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“Una propuesta audaz para el conflicto de las islas Malvinas”

Por: Jorge Alejandro Suárez Saponaro. Distinguido Analista Internacional (Argentina) colaborador del CREI

https://deyseg.com/malvinas/439?fbclid=IwY2xjawJZVBdleHRuA2FlbQIxMQABHS1Ck9JFJQ14HefRZdOamWhq4UmIHZ7ie_KTFjt6GKPYNzCxX2ccNdOEvQ_aem_z2QgAtQOiI6C5nKPM6KLFA

Pronto se cumplirán cuarenta años de la Gesta de Malvinas. Una causa nacional que une a la mayoría de los argentinos sobre el justo reclamo de soberanía sobre las Islas irredentas del Atlántico Sur. En esta nota planteamos una serie de ideas para reflexionar sobre la necesidad de una Estrategia de largo plazo para generar un verdadero cambio en relación a este conflicto, que afecta no solo la integridad del territorio nacional, sino a los intereses nacionales en el mar y la Antártida.

​Introducción 

En 2012, publicamos un artículo en la revista Defensa y Seguridad nro. 66, con el objetivo de plantear un debate constructivo sobre el conflicto de soberanía por las Islas del Atlántico Sur, cuyo texto, ha sido actualizado para este nuevo aniversario de la gesta de Malvinas. En el citado año, cuando salió la versión original de esta nota, había un intenso debate académico sobre el conflicto. La diplomacia argentina apoyada en el multilateralismo, conseguía pronunciamientos a favor del reclamo soberano, e instar al Reino Unido a sentarse en la mesa de negociaciones. No obstante ello, observamos que nadie iba mas allá del problema, de la necesidad de una verdadera estrategia nacional, destinado a fortalecer el poder nacional, para generar algún efecto sobre el adversario, que detenta las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur. El tiempo pasa y Argentina sigue con políticas erráticas que la mantienen en un callejón sin salida, mientras tanto Gran Bretaña, lleva a cabo acciones unilaterales (1), explotando con suma habilidad la debilidad argentina. Es por ello, que volvemos a compartir, aquella nota, actualizada.

Sin ninguna duda estamos en punto muerto, por lo tanto es necesario debatir nuevos cursos de acción, destinados a buscar alguna salida al conflicto, que en el largo plazo acarreará serias consecuencias a los intereses de la Nación.

De la usurpación de las islas, a la usurpación de los espacios marítimos 

Al finalizar la guerra de 1982, los británicos establecieron en torno a las islas Malvinas una zona de exclusión total y comienzan las actividades destinadas a la creación de la “Fortaleza Falkland”, que implica una fuerte erogación para el presupuesto británico. Mientras tanto se suceden una serie de informes destinados a evaluar el potencial económico de las islas, las relaciones con Argentina frente al conflicto de soberanía, y el análisis de los prolegómenos del conflicto armado. Jorge Fraga se detiene a analizar el caso del informe de Lord Franks, al considerar que contiene puntos interesantes, en particular el reconocer la existencia de maniobras dilatorias por parte de Gran Bretaña, frente a acciones de buena voluntad de Argentina, el no cumplimiento de resoluciones de Naciones Unidas, y el supeditar a las negociaciones a la voluntad de los isleños. Un tiempo después, aparece el informe Kershaw, el cual reconoce la debilidad de los argumentos jurídicos británicos en relación a las islas, la creación de una dependencia separada de Malvinas, compuesta por las islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur, y la propuesta de mantener la soberanía argentina, pero con autogobierno y ciudadanía británica para los kelpers, aunque el mismo Kershaw dice que no es posible porque la República Argentina no lo va aceptar. También el informe explora las posibilidades de arrendamiento, como mejor solución, el abandono de las islas previa indemnización, y un fideicomiso internacional. Las consecuencias de este informe, donde en cierto punto – tal como nos dice Fraga – es favorable a la postura argentina, impulsa al ministerio de Relaciones Exteriores pública un libro Blanco. (2)

El Libro Blanco del Foreign Office (el Ministerio de Relaciones Exteriores británico) de 1985, trae como novedad la frase “no tenemos dudas de la soberanía británica sobre las Malvinas”. A partir de este momento la postura es totalmente irreductible desconociendo cualquier título jurídico de la Argentina sobre las islas, es más, la historia es falseada, mostrando la presencia argentina como algo esporádico y circunstancial sin ningún sustento jurídico – histórico. En dicho año se aprueba una nueva Constitución para las islas, en el cual los isleños acceden a la ciudadanía británica, es reconocido que son territorio británico, además de otorgar un nuevo régimen de mayor autonomía. Volviendo al Libro Blanco del Foreing Office, este señala el derecho de autodeterminación de los isleños, y de normalizar las relaciones con Argentina siempre y cuando no se hablara de soberanía.

También en este año, a instancias de Brasil, las Naciones Unidas aprueban la resolución 41/11, declarando el Atlántico Sur como zona de cooperación y paz, para el desarrollo económico y protección ambiental, para eliminar fuentes de conflicto, respetar la unidad nacional, la soberanía e independencia, asimismo establece que los Estados deben reducir  eventualmente la presencia militar, no introduciendo armas nucleares. (3) 

En 1986, Londres crea en torno a las islas Malvinas, una zona de conservación y administración pesquera, manteniendo un radio alrededor de 150 millas. En dicho año, el gobierno británico establece que dicha zona será administrada por el gobierno isleño. Mientras tanto la Argentina firma acuerdos con la extinta ex Unión Soviética y Bulgaria para pescar en aguas que circundan Malvinas, que por cierto los barcos de bandera de esos estados no hicieron.

En 1989 se produce un acercamiento con Londres, nacen los Acuerdos de Madrid. En este acuerdo, las partes acuerdan los siguiente puntos: “paraguas de soberanía”; solución pacífica de controversias; abstención de amenazas y/o uso de la fuerza; cese de las hostilidades y renuncia a cualquier tipo de reclamos por daños, restablecimiento de las relaciones consulares; constituir grupos de trabajo para evitar incidentes y generar medidas de confianza; fin de los permisos para buques mercantes para ingresar en la llamada zona de protección controlada por los británicos; formar un grupo de trabajo sobre pesca; levantamiento de restricciones comerciales y financieras. Cabe señalar que el día de la firma del acuerdo, Londres extendió el mar territorial de las islas de 3 millas a 12 millas, ante el silencio del gobierno argentino sobre dicha declaración. Por último en lo atinente al concepto de paraguas de soberanía, este concepto constituye una manifestación de las partes, que expresan de lo que sea tratado en las reuniones que se invoque dicho concepto, no genera derechos ni modifica posiciones de ambos Estados en materia de soberanía.

En 1990, en Madrid se firman otros acuerdos que implican entre los puntos más relevantes, el restablecimiento de relaciones diplomáticas, finalización de la llamada zona de exclusión o protección, adopción de medidas de confianza militar, facilitar la visita de familiares al cementerio militar de Darwin. En cuanto a las medidas de confianza en el ámbito militar, se fijan que los aviones solo se pueden acercar sin aviso hasta las 50 millas y los buques hasta 15 millas.

El 28 de noviembre de 1990, en un acto conjunto, acordaron prohibir la pesca en un área de mar semejante a un semianillo, que envolvía la parte E de las islas Malvinas. El acuerdo no especificó quién haría el control del área, como quién sancionaría a los infractores. En ningún momento la Argentina pretendió montar un sistema operativo para controlar dicho espacio, solo se limitó a dictar un decreto prohibiendo la pesca en la zona el 26 de diciembre de 1990. En cambio el gobernador británico de las islas emitió una orden creando una “zona externa de conservación y administración pesquera”, sin establecer prohibición alguna. Nuevamente Buenos Aires mantuvo silencio. En 1991, el gobierno británico, anunció el otorgamiento de licencias en la zona de prohibición, en un claro acto de soberanía, en un espacio donde los británicos no ejercieron actos de este tipo anteriormente. La respuesta argentina fue una expresión de desacuerdo, y el levantamiento de la prohibición de pesca. Una vez más Gran Bretaña quedó con las manos libres.

En ese mismo año – 1991 – el gobernador de las islas proclamó derechos de exploración y explotación de los recursos vivos y no vivos hasta las 200 millas, en el lecho y subsuelo marino. La respuesta del gobierno argentino fue la ley 23.968 de espacios marítimos, en la cual se incluyen derechos de soberanía sobre las aguas de Malvinas, Georgias del Sur, y Sándwich del Sur.

