En diciembre del año 2023 el gobierno cubano publicó en la Gaceta Oficial de la República la lista de personas y entidades que patrocinan el terrorismo contra Cuba; dos días después se dio a conocer información preliminar sobre la neutralización de un nuevo plan de reclutamiento para ejecutar acciones violentas en nuestro país, que pretendía realizar un ciudadano cubano residente en los Estados Unidos.
Como resultado de la investigación llevada a cabo por los órganos especializados del Ministerio de Interior (MININT), se detuvo al ciudadano Ardenys García Álvarez, principal ejecutor de esas acciones, gestadas en territorio estadounidense, quien había emigrado a ese país, de manera ilegal, desde el año 2014, así como a otros implicados residentes en el territorio nacional.
García Álvarez penetró ilegalmente a Cuba por vía marítima e ingresó armas de fuego y municiones. El accionar de las fuerzas del Ministerio del Interior (MININT), evitó la concreción de los planes diseñados, dirigidos y financiados, una vez más, desde los Estados Unidos y generó un proceso investigativo enfocado en los hechos y en las personas involucradas.
Se cumplieron nada menos que dos siglos de la muerte del general Manuel Belgrano, un 20 de junio de 1820, en circunstancias dramáticas. En la pobreza y casi en el olvido moría en aquella lejana fecha en Buenos Aires el creador de la Bandera, pero que en su corta vida pública, tuvo ideas de avanzada y una intensa labor en lo político, económico, militar y hasta periodístico.
Por el Dr Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Desde Buenos Aires Especial para LA POLIS
El 20 de junio de 2023 encuentra a la Argentina en medio de luchas mezquinas, Estamos ante el inicio de una campaña presidencial, donde más que una competencia por ideas y proyectos, es un duelo de egos. Los únicos intereses que prevalecen son los del grupo político, que busca llegar al poder. El país, carece de un horizonte definido, y sus instituciones están seriamente erosionadas por años de corrupción, sectarismo, agregándose un panorama socio económico, difícil, con elevados niveles de pobreza y acusados índices de subdesarrollo. Existe una sensación que el gobierno está ausente, como aquel fatídico año 1820, cuando el país estaba también envuelto en luchas mezquinas. En esos momentos el general Belgrano yacía en su lecho de muerte.
El 3 de junio de 1770 vino al mundo Manuel Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires, en aquel entonces capital del Virreinato del Río de la Plata, en el seno de una familia acomodada, siendo su padre de ascendencia italiana. Enviado a España, allí obtuvo el diploma de bachiller en leyes, y en 1793, obtiene el titulo de abogado. Joven brillante obtuvo de la Corona el nombramiento como secretario del Consulado de Buenos Aires, un tribunal mercantil. Regresa a Buenos Aires en 1794, dando paso a una intensa labor. En este organismo pone en evidencia su talento en materia económica, choca con poderosos intereses y la mentalidad mediocre de las autoridades hispanas de ese momento. Entre sus propuestas van desde diversificar la economía local, promover nuevos cultivos, mantuvo una postura crítica hacia la apertura irrestricta del comercio con potencias extranjeras, promovió premios para trabajos científicos y técnicos, premios para quienes introdujeran nuevos cultivos, adelantos para el sector agrícola, censos económicos y forestación. Todavía en los archivos españoles se conservan los trabajos minuciosos de informes de Belgrano sobre la actividad comercial y económica del Río de la Plata. Sus ideas innovadoras para una ciudad de la periferia del imperio español, fue la creación de una Escuela de Dibujo, primera iniciativa de promover la enseñanza artística, pero también con fines técnicos, especialmente para el ámbito de la arquitectura. En 1799 la Academia funcionaba exitosamente, pero las autoridades españolas dieron por tierra el esfuerzo. Otra gran iniciativa fue la creación de la Escuela de Náutica, dirigida por Pedro Cerviño, que sería también disuelta por orden del gobierno español, por ser de “mero lujo”. En esta iniciativa Belgrano concibió la importancia de contar con profesionales en el ámbito de la marina mercante y la navegación, especialmente para un territorio que dependía estrechamente de las comunicaciones marítimas para la supervivencia de su endeble economía.
Belgrano fue un hombre con sensibilidad social, en sus célebres Memorias del Consulado, se identifican su preocupación por la pobreza de la periferia de la ciudad – parece que en dos siglos nada ha cambiado – y la situación de la infancia, la falta de empleo y perspectivas de mejora. Demanda que deben adoptarse medidas para mejorar la calidad de vida de esas personas. La mujer, también es objeto de su preocupación, especialmente en materia de educación, y también dotarla de herramientas para su subsistencia, atendiendo el drama de mujeres pobres, que precisan no solo educación sino formación para poder trabajar. Sin ninguna duda ideas más que innovadoras para la sociedad de aquellos años.
