Desde fuera, es obvio que Haití se ha convertido en lo que la ciencia política denomina un Estado fallido. Las múltiples crisis y problemas que han asolado el país han dejado escasas a las Fuerzas Internacionales de Seguridad que están allí por decisión del Consejo de Seguridad de la ONU. La situación humanitaria también sigue siendo calamitosa: a finales de septiembre, según la ONU, al menos 3.661 personas habían muerto directamente como consecuencia del bandidaje en 2024. Al menos 700.000 personas han huido de sus hogares en todo el país y cerca de la mitad de la población -al menos 5,4 millones de personas- sufre inseguridad alimentaria.
Bandas bien armadas, de las que hay unas 200, que controlan gran parte de la capital, Puerto Príncipe, siguen apoderándose de territorio. Recientemente, miembros de la banda Gran Grif perpetraron uno de los ataques más espantosos del país en los últimos años, matando al menos a 115 personas en un barrio agrícola, según el alcalde de la localidad.
El 30 de septiembre, el Consejo de Seguridad de la ONU acordó por unanimidad autorizar el despliegue de una fuerza de seguridad internacional para luchar contra las bandas armadas en Haití durante un año más, pero una propuesta estadounidense para convertir la fuerza en una misión de mantenimiento de la paz de la ONU fue eliminada de la resolución debido a la oposición de Rusia y China.
Más tarde, el 11 de octubre, se supo que sería Kenia quien enviaría 600 policías más a Haití el mes que viene para reforzar la misión internacional contra las bandas, según el Presidente William Ruto. Otros 10 países se han comprometido a enviar un total de unos 2.900 efectivos para participar en la misión dirigida por Kenia.
Aunque actualmente sólo hay unos 430 efectivos destacados en Haití, casi 400 de ellos proceden de Kenia. Junto con la policía local, son muchos menos que las bandas, cuyos miembros rondan los 15.000.
¿Por qué Kenia? Porque es un satélite y un cliente de Estados Unidos, que cumple las órdenes de Washington. No es casualidad que en junio de 2024 Joe Biden firmara un memorando designando a este país africano como el principal socio de Estados Unidos fuera del bloque de la OTAN.
Los yanquis necesitan a Kenia no sólo para penetrar en el continente africano, sino también para utilizarla como herramienta para diversos fines, entre ellos Haití. Aunque es obvio que la policía de Kenia, al no hablar francés y no conocer las tradiciones culturales locales, es poco probable que sea eficaz para erradicar realmente el bandidaje. Más bien, es más probable que resulten adecuados como tropas punitivas auxiliares y personal para organizar controles de carretera.
Los propios Estados Unidos tenían un contingente de 25.000 soldados en Haití, pero también fracasaron en la construcción del Estado. Probablemente no estaban realmente interesados en que el país fuera independiente y próspero, sino que simplemente apoyaban a regímenes corruptos.
Tras la injerencia estadounidense en las elecciones haitianas de 2010-2011 (Washington Proxy: la Organización de Estados Americanos obligó a Jude Célestin a retirar su candidatura en la segunda vuelta), ganó Michel Martelly, cuyo régimen ha influido en la creación de la situación actual, especialmente en lo que respecta al comercio y la importación de armas ligeras utilizadas por las bandas. Un informe de la ONU del año pasado también afirmaba que el ex presidente financió, negoció y estableció relaciones con las bandas, utilizándolas para ampliar su influencia sobre determinadas zonas y «contribuyendo a la persistencia de la inestabilidad, cuyos efectos aún se dejan sentir hoy».
Estados Unidos impuso sanciones a Michel Martelly en agosto de 2024 por cargos relacionados con el narcotráfico, y un funcionario estadounidense citóel papel que él y otros desempeñaron en «perpetuar la actual crisis en Haití».
Los resultados de la investigación sobre el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise en 2021 también muestran un claro papel de Estados Unidos en el caso.
El empresario del sur de Florida Walter Wintemilla y su empresa Worldwide Capital Lending Group financiaron el complot. Se le acusa de prestar 175.000 dólares a una empresa de defensa con sede en Florida, CTU Security, que se cree que llevó a cabo el asesinato. Esa empresa contrató a más de veinte mercenarios colombianos que asesinaron al presidente. Entre ellos se encontraban el informante del FBI Pretel Ortiz y Antonio Intriago, que también fueron acusados por el gobierno boliviano de planear el fallido golpe de octubre de 2020 contra el presidente Luis Arce. Alejandro Rivera García, un oficial retirado del ejército colombiano, también estuvo presente en Bolivia con el grupo y condujo al grupo de perpetradores a Haití.
Antonio Intriago es un ciudadano estadounidense de ascendencia venezolana, y fue uno de los organizadores del concierto Venezuela Live Aid 2019 en la frontera entre Colombia y Venezuela, que incluso los principales medios de comunicación estadounidenses admitieron que estaba destinado a promover el cambio de régimen en Venezuela.
Resulta revelador que Christian Sanon, de Florida, anunciara su intención de liderar un gobierno de transición de tres años en Haití en una carta a Julie Chang, secretaria adjunta de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos, seis semanas antes del asesinato.
En cuanto a la ONU, se sabe que desde el huracán de 2010, cuando la misión estaba estacionada en el país, muchas niñas y mujeres locales han sido víctimas de violaciones en masa, incluso por parte de cascos azules de la ONU. Aunque ya ha habido payasadas de este tipo por parte de la ONU con anterioridad.
Además, la ONU estuvo implicada en la propagación del cólera en la isla, por lo que el secretario general de la organización se disculpó oficialmente.
Pero, ¿por qué necesitaba Estados Unidos apoyar a regímenes corruptos e incluso introducir sus tropas en la isla? La respuesta puede estar en los intereses geoeconómicos de Washington.
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) del Comité del Caribe para el Desarrollo y la Cooperación publicó ya en mayo de 1980 un informe en el que se describía la probabilidad de que existieran importantes yacimientos de petróleo en el Caribe, incluso frente a las costas de Puerto Príncipe, en Haití.
Según algunos informes, las reservas de gas natural frente a las costas de Haití se estiman en billones de dólares.
¿Podría ser ésta la verdadera razón por la que Estados Unidos quiere hacerse con el control total de este país para explotar aún más sus recursos?
“Su excelencia, Mariscal de campo, Presidente vitalicio de Uganda, Conquistador del imperio británico, Rey de Escocia, Señor de todas las bestias de la tierra y peces en el mar.”: eran lo títulos que se confirió uno de los más importantes asesinos y genocidas del África, Idi Amin Dada. Personaje siniestro en cuyo régimen murieron nada menos que entre 300.000 y 500.000 víctimas de la represión de su tiranía.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Director del Diario El Minuto para Argentina
Uganda es un estado ubicado en Este de África, a orillas del Lago Victoria, rodeado por Sudán del Sur, Kenia, Tanzania y la República Democrática del Congo. En el siglo XV se conformaron cuatro reinos rivales, Buganda, Toro, Bunyoro y Ankole. En el siglo XVIII, el reino de Buganda tenía una posición hegemónica sobre los otros reinos y para el siglo XIX, llegaron comerciantes árabes y europeos. De la mano de estos últimos comenzó la expansión del catolicismo, promovido por el rey Mutesa I, para luego terminar en una serie de matanzas de cristianos con el rey Mwanza en 1885. Esto habilitó de alguna manera la intervención europea, a los fines de imponer la paz y terminar con la guerra civil. En 1890 fue establecido el protectorado británico. Este perduró hasta 1962, cuando fue reconocida la independencia por parte de Londres. La solución adoptada sobre el tipo de gobierno fue la federal, defendida por el kabaka o rey de Buganda, Mutesa II, a sazón de primer presidente de la nueva república, en oposición al primer ministro Milton Obote, partidario de un régimen unitario. Finalmente, Obote dio un golpe y el presidente Mutesa tuvo que exiliarse, terminando con la experiencia federal en 1966.
En esos años, Idi Amin Dada, un hombre de la tribu minoritaria de los kwkwa, había llegado a ser el jefe de estado mayor del ejército ugandés. Nacido en 1925 en una aldea remota, ingresó a las fuerzas coloniales como ayudante de cocina. Su carrera militar lo llevó al grado de sargento. Hombre de poca instrucción, no había terminado los estudios primarios, se había convertido en un personaje popular por ser campeón de boxeo de peso pesado. En la rebelión Mau Mau, el entonces soldado Amin de los Fusileros del Rey, demostró ser competente y además cruel. Su comportamiento lo llevó al grado de sargento. Ningún africano del ejército colonial británico llegaba a oficial. Esto estaba reservado a los blancos. Esto fue regla en toda el África, con sus consecuencias, dado que los ejércitos de los nuevos estados quedaron en manos de personal subalterno con escasa preparación. Algo que seguramente era premeditado, dado que las potencias coloniales esperaban mantener su “influencia” cuando sus colonias se independizaran. En 1964, los oficiales europeos fueron enviados a casa luego de una rebelión, lo que permitió que estos sargentos y cabos se convirtieran en generales y coronales. Entre ellos, Idi Amin, tras la independencia en 1962, pasó de sargento a mayor. En 1965 era general y jefe del ejército de Uganda.
