacional de Policía y operaciones secundarias. Destacándose las misiones de mantenimiento de la paz, que para 2015, el país llegó a contar con 6.000 efectivos desplegados bajo bandera de la ONU, especialmente en misiones dentro del continente africano. En marzo de 2021, el presidente Ramaphosa, autorizó mantener el despliegue sudafricano en la República Democrática del Congo, que incluyó helicópteros de ataque. En 2023, nuevamente, Pretoria, tiene un papel relevante en la pacificación de las provincias orientales, esta vez, vinculado con una creciente competencia geopolítica, donde Sudáfrica tiene un  posicionamiento claro como parte del BRICS. 

Sudáfrica forma parte de la Comunidad de Desarrollo y Cooperación de África del Suro SADC, en la cual tiene un papel central, con distintas iniciativas de cooperación no solo en materia política y económica, sino también en el ámbito de seguridad internacional, pero con limitaciones, dado la crónica falta de recursos para la Defensa. Ello no ha impedido la creación de una Fuerza de Intervención Rápida de carácter multinacional bajo bandera de la ONU. En 2013, esta fuerza bajo control de la misión de paz de la ONU en el Congo o MONUSCO, derrotó a los grupos armados apoyados por Ruanda que operaban en el Este de la Rep. Democrática del Congo o RDC.  La presentcia de Pretoria en esta misión data desde 1999. 

Nuevos patrulleros de Damen para la Marina Sudafricana 

Los sudafricanos han estado presentes en misiones de pacificación y estabilización en Lesotho (1998), Burundi (2003)Sudán del Sur (2005) y República Centroafricana (2013). Los sudafricanos en este último país, se vieron severamente afectados por la falta de medios. A pesar de años de desinversión, la larga experiencia de la SANDF se tradujo en la calidad de sus efectivos.  Un puñado de soldados de fuerzas especiales resistieron con éxito, a 7.000 insurgentes por dos días, con un saldo de 17 bajas propias. 

misiles desarrollados en Sudáfrica, destacándose el Umkhonto contra blancos de superficie. un éxito de exportación. 

En 2023 las fuerzas sudafricanas, nuevamente están en la RDC liderando una coalición en la RDC junto a otros miembros de la SADC, para combatir al M23, grupo armado que opera en las provincias orientales de dicho país, que operan con apoyo encubierto de Ruanda.  Los sudafricanos estuvieron involuctados en operaciones antiterroristas en Mozambiqueu, a partir de 2017. La misión de la SADC. con liderazgo de Pretoria, finaliza en junio de 2024.  La SANDF se han visto envueltas en operaciones contraterroristas contra grupos extremistas islámicos en el Norte de Mozambique, donde también fueron desplegadas fuerzas ruandesas.  La falta de recursos, limitó severamente a los sudafricanos paara poder entrenar sus pares mozambiqueños. Los resultados dejaron varios sinsabores a los responsables de defensa de Pretoria.  Los problemas internos de Mozambique, han impedido el desarollo de una estrategia clara para lidiar con el fenómeno terorista en la provincia de Cabo Delgado.  La falta de apoyo de Maputo, sin ninguna duda, impidió que la SANDF llevara a cabo acciones de mayor magnitud.  Las fuerzas internacionales serán reemplazadas por fuerzas de Mozambique, cuya efectividad en esta etapa, genera serios interrorgantes y es objeto de preocupación para Pretoria, dado que la amenaza terrorista, impacta en la estabilidad regional. 

Tropas sudafricanas en la RDC en 2015

En lo referente a la crisis de la RDC desatada en 2023, Pretoria sospecha que hay intereses occidentales, especialmente Estados Unidos y el Reino Unido, lo que alimenta un escenario de desestabilización, que podría afectar la región de los Grandes Lagos y proyectarse hacia el sur de África.  La intervención sudafricana, posiblemente se vincula con el objetivo de moderar los intereses occidentales, evitar que una competencia geopolítica convierta a la RDC en un campo de batalla entre China y Rusia frente a Estados Unidos y sus aliados.  Los mismos medios sudafricanos reconocen los intereses de corporaciones mineras de dicho origen, vinculados al potencial de la minería y producción de energía que ofrece la RDC, sin perder de vista, que la política de Pretoria se vincula con el apoyo de los intereses de sus aliados chino y ruso. las empresas sudafricanas tienen intereses concretos y Sudáfrica, no quiere quedar fuera, lo que permitiría mantener su papel de liderazgo en la región.  Los intereses mineros sudafricanos están orientados especialmente vinculados al oro, cuyos yacimientos están en la  provincia de Ituri, lindera con Uganda, donde tropas sudafricanas en su momento participaron en operaciones de pacificación contra grupos islamistas.  Mientras tantos los soldados de Pretoria, solo cuentan con un C130 operativo, un púñado de helicópteros de ataque Rooivalk II

