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USA: Estados Divididos de Norteamérica

Manuel S. Espinoza Jarquín (*)

Más de 30 mil soldados del ejército USA, centenares de oficiales de los órganos de seguridad e inteligencia y policías resguardaron la capital norteamericana tratando de impedir hechos violentos y una confrontación armada que pudiera impedir el acto de juramentación del nuevo presidente electo Joe Biden el 20 de enero. Ni en el 9/11 del 2001 se protegió tanto a Washington D.C. ¿por qué?

En realidad en los medios de comunicación hay muchas ESPECULACIONES sobre que toda esa cantidad de tropas más bien jugarían un papel a favor de Trump muy contrario al que se suponía debían cumplir para asegurar el acto. O que esa enorme cantidad de tropas combatiría a las unidades especiales del mismo ejército que intentaran impedir la juramentación. Las teorías de conspiración y la paranoia demócrata están en su punto. Eso le ha dado mucho rédito político.

Aun se esperan más brotes de violencia aun después que Trump se marche en muchas ciudades por todo el país sobre todo donde las organizaciones pro Trump tienen supremacía sobre las minorías étnicas. Y que aun cuando Biden se logre juramentar las cosas no volverán a ser mejor que antes.

El ruido es mucho y las expectativas de un show que aún no termina se incrementan cada día que pasa. La realidad es que estamos presenciando el cierre y traslape de otra etapa en la instauración de las elites de poder económica-financiera sobre el pueblo norteamericano con el uso de los dos partidos principales en ese país como actores principales del drama político.

La militancia sandinista tiene que estar clara de un proceso inevitable e irreversible de desgaste, división y confrontación interna en los EE.UU en la coyuntura progresiva internacional. No solo se trata de creer o no si habrá guerra civil. Se trata de entender que las causas de su desgaste e infuncionabilidad de su sistema político no se superan y muy al contrario se profundizan con mayor rapidez.

Andrei Amalrik, un disidente soviético presentó en 1970 un ensayo titulado “Sobrevivirá la Unión Soviética a 1984?” Nadie le tomó en serio, pero la URSS colapsó siete años después en 1991. Solo con ese ejemplo no es difícil entender que como están las cosas en los EE.UU hoy día no es imposible que pasen de la Guerra Política Electoral a la Guerra Civil.

Thomas W. Chittum Un escritor norteamericano publicó en 1997 su libro: Civil War II : The Coming Breakup of América (La Guerra Civil II: La Próxima Ruptura de Norteamérica). Ha servido como base para el seguimiento de indicadores claves para comprobar su posibilidad.

Chittum fundamentó su obra en las causas diversas de la guerra civil en EE.UU (1861 a 1865) y con su experiencias como mercenario en la guerras de Vietnam, Rodesia y Croacia. Sobre todo en las últimas dos donde el factor étnico-racial es uno de los causales mayores.

Él pudo comprobar como un país como la Yugoslavia socialista había crecido y desarrollado una unidad multicultural e interétnica y de enorme prosperidad económica envidiable para Europa entera. Sin embargo las fuerzas centrifugas y centrípetas tiene su peso que conllevaron a resultados inimaginables.

En el pronosticó con elementos irrefutables la posibilidad de esta guerra para el año (pasado) 2020. En 1997 era una especie de locura pronosticar una situación así en los EE.UU porque apenas había triunfado en la guerra Fría y se erigía como potencia mundial sin adversarios capaces de desafiar su hegemonía y supremacía global. Hoy es más que creíble. Pero si vemos que siete años de error fue la predicción de Andrei Amalrik en el caso del derrumbe de la URSS, merece pues flexibilizar los esquemas y aceptar la posibilidad del colapso yanqui.

El Rastro de la Contienda Electoral 2020.