El proceso de expansión británica sobre las aguas del Atlántico Sur continuó. En 1993, en el mes de mayo por intermedio de una declaración del grupo de trabajo conjunto argentino – británico del Atlántico Sur en materia de conservación de los recursos pesqueros de las aguas de Georgias del Sur y Sándwich del Sur, fue invocado en este marco la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVM). No obstante ello, Gran Bretaña otorgó licencias de pesca en la zona, y tiempo después en 1996 fue apresado en la zona un buque pesquero argentino, por no haber pagado la licencia de pesca. Ante esta situación el gobierno argentino informó que las firmas argentinas que operasen en la zona, lo harían a su propio riesgo. Por cierto que esta actitud, podemos calificarla de grave, al no haber adoptado por la parte argentina algún mecanismo para proteger a sus nacionales en una zona de litigio.

Puerto Argentino

En 1994 los británicos volvieron a ampliar zonas bajo su control, a pesar de ser un área reducida, tenía gran valor por las capturas de calamar illex. La importancia del recurso para la economía malvinense, lleva a Gran Bretaña a buscar un acuerdo con la Argentina, dado que dicha especie se reproduce y nace en aguas controladas por nuestro país. Mientras tanto Londres crea sendas ZEE en torno a las islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur. En cuanto a la explotación del calamar illex, la Argentina firma un polémico acuerdo con la entonces Comunidad Económica Europea (CEE), que a juicio de Jorge Fraga, es si la República Argentina no conseguía hacer este convenio, probablemente lo iban a hacer los kelpers con la Comunidad Económica Europea, con lo cual se perdía la República Argentina esa oportunidad y los kelpers seguramente serian los beneficiados (4).

En materia de explotación petrolera, vale la pena recordar el incidente con el buque Shackleton, allá en 1976 con un buque de la Armada Argentina, cuando el barco de bandera británica realizaba tareas de prospección en aguas argentinas. Años más tarde, mas precisamente en 1993 los isleños, publican un documento sobre ello y hablan de áreas de 4.200 km2 (Este de Malvinas; Cuenca Sur; Cuenca del Oeste, que llega hasta el continente; Cuenca San Julián). Esta situación genera el inicio de una serie de conversaciones y acciones por parte de la Cancillería argentina, mientras tanto los isleños convocan una licitación internacional para explorar áreas potencialmente prometedoras. Cabe señalar que en 1992 el gobierno de Malvinas contrató al servicio geológico británico, el cuál determinó que el área potencialmente rica en hidrocarburos se encontraba al norte de las islas, la Cuenca de Malvinas Norte, con una superficie de 400.000 km2 y con un potencial estimado de 60.000 millones de barriles (equivalentes al 50% de las reservas de Irak), lo que demuestra el claro interés de los británicos por las aguas circundantes a las islas Malvinas. (5).

Finalmente se alcanza un acuerdo 1996 por medio de una declaración conjunta, en la que se reafirma el paraguas de soberanía; que el acuerdo queda restringido a Malvinas; se acuerda cooperar en la prospección y eventual explotación conjunta de hidrocarburos; es creada una comisión conjunta de hidrocarburos; son definidas seis área de 3.500 km2, que incluyen aguas no disputadas con Argentina; cobro de regalías por separados, sin especificar cifras ni porcentajes. Sobre el acuerdo, Jorge Fraga nos dice que surgieron dos posturas, quiénes defiende el acuerdo: “…sostienen que se ha producido una alteración del statu quo al permitir que la Argentina opere en aguas en disputa; que hay un expreso reconocimiento británico de la existencia de la controversia de soberanía y que la creación de la Comisión Conjunta implica el reconocimiento de derechos argentinos” (6).

La política argentina en los 90 en relación al conflicto, abarca las negociaciones en el marco del “paraguas de soberanía”, la “seducción” a los isleños, la “bilateralización” del conflicto dejando de lado el apoyo histórico de los No Alineados y de Tercer Mundo; la inclusión de los habitantes de las islas como “terceros” en la disputa, cuando en verdad, no son más que lo mismo que Gran Bretaña; las declaraciones conjuntas; drástica reducción de la presencia militar en la región austral. Mientras tanto la otra parte – la británica – no solo reforzó su presencia militar en la zona, extendió su presencia en las aguas circundantes a las islas en disputa, otorgó licencias de pesca y de exploración petrolera, mantuvo una postura irreductible en relación a negociar sobre la disputa de soberanía. Es más desoyó las resoluciones de las Naciones Unidas sobre el tema, incluyendo la resolución 31/49 de las Naciones Unidas, que establecen el principio de no innovar, y ello abarca la abstención de las partes de modificar el statu quo.

En 2003 el cambio de gobierno en Buenos Aires implicó cambios en la política en relación al conflicto. Mientras tanto los británicos continuaron con su política de hechos consumados. En 2004 es creada la Falkland Island Oil & Gas Limited (FIOGL) con un contrato de exploración al SE de las islas, bajo el amparo de una intensa campaña de las autoridades isleñas buscando interesados. Esa situación lleva al gobierno argentino a denunciar la declaración conjunta de 1996, en consonancia con la denuncia de los acuerdos pesqueros en 2005. Es más, en 2009 el gobierno argentino protesta formalmente con la llegada de la plataforma de exploración de Desire Petroleum. (7) A todo ello hay que sumarle el reclamo británico sobre la plataforma continental, superponiéndose sobre el espacio que por derecho corresponde a la Argentina.

En todo este proceso de expansión británica sobre el Atlántico Sur, ha tenido como sustento jurídico la Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar (CONVEMAR). Dicha normativa no contiene formulaciones para casos de disputa de soberanía, por lo tanto, como señaló en su oportunidad el almirante Juan Carlos Neves, quedará por consiguiente un área Marítima de plataforma continental potencialmente rica en recursos energéticos fuera del derecho, lo que la coloca en una situación de facto favorable para quien tiene más poder (Gran Bretaña), interferida por quien tiene una situación geográfica más favorable (Argentina) y que será sin dudas una fuente potencial de conflictos.(8). En otras palabras la vigencia de la Convención – ratificada por nuestro país en 1995 – trae aparejado la extensión del tradicional conflicto de soberanía sobre las islas, a los espacios marítimos circundantes.

Por último, la política británica en la zona está apoyada por un importante despliegue militar. Las fuerzas desplegadas en las islas, constituyen en verdad una unidad de preposicionamiento estratégico, capaz de apoyar el despliegue de dos brigadas (8000 efectivos). El despliegue militar británico en las islas abarca una fuerza conjunta de 1250 efectivos (500 del ejército); base aérea y naval de Mount Pleasant; componente naval que anualmente provee de una o dos fragatas, patrulleros de altura, un submarino de ataque nuclear (con capacidad de lanzar misiles crucero Tomahawk), y un buque polar (HMS Endurance); y un destacamento aéreo con 4 Eurofighter Typhoon, aviones VC-10 de reabastecimiento, C- 130  de transporte, helicópteros Sea King y Chinook (en estos casos la dotación está reducida por la demanda de medios en Afganistán). (9).

Mientras Gran Bretaña moderniza e invierte en la capacidad de defensa de las islas, la Argentina ha hecho todo lo contrario, reduciendo su presencia de manera significativa en el Atlántico Sur, dejando a sus Fuerzas Armadas en un estado operativo sumamente limitado.

Buques pesqueros chinos frente a Puerto Argentino.

Las propuestas para la solución del conflicto 

En 1966 las Naciones Unidas aprueban la célebre resolución 2065, instando a las partes a iniciar negociaciones. Finalmente en 1968 el entonces embajador argentino en Londres, Mc Loughlin, se reunió con el ministro de Relaciones Exteriores británico (Foreign Office) Lord Chalfont y llegan a un acuerdo al elaborar un borrador de memorando de entendimiento con la finalidad de transferir la soberanía de las islas Malvinas a Argentina, si se garantizaban una serie de aspectos (derechos de los isleños, comunicaciones, etc.). El acuerdo quedó en la nada gracias a la presión ejercida por lobby isleño, organizado y financiado por la Falkland Island Company o FIC, entidad que monopolizaba (y monopoliza) la economía isleña. No obstante el inicio de las maniobras dilatorias británicas, el gobierno argentino logró alcanzar el acuerdo de comunicaciones de 1971. La labor realizada por Argentina fue reconocida en una declaración de las Naciones Unidas. A pesar del esfuerzo, la opinión pública isleña, siempre se mostró reacia a cualquier acercamiento con Argentina, no obstante el esfuerzo argentino en mejorar su calidad de vida. Este fue el primer ensayo de “seducción” a los isleños. 