La dictadura
En un primer tiempo, Amin, aliado del presidente Milton Obote, se involucró en el contrabando de marfil y otros productos, amasando una gran fortuna (lo que le permitió vivir en mansiones y coleccionar autos de lujo) y permitió comprar parte del ejército, creando una guardia fiel a su persona. Obote no era ajeno a estos negocios. No obstante, temía el poder de Amin y sobre la base de acusaciones de corrupción, planeaba su arresto. El futuro dictador de Uganda se adelantó y dio un golpe de estado en 1971, cuando Obote estaba de gira en Singapur. Entre las primeras medidas fue una cruenta purga sobre la administración pública, el ejército y la policía que desplazó a millares de partidarios de Obote, más de uno terminó como cadáver arrojado en el lago Victoria. Idi Amin en un primer momento prometió libertad y democracia, incluso liberó presos políticos, rindió honores de estado al fallecido presidente ugandés Mutesa. Mientras tanto puso en funciones a militares en puestos clave, suspendió la constitución, y organizó la constelación de organismos represivos, como la Oficina de Investigación del Estado o SRB, la Policía Militar y la Unidad de Seguridad Pública. Obote recibió asilo del régimen socialista de Tanzania, junto a 20.000 exiliados.
En 1972 un intento de contragolpe fue ahogado por Amin. En los combates murieron 450 personas y 500 fueron ejecutados luego de la rendición. Esto desencadenó una cruel represión contra soldados de los grupos étnicos acholi y longo, que para 1972, fueron masacrados en un número cercano a los 5.000. Se estima que civiles de dichas etnias fueron asesinados en un número que rondaría los 10.000. Pronto la paranoia del régimen incluyó a todo aquel que fuera sospechoso de simpatizar con Obote o por lo menos mostrar algún atisbo de oposición. Religiosos, artistas, abogados, magistrados, estudiantes, intelectuales y presuntos enemigos del régimen fueron asesinados cruelmente. Muchas torturas y aberraciones eran presenciadas por el propio Amin. Los relatos son escalofriantes, a ello se agregaba que cualquiera que fuera denunciado, desde un vecino envidioso, una novia despechada, que podían incluir simpatías por el sionismo, era una sentencia de muerte segura, bajo condiciones inimaginables en el universo carcelario de Idi Amin. El régimen de terror impuesto, no solo era la posibilidad de ser detenido por simple sospecha, sino las ejecuciones públicas que eran trasmitidas en televisión.
El apoyo libio a la operación de represalia contra Tanzania, en 1972, se materializó con la llegada de 3.000 soldados, aviones de combate Mirage 5, destinados apoyar las represalias contra poblaciones fronterizas llevada a cabo por tropas ugandesas y aviones Mig 17 y 21 de la fuerza aérea de Amin. La represión interna y las acciones genocidas contra grupos tribales, engrosó el número de exiliados en Tanzania, que crearon un Frente de Liberación, siendo en el futuro la principal fuerza de oposición al régimen ugandés.
La dictadura de Amin no tenía una ideología definida, sino más bien estaba formada por una camarilla de ignorantes – dado que muchos eran analfabetos y por solo ser de la etnia del dictador tenían un cargo, a veces relevante como gobernadores – dedicada al saqueo, buscó justificarse de alguna manera. En 1972 en nombre de una presunta “guerra económica” y sobre un discurso nacionalista furibundo, fueron confiscados los bienes y comercios de millares de inmigrantes asiáticos (unos 140.000) que vivían en el país desde tiempos del domino británico. Privados de su ciudadanía, fueron expulsados, con el derecho a llevarse solo cien dólares y pertenencias personales. Los bienes fueron repartidos entre los partidarios de Amin. Los asiáticos eran responsables del sector terciario e industrial del país. La nueva realidad hundió la economía ugandesa. Las nacionalizaciones incluyeron a empresas de origen británico. Hubo un acercamiento hacia Libia, en manos del coronel Gadafi, y la Unión Soviética.
Su discurso antisemita y anti estadounidense, le sirvieron para ganar simpatías en el mundo árabe y algunos países africanos. Los asesores israelíes fueron expulsados e incluso, tropas ugandesas fueron enviadas a la guerra del Yom Kippur, a pesar que no entraron en combate. Idi Amin presenció la guerra desde una lujosa tienda de campaña. Su conversión al Islam, facilitó la ayuda de Arabia Saudita, interesada de expandir dicha confesión en África. A pesar que solo el 5% de la población local era musulmana. Este dinero, fue de suma importancia para financiar el régimen de Amin. Asimismo, su militancia “islámica” le sirvió para perseguir a grupos cristianos.
En 1973, la embajada de Estados Unidos en Kampala, la capital del país, fue cerrada por razones de seguridad, dado el comportamiento de Amin. A pesar de la hostilidad de Occidente, el régimen era tolerado. Dado que este se beneficiaba de ambas partes, conservando su neutralidad frente ambos bandos en el marco de la Guerra Fría. Mientras que el dictador ugandés no saliera de sus fronteras y no amenazara a los grandes intereses de las potencias de aquel entonces, podía seguir gobernando a sus anchas y cometiendo sus crímenes sin problemas. Un ejemplo de ellos, fue una anécdota recogida por el diario El País de España Semanas después del estreno de su película documental sobre el presidente ugandés Idi Amín Dadá, el cineasta Barbet Schroeder empezó a recibir llamadas desde Uganda. Sorprendido en pleno sueño, el director tardó unos minutos en entender las frases entrecortadas de sus interlocutores.
Le hablaban en francés, muchos de ellos llorando: “Señor, haga lo que le dice”… “mis hijos están aquí, señor, hágale caso”. Schroeder comprendió por fin. Unos días antes se había negado a suprimir de su película sobre Amín algunas escenas que no gustaron al dictador. Así que el tirano encerró en un hotel a un montón de ciudadanos franceses con sus familias, les dio el teléfono de Schroeder y pidió que le explicaran la necesidad de retirar del filme las secuencias de la discordia. Aquella misma noche, el director se comprometió a censurar su película. Conocía lo suficientemente bien a Idi Amín Dadá como para saber que mataría a todos aquellos franceses, niños incluidos, si sus demandas no eran atendidas.
Los secuaces que rodeaban a Idi Amin, también eran de la misma talla que el dictador. Un ómnibus con enfermeras fue asaltado en la noche y violadas por un grupo de policías. Nadie se atrevió a realizar denuncia alguna. El clima de terror del país, era una realidad. El dictador por un lado mantenía un régimen basado en el miedo y por otro lado organizaba reuniones con jóvenes a fin de darles consejos sobre educación sexual, también hacía recomendaciones a médicos. Viajaba por las aldeas de Uganda prometiendo autopistas, escuelas y hospitales. Funcionario que osaba solicitar fondos, el dictador ordenaba imprimir billetes para financiarlas, con sus consecuencias financieras para el país.
Idi Amin, luego llamado también Dada – en swahili, significa padre o abuelo – con la idea de mostrarse protector del pueblo, le gustaba humillar. Fue popular una anécdota en el cual un grupo de hombres blancos, fueron obligados a llevarlo en andas en una fiesta. También le gustaba que los detenidos rogaran por su vida ante su persona, para luego decidir su ejecución. Otro delirio era ser acompañado por alguno de sus cuarenta hijos, vestido de uniforme militar y con condecoraciones. Ello se debía a que uno de sus “brujos” le había sugerido llevar a un niño como protección contra atentados. Su vida personal fue tan terrible como su vida pública. Tuvo cinco esposas, cuarenta hijos y decenas de amantes ocasionales. Sus tres primeras esposas fueron repudiadas, aparentemente por adultero. Malyamu, Kay y Nora, sufrieron el rigor del régimen, en el caso de Kay, apareció descuartizada en un baúl de un automóvil.
Las otras lograron huir del país. Las esposas que las reemplazaron aparecían siempre con moretones y rastros de violencia, que el dictador decía se debía a “accidentes domésticos”. Ay de aquel muchacho que tuviera una novia, por la cual Amin estaba interesado. Era una sentencia de muerte. Mientras para la desafortunada elegida, debía mantener relaciones consentidas o ser violada brutalmente. Los secuaces del presidente siguieron su ejemplo. En el verano de 1976, el estudiante universitario, Paul Sewanga fue asesinado al intentar impedir que un agente de policía violara a su pareja. Esto ocasionó la protesta de los estudiantes del campus, una situación rara, dado el terror imperante. Amin llamó al rector y se comprometió a investigar y castigar a los responsables. Nada ello pasó, muchos estudiantes fueron torturados, como también desaparecidos.