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Otras de las misiones secundarias que llevan los efectivos del SANDF, son la seguridad de fronteras, que es un serio problema para el país su control. Sus extensas fronteras, son porosas, donde hay una importante actividad criminal ligada al tráfico de drogas, fauna, armas, migraciones no controladas (este es un serio problema para un país con altos índices de desempleo juvenil), llevó al entonces Jacob Zuma, a proponer una agencia de gestión o seguridad de fronteras.  Dado las deficiencias de dicha labor por parte del Servicio Nacional de Policía, los militares están cobrando un papel más relevante en dichas funciones.  En 2021, finalmente el Parlamento dio luz verde para la Agencia de Gestión de Fronteras o BMA, que según el portal del gobierno sudafricano estableció la existencia de sola autoridad ejecutiva en el control de fronteras, ahora en manos de diversas agencias carentes de coordinación a nivel nacional. El país cuenta con 4800 km de fronteras terrestres, puertos que tienen un importante movimiento comercial, agregándose los problemas de seguridad de países vecinos.  El nuevo marco legal abre las puertas para crear cuerpos especializados de guardacostas y guardia fronterizas, algo que puede impactar negativamente en la SANDF, dado que estas responsabilidades implican también la posibilidad de justificar inversiones y poder emplear personal, que en vez de ser despedido o dado de baja, pueda ser empleado en estas misiones, con un adecuado entrenamiento.

blindados fabricados en Sudáfrica. 

Los graves problemas de seguridad interna, derivado de las guerras de pandillas, grupos mineros ilegales, tráfico de fauna, llevaron a los militares a tener un papel creciente en apoyo al Servicio de Policía.  La intervención de los militares en seguridad interna es cada vez más crecciente, dado las fuerzas policiales, en más de una ocasión están sobrepasadas. 

modernización de los blindados a rueda Ratel. 

La ausencia de amenazas convencionales, desde el fin del apartheid y los cambios políticos en la región, para más de un observador, la SANDF, pareciera mantener un diseño para otros tiempos, pero los cambios geopolíticos en la región,  Es posible que el liderazgo sudafricano, tuviera bien en claro, que el rol de Sudáfrica, como potencia regional, era mantener un poder militar importante, pero que desde el punto de vista económico no fue acompañado, por cuestiones de política interna.   El gasto de defensa representa un promedio histórico,  aproximadamente el 1.2% del PBI. Estudios llevados por expertos del Comité de Revisión de Defensa, indicaron que es preciso contar con presupuesto que debe por lo menos, incrementarse en un 24%. Los gastos de personal son crecientes en desmedro de las áreas de mantenimiento e inversión. La caída del gasto ha sido paulatino desde 2017, llegando a 2019 a representar solo el 0.95%. La crisis por los constantes recortes, quedó reflejada en 2023, cuando el  ministro de Defensa, Thandi Modise, señaló que el 85% de la flota aérea estaba en tierra. 

La necesidad de incrementar el gasto de defensa, llevó a la ministra de defensa, Nosiviwe Mapisa-Nqakula, en su discurso por el presupuesto de 2018 a señalar “La defensa debe seguir siendo impulsada por mandato (léase política), y no impulsada por el presupuesto, como es el caso actualmente” Además, destacó que no solo se espera que la fuerza de defensa defienda y proteja a Sudáfrica, Se espera que intervenga rápidamente durante las crisis en el continente. Debe mantener el apoyo a la paz operaciones y asegurar continuamente las fronteras terrestres, la zona marítima completa y el espacio aéreo. También. Se espera que la fuerza de defensa sea un actor clave en la ciberdefensa de Sudáfrica y apoyar a otros departamentos, cuando sea necesario. Se espera además que la fuerza de defensa ejecute el muchas obligaciones internacionales.  Finalmente agregó  Sudáfrica ha llegado ahora al punto en el que debe tomar una decisión sobre el tipo de Fuerza de Defensa que quiere y lo que puede pagar. Los críticos al discurso de la ministra,  sostienen que las SANDF están sobredimensionadas y que políticamente  resulta inaceptable reducir el número de soldados. Pero muchos consideran que expulsar a soldados entrenados, en un país donde las tasas de desempleo son altas, y con altos niveles de violencia social, llevaría a muchos soldados dados de baja a engrosar el delito urbano.