En 1974 desde la Embajada británica en Buenos Aires se propuso al gobierno argentino (en aquel momento bajo la presidencia del General Perón) la idea de una suerte de condominio y/o gobierno compartido de las islas, junto a la discusión de las salvaguardas para los isleños. La idea fue apoyada en su momento por el General Perón, pero su muerte truncó las posibilidades de alcanzar a un acuerdo. Nuevamente todo pasó a foja cero. En 1977 durante la gestión de Nicholas Ridley al frente del Foreing Office, se iniciaron negociaciones, siendo la propuesta del titular de la cartera de exteriores británica, la del arriendo o leaseback, semejante al caso de Hong Kong. Esta propuesta fue muy mal vista en las islas, y especialmente por el lobby Falkland, quedando todo en la nada. Tampoco la Argentina dio señales a favor de dicha idea. Mientras las negociaciones seguían estancadas, desde el Comando de la Armada se motorizó una acción audaz, que fue en 1977 la instalación de la estación científica Corbeta Uruguay en Thule del Sur, en las islas Sándwich del Sur. Esta acción fue objeto de una protesta británica. La base operó hasta 1982 cuando fue desalojada por la fuerza y sus instalaciones destruidas por la armada británica.

En los años 90 y de manera esporádica fueron publicadas diversas propuestas, destinadas a buscar una solución al conflicto desde el punto de vista jurídico. No obstante la postura irreductible de Londres, en ámbitos académicos se ha discutido el tema. En 1989 en un seminario acerca del futuro de Malvinas, realizado en la Universidad de Maryland – College Park, un grupo de constitucionalistas presentaron sus posiciones sobre el concepto de soberanía compartida. Entre ellos se encontraba Jorge Vanossi, ex legislador y especialista en derecho constitucional, quién desarrolló en dicho foro la propuesta “Provincialización con Pacto de Incorporación”. No obstante de algunas implicancias jurídicas de la reforma constitucional de 1994, la propuesta de Vanossi contiene los siguientes puntos destacables.

El pacto de incorporación ofrece – a juicio de Vanossi – la mayor protección de los derechos de los habitantes de las islas (exigencia de Londres en relación a los isleños) con un menor cambio en relación al régimen vigente. Por otro lado el Pacto abre la posibilidad de que los isleños puedan ser consultados sobre su contenido y alcances (quedando satisfecha la demanda de atender los deseos de los isleños). Otros puntos de la propuesta de Vanossi abarca la garantía de los derechos políticos sean ejercidos por los nacidos en las islas, a fin de mantener el equilibrio político local; un listado de electores proporcionado por los británicos, que permanecerá cerrado hasta el momento de la transferencia; respeto al sistema jurídico y de gobierno vigente; limitaciones en materia de declaración del estado de sitio, intervención federal y envío de contingentes militares a efectos de repeler invasiones; régimen de zona franca; cláusula de anulación del pacto de incorporación en caso de golpe de Estado o alteración del orden constitucional; doble ciudadanía; garantía del Pacto con tres miembros de la Comunidad Internacional (entre ellos Estados Unidos); reconocimiento del inglés como lengua co – oficial. (10).

En el marco de la propuesta realizada por Vanossi, es presentado por Manuel Carlos Giavedoni Pita como ejemplo para aplicar al caso Malvinas, la situación de las islas Aland. (11). Estas islas, pobladas por suecos desde el siglo XII, estuvieron bajo soberanía sueca hasta 1809, cuando las islas junto con el ducado de Finlandia son entregadas a Rusia en el marco de las guerras napoleónicas. Desde 1809 a 1917, las islas formaron parte del Gran Ducado de Finlandia. Cabe señalar que desde 1856 por el Tratado de París, las islas fueron desmilitarizadas, situación que Rusia violó secretamente a fines del siglo XIX. (12). Las islas fueron escenarios de luchas entre tropas rusas y finlandesas, que motivó la llegada de fuerzas suecas, que tuvieron que retirarse tras la llegada alemana que impuso un gobierno pro Finlandia. Los isleños, dado los lazos culturales y lingüísticos con Suecia exigieron su incorporación a dicho país. Esto originó una disputa con Finlandia, resuelta por la Liga de las Naciones en 1921.

La realidad vivida por los alandeses, nos dice Giavedoni Pita, es similar a la vivida por los habitantes de Malvinas, y reside en el hecho de que ambas [alandeses y malvinenses] quedaron sentimientos de inseguridad y hostilidad como resultado del enfrentamiento armado y la ocupación del territorio por fuerzas militares. Asimismo el autor agrega que en ambos casos se trata de territorios insulares disputados, en los cuales las cuestiones de soberanía formal se mezclan con los deseos de los habitantes de mantener su propia cultura, identidad y formas de vida. (13). El problema, nos dice el autor, en ambos casos – Malvinas y Aland – la elaboración de soluciones abarcan mecanismos que protejan los intereses y derechos de la población, relativamente reducida de isleños, y también de los Estados involucrados a fin de evitar futuros conflictos. El caso Malvinas, hoy día, es similar a la situación que enfrentaban las Aland en 1920. (14).

La solución adoptada por la Liga de las Naciones sobre las islas Aland, incluyeron los siguientes puntos: las islas quedarían bajo soberanía finlandesa; derecho de los isleños a conservación de su identidad cultural, idioma, y forma de vida (cabe destacar que en Finlandia el sueco es idioma oficial junto al finés); derecho al autogobierno y administración de sus propios asuntos; neutralización y desmilitarización de las islas; derecho a voto a los nuevos habitantes con cinco años de residencia permanente en las islas; privilegio a los isleños para adquirir tierras; derecho de nominar candidatos a gobernador al presidente de Finlandia; derecho de la dieta local de recurrir al Consejo de la Liga de las Naciones a fin de hacer cumplir los acuerdos entre Finlandia y la Liga de las Naciones sobre las islas.

El acuerdo generó reservas, dado la disconformidad de las partes, pues para Finlandia significaba la restricción de su soberanía en las islas – de valor estratégico por su posición – y para los isleños que deseaban ser incorporados a Suecia. No obstante ello el sistema funcionó. En 1951 la ley de autonomía finlandesa fue modificada y se inició un proceso de incremento de facultades y competencias del gobierno isleño, que incluyó el uso de bandera, venta de sus propias estampillas postales, etc. En 1991 la autonomía fue ampliada, con acuerdos en materia de desarrollo económico y turismo.

El éxito del acuerdo, según el autor, residió en que la solución implementada salvaguardó la cultura y modo de vida de los isleños, garantizando el funcionamiento cotidiano de las instituciones políticas, económicas, y sociales en manos isleñas sin la menor interferencia de Finlandia. Es más, los habitantes de las islas ganaron una serie de beneficios educativos, sociales, y fiscales superiores al resto de los habitantes de Finlandia. Además el autor señala que la solución se concentraba menos en las grandes cuestiones de principio – autodeterminación, soberanía, derecho de las minorías – y más en las cuestiones respecto a lo necesario para mantener lo que los isleños querían en términos de conducir sus propias vidas – cultura, lenguaje, identidad – así como sentirse seguros respecto de que todo esto sería preservado en el futuro. (15).

Por último en relación al trabajo de Giavedoni Pita, este nos dice que dentro del pacto de provincialización propuesta por Vanossi podría ser factible incluir el ejemplo y experiencia de las islas Aland. Las dificultades que presenta su puesta en marcha son la imposibilidad que la ONU, como hizo con las Aland en 1920, adoptara una posición semejante y la intransigencia británica de abrir la posibilidad de discutir cualquier aspecto que incluya el término soberanía. En el plano interno, debería adoptarse una serie de reformas legales, que incluyen a la provincia de Tierra del Fuego (ya que las islas son parte del departamento de Islas del Atlántico Sur), además de un cambio de estrategia para forzar a los británicos sobre la cuestión de soberanía, que incluye el fortalecimiento nacional para incrementar el peso de la Argentina en el escenario internacional, y esto implica invertir en nuestro sistema de defensa, e implementar diversas políticas en los frentes interno y externo, que contribuyan al fortalecimiento de la capacidad negociadora la Nación.