En abril 2020, como un ejercicio de lo que ocurriría más tarde en caso de perder las elecciones en noviembre, Trump alentó protestas de derecha contra las restricciones impuestas por gobernadores para bajar la curva de contagio de coronavirus llamando por Twitter a “liberar” diferentes Estados. Cientos de manifestantes bien armados, entraron días después al capitolio de Michigan, (conocido como uno de los Estados tradicionales en disputa electoral) para reclamar la reapertura de la economía.

24 de mayo del 2020 Trump tuiteó “Estados Unidos no puede tener todas las votaciones por correo. Será la Elección Amañada más grande de la historia…están intentando usar el Covid-19 para esta estafa”. Trump sabía, que la pandemia ya no estaba bajo el control de su gobierno, sino que la industria farmacéutica estaba bien metida en esta trama.

25 de mayo del 2020 se asesinó al afroamericano George Floyd en la ciudad de Mineápolis, Minesota. Las protestas de corte racial en varios Estados y ciudades y la respuesta de la ultra derecha blanca supremacista generaron un incremento de la división y confrontación racial, en ese país. Prácticamente se vio con claridad otro nivel de contienda política.

Por eso se debe de entender que el choque interracial con todas las características de “Golpe Suave”, que provocaron y condujeron los demócratas con el asesinato de George Floyd y otros afroamericanos más, fue para garantizar a su favor al electorado de las minorías étnicas (latinos, negros y asiáticos) en las elecciones de noviembre del 2020. Hoy la suma de estos y otros factores nos da a entender más sobre el sonar de los tambores de guerra en ese país.

30 de julio del 2020 Trump insinuó retrasar las elecciones. “Con el voto por correo universal (no el voto por ausencia, que es bueno), 2020 será la elección más INEXACTA y FRAUDULENTA en la historia. Sería una gran vergüenza para Estados Unidos. ¿¿¿Retrasar las elecciones hasta que la gente puede votar adecuadamente, con seguridad???

En este mes además en dos ocasiones Trump dejó entre dicho, que no entregaría el poder y podría no ser pacífico el resultado de las elecciones. Biden aseguró públicamente que Trump se quería robar las elecciones y Bernie Sanders expresó, que Trump no entregaría el poder. Esa fue la tónica general hasta septiembre.

18 de septiembre de 2020 como en cualquier serie de Netflix como “House of Cards”, “Scandal” o “Designated Survivor”, que tratan sobre intrigas de poder en el gobierno norteamericano, el “repentino fallecimiento” de la jueza Ruth Bader Ginsburg puso en seria disputa el control de la Corte Suprema a favor de cualquiera de los partidos demócrata o republicano que lograra que su candidato denominado la sustituyera. En la estrategia de Trump la corte suprema jugaría un papel decisivo para revertir el triunfo de electoral de Joe Biden.

26 de octubre, el Senado confirmó a Amy Coney Barrett a la Corte Suprema por una votación de 52 a 48. Barrett la denominada por Trump quien sustituyó a la fallecida jueza Ruth Bader proporcionaba la correlación de fuerza a favor de Trump de 5 a 4 votos en la Corte Suprema que necesitaría. Ahí debería ir la disputa electoral en caso de perder contra Biden.

En esta primera etapa, que terminaba, Trump se “anticipó a la derrota segura”. Trump estaba más que claro, que el mal manejo de la Pandemia, el aumento del desempleo entre otros males lo llevarían a la derrota. Por eso se aseguró en anunciar de antemano las posibilidades de un fraude masivo vía el voto anticipado, el correo electrónico, los brotes de violencia que podrían darse en el país si el fraude se consumaba en las elecciones presidenciales. De ahí que una de las estrategias de campaña de Trump fuera instruir y propiciar el voto masivo solamente el día de las elecciones.

La Derrota Electoral

04 noviembre, tras ser derrotados por el partido demócrata con 306 votos del colegio electoral a favor de Joe Biden contra los 232 votos obtenidos por los republicanos, Donald Trump inmediatamente anunció con firmeza, que los resultados anunciados por los medios de comunicación masiva opositores a su gobierno “eran parte de un proceso demasiado amañado” y que por lo tanto desconocía la victoria de su rival demócrata.