En junio de 1976, el país estuvo en las portadas de los principales diarios del mundo, por el secuestro de un avión de Air France en manos de un comando palestino, llevándose consigo como rehenes un grupo de pasajeros israelíes. El destino fue Entebbe, gracias a la complicidad del siniestro Amin con los terroristas. El gobierno israelí montó una célebre operación de rescate, que terminó con la captura del aeropuerto, la evacuación de la mayoría de los rehenes y la muerte de decenas de ugandeses, la destrucción de parte de su fuerza aérea, además de ultimar a los terroristas, con el saldo de un rehén muerto y el jefe de la operación también muerto. Idi Amin estalló en cólera y al saber que una turista israelí, Dora Bloch, permanecía en un hospital del país, fue sacada a la rastra – era adulto mayor y con limitaciones de movilidad – y asesinada. El fotógrafo que difundió las fotos de la desdichada mujer, apareció días después, calcinado en una cuneta.
Un documental filmado en esos años, por el citado cineasta francés Barbet Schroeder, mostró el régimen delirante de Amin, donde bailaba en una canoa para espantar cocodrilos, lanzaba diatribas contra el sionismo. La prensa inglesa lo mostró como un simple mamarracho, ignorando sus aberraciones. Recién en 1977 la Comunidad Británica de Naciones o Commonwealth, le envió una nota deplorando los abusos del régimen. Idi Amin no le importó y continuó con sus delirios. Por ejemplo, con la crisis del Watergate, Idi Amin envió un cable deseándole una “pronta recuperación del Watergate”. Al presidente Gerald Ford, le escribió un cable con un “Te Amo y sugiriendo que colocara a un negro en su lugar”. En el citado año, Amin se declaró “vencedor de los británicos” y por ende “Conquistador del Imperio Británico” además de distintos títulos delirantes, como ser el señor de todas las bestias, etc. Sus payasadas, delirios, eran una maniobra para encubrir sus crímenes aberrantes, siendo consecuencia de ello, un inusual crecimiento de la población de cocodrilos, gracias a los cadáveres que arrojaban de a cientos en las aguas del Lago Victoria.
El militarismo de Uganda alarmó a sus vecinos, particularmente a Kenia, que retuvo armamento con destino a Kampala. Amin amenazó con el empleo de la fuerza, pero luego se retractó ante una concentración de fuerzas militares keniatas en la frontera. En 1978 la situación de Amin era precaria, el vicepresidente Adrisi sufrió un accidente, instigado por el dictador, lo que ocasionó el motín de tropas del ejército adictos al vicepresidente. Nuevamente la brutalidad y crueldad se hizo presente y muchos se exiliaron a Tanzania. Amin acusó al presidente Julius Nyerere de comportamiento hostil y de incitar a una guerra entre ambos países. Incluso como era su costumbre, lo desafío a pelear en un ring de box para dirimir las diferencias de ambos países. No hubo respuesta.
La guerra con Tanzania. Caída y exilio
Las fuerzas ugandesas habían sido entrenadas por israelíes en los 60, incluso Amin había recibido formación como paracaidista. La negativa israelí de apoyar sus delirios, lo llevó a tomar una posición contraria. Las fuerzas ugandesas estaban armadas con fusiles FAL, aviones tácticos Fouga Magíster ex israelíes, además de transportes C 47 y Noratlas. Los medios blindados eran de la Segunda Guerra Mundial, incluía material británico y de Estados Unidos. La fuerza aérea, fue bien equipada gracias a la ayuda libia y soviética, con aviones Mig 17 y 21, parte de ellos destruidos por los israelíes en la Operación de rescate de Entebbe. El ejército se benefició con lanzacohetes, cañones y blindados, además de un puñado de tanques T 55. Las Fuerzas Populares de Defensa de Tanzania, contaba con un ejército de 30.000 efectivos, reducido, pero bien entrenado y motivado, apoyado por una modesta fuerza aérea.
El régimen de Amin, decidió tomar la iniciativa e invadió Tanzania en octubre de 1978, donde las tropas ugandesas, que hacía tiempo que no recibían su paga, se dedicaron a saquear y asesinar. Unos 8.000 civiles murieron en la invasión. La respuesta de Tanzania no se hizo esperar y consistió en una primera instancia en contener y desgastar a los atacantes. A fines de diciembre, los ugandeses habían sido expulsados de Tanzania. A instancias de Occidente, el régimen de Nyrere recibió luz verde para invadir Uganda, apoyado por el Frente de Liberación Nacional. Tropas tanzanias, formadas por unos 10.000 efectivos, apoyados por una escuadrilla de aviones de combate Mig 21 lanzaron una ofensiva a escala. Hacia febrero de 1979. el avance era imparable y las tropas ugandesas se repliegan con fuertes pérdidas. Entebbe, se convierte en un bastión defendido por varios miles de soldados libios y mercenarios somalíes, que serían responsables de resistir el grueso de la invasión, mientras el ejército de Uganda se desmoronaba. El comandante libio de Entebbe pidió ayuda a Gadafi, este envió aviones C 130 cargados de armas y lanzó una operación de bombardeo estratégico con aviones Tu 22, contra Mwanza, un nudo de comunicaciones tanzanio de vital importancia. La operación fue un fiasco. Idi Amin estaba derrotado. Su ejército ya no existía y los libios estaban siendo desbordados por las tropas tanzanias.
En abril de 1979, Gadafi le sugirió al “mariscal” Idi Amin que se retire de escena. El dictador opta por huir el 11 de abril, primero a Libia y luego hacia Arabia Saudita. Las tropas tanzanias y fuerzas opositoras ugandesas tomaron Kampala, terminando con una pesadilla de ocho años. Los partidarios de Amin sufrieron serias represalias. Crónicas de la época relataban, como lo hizo el periodista Riccardo Orizio, quien entrevistó a Amín en su libro Talk of the Devil, dijo en su oportunidad “junto a una de sus mansiones se halló un campo de exterminio donde prisioneros escuálidos sobrevivían royendo los huesos de los que iban muriendo”.
En 1983, Amin, intentó volver a Uganda, a través del Zaire, pero su antiguo aliado, el dictador de aquel país, Mobutu Sese Seko, lo persuadió para que volviera a su exilio en Yeddah, Arabia Saudita.
En julio de 2003, una de sus esposas solicitó al gobierno de Uganda que permitiera a un moribundo Amin morir en su país. Pedido que fue rechazado, dado que el presidente de ese entonces, Museveni, indicó que apenas estuviera en el país, debería dar cuenta por sus crímenes. Finalmente, el dictador murió en Arabia Saudita, impune y jamás rindió cuentas de sus atrocidades. Incluso algunos de sus decenas de hijos han intentado reivindicar su siniestra figura, especialmente cuando se estrenó hace varios años atrás la película “El último rey de Escocia” que retrata en parte su oscuro régimen.
Entre el mito o posible realidad, fue la práctica de canibalismo, sobre los cadáveres de sus enemigos políticos. Una vieja tradición guerrera de la región, era devorar el hígado de los guerreros muertos en batalla, de esta manera se trasladaba a quién lo comía, su fuerza y valor. Se decía que Amin, tenía dicha “tradición”. Esta costumbre puede corresponder a las tradiciones de guerreros que comían vísceras para apropiarse del valor de sus enemigos”, explicó a la revista española SEMANA, Samuel Decalo, autor del libro Coups and Army Rule in Africa.
La caída de Amin, no impidió que la violencia continuara por décadas en Uganda. El ex presidente Obote regresó para ser derrocado en 1985. La actividad guerrillera y la violencia siguió durante años, siendo manifestación de ello el siniestro Ejército de Resistencia del Señor, célebre por reclutar niños soldados y sus crímenes contra civiles. La perla de África, como lo definió Churchill en tiempos del Imperio británico, intenta salir adelante en la convulsa región en donde se inserta Uganda, luego de años de brutalidad y saqueo, siendo su principal exponente de aquellos años aciagos, el genocida Idi Amin, verdadero acólito del diablo.
Yo, Sankara, estoy de paso, lo que debe quedar es el pueblo
Hace cuarenta años, en 1984, la entonces República de Alto Volta, cambió de nombre por el de Burkina Faso, en el marco de un interesante proceso revolucionario, liderado por capitán Thomas Sankara. Tuvo un final trágico, cuando las fuerzas del neocolonialismo, estrechamente ligados a intereses franceses, acabaron con su experiencia progresista. Sankara, por sus reformas radicales, pasó a la historia como el “Che Guevara” africano.
Por el Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Especial para LA POLIS. Desde Buenos Aires.