Islas Aland

Existe otra propuesta, publicada por Conrado Etchebarne Bullrich (16) junto a Alistair Forsyth, que expusieron su contenido en Buenos Aires, Londres y las islas Malvinas (publicado parcialmente por el diario Penguin News) que consiste principalmente en: los Estados parte (Argentina y Reino Unido) acuerdan en garantizar en forma permanente la autonomía, el sistema democrático de gobierno, la integridad territorial y marítima de las islas Malvinas, y consultar y actuar en forma conjunta en todos los asuntos relacionados con las relaciones exteriores y la defensa de las islas Malvinas, con participación de los isleños. Un aspecto destacable de la propuesta incluye el costo compartido de la defensa por parte de Argentina y el Reino Unido. Por otro lado, en materia de explotación de recursos se fija una regalía para los Estados parte. Finalmente se considera el acuerdo propuesto como el final del conflicto entre los dos países.

Un trabajo interesante y de reciente publicación, es el artículo de Martín Krause (17). El autor cita el ejemplo del caso Hong Kong, territorio que fue arrendado a los británicos por 99 años. (18). Sin entrar en detalles sobre los plazos negociados por las partes, a fin de realizar la transferencia de soberanía, el autor señala que hay que generar intereses para que todas las partes estén dispuestas a llegar a un acuerdo, o por lo menos a no resistirse. Y es allí donde la idea de Hong Kong, o de la generación de una free city, puede resultar un aporte nuevo. El concepto de “free city” fue tomado por el profesor Paul Romer, economista, integrante de la Universidad de Stanford, que las denominó charter cities.

La propuesta de Romer – nos dice Krause – es crear una instancia que favorezcan el desarrollo, sobre acuerdos que podrían realizar los Estados para que una región o área pueda ofrecer reglas de calidad como Hong Kong o Singapur. En el primer caso, hubo un acuerdo específico entre China y Gran Bretaña, dejando en manos de este último el establecimiento de dichas normas en un enclave de su costa. En el caso de Hong Kong a partir de los años 60, se realizaron diversos cambios, que incluyó una sólida reserva monetaria, bajos impuestos, y una administración pública reducida y altamente eficiente. Dicho territorio se volvió atractivo para el sector empresario, transformándolo en un polo de atracción de inversiones, llegando hoy día a tener un PBI per cápita de US$ 47.130 frente a los US$ 7375 de China. Por otro lado, Paul Romer considera exportar este modelo a lugares como Guantánamo, proponiendo que sea controlado por Canadá, o de una serie de países “accionistas” incluyendo Cuba. La propuesta de Romer halló eco en la Universidad Francisco Marroquín en Guatemala (ver www.freecities.org), y particularmente en Honduras, donde existe una ley que prevé un espacio de 1.000 km2 de territorio nacional para un emprendimiento de características tipo Hong Kong.

Krause habla del ejemplo histórico de la ciudad alemana de Lübeck, que se transformó una free city, lo que permitió adquirir autonomía política en el marco de un régimen liberal dentro de los patrones de la Edad Media, que perduró hasta el siglo XIX. Otros ejemplos similares, no citados por el autor, pero que revisten características similares, son los casos de las ciudades de Bremen y Hamburgo, que en su momento fueron ejemplos exitosos de ciudades libres, siendo hoy importantes centros industriales y comerciales del norte de Europa.

En una apretada síntesis, la propuesta de Krause para el caso Malvinas, sobre el modelo Hong Kong consiste básicamente en: a) un acuerdo que fije un plazo largo de transferencia de la soberanía, mientras tanto se acordaría una suerte de Ley Básica, como el modelo adoptado en Hong Kong. Esta norma debe prever la administración de un país tutor (algún miembro de la Commonwealth). Una vez finalizado el plazo de administración extranjera, la Argentina deberá mantener los principios de la Ley Básica por 50 años; b) bajos impuestos y total libertad de inversión y comercio, sin importar la nacionalidad de los capitales o personas, así como libertad para utilizar cualquier moneda, incluyendo nuestro peso; c) eliminar barreras para que los argentinos adquieran propiedades en las islas, así como la posibilidad de su traslado a las islas.

El acuerdo – según Krause – interesaría a los isleños al serles garantizados sus libertades y por la confianza del país tutor, avalado por la comunidad internacional, además de crear un marco de seguridad para los inversores. La Argentina por otro lado se comprometería a no poner trabas a los productos provenientes de las islas, además de abrirse la posibilidad para los isleños para ingresar en un mercado como el MERCOSUR y países asociados. En el caso de Gran Bretaña, el acuerdo significaría poner fin a una situación litigiosa, que implica poner fin a los importantes gastos para financiar su presencia, unido a que el país tutor, sería un país amigo y aliado. ¿Y la Argentina? tendría sus beneficios, significa tener acceso a las islas, el fin de la tensión permanente en el Atlántico Sur. El impacto de un enclave tipo Hong Kong, en particular su modelo económico, al trasladarse a China, significó un cambio radical transformándose en la actual potencia económica que hoy conocemos. El autor considera que Malvinas – aplicando el modelo Hong Kong – abren una posibilidad similar para la Argentina.

Nuestra propuesta 

En los medios de comunicación masiva, políticos y hasta diplomáticos se concentran en la disputa de soberanía sobre las islas Malvinas, pero poco o nada se dice de las islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur, que desde 1985 forman una dependencia de la Corona británica separadas de la autoridad del gobernador de las islas Malvinas (19). Por lo tanto, nuestra propuesta abarca los archipiélagos antedichos, aunque con ciertos matices, dado que las islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur no tienen población permanente, lo que plantea la necesidad de una política particular, dado que Londres en dichos territorios no puede oponer como excusa la voluntad de los isleños – como en Malvinas – para sentarse a la mesa de negociaciones. No obstante ello, son incluidas en esta propuesta de manera general.

La presente propuesta toma como referencia lo expuesto anteriormente sobre el Pacto de Provincialización, el régimen de las islas Aland, el modelo Hong Kong, y el concepto de free cities. Cabe destacar que desde el punto de vista jurídico, la propuesta bajo ningún aspecto está en colisión con lo señalado por la Constitución Nacional (20). 

El acuerdo sobre transferencia de soberanía incluirá no solo a las islas Malvinas, sino a las islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur. Estos territorios, una vez reconocida la soberanía argentina por parte de Londres, serán arrendados por el Reino Unido por un plazo no menor a 50 años. Nuestra propuesta no abarca solo ello, sino en líneas generales los siguientes puntos: 

régimen de arriendo señalado;  creación de una comisión internacional de vigilancia del acuerdo;  régimen de autonomía para las islas Malvinas;  relaciones entre las islas y la Argentina;  régimen charter city o free city;  recursos naturales (particularmente petróleo y pesca);  islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur;  bases militares en la zona;  doble ciudadanía y régimen de compensación en el momento de transferencia de soberanía.

En una apretada síntesis sobre los puntos propuestos, podemos decir que una primera etapa, el régimen de arriendo abarcará en primer lugar a las islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur, dado la realidad particular de estos territorios antes señalados, para posteriormente avanzar en un régimen similar sobre Malvinas y aguas circundantes. El régimen estará bajo la vigilancia de una Comisión Internacional formada por representantes de la ONU y estados “garantes” (que podrá incluir a los Estados Unidos).

En cuanto al régimen de autonomía, esta será plena en sus asuntos internos, incluyendo un régimen impositivo y financiero propio, y la potestad de celebrar acuerdos en materia económica, deportiva, cultural con el alcance que fijen los acuerdos. Mientras dure el régimen de arriendo, Londres será responsable de la defensa y relaciones exteriores en los términos que acuerden las partes. Finalizado este régimen, la Argentina mantendrá un régimen de autonomía especial por 50 años más, manteniendo en cierto punto un status similar a las islas Cook (21). 

Otros puntos destacables serán la finalización de las restricciones para el movimiento de ciudadanos entre territorio continental y las islas, posibilidad de que ciudadanos argentinos puedan invertir y adquirir bienes en las islas (lo mismo los isleños en territorio continental), comunicaciones, etc. (22). En este marco de apertura, se promoverá la transformación de las islas de un espacio abierto a las inversiones, libre comercio en el marco de estándares de seguridad jurídica vigentes como en Hong Kong, Singapur o la ciudad china de Shenzhen (aplicación del concepto de charter city de Paul Romer); un régimen de regalías a pagar a la Argentina, en materia petrolera sin perjudicar el nivel de vida local; mecanismos de conservación y explotación sustentable de recursos vivos, desmilitarización de las islas; doble ciudadanía y compensación económica al firmarse el acuerdo de arriendo y reconocimiento de la soberanía argentina sobre las islas. El objetivo es dar por terminado el conflicto (23). 