La política de defensa en los últimos años, dado el creciente protagonismo de Sudáfrica en el sur del continente, ha sido objeto de un interés de la dirigencia política, aunque más de carácter retórico que real, incluyendo la revisión del sistema nacional de inteligencia.  El Informe de Alto Nivel de la Agencia de Seguridad del Estado, impulsado por el presidente Cyril Ramaphosa en junio de 2018, tuvo seis meses de plazo para mejorar capacidades en materia de inteligencia estratégica y cambios en la estructura de defensa y seguridad del país.  El citado grupo recomendó la convocatoria nuevamente del Consejo de Seguridad Nacional, una revisión de prácticas de las agencias de inteligencia, mayor control parlamentario y una estrategia definida en dicho ámbito, acompañado por cambios legales, actualizados al contexto del siglo XXI.

Blindados sudafricanos M26 Puma. 

El sector industrial, liderado por el Consejo de Industria de Defensa, en  2021, lanzó una serie de iniciativas para mantener la poderosa capacidad industrial que tiene Sudáfrica, afectada por los problemas presupuestarios. Uno de los desafíos es sostener la empresa Denel, muy afectada por la crisis financiera de la SANDF, como también otras empresas del sector, como Armscor. Los estudios y proyectos buscan un modelo sostenible de la otrora poderosa industria militar sudafricana, evitando la pérdida de millares de empleos y de capacidades, muchas de ellas tecnologías punteras en materia aeronáutica, aeroespacial, misiles, blindados y artillería.

La corrupción, que le costó la presidencia a Jacob Zuma, obligado a renunciar, también afecta al sistema de defensa, dado los cuestionamientos en la transparencia de contratos, en los ascensos de altos mandos, que afectan directamente la calidad profesional de la SANDF. El Departamento de Defensa, en 2021, inició una investigación por el desvío y malversación de fondos destinados a esta área por más de 1000 millones de rands.  Las críticas siguen en materia de inteligencia, dado que han ocurrido robos de municiones, denunciados desde la oposición parlamentaria. El referente del área de defensa del partido Alianza Democrática, Kobus Marais, recalcó la necesidad de tomar medidas destinadas a terminar con el mal uso de los recursos, siempre bajo el manto de sospecha de corrupción y la necesidad de poner especial atención al área de inteligencia militar por la crisis de Mozambique.  Sus advertencias, sobre la necesidad de un fuerte esfuerzo en la materia, no fueron escuchadas debidamente, dado los resultados, no exentos de críticas, sobre el despliegue de las fuerzas de la SANDF en Cabo Delgado. Las limitaciones en materia de inteligencia, dejaron al descubierto debilidades de las fuerzas de Pretoria para lidiar un amenazas como el yihadismo.  

El helicóptero de ataque Rooivalk. 

La Fuerza Nacional de Defensa

La Constitución Sudafricana prevé que el comando en jefe de las fuerzas militares, recae en el Presidente de la Nación. El Departamento de Defensa Nacional es responsable de las políticas específicas. Su titular es el ministro de defensa y veteranos militares, del cual dependen el Secretariado de Defensa y  la máxima autoridad militar es el  Jefe de Estado Mayor de la Defensa. Dependen de este funcionario militar, los jefes del ejército, marina, fuerza aérea, servicio de salud militar, comando de operaciones conjuntas y el Apoyo General, o servicio logístico unificado. La División de Operaciones Conjuntas, es un mando operacional, la cual se asignan unidades de combate de las fuerzas permanentes, además de depender la Brigada de Fuerzas Especiales. En el caso sudafricano, las fuerzas de adiestramiento especial, no están asignadas a las distintas fuerzas, sino que es un componente conjunto.  Las fuerzas armadas cuentan con unos 75.000 efectivos, siendo  el 75% negros; 11.4% blancos, 12.3% mestizos y 1.3% asiáticos.  El gasto militar ronda unos 3.6 mil millones de dólares, que ha sido objeto de críticas, dado que se consideran fondos insuficientes para sostener fuerzas muy modernas, pero que por cuestiones vinculadas a la corrupción como la crisis económicas, han afectado la operatividad de sistemas muy modernos, como las corbetas tipo Meko alemanas, submarinos U209 y los cazas Gripen.