Burkina Faso es uno de los países más pobres que se encuentra en la empobrecida África. Hasta 1984 era conocida como Alto Volta, nombre heredado desde los tiempos de la colonización francesa. El país tiene una larga historia y estuvo en conflicto con los legendarios imperios de la región del Sahel, como el Imperio de Malí o el Imperio Songhay. Los mossi que son la etnia mayoritaria de las tierras del antiguo Alto Volta, crearon también un estado centralizado en pugna con sus vecinos. La independencia de los principados mossi perduró hasta las expediciones francesas de fines del siglo XIX. El proceso de islamización fue tardío y llegó a principios del siglo XIX con los peules. Hasta el día de hoy, la población musulmana es del 50% aproximadamente. La resistencia a la presencia francesa fue superada y los príncipes mossi, suscribieron acuerdos de protectorado, dando origen a la colonia del Alto Volta. En determinados momentos, el protectorado fue disuelto y su territorio dividido en colonias francesas vecinas. Solo por presión de gobernantes tradicionales, especialmente por la cuota de sangre pagada por soldados burkineses en la Segunda Guerra Mundial – y también en la Primera – el gobierno francés reconoció el derecho a restablecer el antiguo gobierno colonial, restableciendo los límites de lo que hoy conocemos como Burkina.
El Alto Volta siguió el mismo camino que la mayoría de las posesiones del África Francesa, en el marco de un proceso concesión de autonomía hasta llegar a 1958. En dicho año fue creada república de Alto Volta dentro de la Comunidad Francesa y para noviembre de 1960, el Alto Volta declaró su independencia, teniendo a Maurice Yameogo, como primer presidente. El flamante jefe de estado fue derribado por un golpe de estado. Desde 1966 hasta los 80 el país fue sacudido por diversos golpes y un constante clima de inestabilidad política. Destacándose en dicho período la figura del coronel Lamizana. Su régimen militar perduró por varios años, con una política de cierto corte nacionalista y una reforma constitucional para legitimar su poder. La crisis económica y la agitación social, llevó a su caída por otro golpe militar. El nuevo presidente, el coronel Saye Zerbo, gobernó hasta 1982, cuando perdió apoyo popular y especialmente de los sindicatos. Derrocado por su ministro de defensa, Jean-Baptiste Ouédraogo, médico militar, de tendencia moderada, designó como primer ministro Thomas Sankara. La postura moderada del primero y la radicalizada del segundo, llevó a la caída en 1983 de Ouédraogo.
Primer presidente del entonces Alto Volta, el pro francés Yameogo.
En 1983 cuando Sankara llegó al poder, el país tenía una población de siete millones donde el 80% eran campesinos y el 98% de analfabetos y una esperanza de vida de 40 años. El Consejo Nacional de la Revolución se hizo cargo del país, estaba formado por los capitanes Blaise Compaoré, Thomas Sankara y Henri Zongo. Al cumplirse un año de estar en el poder, el país cambió el nombre de Alto Volta, por Burkina Faso, que en idioma mossi, significa “país de los hombres honestos”. Comenzaba una etapa de cambios único en el país.
La mujer tuvo importantes avances en materia de derechos con Sankara
Sankara y las reformas
Thomas Sankara, de origen modesto, hijo de un matrimonio entre un mossi y una mujer fulani, ambos católicos, de una casta menos favorecida. A los 19 años ingresó a la carrera militar. Fue formado en la Escuela de oficiales del ejército de Madagascar Allí presenció revueltas populares y se puso en contacto con los escritos de Marx y Lenin. En 1974, como oficial luchó en la corta guerra por la franja de Agacher contra el vecino Mali, donde se destacó por su valor. Era un personaje popular, dado que en sus tiempos libres era músico. En 1976 junto a sus compañeros del golpe de 1983, habían creado una asociación de oficiales comunistas.
Soldado africano de las fuerzas francesas. Miles de burkineses combatieron en las dos guerras mundiales
En 1983 el gobierno de Ouédraogo había puesto bajo arresto a los futuros líderes de la Revolución. La visita del hijo del presidente Mitterand y asesor en temas africanos, generó mayor malestar en el país, donde existía una fuerte tensión como resultado del arresto de Sankara y sus camaradas. Finalmente, en 1983, Sankara con 33 años derribó al gobierno y asumió la jefatura del estado. Pronto lanzó un programa de reformas radicales. Las primeras medidas, fueron contra los jefes tribales, terminando con el pago de tributos y trabajo obligatorio que estos exigían en las aldeas. Siguiendo el modelo de otros países socialistas, creó comités de defensa de la revolución y un servicio nacional popular, instaurando el servicio militar universal. El “Che Guevara del África” como era conocido el joven presidente, puso especial énfasis en reformas sociales, destacándose mejoras para la mujer, cuya situación era sumamente precaria y sin derechos. La poligamia, la ablación de genitales femeninos, matrimonios forzados fueron prohibidos por la Revolución. El capitán Sankara dijo al respecto cuando lanzó las reformas: La revolución y la liberación de la mujer van unidas. No hablamos de la emancipación de la mujer como un acto de caridad o por una oleada de compasión humana, es una necesidad básica para el triunfo de la revolución. Las mujeres ocupan la otra mitad del cielo. En el marco de los cambios, el gobierno tuvo funcionarios mujeres, algo inusual en África Occidental.
una escena en tiempos coloniales a principios del siglo XX
Las reformas económicas buscaron la autosuficiencia alimentaria, imponiendo una reforma agraria, terminando con los viejos privilegios feudales de los jefes tribales. Promovió la forestación con la plantación de millones de árboles, desarollo de miles de huertas comunitarias, para combatir la desertificación de la región del Sahel, anticipando el cambio climático. Los programas de riego mejoraron la productividad agrícola. En 1984, expertos de Naciones Unidas señalaron que Burkina había logrado ser autosuficiente en materia alimentaria. En este proceso de cambios, fueron lanzados programas de viviendas y un peculiar plan de construcción de 400 km de vías férreas llevadas a cabo por obreros locales, sin ayuda externa. El plan de alfabetización fue considerado un éxito. Luego de la caída de Sankara, más de 2.000 maestros que participaron del programa educativo del régimen revolucionario fueron despedidos.
En el marco de un programa socialista, fueron nacionalizadas tierras y explotaciones mineras. En materia sanitaria también lanzó programas de mejora y fue el primer país de África que reconoció el drama del SIDA. Una medida realmente trascendente fue la vacunación de dos millones de niños. La mortalidad infantil que era del 20.8% fue reducida al 14.5%.
La popularidad, no solo en el país, sino fuera fue dada no solo por su carisma, sino por una serie de gestos que incluyó la venta de la flota de automóviles Mercedes Benz de uso oficial, reemplazado por el modesto y barato Renault 5 para todos los ministros y altos funcionarios. Fue prohibido el uso de chóferes, viajar en primera clase en vuelos al exterior y fueron reducidos sustancialmente los salarios de los altos funcionarios. Intentó crear un frente de países con deuda externa. Obligó a funcionarios a destinar un mes de salario a obras de interés público. Se negó a instalar aire acondicionado en su despacho como otros despachos oficiales, alegando que los hogares del país no disponían de ese lujo, por lo tanto, los altos funcionarios debían seguir el ejemplo.
Sankara, por su formación marxista, era admirador entre otros revolucionarios del líder argentino cubano, Ernesto “Che” Guevara. Intentó trasladar el modelo cubano a la realidad africana, así observamos la creación de comités de defensa de la revolución – que fueron protagonistas de bastantes abusos – tribunales revolucionarios (objeto de cuestionamientos por su arbitrariedad), y los “pioneros” donde los niños recibieron formación similar al régimen cubano. La prensa también fue censurada y el régimen buscó “encuadrar” a la población detrás del programa revolucionario. En un país con elevados niveles de analfabetismo, tradiciones tribales muy arraigadas y con un apoyo restringido por parte de los militares, los cambios tuvieron un alcance limitado. Para que estos rindieran sus frutos, especialmente en los programas de educación y salud, Sankara precisaba tiempo, además de respaldo internacional de mayor peso. Libia apoyó el proceso político burkinés por un tiempo, pero la apuesta de Sankara por la “autosuficiencia”, le privó de aliados internacionales para hacer frente a sectores internos y actores regionales ligados a Francia.
A pesar de los cuestionamientos sobre determinados aspectos del régimen revolucionario, la popularidad de Sankara estaba fuera de discusión y tuvo una importante base social.
Los «Pioneros» en la Burkina revolucionaria
Las políticas de Sankara eran abiertamente contrarias a los intereses franceses y de sus aliados en la región, especialmente del presidente de Costa de Marfil. Houphouët-Boigny, donde la juventud de su país veía con mayor simpatía al joven presidente revolucionario de Burkina. El coronel Compaoré, sería el aliado del presidente de Costa de Marfil y de los intereses franceses, y el traidor que llevaría a cabo el golpe que derribaría a Sankara. El temor de los franceses era que el ejemplo de Burkina se contagiara a países de su influencia, a pesar que el proceso de cambios en dicho país, recién empezaban. Antes que el régimen se consolidara, era necesario eliminarlo.
Caída y muerte de Sankara.