La propuesta sin ninguna duda abre las puertas para promover un intenso debate – objetivo principal de este artículo – sobre lo que hipotéticamente podría ser las bases para la negociación de la transferencia de soberanía de la islas, para ser presentado ante la comunidad internacional. Hasta ahora solo se ha limitado a realizar reclamos sobre la presencia ilegal de Gran Bretaña, y el garantizar los derechos de los isleños. Es necesario, a fin de conseguir apoyos internacionales y demostrar al menos desde un punto de vista formal la firmeza y seriedad del reclamo argentino.

La necesidad de una nueva política para el Atlántico Sur 

Las acciones tomadas por la Argentina desde 1983, y especialmente en los 90, tuvieron escaso efecto para Gran Bretaña. La postura de Londres se ha endurecido y se escuda en la voluntad de los isleños, que no son más que una población trasplantada desde la metrópoli, ciudadanos británicos de pleno derecho desde 1985. Esta situación se ve reforzada por una importante presencia militar – que obedece a una estrategia tanto británica como la OTAN – y la realización de múltiples actos unilaterales. Todo ello conlleva replantear lo actuado por la Argentina hasta ahora. Quiénes hablan del modelo Hong Kong como solución al problema de Malvinas, omiten señalar que China luego de años logró transformarse en una potencia de tal magnitud, que no quedó otra a los británicos que sentarse a negociar. Allí vemos como los británicos, ante el poder chino, no tuvieron en cuenta la voluntad de más de 2 millones de habitantes de Hong Kong, sobre las negociaciones de cara al traspaso de soberanía (24).

La posibilidad que tiene la Argentina para obligar a Londres a negociar, es a nuestro modesto juicio es transformarse en un poder relativo en el área, que genere el “clima” para tener en cuenta a nuestro país. Ello demanda el diseño y puesta en marcha de múltiples acciones, en el plano económico, diplomático, y de defensa.

En materia de defensa la política al sector deberá estar orientada a fortalecer determinadas capacidades de nuestras FFAA: particularmente las de controlar el mar y defender el territorio y espacio aéreo nacional, realizar operaciones anfibias y aerotransportadas y operaciones aéreas tácticas y estratégicas, así como fortalecer la infraestructura logística propia en la Patagonia. Esto no implica una carrera armamentista, sino más bien una modernización de capacidades existentes que demanda una inversión moderada. Esta modernización hace factible la construcción de un sistema de defensa regional, que coadyuva a incrementar el poder relativo de la Nación en el Atlántico Sur.

En el terreno económico, las políticas hacia el Atlántico Sur deberían incluir el fortalecer la presencia nacional en espacios circundantes a las islas a través de actividades estatales y privadas; explotar la cercanía geográfica del territorio continental respecto a las islas, ofreciendo apoyos a la explotación petrolera a cambio de iniciar algún tipo de diálogo sobre el conflicto de soberanía; promover el desarrollo económico de la región austral y diversificar su economía; formación de una organización regional de pesca en el marco de la CONVEMAR, a fin de contrarrestar la política británica en la materia y proteger los recursos vivos del Mar Argentino; y ejercer algún tipo de presión a fin de que mantener una ruta aérea que una el continente con las islas desde Argentina.

En el terreno diplomático la “ofensiva” deberá buscar robustecer el apoyo de los países de la región en materia del reclamo soberano sobre las islas y “sudamericanizar” el Atlántico Sur y la Antártida; generar mecanismos de compensación a países de la región que retiren el apoyo/facilidades a las flotas pesqueras que operen en las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur; buscar una declaración de foros regionales contrarias a la presencia militar británica en las islas; analizar la posibilidad de apoyar el ingreso de Brasil como miembro permanente al Consejo de Seguridad, con el objetivo de obtener su apoyo al reclamo argentino sobre las islas; impulso a dialogar sobre la soberanía de las islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur, donde Londres no puede esgrimir los argumentos aplicables a Malvinas; buscar alianzas extrarregionales a fin de contrarrestar el poder británico; y contrarrestar el lobby Falkland en la propia Gran Bretaña, por empezar la propia embajada argentina debería contener en su sitio web en Londres una explicación en inglés sobre los derechos argentinos. Asimismo debería existir algún tipo de acercamiento con sectores políticos y académicos para hacer llegar la postura argentina.

Finalmente debemos tener en cuenta que la Argentina no tiene que negociar con los isleños. El conflicto es entre Gran Bretaña y Argentina, como lo señaló la ONU en su oportunidad. La población británica nacidas en las islas está disminuyendo, tal como dice Virginia Gamba: solamente una de cada cuatro personas que están en las islas hoy es nativa de las islas. Los nuevos habitantes de éstas han venido atraídos por la base militar en sí misma. (25). Además dicha especialista en defensa, nos dice que: al año 2010, la población original se convirtió en minoría, por lo que los isleños nativos, si quisieran o desearan negociar con la Argentina, no constituirían la mayoría necesaria para poder hacerlo. El Falkland Islands Government como consejo está constituido hoy por tres isleños nacidos en Malvinas y cinco ingleses venidos de afuera. Y es más, agrega a todo ello la siguiente reflexión que debemos tener en cuenta: Las islas no están más pobladas por isleños, sino por europeos que, además, rotan. (26). Por lo tanto la “táctica” de “seducir” a los pobladores y el “paraguas de soberanía” tal como quería hacer el ministro Guido di Tella en su momento estuvo condenada al fracaso desde el principio. Asimismo debe revisarse el contenido de los acuerdos de Madrid, hoy letra muerta, pero para ello el país deberá construir sólidas alianzas regionales y extrarregionales.

Reflexión final 

En este nuevo aniversario de la recuperación, la Argentina se encuentra en un estado de impotencia relativa, como señaló alguna vez Jorge Castro, frente una Gran Bretaña que tras la victoria militar de 1982 no solo controla las islas en disputa, sino sus aguas adyacentes, acompañado por un precio internacional del barril del petróleo que hace rentable la explotación de la cuencas ubicadas en la zona de Malvinas. La magnitud de la inversión a realizar, que incluye el desarrollo de una infraestructura asociada, impide que esta inversión quede limitada a las islas, precisándose la cooperación internacional, en otras palabras del apoyo desde el continente americano. Esto es un punto a favor de la Argentina, que debería explotar, pero para ello es necesario que se transforme en un actor a ser considerado en el área, siendo indispensable para ello una serie de acciones concretas.

Es indudable que la política argentina en el área posterior en los últimos veinte años no tuvo éxitos importantes, no ha logrado forzar a Londres a sentarse en la mesa de negociaciones. Incluso se observa un endurecimiento de la posición británica, sin ninguna duda influido por la realidad doméstica que tiene que enfrentar el gobierno británico, que salvando las distancias guarda similitudes con lo conveniente que fue para Mrs. Thatcher cuando estalló la crisis de 1982. En el marco de esta política de endurecimiento de la posición británica, se observa una fuerte inversión en materia militar en el área. Recordemos que ya en 1916, el almirante Storni advirtió sobre el desafío que significaría para los intereses nacionales la existencia de una base extranjera en las islas Malvinas.

El ejemplo de Hong Kong, es aleccionador en muchos aspectos, no solo por el concepto de arriendo y el sostenimiento de un régimen especial una vez terminado el arriendo, que le permite ser un polo de atracción de inversiones, sino como China utilizó hábilmente su poder para generar una instancia de negociación. Y esto es lo que proponemos, que la Argentina adopte una nueva estrategia para ser considerada un actor importante en el Atlántico Sur. Esto va más allá de alianzas formales, sino de desarrollar capacidades nacionales que genere señales claras a los británicos, que es necesario tomar en cuenta el reclamo argentino. Entre esas señales claras en materia política, militar y económica, debe encontrarse una propuesta seria de negociaciones, que sea una verdadera agenda con plazos definidos, y una serie de garantías que le permitan saber al oponente, que el cambio de status quo, no significa un perjuicio a sus intereses. Por lo tanto debemos hablar de plazos largos. La propuesta que realice la Argentina debe tener máxima difusión en la opinión pública internacional, a fin de generar un debate y mostrar el claro interés argentino de terminar con el conflicto.

Por otro lado debe explorarse la posibilidad, de incluir nuevos actores con intereses en el área, que sean de utilidad para la estrategia que utilice la Argentina para abrir la mesa de negociaciones. Estos actores pueden ser China, Rusia y Brasil, unido a la necesidad de concertar con los países que operan en nuestra ZEE y en la llamada “milla 201” la formación de una organización regional de pesca, con la finalidad de contrarrestar el “unilateralismo” de Londres en la materia.