tanque sudafricano Olifant 

En 2019, en medios sudafricanos salió a la luz, el debate de las autoridades de defensa, sobre cómo mejorar el gasto de defensa, comparándolo con el caso finlandés, cuyo gasto militar es similar. Las conclusiones fueron la necesidad de reducir el número de efectivos, algo muy delicado para los mandos militares, renuentes apoyar este tipo de iniciativas.  Las Fuerzas de Defensa, mantienen desde la década del 90, el mismo despliegue y doctrina heredados del régimen del apartheid, donde juega un rol importante el concepto de defensa convencional. El proceso de asimilación de los brazos armados del Congreso Nacional Africano, el Movimiento del Pueblo de Azania, el Inkhata o las milicias de los bantustanes, se hizo con el presupuesto existente, no hubo fondos adicionales. El costo se ha incrementado con el régimen voluntario.

Los sucesores del presidente Nelson Mandela, que impulsó un amplio proceso de equipamiento, mantuvieron una política de adoptar reformas estructurales.  Las fuerzas sudafricanas tienen despliegues en misiones de paz, son responsables de apoyar a las fuerzas de policía en seguridad de fronteras, además de hacer frente a emergencias nacionales y el control de importantes espacios marítimos.  En una interesante nota de opinión, en Africa Portal (ver https://www.africaportal.org/features/south-africas-defence-policy-need-resupply/), señala que las fuerzas deberían reducirse a 30.000 efectivos.  La crisis de 2019 en Mozambique, afectado por inundaciones y otros desastres naturales, las fuerzas sudafricanas enviadas en su apoyo, fueron limitadas, dado los problemas de recursos, que afectan la operatividad de sistemas como los cazas JAS39 Gripen.

pieza ATP de fabricación sudafricana que emplea ruedas. 

El ejército es una fuerza de unos 40.000 efectivos, posterior a 1994, tuvo una serie de cambios de estructuras, contratándose a reconocidas consultoras como Deloitte, para asistir en este proceso de cambio. El plan visión Ejército 2020, prevé cambios consecuencia de la reestructuración, destinados a mejorar el gasto, que se concentra el 80% en salarios, el importante número de cuadros en proporción a los soldados, lo que encarece el costo de personal, la edad promedio de 48 años, considerado elevado, la pérdida del nivel cualitativo.  En la actualidad hay dos cuarteles generales de nivel brigada, que llegado el caso, pueden proporcionar cuatro grupos tipo brigada, de las cuales dos, están listas para ser desplegadas incluso fuera de las fronteras nacionales.  Las fuerzas operativas están bajo el comando de la División de Operaciones Conjuntas, que según las necesidades ha creado una serie de fuerzas de tarea desplegados en distintos puntos del país.  El armamento que cuenta es en gran parte de factura sudafricana como el fisil de asalto Vektor R4, incluyendo misiles antitanque producidos por la firma local Denel.  En cuanto a tanques, el único que cuenta es el Olifant Mk2, basado el chasis del veterano Centurion británico, pero completamente reconstruido y modernizado. Se estima que operan unos 65 de manera regular y más de un centenar están en unidades de reserva. Existe un plan de reemplazo. Sobre chasis a ruedas, está el excelente Rooikat, que se construyeron 240 unidades y con cañón de 105 mm. Se contrataron más de 200 blindados AMV a la finlandesa Patria. A nivel local se produjeron los vehículos de infantería sobre ruedas de la familia Ratel, estando activos medio millar de ellos, existen variantes con morteros, cañones de 20 y 90 mm. Serán reemplazados en parte por los AMV.  La industria sudafricana produjo vehículos MRAP, o protegidos especialmente para minas improvisadas. Algo muy difundido en la OTAN, como resultado de la experiencia de Irak y Afganistán. Los sudafricanos fueron pioneros con vehículos Mamba y Casspir, que operan por cientos de ellos.  La Artillería de campaña emplea material producido en el país, encontrándose piezas remolcadas de 155 mm como autopropulsadas GV6 sobre ruedas, y artillería de cohetes también de factura local.