La labor en el Consulado, lleva a Belgrano a ser considerado precursor del sistema de seguros, fue también que impulsó los estudios económicos en el Río de la Plata, influenciado sin ninguna duda por pensadores liberales de su época. En las Memorias o informes remitidos a España, Belgrano realiza interesantes trabajos sobre la necesidad de diversificar la economía, un viaje científico sobre el territorio, estudios sobre navegación, radicación de industrias, impulsar el incremento de la población en el territorio. Belgrano fue también impulsor del periodismo, alentó desde su puesto la creación del Telégrafo Mercantil, el primer diario que existió en Buenos Aires. En 1810 apareció el Correo de Comercio, que tuvo un rol central en la difusión de nuevas ideas, esta vez de la mano del propio Belgrano. Habiendo dejado Buenos Aires, Belgrano, ya como comandante militar, siguió impulsando esta actividad contando con una imprenta móvil para dar a luz el Diario Militar del Ejército Auxiliador del Perú.
Belgrano era capitán de milicias y como tal participó en la Defensa de Buenos Aires durante las invasiones británicas de 1806 y 1807. Estos hechos marcaron a la ciudad de Buenos Aires. Las milicias nacidas como consecuencia de las invasiones, estaban en manos de jefes politizados, el camino hacia la Revolución de 1810, estaba abierto. El 25 de mayo de 1810, Belgrano, que ya había dejado el Consulado, formó parte de los días intensos que precedieron a la remoción del virrey. Votó a favor del cese de sus funciones del virrey Cisneros y como vocal de la Primera Junta de gobierno, siguió con su actividad periodística y estimuló por medio de la Escuela de Matemáticas, crear una suerte de academia para futuros oficiales del Ejército. La experiencia duró poco por el fusilamiento de su director, Sentenach por contrarrevolucionario. El tiempo como miembro de la Primera Junta de Gobierno fue breve, dado que fue designado comandante de la expedición militar hacia el Paraguay, en un intento de legitimar la Primera Junta ante las gobernaciones y territorios del Virreinato del Río de la Plata. Paraguay desde un primer momento se mostró hostil al nuevo gobierno. En dicho territorio existían tres corrientes, entre ellas la favorable a Buenos Aires, pero no tenían el peso o gravitación como creían en la Primera Junta. Belgrano fue responsable de la fallida expedición militar. La reducida fuerza estaba mal equipada y adiestrada, el mismo Belgrano habla del pésimo equipo que disponían. Incluso de su propio bolsillo sufragará gran parte de los gastos del modesto ejército. La superioridad del enemigo se hizo patente en la batalla de Tacuarí, que obligó a Belgrano a replegarse.
batalla de Salta
En febrero de 1812, Belgrano estaba en la actual ciudad de Rosario, como comandante de las defensas allí apostadas. En este lugar, un 27 de febrero, hizo flamear por primera vez lo que luego sería la Bandera argentina. Siguiendo una costumbre bien argentina, la iniciativa no estuvo exenta de cuestionamientos. En mayo de 1812, era comandante de las fuerzas destinadas a liberar el llamado Alto Perú (actual Bolivia). Las ciudades del actual norte argentino estaban seriamente amenazadas y la posibilidad de su pérdida era factible. Las fuerzas realistas eran muy superiores. Belgrano tomó una decisión audaz, evacuar civiles, con el objetivo de no dejar nada que pueda emplear el enemigo. Así se desarrolló el célebre Éxodo Jujeño. Desde el punto de vista militar, Belgrano se replegó hacia posiciones más defendibles, obligando a los realistas a extender su cadena logística y alejarlo de sus bases, debilitándolo. En septiembre de 1812, el general Belgrano obtuvo su primera gran victoria, la de Tucumán. El Gobierno desde Buenos Aires (conocido como el Triunvirato) le había instado retirarse a Córdoba, algo que consideró inadmisible Belgrano y decidió con sus limitadas fuerzas esperar a los realistas. Seguido a la victoria de Tucumán, vino otra gran victoria, la de Salta en febrero de 1813. Este triunfo permitió un rápido avance hacia el norte. Aunque muchos no lo digan, sin ninguna duda las victorias militares de Belgrano impidieron que el actual norte argentino se perdiera. Belgrano avanzó en el actual territorio boliviano, lejos de sus bases logísticas, y si el apoyo de Buenos Aires, sufrió dos derrotas, que provocó la evacuación del ejército patriota, pero con un alto costo para el enemigo. El Belgrano militar se caracterizó por contar con fuerzas disciplinadas, el buen trato a prisioneros. Su comportamiento siempre fue ejemplar, incluso en las más duras circunstancias, y con lo serios problemas de salud que lo aquejaban.