En 1987, los abusos de los comités de defensa de la revolución, llevaron a Sankara a pedir perdón públicamente y a buscar enmendar los errores. La tensión con Costa de Marfil y Togo era creciente. En 1986 un comando mercenario proveniente de Ghana intentó derrocar al presidente togolés, Eyadema. Este acusó al régimen de Sankara estar detrás del intento golpista y comenzó una campaña para mostrar al régimen de Burkina como un factor de desestabilización. El coronel Compaoré, fue nombrado en dicho año, primer ministro por Sankara. El nuevo jefe de gobierno le gustaba la buena vida y era intrigante, a diferencia de Sankara que adoptaba la “autocrítica” al mejor estilo marxista y al debate ideológico frontal. Incluso en la tentativa de golpe de 1984, se negó a fusilar a los conspiradores, mientras que su “amigo” Campaoré que era partidario del uso abierto de la violencia.
El 15 de octubre de 1987, Sankara y otros doce oficiales fueron asesinados en el cruento golpe que lideró su “amigo” Campaoré, con apoyo de Costa de Marfil y Togo (dos regímenes cercanos a Francia). La excusa del golpe era el deterioro de las relaciones entre Burkina Faso y Francia, además de sus dos aliados regionales, situación que afectaba la seguridad nacional. Los comités de defensa montaron una resistencia contra el ejército, sin gran éxito. Esto duró unos días. El cuerpo de Sankara, fue desmembrado y enterrado en una tumba anónima.
Golpe de Estado de 2022. El sentimiento nacionalista en el pais afloró nuevamente.
El nuevo gobierno que sucedió a la revolución de Sankara, dio por terminado el proceso de transformación social y económica, adoptó recetas del FMI, la influencia francesa se hizo presente en la política y economía. De la revolución solo quedó el nombre del país, Burkina. El gobierno de Campaoré, siguió el modelo de muchos países de la región: subordinación a la antigua potencia colonial, políticas neoliberales, corrupción, nepotismo. El régimen de Campaoré, se había legitimado por medio de una Constitución hecha a “la medida”. Finalmente, tras 27 años de abusos, hubo una revuelta civil en 2014 que terminaron con su gobierno. Los militares quisieron volver al viejo orden, pero la comunidad internacional no lo toleró, abriendo paso a un nuevo proceso político. La Justicia en 2015, sobre la base una docena de cuerpos hallados – en base a testimonio de un testigo que salvó su vida en las ejecuciones llevadas durante el golpe contra Sankara – determinó que uno de ellos era el del capitán Thomas Sankara. Habían sido acribillados a balazos por orden de Campaoré, siendo su ejecutor el que luego sería el jefe de los servicios de seguridad de la presidencia. El ex presidente Campaoré, refugiado en la vecina Costa de Marfil y por ende no rindió cuentas sobre el cruento golpe de 1987.
En 2007 al cumplirse treinta años de la desaparición de Sankara, en toda África fue recordada su figura, como un ejemplo de coherencia ideológica y ante todo honestidad. Mas allá de sus errores políticos, el capitán Sankara, fue un hombre honesto y vivió acorde a sus principios ideológicos. Mostró un camino original para mejora la calidad de vida del pueblo, sin necesidad de depender de la ayuda extranjera, la lucha contra la corrupción, la reformas económicas y sociales, que tenían como objetivo romper con abusos. Su política agraria, sumamente original, le permitió al país ser autosuficiente e iniciar un tímido cambio a través del desarrollo de cultivos comerciales, como el algodón. Las deficiencias en materia de cuadros técnicos, no impidió lanzar programas de obras públicas, con recursos nacionales. En materia de medio ambiente tomó conciencia de la gravedad de la desertificación de la región del Sahel con un original programa de forestación (hoy muy grave y que expulsa a millares de personas hacia grandes ciudades de África Occidental y también a buscar suerte en Europa, en un camino que a muchos les cuesta la vida). Reconoció el drama del SIDA (verdadero flagelo en África, donde hay países con casi de la mitad de la población infectada) y el valor de la educación. Sankara buscó sacar a su país de las garras del neocolonialismo y el atraso, intentando buscar desmantelar las estructuras que impedían un cambio social, político y económico profundo. En ese camino, tocó intereses poderosos y le costó la vida.
Miles de personas en Burkina en la revuelta civil de 2014 que terminó con el gobierno de Compaoré, quien derrocó a Sankara en 1987
El régimen político resultante del golpe de 1987, finalmente tuvo su final con un golpe militar en enero de 2022, ante la incapacidad del gobierno y su aliado francés de lidiar con el drama del terrorismo. En septiembre de dicho año, un nuevo golpe reorientó la política exterior del país, acercándose a sus vecinos africanos y tomando una clara distancia de Francia. De alguna manera, el legado de Sankara no ha muerto.
La leyenda de aquel joven capitán, se mantuvo viva, no por sus ideas políticas, sino más bien por su coherencia, honestidad y patriotismo, trascendiendo las fronteras de su país, donde claramente las sociedades africanas exigen un cambio de rumbo para romper las pesadas cadenas del subdesarrollo.
🗓️ Período: 14 de noviembre del 2024 a 16 de enero del 2025 ⏩ Docentes: 🎤 Jorge Alejandro Suárez Saponaro (Argentina) 🇦🇷 🎤 Basilio Antonio Gutiérrez García (Cuba) 🇨🇺 🎤 Pablo A. de la Vega M. (Ecuador) 🇪🇨 🎤 Milton Reyes Herrera (Ecuador) 🇪🇨 🎤 Alberto Maestre Fuentes (España) 🇪🇸 🎤 Carmen Parejo Rendón (España) 🇪🇸 🎤 Rosa Moro (España) 🇪🇸 🎤 Maren Mantovani (Italia) 🇮🇹 🎤 Mohammad Khodadadi (Irán) 🇮🇷 🎤 Jadiyetu El Mohtar Sidahmed (Sáhara Occidental) 🇪🇭 🎤 Omar M. Sidi (Sáhara Occidental) 🇪🇭
📌 Convocantes: Universidad de Tifariti de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) Embajada de la RASD en Ecuador Asociación Ecuatoriana de Amistad con el Pueblo Saharaui (AEAPS) UNITIERRA – Organización Social
🎙️ Expresiones de interés: catedrafricamediorienteyasia@gmail.com
Christian Lamesa, Distinguido Analista Internacional (Argentina) colaborador del CREI
Analista geopolítico, fotógrafo y escritor.
Nuevos BricsConel primer cuarto del siglo XXI ya finalizando, nos encontramos con cambios geopolíticos de tal magnitud, que hacen difícil prever el futuro de la humanidad.
Estas transformaciones que estamos viviendo, parecen desafiar el orden mundial unipolar establecido tras la desaparición de la Unión Soviética, cuando los Estados Unidos creyeron contar con el derecho de imponer a los demás países sus “valores” y su “democracia occidental” mediante la prepotencia y el uso de la fuerza.
Por supuesto que esta lógica de dominación imperialista que lleva adelante históricamente el mundo anglosajón, solo puede ser ejercida sobre países a los que logra dominar por la fuerza o sobre aquellos que tienen vocación de vasallos. Sin embargo, conseguir esta sumisión, este sometimiento por parte de estados que valoran y defienden su soberanía, su forma de vida y sus valores tradicionales, es una tarea mucho más difícil y probablemente condenada al fracaso.
Este tipo de países son los que, a mi modo de ver, integran los BRICS. Este grupo conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, funciona formalmente desde el año 2009 y ha experimentado a lo largo de los años un crecimiento exponencial en sus economías, sobrepasando ampliamente al G7, como así también ganando una enorme capacidad de influencia geopolítica a nivel global. A partir del primer día del 2024, este grupo ha sumado en el formato BRICS + a cinco países: Arabia Saudita, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Etiopía. Más de una treintena de naciones ya han expresado formalmente sus aspiraciones a convertirse en miembros integrantes de pleno derecho de esta organización, entre los cuales podemos enumerar a Malasia, Tailandia, Indonesia, Turquía y Venezuela, entre muchos otros.
Como ya he comentado, la capacidad de crecimiento económico del grupo es realmente impresionante, además de prever la financiación de importantes obras de infraestructura entre los países miembros, a través del New Development Bank (Nuevo Banco de Desarrollo) del organismo, erigiéndose incluso, esta entidad bancaria, en un contrapeso a las políticas, a menudo arbitrarias, del Fondo Monetario Internacional. Sin embrago, centrarse tan solo en el aspecto económico o comercial de los BRICS podría ser insuficiente, ya que la colaboración entre sus miembros va mucho más allá, abarcando aspectos tales como la cooperación tecnológica, educativa, sanitaria, cultural, etc.