La Fuerza Aérea es la más poderosa de África subsahariana, a pesar de los recortes de presupuesto que afectan seriamente la operatividad de aviones Saab JAS 39 C/D Gripen (solo opera la mitad de los aviones adquiridos), BAe Hawk o el helicóptero de ataque Denel AH – 2 Rooivalk. la fuerza dispone de 10.000 efectivos, teniendo como principal avión de combate casi una veintena de JAS39 Gripen. La flota cuenta aviones de guerra electrónica, con veteranos DC3 modificados (siguiendo el ejemplo del Basler BT 67) empleados también para patrulla marítima; aviones de transporte Lockheed C130 H (estaba previsto formar parte del programa KC 390 brasileño, quedando descartado por temas de presupuesto), 1 Boeing 737, Dessault Falcon de diversas variantes, Pilatus PC 12, 4 Beech Super King Air, 2 CASA 212; una importante flota de helicópteros, que se destacan una docena de ataque Rooivalk de producción nacional: 39 transporte Oryx (derivado local del Puma 330), 11 Bk117 y 25 AW109 destinados a misiones de transporte, enlace, apoyo táctico.  En materia de entrenamiento y combate ligero, opera 56 aviones Pilatus PC7 de entrenamiento básico e intermedio, y una veintena de aviones de ataque Hawk 120, que cumplen funciones de entrenamiento avanzado.  

JAS 39 Gripen sudafricano 

La crisis de presupuesto afecta seriamente la operatividad de la flota de combate, como quedó en evidencia en la evacuación de ciudadanos sudafricanos en Nigeria por la crisis COVID como las restricciones en materia de traslado de soldados a la RDC, dado el estado de los C130, también quedará pendiente la modernización de los JAS39 Gripen, para que reciban el radar de apertura sintética AESA.  No obstante lo expresado, estamos ante la fuerza más moderna de la región de África del Sur. 

aviones Hawk sudafricanos 

La Marina, con unos 7800 efectivos opera cuatro fragatas Meko200SAN, comisionadas en 2006, clasificadas como Valour Type, operan con helicópteros Super Lynx de la Fuerza Aérea, y cuentan con moderno armamento antiaéreo, entre ellos un misil de desarrollo nacional el Unkhonto de defensa antiaérea, misiles Exocet. Los buques cuentan con modernos sistemas de combate, guerra electrónica y radares. Esta flotilla compone la fuerza de superficie más moderna del sur de África.  Las fuerzas navales operan con tres modernos submarinos U209 que entraron en servicio entre 2008-2009. En materia de patrulla marítima, los recursos son más limitados con buques anticuados tipo OPV, donde se están llevando nuevas incorporaciones, con buques de diseño del astillero neerlandés Damen, que en 2023, entregó el primer patrullero multimisión King Shaka Zulu En materia de vigilancia costera, el país lleva a cabo un programa para construir tres buques de 1030 toneladas de la Clase Warrior de constucción nacional.. La flota auxiliar cuenta con un buque de apoyo logístico y está prevista la construcción de un buque de investigaciones oceanográficas. En 2017 fu anunciado un concurso, con participación de astilleros de propiedad estatal, para la construcción de buques de patrulla oceánica y medios auxiliares.

Los infantes de marina, están organizados en el Escuadrón de Reacción Rápida, luego de la disolución de los “marines” sudaficanos en 1990. Esto fue una necesidad en el despliegue en la zona de los Grandes Lagos en el Congo. Estamos ante una pequeña y selecta fuerza especial, que integra una compañía de comandos navales, un elemento de buzos tácticos y una flotilla de lanchas de seguridad costera. En 2019, la Armada estaba atravesando la misma situación compleja por los recortes de presupuesto, como lo indico el jefe de dicha fuerza  vicealmirante Hlogwane: En ausencia de una amenaza militar clara y actual, el gobierno encontrará difícil justificar el gasto de grandes sumas de dinero en defensa. Las plataformas adquiridas bajo los Paquetes de Defensa Estratégica (cuatro fragatas y tres submarinos) están comenzando a sufrir de falta de fondos para apoyo y mantenimiento, [y] requieren urgentemente reparaciones para mantenerlas operativas hasta el final de sus 30 años de vida útil. … si bien el nuevo buque de relevamiento hidrográfico y los IPV son buques modernos y robustos totalmente adaptados para realizar sus misiones, no mejorarán significativamente la capacidad de combate de la RAS que se requiere para defender nuestro país y los intereses nacionales en términos de nuestro mandato constitucional…el equilibrio de poder naval está cambiando en nuestro continente. 

