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Sospechosa coincidencia de virus en Cuba obliga a recordar el pasado

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Por Arthur González.

Las autoridades sanitarias cubanas reportan desde julio 2025 la presencia e incremento del virus del Chikungunya, situación que no se detectaba en la Isla desde el año 2015.

El brote actual de esta arbovirosis se detectó en la provincia de Matanzas, donde está enclavada la playa de Varadero, uno de los destinos turísticos de sol y playa más importantes del país, con el mayor número de visitantes al ser considerada entre las mejores playas del mundo según instituciones internacionales, con excelentes hoteles administrados por prestigiosas cadenas internacionales.

Los primeros casos diagnosticados fueron en el municipio de Perico, seguido en el de Máximo Gómez, ambos en Matanzas.
¿Será una causalidad la aparición de este brote en esa provincia, que puede afectar la mayor entrada de divisas al país en momentos de la crisis económica que atraviesa Cuba?

Eso sucedía precisamente en la etapa donde el Ministerio del Turismo cubano lanzaba en varias ferias internacionales de Asia, Europa y América Latina, la campaña de la temporada de verano y de invierno para el turismo internacional.

El brote avanzó rápidamente en los municipios de Matanzas y Cárdenas, donde reside la mayor parte de los trabajadores del turismo en Varadero, los que pueden enfermarse y transmitirla a los turistas, pues el vector son los mosquitos Aedes Aegypti y el Culex, muy abundantes en esta época del año.

Llama la atención que el martes 30 de septiembre de 2025, el gobierno de Estados Unidos haya emitido una alerta sanitaria para sus ciudadanos en Cuba ante el brote de Chikungunya, cuando los estadounidenses tienen prohibido viajar a la Isla como turistas y el presidente Donald Trump eliminó las licencias que permitían visitar Cuba, lo que traslada una alarma a todos los posibles visitantes de otras partes del mundo.

Dicha alerta fue respaldada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), subrayando “la necesidad de reforzar las precauciones para quienes tienen prevista una estadía en el país”, compartido por la embajada en La Habana bajo el argumento de dar asistencia consular a los ciudadanos estadounidenses. A la nota le añadieron los síntomas, riesgos específicos y directrices sanitarias, recomendando no viajar a mujeres embarazadas, adultos mayores, recién nacidos y pacientes con enfermedades crónicas como diabetes o afecciones cardíacas.

¿Por qué esta alerta cuando es mínimo el número de visitantes estadounidenses a la Isla?

El CDC publicó en su sitio web una información relevante para viajeros, en la cual invita a consultar el apartado específico sobre “Chikungunya en Cuba”. Además, Vax-Before-Travel en su actualización sanitaria de septiembre de 2025, incluyó a Cuba junto a otros países con brotes activos, entre ellos varias regiones de África y Asia.

Este brote nos obliga a recordar lo sucedido en mayo de 1981, cuando se detectó de manera similar la epidemia de Dengue Hemorrágico, sepa Nueva Guinea 1944-02 creada en laboratorios yanquis, donde en poco más de cuatro meses se diagnosticaron 344,203 casos del serotipo 2 del virus del Dengue, que causó la muerte de 158 personas, de ellas 101 niños.

Los primeros casos fueron detectados en el municipio Boyeros, donde está enclavado el Aeropuerto Internacional José Martí, algo similar al brote del Chikungunya en Matanzas, también cerca del Aeropuerto Internacional Juan Gualberto Gómez, por el que arriban y parten más del 70 por ciento de los turistas que visitan el balneario de Varadero.

Nunca podremos olvidar lo que declaró en la Corte de New York en 1984 Eduardo Arocena, asesino terrorista de origen cubano y miembro de organizaciones anticubanas al servicio de la CIA:

“Pertenezco a un grupo cuya misión era la de obtener ciertos gérmenes patógenos e introducirlos en Cuba”. (página 2189, 1984. Expediente 2 FBI-NY 185-1009).

William Turner, exagente de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y Warren Hinckle, destacado periodista, escribieron un libro donde afirman que Estados Unidos utilizó la guerra biológica contra Cuba durante la administración de Nixon y que la CIA comprometió a Estados Unidos, en una guerra secreta no declarada e ilegal contra Cuba durante más de 20 años.