Antes de profundizar en este aspecto, quiero señalar que, justamente, no es casual que entre los socios fundadores de este grupo de países, se encuentren Rusia, China e India, los cuales no son solo naciones, sino que son Estados-civilización con una visión que en muchos sentidos colisiona de lleno con la lógica del mundo anglosajón, el cual, representado principalmente por los Estados Unidos y el Reino Unido, ven las relaciones internacionales como un juego de suma cero, lo cual se ve reflejado en sus historias, donde todo lo que ganaron, necesariamente debió ser perdido por otros países, arrebatado a otros pueblos. Por el contrario, la relación de Rusia históricamente con los demás estados ha sido la de la cooperación, la amistad, la lealtad, el respeto a los acuerdos y al derecho internacional, y como se refleja en la actualidad, la construcción de relaciones mutuamente beneficiosas. Otro ejemplo de la visión de los países que encabezan este nuevo mundo multipolar, en cierta medida representado por los BRICS, es la posición del presidente chino Xi Jinping, al sostener que es necesario: “Fomentar el desarrollo común y la prosperidad de todos los países en la aldea global, y convertir el concepto de las ganancias compartidas en un consenso sólido”. Sin dudas la idea de la “Prosperidad compartida” es un pensamiento revolucionario que se contrapone absolutamente a la lógica depredadora que históricamente ha llevado adelante el llamado “Occidente colectivo”.
También desde la perspectiva histórica del análisis, podemos encontrar otras similitudes entre la mayoría de los fundadores del grupo BRICS, y es que tanto Rusia como China, la India e incluso Sudáfrica han sufrido duramente los ataques, la prepotencia y el saqueo del imperialismo, lo cual ha dejado huellas imborrables en sus pueblos, los cuales quieren hoy construir un futuro más justo para toda la humanidad.
Buena parte de este trabajo, en aras de mejorar el porvenir de los pueblos, se pudo ver hace pocos días, el 27 y 28 de agosto en Moscú, durante el VI Foro Municipal Internacional de los Países BRICS.
Este evento fue una plataforma importante para el intercambio de experiencias e ideas entre representantes de los gobiernos regionales y municipales de los países BRICS, así como para construir comunicaciones comerciales efectivas con empresarios en Rusia y otros países socios.
En el marco del mencionado foro se realizó la mesa redonda “El papel de la educación extraescolar y la cooperación internacional en la educación de niños y jóvenes. Experiencia de ciudades y municipios BRICS”, que se dedicó a discutir temas de recreación de niños y jóvenes en los campamentos, como así también acerca de la educación extraescolar.
Participaron en este evento representantes de los órganos legislativo y ejecutivo de la Federación Rusa, jefes de campamentos infantiles rusos y extranjeros y demás organizaciones del ámbito educativo.
Lo antes mencionado, es tan solo uno de los ejemplos de como se está gestando un nuevo mundo multipolar basado en el respeto mutuo y en un trato de igual a igual entre los estados, con fuertes lazos de cooperación para el desarrollo de todos los países en los más diversos ámbitos, mundo multipolar que en gran medida está representado por los BRICS y al cual mira con esperanzas la “mayoría global”.
Como antagonista a este nuevo orden mundial están los Estados Unidos y sus aliados, pretendiendo mantener una hegemonía unipolar arbitraria y decadente, hostilizando por todos los medios a Rusia y a China, los dos más grandes abanderados e impulsores de un nuevo mundo más justo para beneficio de toda la humanidad, intentando matarlo antes de que termine de nacer.
Del resultado de esta lucha dependerá como será el futuro de los pueblos del mundo en los próximos siglos y por este hecho es que no debería haber lugar para la neutralidad.
Christian Lamesa, nacido en la ciudad de Buenos Aires en 1971.
Analista geopolítico, fotógrafo y escritor. Autor del libro “La paternidad del mal – Los cómplices de Hitler”.
Nominado al premio de la Sociedad Rusa «Znanie» (Российское общество «Знание») como «Educador extranjero del año 2023»
Embajador en la República Argentina de la Sociedad Rusa «Znanie» (Российское общество «Знание»)
Publicado por DR. SUAREZ SAPONARO Distinguido Analista Internacional (Argentina) del CREI
l
En África Oriental, las islas Comoras, han tenido desde su independencia una existencia agitada. Golpes de estado, la intervención de mercenarios, como el célebre Bob Denard, han sido una constante en la historia del país. Su economía, se caracteriza por su subdesarrollo y la dependencia de la exportación de unos pocos productos, entre ellos esencias para la producción de perfumes de afamadas marcas mundiales. Comoras espera que la posible existencia en sus aguas territoriales de gas y petróleo, sean su “boleto” de salida hacia un futuro mejor.
Por el Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Director de Diario El Minuto para Argentina
Especial para LA POLIS. Desde Buenos Aires
Las islas Comoras fueron pobladas en su momento por gentes de origen austronesio, como la vecina Madagascar. La escasa información sobre la historia previa a la llegada de los europeos, impide conocer mayores detalles sobre el proceso de islamización de las islas y el intenso mestizaje de la población local. Existen evidencias por navegantes persas, llegaron a las Comoras, registrándose tumbas que datan del siglo X. La presencia de navegantes árabes, trajo aparejado la llegada del Islam. Las islas por su posición geográfica fue un importante centro comercial, incluyendo la trata de esclavos.
Hacia el siglo XVI, existían una serie de sultanatos, que era frecuente los conflictos entre estos por la hegemonía. Los portugueses hicieron acto de presencia en 1505, seguido por franceses, ingleses y holandeses. Por su posición geográfica era escala obligada hacia la India El reino Hova de Madagascar tuvo influencia en la isla Moheli. En 1816 el sultán de Anjouan o Ndzwani, bin Alawi Husein felicitó al rey Luis XVIII por su regreso al trono y solicitó ayuda militar. Esto abrió las puertas a la penetración francesa. Esta se fue materializando a través de misioneros, comerciantes, dueños de plantaciones. En 1841, la isla de Mayotte a pedido del gobernante local se convirtió en protectorado. El sultán de Bambao en 1835, en la isla Gran Comora, solicitó también la protección de París. En 1871 la isla Moheli, quedó en manos francesas. Los británicos mostraron interés en Anjouan, pero finalmente desistieron sobre sus intenciones. Los alemanes izaron la bandera en Gran Comora en 1885, para finalmente ante la reacción francesa, retirarse. Los reyezuelos locales siguieron gobernando por un tiempo más. A principios del siglo XX, las islas dejaron de ser protectorados, para ser colonias gobernadas directamente por autoridades impuestas por Francia. En 1909, el sultanato de Moheli, fue abolido. En 1912, el sultanato de Anjouan, no sin resistencia de su gobernante y su modesto ejército, corrió la suerte de los otros gobernantes locales. En Gran Comora, existían una serie de gobernantes tradicionales de Bambao, Itsandra, Mitsamihuli, Mbajini, Hambuu, Washili, Hamahame, Mbwankuu, Mbude y Domba. Unificados por el sultán Said Bin Ali Said Omar en 1886. Los franceses exiliaron al sultán Said a la isla de Reunión en 1893 y en 1908, los sultanatos de Gran Comora habían dejado de existir.
Sultán de Anjouan
El cultivo de alimentos fue reemplazado por una economía de plantación, en gran parte monopolizados por empresas franceses y la elite árabe local. Los cultivos se centraron en ylang ylang, vainilla, clavo de olor, copra y cacao. Las islas Comoras dependían del gobernador de Madagascar, recién en 1946, tuvieron un régimen separado. Por el cambio constitucional francés, las islas podrían tener representación en el Parlamento, surgiendo la figura de Said Mohamed Sheikh, como referente político local. Comoras siguieron un derrotero hacia un mayor grado de autonomía. El plebiscito de 1958, ratificó el mantenimiento de los lazos con Francia. La fuerte dependencia de la ayuda metropolitana, sin ninguna duda fue un factor influyente en dicha decisión del electorado. En 1962, fueron creadas asambleas para cada isla, alimentando sentimientos autonomistas. En 1968, surgieron partidos locales, de carácter moderado y que pretendían mantener lazos con Francia. Entre los grupos políticos más relevantes encontramos al RDPC (Rassemblement Démocratique du Peuple Comorien), de Said Mohamed Sheikh, francófilo, reformista y con base en la clase media insular; el UDC (Union Démocratique des Comores) de corte conservador y pro francés. Su líder Ahmed Abdallah, quién sería presidente de Comoras independiente. Estos fueron los dos grandes partidos que controlaron la política local. Otros partidos eran el Umma (Nación en árabe) del príncipe Said Ibrahim, que fue el sucesor del RPDC, que tuvo entre sus figuras Ali Soilih, que fue jefe de estado,
Isla de Anjouan
Los sectores nacionalistas más endurecidos, estaban en el exilio, destacándose el caso del MOLINACO (Mouvement de Liberation Nationale des Comores) de Abdou Bakari Boina, radicado en Dar es Salaam, Tanzania. Ello no impidió que en la sociedad isleña prosperara un sentir de construir un estado independiente, pero con limitaciones. En 1971, Said Ibrahim, llegó a presidente del consejo de gobierno, e hizo saber el sentir la posibilidad de una independencia al gobierno francés. Asimismo, los gobiernos africanos y el movimiento No Alineados, tenían su peso en foros internacionales, exigiendo la descolonización de numerosos territorios todavía bajo administración de potencias europeas. Las islas Comoras, a diferencia de otros territorios, no tuvieron un movimiento nacionalista que derivó en lucha armada. La superpoblación, llevaba a muchos a emigrar, facilitado por tener la nacionalidad francesa, por ende, existía un factor de peso, que generaba en la sociedad local cierta sensación de incertidumbre. El alto nivel de subdesarrollo, favoreció que los sectores mejor educados y preparados buscaran suerte en la propia Francia. El grado de atraso de las islas, sin ninguna duda fue responsabilidad de París, que nunca adoptó medidas para impulsar cambios en la economía local. La ayuda francesa se limitaba al sistema educativo y de salud.