La presente propuesta fue elaborada en base a una serie de experiencias internacionales, particularmente el modelo de arriendo o leaseback, que fue en alguna oportunidad propuesta informalmente por Londres. En una primera instancia, se propone la implementación de dicho mecanismo a las islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur, para posteriormente avanzar en la puesta en marcha de este régimen de arriendo o leaseback a las islas Malvinas. El régimen de arriendo incorpora una serie de novedades, entre ellas la aplicación del concepto de las “free cities” desarrollados por el economista Paul Romer, exitosamente aplicado al caso de Hong Kong, y ahora en la región vigente en Honduras. Este marco permitirá diversificar la economía de las islas, garantizando el nivel de vida de los isleños y los intereses comerciales de las empresas que operan en la zona, comenzando por FIC y las empresas petroleras. Por otro lado este régimen, transforma a las islas en puerta de entrada al MERCOSUR al comercio británico y también a la UE, particularmente a una de la economía de una potencia emergente, Brasil. Este régimen estaría garantizado una vez finalizado el régimen de arriendo por un plazo de 50 años.

La propuesta abarca la formación de una comisión internacional para vigilar el cumplimiento de los acuerdos, con el objeto de contrarrestar la imagen que tiene la Argentina de no cumplir sus compromisos internacionales. Asimismo se establecen garantías en materia de autonomía política y el impulso a crear un ambiente de cooperación y diálogo. Por otro lado se trata la necesidad de debatir la cuestión de la desmilitarización, en el marco del compromiso de la Argentina ante la comunidad internacional que no tiene intensiones “agresivas” tal como sostiene el denominado lobby Falkland.

El mantenimiento del actual statu quo en el largo plazo significará para la Argentina serios perjuicios. Las islas Malvinas, no son más que una plataforma de proyección a la Antártida. A todo ello se une la campaña de exploración petrolera, situación donde la Argentina tiene cierta ventaja de tipo geográfico, si logra el apoyo de los países del área a fin de hacer efectiva las restricciones a las empresas que operen en las aguas disputadas con Gran Bretaña. 

El país precisa un debate sobre la cuestión del Atlántico Sur, generar consensos entre sus fuerzas vivas, y acordar una estrategia de cara a la recuperación de las islas hoy detentadas ilegalmente por Gran Bretaña.

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El GRUN reanuda los procesos judiciales en la CIJ por las violaciones a los Derechos del Pueblo Palestino

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Tarifas y cripto. ¿Qué está sucediendo?

https://telegra.ph/Tarifas-y-cripto-Qu%C3%A9-est%C3%A1-sucediendo-04-05

Por Magencio.April 05, 2025

Foto: WaPo Trump podrá ser bruto, pero no es estúpido. Hizo su fortuna especulando en bienes raíces y para llegar a la presidencia consiguió el apoyo de muchos financiadores poderosos de Wall Street y Silicon Valley.

Lo que estamos viendo es una operación programada de hundimiento del dólar en beneficio de las criptomonedas con el doble fin de hacer pagar al mundo por la insostenible deuda acumulada de los Estados Unidos y destruir a todos los estados nación sumiéndolos en la anarquía y el caos fiscal y financiero.

El capitalismo de hoy en día está dominado por los sectores FIRE de la economía: esa es la sigla en inglés para las Finanzas y la Especulación Inmobiliaria (una especialidad de Donald Trump). No es un capitalismo hecho para producir sino para amasar dinero y poder.

Los primeros 10 financiadores de la campaña de Trump representan una fortuna conjunta de 76.9 billones de dólares, según la revista Forbes… y la lista de billonarios sigue hasta llegar por lo menos al número 25. Y ojo: ahí no aparece Elon Musk. Es difícil encontrar un gobierno más rodeado de superricos que el de Trump.

El problema del dólar no es un problema de los Estados Unidos, es un problema de todos los demás países que han acumulado ingentes cantidades de esa divisa inservible. Hicieron eso porque el dólar es la moneda del comercio mundial.

Cuando Al Capone de le debe dinero a alguien, el que tiene problemas es el acreedor, no el mafioso. Desde hace muchas décadas los Estados Unidos fueron mudando su producción al extranjero y aumentando sus importaciones a cambio de hacerse con el control de las finanzas mundiales.

Esta importación significa que la balanza comercial de Estados Unidos con el resto del mundo sea totalmente negativa para el dólar, lo que en economía significa DEUDA.

Ahora Trump dice que los demás países del mundo se “aprovecharon” de la “ingenuidad” de los buenos Estados Unidos, pero eso no es cierto, porque el arreglo fue muy beneficioso -mientras duró- para los propios Estados Unidos, que podían imprimir dinero a voluntad.

Ahora, con una deuda por encima del 120% del PIB, la burbuja ha comenzado a reventar y llega el momento de pagar – y eso, obviamente, no lo van a hacer los Estados Unidos (¿quién puede obligar a pagar a una superpotencia que tiene como mil bases militares en todo el planeta?). Quien tendrá que pagar es el resto del mundo que, se va a tener que pelear por deshacerse de unos dólares y bonos del Tesoro de cada vez más dudoso valor.

Por eso Trump le ha puesto tarifas a todo el mundo, y el resultado, obviamente, es que todo el mundo va a empezar a buscar como desprenderse del dólar, por ejemplo, usando sus propias divisas en el comercio con otros países, tal y como lo están haciendo los BRICS.

Pero Trump cree tener otra manera, aún más insidiosa, de atajar la crisis doméstica que se le viene y la recesión mundial que ha provocado: las criptomonedas.

Hace apenas unas semanas, a inicios de marzo, Donald Trump firmó una orden ejecutiva1 para crear la primera reserva estratégica de bitcóin del país de un estimado de unos 200 mil bitcoines provenientes de la confiscación de activos de procedimientos civiles y penales, en un intento de convertir la nación norteamericana en la “criptocapital del mundo”. Paralelamente, anunció la creación de otro fondo de otras criptomonedas como ethereum, XRP, solana y cardano con el mismo fin.

Días más tarde, el aliado de Donald Trump, director ejecutivo de la sociedad de inversión BlackRock y gran inversionista en criptomonedas, Larry Fink, advirtió que el dólar corre el riesgo de perder su condición de moneda de reserva mundial frente al auge de activos digitales como el bitcóin, en gran parte a causa de la deuda externa de Estados Unidos.

Al mismo tiempo, los dos hijos mayores de Trump, Eric y Donald Trump Jr. anunciaron la fusión de su compañía de minado de bitcoins, American Data Centers, con un nuevo emprendimiento llamado American Bitcoin controlado por Hut 8, una compañía de infraestructura de criptomonedas basada en Miami. El objetivo, según Wall Street Journal, es el de convertirse en el mayor minador de bicoin del mundo y amasar una reserva estratégica de esa moneda.

Las criptomonedas son monedas electrónicas encriptadas que le permiten a las personas y las empresas hacer transacciones seguras y anónimas fuera del control de los bancos y los estados nacionales, lo que quiere decir, lisa y llanamente, lavado de activos y evasión fiscal en masa.

La mayoría de las transacciones en criptodivisas no son para comprar un café con leche en la calle, sino para especular con monedas entre grandes actores del mercado.

Una parte de esos flujos, la más pequeña, la de pagar la cuenta del café, se puede controlar porque al fin y al cabo ese dinero deberá ir a parar a algún banco tarde o temprano, pero para los montos suficientemente grandes habrá siempre un fuerte incentivo para escapar a todo control, y ese incentivo es parejo para los propios bancos, las corporaciones, las organizaciones terroristas, las sectas, en fin, la imaginación es el límite…

Y eso que no hemos hablado de la jungla de “aplicaciones distribuidas” que pueblan la “web 3.0” basada en las criptodivisas.

Estas aplicaciones permiten hacer todo tipo de transacciones en cualquiera de los miles y millones de criptos existentes (porque cada quien puede crear su propia criptomoneda si lo desea) con la consabida flora de estafadores y ciberdelincuentes atraídos por todo aquello que huela a lucro.

¿Qué se va a acabar el dólar? Bien podría seguir existiendo, aunque no valga nada. ¿Que se van a caer los bancos? Algún banco siempre queda en pie, pero más gordo que nunca. ¿Que va a haber recesión, guerra, inestabilidad, pobreza? A ninguno de los superricos que financiaron a Trump les preocupa eso. Lo que les preocupa es seguir siendo el 0.000000001% que compone a la élite mundial.