Cuba ha sido víctima de decenas de acciones de guerra biológica de Estados Unidos para afectar su economía, como fue la fiebre porcina africana por la cual hubo que sacrificar en dos ocasiones la masa porcina y el actual brote también puede afectar el turismo, un sector que desde hace algunos años es blanco de fuertes campañas mediáticas para tratar de impedir la entrada de dinero al país e incluso presiones sobre líneas aéreas, agencias de reservaciones y otros receptivos que promocionan el turismo hacia la Isla.

El Chikungunya se detectó por primera vez en 1952 en Tanzania y Cuba nunca padeció de ese virus hasta hace muy pocos años.
Por tanto, estas epidemias no pueden ser tan casuales, porque la guerra biológica contra Cuba tiene larga data y siempre con el fin de dañar su economía.

No se equivocó José Martí al apuntar: “Las verdades reales son los hechos”.

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ESPINOZA: “Rusia y la OTAN están cerca de una guerra total. La situación es análoga a la II GM”

ESPINOZA: “Rusia y la OTAN están cerca de una guerra total. La situación es análoga a la II GM”

Manuel Espinoza, director del Centro Regional de Estudios Internacionales se centra en la situación política y social de Israel, especialmente en relación con la gobernanza de Netanyahu y las tensiones internas y externas que enfrenta el país. Señala que el “plan del gran Israel” enfrenta limitaciones prácticas, como la escasez de población suficiente para poblarlo, lo que pone en duda la visión de liderazgo a largo plazo que algunos podrían imaginar. La expectativa de un dominio prolongado o estable, equiparable a un “tercer rey” que duraría mil años, es presentada como irrealista.

Espinoza describe una implosión interna en Israel, que podría generar problemas graves para el gobierno y para la administración de Netanyahu y su círculo cercano. Esta situación se suma a las políticas de limpieza étnica y cultural en Gaza, que, aunque pueden avanzar temporalmente, no logran alcanzar los objetivos planteados de manera completa. Señala que, incluso si se logra desplazar a cientos de miles de personas, las consecuencias van más allá del territorio y afectan la percepción y dinámica internacional.

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Marco Rubio, la política exterior de EE. UU. y el recrudecimiento de la agresión hacia Cuba