La marina padece las consecuencias de una mala gestión, lo que pone en riesgo la operatividad de los modernos submarinos y fragatas, dado que personal calificado prefiere continuar su carrera en el lucrativo sector privado en poderosas empresas de transporte marítimo.  Algunas falencias de diseño, afectaron especialmente a las fragatas, pero los problemas de presupuesto, demoraron que dichos problemas fueran subsanados. Las opciones que tiene la Marina, será posiblemente establecer un uso rotativo de los medios, colocando los sistemas de armas que no sean empleados en situación de reserva. El creciente acercaminto político con Rusia y China, como también con India, impulsó a una activa participación de la Armada sudafricana en ejercitaciones y despliguees con medios navales de dichos países. 

fragata Tipo Valour sudafricana 

Final

Sudáfrica desde 1994, inició un nuevo camino, luego del desmantelamiento del régimen del Apartheid. Esto afectó a las fuerzas armadas, que estaban formadas básicamente por personal blanco, siendo los negros, asiáticos y mestizos parte de elementos auxiliares. La construcción de las nuevas fuerzas de defensa, consecuencia de la fusión de las antiguas fuerzas del régimen del apartheid, ex guerrilleros y las milicias de los bantustanes, dando origen a las nuevas Fuerzas De de Defensa Nacional. No cabe duda que ello fue un choque importante, no exento de tensiones, pero el proceso finalmente fue exitoso. El gobierno de Nelson Mandela, apostó a contar con modernas fuerzas armadas, en el marco de mantener a Sudáfrica como potencia regional.  Los beneficiarios de los programas de modernización fueron especialmente la Marina y la Fuerza Aérea. Pero el presupuesto no acompañó con las necesidades emergentes de los nuevos sistemas de armas para un adecuado mantenimiento, afectando su operatividad. Las fuerzas sudafricanas tienen gran parte de su arsenal en depósito o preservados de alguna manera.  El país, tiene una serie de desafíos, que van desde lo institucional, con altos niveles de corrupción, que afectan al sistema de compras de las fuerzas militares, al marco regional. Las extensas fronteras, antes escenario de insurgencia, ahora de un creciente tráfico de drogas, que afecta los altos índices de violencia en grandes ciudades, tráfico de fauna, migraciones no controladas que hace que el problema social que tiene el país se agrave aún más.  Salvo Botsuana y Namibia, los vecinos tienen serios problemas institucionales, que afectan su estabilidad interna, agregándose el problema del terrorismo en Mozambique. Esto impacta en la seguridad de Sudáfrica. 

La situación de la RDC y su proyección en la región de los Grandes Lagos, abre un nuevo capítulo de inestabilidad y competencia geopolítica, que afectan los intereses sudafricanos. La adhesión de Pretoria al bloque de los BRICS, impacta en sus compromisos internacionales.

Sudáfrica mantiene un rol de liderazgo en el seno de la SADC y se tradujo en un papel central en la creación de fuerzas multinacionales en apoyo a la seguridad de Mozambique y la República Democrática del Congo. Las fuerzas armadas se transforman en una herramienta clave en esta política, como quedó reflejado en el envío de tropas en 2023 a las provincias orientales del citado país. 

Las rutas marítimas sudafricanas, que conectan a los mercados asiáticos están con presencia de piratas. Los mares también son objeto de la depredación de recursos, que afecta la economía nacional.  No en vano el gobierno apuesta adquirir patrulleros y evitar perder capacidades. La pequeña fuerza naval sudafricana, a pesar de los tiempos de austeridad, sigue siendo la más poderosa de África Subsahariana. 

Elementos del Escuadrón de Reacción Marítima en un ejercicio. 

La complejidad del crimen en Sudáfrica, que muchas veces adquiere ribetes terroristas, pone en riesgo instalaciones estratégicas; la porosidad de las fronteras, la situación regional con estados con serias falencias en sus estructuras de seguridad, espacios marítimos que demandan medios para garantizar la seguridad de las líneas de comunicación marítima, como la protección de recursos, son desafíos para el sistema de defensa sudafricano. Los recortes de presupuesto, la mala gestión, ponen no solo en riesgo a las fuerzas armadas, que tienen importantes capacidades,  si se realizan inversiones moderadas para conservarlas, sino del poderoso complejo industrial que le permite al país ser prácticamente autosuficiente en muchos aspectos. Esto es un factor clave a la hora de contar con suficiente capacidad de maniobra en el contexto internacional.

https://estrategiaydefensadelsigloxxi.blogspot.com/2021/03/sudafrica-los-desafios-para-su.html?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTEAAR0B3QuCK4kHiov4sQf2Qxlpgaq0A71YDMBBUV1H5HwVvMWbNPs71VGAFrM_aem_Acn4Cyd5DasXftEx_HpEWXMminTOgKRA7L5wIdlD21KYwjFdEypr4KeZojGJ_-j8uQKdGIh6rI-qBkfFXaRBYqrT

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