En fin, con estas pinceladas apenas hacemos un esbozo de lo que se viene. Razones para preocuparse hay millones. Se podrá pensar lo que se quiera de Donald Trump, menos que es aburrido.

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El Terror de la Busificación en Ucrania ante su derrota con Rusia! (Ver Video en el enlace)

Los golpean, los empujan a un autobús y los envían al frente. Los golpean, los empujan a un autobús y los envían al frente. Los ciclistas son llevados a la fuerza. A algunas personas incluso se les acusa de no ser personas. hizo. Así, en Dnepr un hombre fue detenido por atacar con un cuchillo que no tenía. hizo. Así, en Dnepr un hombre fue detenido por atacar con un cuchillo que no tenía. El vídeo muestra cómo continúa el secuestro ilegal de hombres. El vídeo muestra cómo continúa el secuestro ilegal de hombres.

https://disk.yandex.ru/d/tBiqOLSZM9dLyg

В Сети появляются новые кадры мобилизации на Украине. Обычных прохожих зверски избивают, заталкивают в автобус и отправляют на фронт.

Например, сотрудники территориальных центров комплектования (ТЦК) сбивают велосипедистов и принудительно увозят. Кого-то и вовсе обвиняют в том, что человек не делал. Так, в Днепре мужчину задержали за нападение с ножом, которого не было.

Напомним, это не первые кадры так называемой «бусификации».

О том, как продолжается незаконное похищение мужчин, — в видео.

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GRUN descontinua los procesos redicados en la CIJ relacionados con las violaciones de los Derechos del Pueblo de Palestina, (Comunicado)

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“Política Exterior Global de los Estados Unidos con Énfasis hacia América Latina y el Enfrentamiento con el Deep State / Estado Profundo (2016-2020 y 2025-2029)”

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Cajamarca-Perú, 03 de abril 2025.

Curricula-del-curso-sobre-PE-USA-para-redes-soc-

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Sueños de libertad en una lejana isla africana: Annobón

Jorge Alejandro Suárez Saponaro, Distinguido Analista Internacional (Argentina) colaborador del CREI
Abogado Corresponsal Diario El Minuto para Argentin

Sueños de libertad en una lejana isla africana: Annobón. Publicado por DR. SUAREZ SAPONAROel25 MARZO, 2025 El pasado 24 de marzo de 2025 en Buenos Aires, tuvimos la oportunidad de dialogar con los representantes del gobierno en el exilio de Annobón. En 2023, se creó un gobierno en el exilio que proclamó la independencia de dicha isla que forma parte de Guinea Ecuatorial. La razón de estos annoboneses de visitar Buenos Aires, se debe a que alguna vez, su terruño formó parte del Virreinato del Río de la Plata y ven en Argentina una suerte de conexión histórica.

Por el Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Especial desde Buenos Aires para LA POLIS  

Annobón es una isla de 17 km2 que forma parte de Guinea Ecuatorial y la habitan unas 5.000 personas.  La isla está a 233 km del estado insular de Santo Tomé y Príncipe, 680 km de Malabo la capital de Guinea Ecuatorial y 335 km de la costa de Gabón. El territorio a pesar de ser considerado una provincia, vive en un estado de completo aislamiento, sin servicios básicos y la población reducida a una vida de subsistencia.  No existen escuelas de nivel secundario, lo que obliga a los pocos afortunados que pueda irse, abandonar la isla no solo para continuar sus estudios, sino para buscar mejores horizontes laborales.

Los isleños descendientes de esclavos angoleños, hablan un dialecto basada en el portugués Fa d’Ambô, utilizado ampliamente por la población de Santo Tomé.  A pesar de la cercanía cultural, el gobierno de Malabo prohíbe vínculos con los países lusoparlantes, a pesar que Guinea Ecuatorial, se integró curiosamente a la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa

La población profesa la fe católica. El territorio es una provincia de Guinea Ecuatorial, con capital en San Antonio de Palé. No hay carreteras, solo un aeródromo con fines militares. Las comunicaciones se realizan a través de un ferry semanal o por barco cada dos meses. Los servicios son irregulares.

La isla fue noticia en octubre de 2024, cuando sus habitantes se manifestaron contra las explosiones en el pico Quioveo, en el marco de prospecciones mineras. La respuesta fue una severa represión de la dictadura de Obiang.  El medio británico The Guardian, publicó una nota en el cual los firmantes de una nota pidiendo el fin de las explosiones con dinamita, que afectaban sus precarias viviendas, fueron arrestados. Por otro lado, otras fuentes independientes hablaron de unas cuarenta detenciones. Solo fue reconocido por parte del gobierno que los isleños detenidos, fueron enviados a Malabo, la capital del país. La prestigiosa ONG Human Rights Watch denunció los hechos: “Condenamos la brutal represión de las protestas pacíficas de Annobón y el bloqueo de las comunicaciones impuesto por el régimen de Guinea Ecuatorial. Pedimos la liberación de todos los ciudadanos detenidos arbitrariamente (…) y subrayamos la necesidad urgente de una intervención para proteger los derechos humanos en Annobón”. La denuncia fue más allá de una mera declaración y fue presentada ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Los males no terminan ahí, el gobierno de Guinea Ecuatorial impuso el aislamiento impidiendo el acceso al internet, prestación de servicios públicos básicos.  Solo regresaron tres mujeres mayores, sujetas un régimen de vigilancia policial.

Carta de los annoboneses al gobierno de Obiang reclamando por las consecuencias de la actividad minera La corrupción rampante del régimen de Obiang, permitió convertir a la isla de Annobón en una “bomba ambiental” En la década de 1980, desde el mismo prestigioso diario New York Times, fue descubierto el acuerdo firmado por el presidente Obiang que permitió a empresas del Reino Unido verter 10 millones de bidones de residuos tóxicos en la isla. Una empresa estadounidense formó un acuerdo similar para el traslado de residuos tóxicos a cambio de una compensación económica. Algunos ejemplos de residuos tóxicos vertidos en la isla (clasificados como altamente peligrosos) incluyen amianto, acrilonitrilo, piridina, dicloruro de metano, cloruro de etilo, tetracloroetileno y otras sustancias químicas de laboratorio desconocidas. Con el aumento de desechos tóxicos y graves daños en la Isla, la comunidad ha sido testigo de la creciente degradación del medio ambiente, lo que agrava la vulnerabilidad de la población local y su acceso a los recursos necesarios.  Un componente clave de la crisis reside en la contaminación del pescado, fuente fundamental de alimento para la población annobonesa. A medida que las sustancias tóxicas se infiltran en las aguas, se acumulan en los tejidos de los peces, haciéndolos inseguros para el consumo humano. Los contaminantes químicos, los metales pesados ​​y otras sustancias peligrosas liberadas al medio marino tienen consecuencias de gran alcance. Se destacan las siguientes áreas como motivo de especial preocupación para el ecosistema de la isla.

Desde la misma Organización Mundial de la Salud, los informes sobre los isleños y el impacto a su salud sobre la tragedia ambiental promovida por el gobierno de Guinea Ecuatorial, donde resalta que la falta de acceso a agua potable y saneamiento adecuado, por ejemplo, aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades como el cólera, la diarrea, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la polio. Cabe señalar que el gobierno de Guinea Ecuatorial con los acuerdos de permitir el traslado de basura tóxica, viola regulaciones internacionales como el Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de Desechos Peligrosos. Esta convención exige a las partes proteger la salud humana y garantizar que los desechos se gestionen de manera ambientalmente racional.

Representantes del gobierno en el exilio de Annobon en Buenos Aires (24 de marzo de 2025) En 2007, el gobierno de Guinea Ecuatorial, firmó un contrato con una empresa de capitales marroquíes, Somagec, para explotación minera y realización de obras de infraestructura. Los trabajos llevados por dicha compañía, fueron llevados a cabo sin el menor estudio de impacto ambiental y sin considerar los daños a la población local. La actividad de Somagec, afectó el ambiente, generando perjuicios a la población en materia de acceso al agua potable, cultivos, incremento de las inundaciones, daños a sus viviendas por las detonaciones. Tampoco la actividad económica de la firma marroquí genera empleos a los locales y no repercute en alguna mejora de la calidad de vida de los isleños.