French mercenary Bob Denard during a «coup d’etat» of the Comoros Islands, in Eastern Africa. (Photo by Patrick Durand/Sygma via Getty Images)
En 1972, el MOLINACO, consiguió de Naciones Unidas, la resolución que apoyaba la descolonización de las Comoras. La presencia de este grupo en las islas era escaso, dado legalmente estaba prohibido y por ende su predicamento muy escaso. Este partido nacionalista existía en gran medida por el apoyo de la Organización de la Unidad Africana y el gobierno de Tanzania. Ese mismo año, las autoridades de Comoras firman un acuerdo para la independencia, que recibió críticas del MOLINACO, al considerarlo como una claudicación a los intereses coloniales franceses. En 1974, finalmente este grupo pudo operar legalmente en las islas. El 6 de julio de 1975, fue proclamada la independencia de Comoras, encontrando al liderazgo del MOLINACO en Tanzania, quedando fuera de la posibilidad de ser un árbitro en la política comorense. Quienes fueron los artífices de las negociaciones con Francia hacia la independencia, fue la coalición de partidos formados por el RPDC y la UDC, agrupados en una coalición que sostuvo el lema “independencia en amistad con Francia”. Sin ninguna duda, en la opinión pública local, la idea de romper con los franceses no era para nada bienvenida. En 1972, se llegó a un acuerdo sobre un régimen de transición hacia la independencia, que sería gradual, en el cual Francia transferiría competencias desde la emisión de moneda, educación, salud, seguridad pública, justicia. En la vecina isla de Mayotte, se opusieron adelantar la fecha del referéndum de independencia, que se llevó a cabo en diciembre de 1974. En la citada isla, el 64% se opuso a la separación de Francia, mientras que el resto de las islas votaron abrumadoramente por la independencia. París con sus intereses en la región, decidió considerar el referéndum, como una “consulta” dado que existían una corriente en el gobierno francés de mantener su presencia en Mayotte.
Una independencia improvisada. Golpes de estado y sueños revolucionarios frustrados.
La negativa francesa de reconocer formalmente el referéndum, afecto la política local, donde las discusiones en torno a la Constitución quedaron estancadas. En julio de 1975, el Parlamento francés, rompe con la unidad de Comoras, preparando la separación de Mayotte. La nueva ley de descolonización preveía que el referéndum sobre la nueva Constitución de las islas debería ser aceptado por cada una de las islas integrantes de Comoras. El primer ministro comorense Abdallah criticó este hecho. La Asamblea de Comoras contraatacó y estableció que la Constitución, sería sometida a consideración de la población una vez proclamada la independencia. El 6 de julio la Asamblea de las islas proclamó unilateralmente la independencia, Abdallah fue designado jefe de estado y fue nombrada una comisión para la Constitución. Pronto países africanos reconocieron la independencia y el 30 de julio, Comoras se integró a la Organización de la Unidad Africana. En las islas, no todos los partidos apoyaron la actitud de Abdallah y exigieron un gobierno de unidad nacional. El gobierno francés envió 200 gendarmes para reforzar a la Legión Extranjera. Asimismo, en Mayotte, la idea de ser parte de las Comoras independiente generaba rechazo. El 10 de julio, París reconoció la independencia, pero solo de tres islas, quedando Mayotte en sus manos. El 14 de julio, el Delegado francés, junto a sus funcionarios, se fueron de Moroni, la capital del nuevo país, dando por terminada la presencia francesa.
paisaje idílico de Comoras. Una contradicción ante tanta pobreza
Mayotte con una población de origen malgache, con fuerte presencia de la fe católica y lazos más estrechos con Francia, tenía una identidad diferenciada del resto de las islas, cuya población es abrumadoramente musulmana. La llegada de trabajadores de las otras islas, que amenazaban con romper el equilibrio demográfico y, por ende, con el temor que los locales – llamados mahonenses – fueran dominados por los recién llegados, reforzó aún más la idea de mantener lazos con Francia, como garantía a su seguridad. Las autoridades isleñas en agosto de 1975, expulsaron a 2000 personas, venidos de las otras islas, incluyendo policías y funcionarios, ante la mirada de gendarmes y legionarios franceses, que no tomaron cartas en el asunto. De esta manera, Mayotte rompía definitivamente con el régimen de Moroni. En noviembre de 1975, el gobierno comorense organizó una “Marcha Verde” inspirándose en Marruecos, respecto al Sahara Español. Unas 160 personas en aeroplanos llegaron a Mayotte, en un intento de movilizar a la población local, sin ningún éxito. En 1976, el 83% del electorado de la citada isla, apoyó en un referéndum mantener los lazos con Francia. Mientras tanto la política de Moroni, se centró en buscar apoyo internacional en defensa de la integridad del territorio nacional.
El enfriamiento de las relaciones entre Comoras y Francia, la inestabilidad del régimen comorense, los golpes de estado, las crisis políticas y el tema Mayotte, llevó a París a retirar a 400 técnicos, el corte de la ayuda económica e inversiones, que provocarían una severa crisis en la gestión de los servicios públicos de Comoras, unido a la corrupción e incompetencia local. En 1976, los choques violentos entre malgaches e inmigrantes comorenses, con un saldo de más de un millar de muertos entre los segundos, obligó a los gobiernos de Madagascar y Comoras, a negociar la repatriación de 18.000 inmigrantes, generando más problemas para la depauperada economía comorense.
El primer presidente de Comoras fue derrocado por un golpe de Estado, con ayuda del mercenario francés Bob Denard, contratado por Ali Soilih. Abdallah fue exiliado. En 1976, Ali Soilih, fue designado presidente por un consejo revolucionario e inició la nacionalización de los bienes franceses. En 1977 este anunció la transformación de Comoras en un estado socialista. La política exterior se orientó hacia el Movimiento de los No Alineados, el ingreso a la Liga Árabe y acercamiento con China, en busca de fuentes de ayuda internacional. Pero el país siguió atrapado en la pobreza, superpoblación y subdesarrollo, pro la incapacidad propia del liderazgo político local. El régimen de Solih, adoptó una serie de medidas algo extravagantes, como destruir archivos del tiempo colonial, otorgar el derecho a voto a mayores de catorce años, legalizar el uso del cannabis. El programa socialista incluyo mayores derechos a las mujeres y la creación de una milicia popular, inspirada en los Guardias Rojos maoístas. Llamados Moissy, y conducidos por un muchacho de 15 años, cometían todo tipo de excesos, como violación de mujeres, y todo tipo de violencias a los considerados opositores.
Mercenarios. Autoritarismo. Corrupción e inestabilidad.
El valor estratégico del archipiélago, llevó a Francia a estar detrás del golpe de estado de 1978. París apeló el uso de mercenarios de las manos del tristemente célebre, Bob Denard. Quién contrató sus servicios de manera formal, fue el ex presidente Abdallah. 45 mercenarios partieron del puerto de Lorient, disfrazados de una expedición oceanográfica. El destino las Comoras. El brillante escritor y periodista Perez Reverte cuenta la historia, como Bob Denard, puso fin al régimen delirante de Soilih Entusiasmado y divertido por la idea, hasta el punto de financiar él mismo la mitad de los gastos de la operación, Denard se puso al trabajo. Con sus viejos amigos Phiippe Gerard y Guy Cardinal en la plana mayor, reclutó a 45 hombres escogidos, con un contrato de 4.000 dólares por dos meses de labor. El comando se embarcó en un viejo buque comprado expresamente para la ocasión, el Antinea, junto al material necesario para la operación: uniformes de combate de color negro, 35 fusiles Remington, 35 subfusiles Beretta, cuatro Winchester 458s especiales para caza de elefantes y cuatro radio-teléfonos. Veinte hombres salieron de Lorient a bordo del Antinea y el resto se les unió, tras llegar por avión, en el puerto de Las Palmas. Tras 28 días de navegación, el 13 de mayo, Denard y sus 45 hombres desembarcaron a bordo de un Zodiac y dos Sillingers en la playa de Itsandra —tres kilómetros al norte de Moroni, capital de las Comores— a las 2,30 de la madrugada. Once hombres atacaron el palacio, 22 el campo militar de Voiyou, 5 ocuparon los cruces de calles más importantes y el resto quedó en reserva. Denard en persona, pistola en mano, tiró abajo la puerta del dormitorio presidencial. En la cama estaba Solih con dos de sus concubinas, mirándolo sin manifestar sorpresa alguna.