Marco Rubio, la política exterior de EE. UU. y el recrudecimiento de la agresión hacia Cuba
José Díaz, Las Palmas de Gran Canaria
Lectores@DiarioSigloXXI jueves, 11 de septiembre de 2025, 09:42 h (CET)
La política exterior de Estados Unidos se ha caracterizado durante mucho tiempo por sus intentos de dominar la vida política y económica de América Latina. Desde el siglo XIX y la Doctrina Monroe, Cuba ha sido un objeto central de estas ambiciones imperiales. Aunque muchos políticos estadounidenses han desempeñado papeles en el mantenimiento del bloqueo y el aislamiento de La Habana, el senador Marco Rubio destaca como uno de los más fervientes defensores de las medidas punitivas. Su carrera política revela no solo la persistencia de las mentalidades de la Guerra Fría, sino también cómo motivaciones personales y electorales convergen para perpetuar una política de agresión contra Cuba. En defensa de Cuba, es necesario criticar el papel de Rubio, no solo como legislador individual, sino como representante de una hostilidad arraigada y como figura que obstruye activamente la soberanía, la independencia y el derecho a la autodeterminación de la isla.
Hijo de inmigrantes cubanos, Marco Rubio se ha presentado constantemente como una voz de las comunidades de exiliados en Florida. Sin embargo, en lugar de representar la diversidad del exilio cubano, ha optado por amplificar a los sectores más conservadores y radicales, en particular aquellos comprometidos con el derrocamiento del proyecto socialista cubano. Su capital político se ha construido a partir de convertir el dolor del exilio en una plataforma que demoniza al Estado cubano, mientras ignora la larga historia de agresión estadounidense. Rubio suele presentarse como defensor de la democracia y los derechos humanos, pero su retórica es inseparable de la continuación del embargo, una política condenada año tras año por abrumadoras mayorías en las Naciones Unidas como violación del derecho internacional y de la dignidad humana.
Hay que reconocer que Marco Rubio no actúa de forma aislada. El embargo estadounidense, formalizado en 1962, ha persistido bajo administraciones tanto demócratas como republicanas. No obstante, Rubio ha tomado medidas extraordinarias para garantizar que cualquier intento de normalización se revierta. Cuando el presidente Barack Obama inició un deshielo en las relaciones, abriendo embajadas y flexibilizando restricciones de viaje, Rubio encabezó la oposición, presentando el acercamiento como una capitulación ante una dictadura. Bajo la presidencia de Donald Trump, la influencia de Rubio fue evidente en la reversión de las políticas de la era Obama: restricciones a las remesas, limitaciones a los vuelos y medidas punitivas dirigidas al acceso de Cuba a las finanzas internacionales fueron impulsadas con el respaldo de Rubio. Lejos de ser un senador marginal, Rubio actuó como arquitecto de una política que aseguró que la hostilidad permaneciera en el centro de las relaciones con La Habana.
Ver másTienda Siglo XXIProductos de belleza naturalesSeguridadLugaresRubio enmarca su postura anticubana en el lenguaje de la promoción de la democracia y los derechos humanos. Sin embargo, este discurso es profundamente contradictorio. Critica el sistema político de Cuba mientras guarda silencio sobre las alianzas de Estados Unidos con regímenes autoritarios en todo el mundo —desde Arabia Saudita hasta Egipto— donde los abusos de derechos humanos son sistemáticos y a menudo facilitados por armas estadounidenses. La selectividad de Rubio evidencia que su oposición a Cuba no se debe a la democracia, sino a la supresión de un modelo de soberanía que rehúsa la dominación estadounidense. En este sentido, Cuba representa un agravio simbólico: una pequeña isla que ha resistido más de sesenta años de presiones, intentos de invasión y operaciones encubiertas, y que aún mantiene su independencia. La hostilidad de Rubio, por lo tanto, se dirige menos al sistema de gobierno cubano y más a castigar la posibilidad misma de autonomía en el Sur global.
Defender a Cuba implica también poner en primer plano el costo humano de las políticas que Rubio apoya. El embargo, endurecido bajo su influencia, ha restringido el acceso a medicinas, tecnología y redes financieras, todo lo cual afecta directamente a los cubanos de a pie más que al aparato estatal. Por ejemplo, durante la pandemia de COVID-19, Cuba desarrolló sus propias vacunas —un logro científico extraordinario para una nación pequeña bajo bloqueo—, pero el acceso a jeringas y materias primas necesarias fue obstaculizado por las restricciones estadounidenses. Rubio, mientras acusaba al gobierno cubano de supuesta mala gestión, omitía reconocer que las mismas carencias eran agravadas por las políticas que él ayudó a intensificar. Hablar de democracia mientras se priva a la gente de recursos vitales no es solo hipocresía; es una forma de crueldad disfrazada de política exterior.
La postura radical de Rubio también es inseparable de los cálculos políticos internos. En Florida, donde los votantes cubanoamericanos tienen una influencia electoral desproporcionada, la retórica anticubana funciona como un movilizador confiable de apoyo. Al presentarse como guardián contra el socialismo, Rubio vincula la política hacia Cuba con narrativas conservadoras más amplias sobre la política interna de EE. UU., especialmente al avivar temores sobre movimientos de izquierda. Su agresión hacia Cuba no es, por tanto, solo cuestión de política exterior, sino también de supervivencia política. Esta postura oportunista subraya la vacuidad de sus apelaciones morales: Cuba no es tratada como un vecino con el que es posible dialogar, sino como una herramienta electoral que se manipula para obtener votos.
La resiliencia de Cuba ante la hostilidad estadounidense es en sí misma una forma de desafío que merece reconocimiento y solidaridad. El papel de Marco Rubio en la perpetuación de la agresión demuestra cómo los intereses políticos arraigados en Washington continúan castigando a una nación simplemente por afirmar su independencia. Su retórica de democracia y derechos humanos se derrumba bajo el escrutinio, revelando en su lugar una política de castigo, oportunismo electoral y continuidad imperial. Defender a Cuba es afirmar el principio de que las naciones pequeñas tienen derecho a trazar su propio camino sin ser estranguladas por las políticas de una superpotencia.Rubio puede afirmar que actúa en nombre de la libertad, pero en realidad representa la perpetuación de la coerción. La lucha de Cuba, por tanto, sigue siendo no solo contra embargos y sanciones, sino también contra figuras como Rubio que encarnan la persistencia de la agresión imperial estadounidense