Los premios enviados por las victorias militares de Belgrano, fueron destinados a la creación de escuelas. Para el desde el comienzo de su vida pública, el desarrollo del país pasaba por la educación abierta a todos los estratos de la sociedad. Pasarían muchos años y este ideal, sería tomado en cuenta ya durante la llamada “Generación del 80” que implantó un modelo educativo, que permitió que Argentina fuera un país con alto índice de alfabetización y un sistema escolar público ejemplar.
Belgrano fue enviado en misión diplomática, donde pudo ver de primera mano los grandes acontecimientos en Europa, a su regreso en 1815, la situación en el Río de la Plata no eran para nada alentadores. En julio de 1816, Belgrano está en Tucumán, donde se ha reunido un Congreso, allí expuso la situación de Europa y el llamado Plan del Inca, una idea que abrazaron muchos patriotas de unificar Sudamérica bajo el trono de los descendientes del último emperador inca. Esto generó gran revuelo dentro del Congreso. De regreso a Buenos Aires, Belgrano es otra vez general en jefe de una escuálida fuerza militar. Las luchas internas en el país eran una realidad, siendo desplazado del cargo, siendo arrestado y enviado a Buenos Aires. El Ejército del Perú, destruido y en una crisis, llevándolo al punto de su disolución. El general San Martin, consultado de quien debía tomar el mando, sugirió el nombre de Belgrano. La guerra civil era una realidad con el alzamiento del Litoral contra el centralismo porteño. Esto distrajo esfuerzos y el ejército de Belgrano poco o nada de apoyo tuvo. En 1819, las fuerzas de Belgrano son enviadas para sofocar a las tropas alzadas del Litoral. Enfermo pidió licencia y se retiró a Tucumán, donde un movimiento sedicioso derrocó a su gobernador y quiso engrillar a Belgrano. El dr Redhead, médico personal se opuso a semejante medida. El sectarismo no medía sus límites, y no respetaba a una figura del talante de Belgrano. El nuevo gobierno de Tucumán le negó ayuda financiera – olvidándose que fue su libertador en 1812 – y con préstamos particulares emprendió enfermo un penoso viaje a la ciudad de Buenos Aires.
El general Lamadrid, antiguo subordinado de Belgrano lo visitó en su casa, ya en estado delicado. Los caudillos ya amenazaban con tomar Buenos Aires, la Constitución unitaria de 1819, fue rechazada por el interior, pero el general Belgrano, apegado a las leyes, le expresó Es cruel mi situación pues me impide montar a caballo para tomar parte en la defensa de Buenos Aires contra el López el de Santa Fe que se prepara para invadir esta ciidad.. El 19 de junio comenzó su agonía, el pago por los servicios médicos fue su reloj de oro. Sus últimas palabras fueron Ay Patria mía. Eran las siete de la mañana del 20 de junio de 1820, tenía cincuenta años de edad. Ese mismo día, con la caída de las autoridades nacionales, y el día de los llamados el día de los tres gobernadores, comenzaba así una historia de caos y desencuentros que duraría más de tres décadas.
Dos siglos después, la Argentina está atrapada en disputas políticas, alejada de lo que Belgrano soñaba para estas tierras, la corrupción carcome las instituciones y el sectarismo impide que la clase política tome real conciencia de la grave crisis que atraviesa el país, no solo sanitaria, sino también moral. Pero a pesar de todo, en el marco de este articulo que reivindica a un hombre de ideas avanzadas, aún en situaciones desesperantes, el general expresó “Hemos perdido la batalla después de tanto pelear ¡No importa! Aún flamea en nuestras manos la bandera de la Patria”. Las manifestaciones del pasado 20 de junio, a pesar del miedo que quieren infundir. Todavía quedan argentinos que sostienen valores “belgranianos” de la importancia de tener libertad, justicia, defensa de la iniciativa privada, trabajo, esfuerzo, honestidad, que alguna vez convirtieron a un país dominado por caudillos y malones, en la primera nación de América Latina