Bob Denard
Soilih fue asesinado al poco tiempo de ser apresado, aparentemente quiso fugarse. Por lo menos eso fue la versión oficial. Las milicias Moissy fueron aniquiladas por los ex paracaidistas franceses al mando de Denard. El derrocado Abdallah, recuperó el poder. La presencia de Bob Denard, cercano a Sudáfrica del apartheid y Francia, provocó que Comoras fuera expulsada de la Organización de la Unidad Africana. Naciones Unidas amenazó con sanciones. Finalmente, Denard se retiró por un tiempo de la escena local. Abdalllah estableció la República Federal Islámica de las Comoras, con una jefatura de estado con amplias atribuciones y una política pro occidental. El nuevo régimen de connotaciones autoritarias, fue responsable de la desaparición de 300 antiguos simpatizantes del régimen de Soilih, solo bajo presión francesa, algunos ex funcionarios del régimen depuesto fueron juzgados. En 1982 fue establecido un régimen de partido único. Las sospechas de corrupción del nuevo régimen, alimentaron a la oposición en el exilio, agregándose los abusos de la Guardia Presidencial para imponer la voluntad de Abdallah. Esta unidad de elite de 300 efectivos, dirigidas por mercenarios belgas y franceses, leales a Denard, era una verdadera guardia pretoriana. El ejército local, entrenado por franceses sentía rencor por dicho cuerpo, además del descontento social creciente hacia el presidente y su guardia personal. Nuevos intentos de golpe de estado estallaron entre 1985 y 1987.
Protestas en 2018
Bob Denard y sus oficiales, se beneficiaron económicamente siendo socios del presidente Abdallah al controlar la principal empresa de comercio externo del país, contratos con empresas sudafricanas. La Guardia Presidencial permitió que Sudáfrica burlara las sanciones internacionales utilizando la línea aérea nacional, la llegada de inversiones en turismo y producción agrícola, además de establecer una estación de inteligencia para actuar contra regímenes como el de Mozambique, donde Sudáfrica financiaba al grupo armado RENAMO, en lucha contra el régimen marxista instalado en Maputo.
El régimen comorense, no supo o no quiso desarrollar el país. Las fluctuaciones internacionales de los precios de los cultivos de exportación, generaban mucha inestabilidad en la economía local. El presidente apelaba a la ayuda internacional. El valor de las islas para que permaneciera fiel a Occidente, llevó a que organismos internacionales y gobiernos, otorgaran créditos y ayudas, sin exigir muchas explicaciones. Centrales eléctricas, carreteras, redes de telefonía y un moderno puerto, fueron las consecuencias de las ayudas. La importación de bienes y servicios estaba en manos de la empresa local Établissements Abdallah et Fils, que beneficiaba los bolsillos de Abdallah y sus amigos mercenarios, como Bob Denard. La ayuda internacional terminó financiando el 80% del presupuesto nacional, pero ello no impedía que el régimen pagara muy mal a sus funcionarios y empleados con meses de retraso.
Los días de Abdallah estaban contados. En 1989, meses previos a la reforma constitucional que lo habilitaba a estar eternamente en el poder. Denuncias de fraude, generaron violencia en el país. Un centenar de personas fueron arrestadas. En esos días, el presidente comorense con asistencia francesa había decidido fusionar la Guardia Presidencia con el ejército local. Esto implicaba dejar sin empleo a Bob Denard y sus acólitos En la noche entre el 26/27 de noviembre de 1989, en la residencia de Abdallah, este murió en circunstancias no aclaradas. El jefe del ejército local, Ahmed Mohammed, fue considerado responsable. En el incidente estuvo presente Denard, pronto este se hizo con la situación y con el poder, desarmó al ejército local y fue designado presidente, el titular de la Corte Suprema. Hubo movilizaciones y represión. La aventura en Comoras de Denard, tocaba su fin. Sus servicios no eran necesarios para Francia y Sudáfrica. Los cambios en la región, demandaba deshacerse de impresentables como Denard. En Mayotte unos 3.000 efectivos franceses fueron desplegados, argumento más que suficiente para que Bob se rindiera sin disparar un solo tiro. Se retiró a Sudáfrica y luego, ante los cambios políticos, antes que el apartheid se hiciera el “harakiri”, regresó a Francia, donde fue juzgado por el crimen de Abdallah, siendo declarado inocente de aquel crimen.
el actual jefe de estado de Comoras.
Bob Denard, o como era su nombre real Gilbert Bourgeaud, regresaría a Comoras en un intento de golpe de estado en septiembre de 1995, con una treintena de hombres para derrocar al presidente en ejercicio, Said Mohamed Djohar. Las tropas francesas hicieron acto de presencia y se llevaron a Denard rumbo a la isla de Reunión, y de allí a Francia. Murió en 2007, con Alzheimer, esperando ser condenado por el golpe en Comoras en 1995, donde claramente, el gobierno francés sabía de sus intenciones.
Crisis permanentes. Tendencias autoritarias
En las elecciones de 1996, fue electo el presidente Mohamed Taki Abdoulkarim. Este presidente tuvo que lidiar con la crisis separatista de las islas Anjouan y Moheli. En el caso de la primera, quiso integrarse nuevamente a Francia, algo que dicho país se negó rotundamente. Entonces se formó un gobierno independiente. En 2002, hubo negociaciones para reintegrarse a las Comoras, pero en 2007, nuevamente Anjouan afirmó su independencia que termino en una operación militar en 2008, con apoyo de la Unión Africana. Fracasada la mediación del presidente sudafricano Mbeki, 1500 efectivos de Comoras y países africanos tomaron la isla, luego de combatir a los separatistas. El presidente del estado de Anjouan, Mohamed Bacar, se refugió en la isla de Reunión, posesión francesa. Moheli, luego de una breve independencia, aceptó el nuevo régimen constitucional, con mayor autonomía en 2002, que determinó la creación de la llamada Unión de las Comoras. Se estableció una jefatura de estado rotativa. En este año Azali Assoumani, líder del golpe de 1999, se presentó en las elecciones presidenciales. En 2006 fue transferido el poder de manera pacífica al nuevo presidente electo Abdallah Mohamed Sambi, líder religioso muy respetado en el país.
En 2016 Azali Assoumani, volvió a la presidencia, iniciando un proceso de consolidación de su poder, persiguiendo a opositores. Las elecciones de 2019, fueron boicoteadas por la oposición, lo que no impidió que el presidente llevara cambios para extender el mandato presidencial y obtener la reelección por dos mandatos, además de eliminar el sistema de rotación, por el cual el titular ejecutivo de cada isla, podía acceder de la presidencia de la Unión de manera alternada. En un informe de la prestigiosa ONG Freedom House señalaba sobre las elecciones legislativas de 2020: Las elecciones legislativas de 2020, contenidas en dos vueltas en enero y febrero, fueron boicoteadas por los principales partidos de oposición. Los candidatos progubernamentales ganaron todos los escaños; el CRC ganó 20, el aliado Partido Naranja ganó 2 y los candidatos independientes progubernamentales ganaron los 2 restantes. Los monitores de la UA que observaron la ronda de enero calificaron la contienda en general como pacífica, pero notaron una falta de interés público debido al boicot de la oposición. Los grupos de oposición afirmaron que la participación en la primera vuelta fue del 10 por ciento, rechazando la cifra de CENI del 61,5 por ciento. Los miembros de la diáspora comorana no pueden participar y el gobierno negó los llamados de la oposición para garantizar su inclusión.
La libertad de prensa no existe, dado que ha sido frecuente que blogueros, periodistas independientes sean arrestados u objeto de diversos tipos de intimidación por parte de funcionarios o la propia justicia. El estado tiene fuerte presencia en los medios de comunicación y obtener información fiable, es dificultoso para medios internacionales dado la censura y las dificultades que tienen los periodistas para ejercer su profesión con seguridad.
bandera de la Unión de las Comoras.
La Unión de las Comores un país, donde se utiliza el idioma local derivado del swahili, Shikomori , junto al francés y árabe. Estamos ante un microestado de 1.861 km2 y 900.000 habitantes. Su economía se basa en la exportación de cultivos comerciales como la vainilla, ylang ylang (80% de la producción mundial empleado por afamadas marcas de perfumes) y clavo. La agricultura absorbe gran parte de la mano de obra local, afectada por el desempleo y pobreza. El 70% de los alimentos son importados. El país aguarda la posibilidad que en sus aguas existan reservas de hidrocarburos, algo prometedor, pero que, con los altos índices de corrupción y el régimen autoritario imperante, es poco probable, si esa riqueza es encontrada, beneficie a la empobrecida población de las Comoras.