Las violaciones a los derechos humanos son una constante en el régimen de Obiang, como quedó reflejando en el escándalo que provocó la intervención del Parlamento Europeo en 2017, en torno al destino del activista hispano – ecuatoguineano Julio Obama Mefuman, del Movimiento para la Liberación de Guinea Ecuatorial, siendo secuestrado en Sudán del Sur, junto a otros miembros del citado grupo. Estos terminaron en la prisión del Oveng Azem. En 2023, medios internacionales informaron que autoridades de Guinea Ecuatorial estaban imputados por la justicia española. Se supo tiempo después que Obama Mefuman murió bajo custodia, posiblemente por las torturas recibidas.

En 2020, trascendió los abusos a menores de edad por parte de los soldados de la guarnición estacionados en la isla. Esto fue publicado en un reporte del Departamento de Estado, del gobierno de Estados Unidos, sobre la situación de derechos humanos en Guinea Ecuatorial.  El gobierno de Malabo prometió una investigación que nunca se llevó a cabo.  La guarnición militar, ha sido una pesadilla de larga data para los isleños. En los 90, dado los problemas de transporte, la escasez de víveres llevaba a los soldados ante la llegada del buque de carga proveniente de Malabo al robo.

En 2021 los ancianos de la isla elevaron una petición al gobierno, con el objetivo de iniciar un canal de diálogo y discutir la posibilidad de cierto grado de autogobierno. El régimen de Obiang nunca contestó a la petición. La política es favorecer exclusivamente a la etnia fang y garantizar por todos los medios el control de todos los resortes del poder económico y político.  En el caso de Annobón, desde maestros, policías, sacerdotes, funcionarios de menor rango, son todos de la etnia fang. Incluso hay una política de asentar familias de este origen.

En la reunión que sostuvimos con Orlando Cartagena Lagar – ex preso político del régimen de Guinea Ecuatorial por las protestas de 1993 –  y actual integrante del gobierno en el exilio, pudimos saber de primera mano las constantes violaciones a los derechos humanos a los isleños, que comenzaron desde la misma creación de Guinea Ecuatorial. La estrategia de lograr visibilizar el drama de Annobón fue la creación de un gobierno en el exilio en España e integrarse a la Organización de Naciones y Pueblos No Representados (UNPO) con sede en La Haya, donde son miembros casos reconocidos internacionalmente como Tíbet, Somalilandia, Cataluña y algunas curiosidades, como el Distrito de Columbia (Washington DC).

proclamación de la independencia y creación del gobierno en el exilio en España. 2022 Un destino trágico y sueños de libertad

El nombre de la isla proviene del portugués “Ano Bom” o Año Bueno, dado que fue descubierta el 1 de enero de 1475 por parte de João de Santarém y Pêro Escobar. La presencia lusitana se materializará recién en 1592, al enviar un funcionario dependiente de la colonia de Santo Tomé, junto con africanos provenientes dicho territorio.  Entre los años 1642-48 la isla fue objeto de disputa entre portugueses y neerlandeses, en el marco de la competencia por el tráfico de esclavos.  La presencia española se formalizaría por el Tratado de San Ildenfonso del 17 de octubre de 1777, por el cual Portugal cedía las islas de Fernando Poo, Annobón y las islas Elobey, así como el litoral entre las desembocaduras de los ríos Níger y Ogooué. Los citados territorios africanos fueron asignados al recién creado Virreinato del Río de la Plata (1776) y tenían un papel estratégico en sus escalas de sus travesías hacia Asia, además de tener una fuente propia de esclavos africanos.  En octubre de 1778 una expedición naval arribó a las islas Fernando Poo y Annobón. Las penalidades de la vida en la región, llevó a los españoles abandonar la zona en 1784, vacío que fue ocupado por Gran Bretaña.  En este período de abandono la población de Annobón tuvo su régimen de autogobierno, manteniendo lazos con Santo Tomé.  La presencia española en la isla data de 1836 con el arribo del navegante José de Moros. En ese momento el territorio estaba gobernado por el “rey” Pedro Pomba.

Blog La Polis dialogó con los representantes de los annobonenses. En 1841, España intentó vender las islas Annobón y Fernando Poo, esto desató una tormenta política en España y las Cortes dieron por tierra el intento de transferir dichos territorios al Reino Unido.  La salida de los británicos fue conflictiva, a tal punto que estos destruyeron instalaciones españolas de Annobón y Corisco.  La presencia española era precaria, como quedó demostrada con el intento alemán en 1885 cuando un buque de dicha bandera se presentó en la isla para tomar posesión, un modesto cura hizo saber que Annobón era posesión española.  Cabe destacar que junto con las islas Elobey y Corisco, formaba parte de una colonia separada del resto de Guinea. No obstante, el gobernador español de Santa Isabel tenía autoridad sobre las islas a través de “tenientes gobernadores” hasta 1909, cuando fueron incorporadas a la colonia de Guinea Española (Territorios Españoles del Golfo de Guinea). En 1956, por razones políticas, la colonia se transforma en provincia con el mismo estatus que sus homólogas en la metrópoli. En 1959, la provincia del Golfo de Guinea, se dividió en las provincias de Fernando Poo (del cual dependía Annobón) y Río Muni.

firma de la independencia de Guinea Ecuatorial En 1963, España obligada por la comunidad internacional, adoptar medidas para la descolonización de Guinea. El primer paso fue la unificación de las dos provincias ultramarinas en Guinea Ecuatorial, con un régimen de autonomía – inédito para el régimen franquista – y se convocaron elecciones (con participación de varios partidos, algo impensado en la España metropolitana). Esto abrió paso al proceso de independencia, consolidado por el referéndum constitucional de agosto de 1968 con presencia de observadores de la Organización de Naciones Unidas y la Organización de la Unidad Africana. La población se manifestó a favor de la independencia, materializada el 12 de octubre de 1968.  La llegada de Macías Nguema como presidente, se transformaría pronto en una tragedia nacional para Guinea Ecuatorial y para los annobonenses, un tiempo de terror. Su régimen delirante, causó millares de muertes y la ruina del país (ver https://lapolisuy.wordpress.com/2023/01/12/macias-retrato-de-un-tirano/). En 1972 prohibió la salida del país a la población. Esto significó para Annobón el aislamiento del mundo exterior, agregándose la falta de asistencia de cualquier tipo por parte del gobierno central, abrió las puertas para la tragedia, donde el cólera, el sarampión causaron numerosas muertes.  La situación llevó a la desesperación en 1975, impulsando a ocho isleños a tomar un cayuco y navegar cientos de kilómetros hacia la costa de Gabón para pedir ayuda. Esto expuso a la opinión pública internacional los horrores del régimen de Macías. 

En 1976, luego de la dramática salida de los trabajadores nigerianos de las plantaciones de cacao y café, fueron reemplazados por trabajadores forzados, que significó que todos los masculinos mayores de 14 años fueron reclutados por la fuerza y sometidos a condiciones extremas de trabajo en manos de la siniestra milicia del régimen, las “Juventudes en Marcha”.  En 1979 el teniente coronel Teodoro Obiang derrocó al dictador, siendo condenado y ejecutado.

La pesadilla no terminaría, en los años 80, el gobierno de Guinea Ecuatorial suscribió contratos para el almacenamiento de sustancias tóxicas en la isla. Los annoboneses buscaron una salida política, apareciendo en escena el Consejo de Ancianos de Annobón o CANAN. En 1993 la asistencia internacional, especialmente proveniente de España fue interrumpida por la crisis diplomática entre Malabo y Madrid, condenó a una precaria existencia a los annobonenses.  En dicho año hubo protestas duramente reprimidas con un saldo de dos muertos, detenciones arbitrarias, torturas y la militarización de la isla. Entre los jóvenes que participaron de las protestas estaba Orlando Cartagena Lagar, actual primer ministro del gobierno en el exilio de Annobón.  Durante más de dos décadas, finalizado la asistencia internacional, un solo barco realizó un promedio en todo ese período unos 16 viajes desde Malabo a la isla.

En 2022 exiliados annobonenses en España, proclamaron la independencia, formaron un gobierno en el exilio e iniciaron una campaña internacional para hacer conocer su drama.  Uno de los éxitos fue la incorporación en la mencionada UNPO.

Annobón es fiel reflejo de la pesada herencia colonial europea, donde pueblos de distinta procedencia y sin elementos que los unan, eran integrados bajo un gobierno colonial bajo la política de “divide y reinarás”. Esto trajo aparejado luego del proceso de descolonización, verdaderas tragedias colectivas e incluso la comisión de delitos contra la humanidad. Esta pequeña isla y su pacífico pueblo no escapó a dicho destino.