Trump “Detuvo la celebración de Victoria a favor de Biden”. Trump no hizo más que oficializar la existencia del fraude masivo durante los comicios y el no reconocimiento de los resultados hasta que el último voto no se recontara. Trump aseguró que había ganado con 74 millones de votantes y la impugnación en varios Estados debía de hacerse. Para eso un ejército de abogados y especialistas en sistemas de votación se dispuso a suspender la certificación de los resultados a favor de Biden.

2 de diciembre Trump expresó un discurso denunciando el fraude electoral: “…… estoy decidido a proteger nuestro sistema electoral, que ahora se encuentra bajo asalto y asedio coordinados”. Basta con mencionar el uso de sistemas y programas de cómputos que se mencionan involucrados en el fraude nos permiten entender lo que es la guerra cibernética. Red Hummer, Dominium y ScoreCard, SolarWind entre otros que van desde el espionaje de candidatos hasta la manipulación de la cantidad de votos y el bloque de su transmisión al público y jackeo electrónico.

Inclusive como en los clásicos de Tom Clancy, se habla de soldados norteamericanos caídos en combate contra oficiales de la CIA en una operación de recuperación de servidores en un país europeo.

También sobre el nexo de los Clinton con empresas administradoras de estos programas, que a su vez tienen relación con China. Todos estos programas están siendo auditados y no terminará este proceso aun a largo plazo excepto que renuncien a este tipo de pruebas.

7 de diciembre Trump anunció que algo grande sucedería. Ese mismo día Lyle Biedermann, legislador republicano del estado de Texas presentó una legislación que permita un referéndum para que los votantes emitan sus votos sobre si se “separan de Estados Unidos”.

“El gobierno federal está fuera de control y no representa los valores de los tejanos. Es por eso que me comprometo a presentar una legislación en esta sesión que permitirá un referéndum para dar a los tejanos un voto para que el estado de Texas reafirme su estatus como nación independiente.”

9 de diciembre Trump solicitó a su correligionario Ted Cruz que presente ante la Corte de Texas una demanda de 39 páginas como Estado por parte del juez general republicano de Texas Ken Paxton para invalidar las elecciones en varios Estados en disputa como son Pensilvania, Georgia, Michigan y Wisconsin. La base de esta demanda es que las leyes electorales fueron modificadas en esos Estados no por la Constitución sino por una situación de emergencia como la pandemia del Covid – 19; lo que les facilito el fraude a los demócratas.

En la demanda de Texas ante la corte suprema Trump estableció, “que la división resultante entre los estadounidenses es comparable al clima en los Estados Unidos en vísperas de la Guerra Civil”.

10 de diciembre. 17 Estados y más de 100 miembros de la cámara republicana firmaron en apoyo a la demanda de Texas en función de revertir los conocidos resultados electorales. Siguiendo la estrategia de Trump, el nefasto senador republicano, Marco Rubio de la Florida expresó: “Un asunto de esta magnitud, es mejor que la Corte Suprema tome una decisión sobre si tomará o no el caso basándose en la Constitución”.

El 13 de diciembre Trump inició la distribución masiva a nivel nacional de la vacuna contra el COVID-19. Era lógica la razón de beneficio político a corto, mediano plazo para ganar apoyo de la opinión pública en su lucha post electoral. También es una acción a favor de la rama de la industria farmacéutica del Deep State que con 1.4 trillones de dólares que se discutía en el congreso aun ya que se invertirán para el alivio de la pandemia y que bien pasan por desapercibidos gracias al escándalo y la crisis electoral.

Al 14 de diciembre se debía haber avanzado en “procurar revertir la votación del colegio electoral el 14 de diciembre”, ya que muchas acciones fueron implementadas por los republicanos como: Interponer demandas por la vía civil en las cortes estatales y continuar la revisión de equipos y programas utilizados aun cuando en muchos de los estados impugnados se logren certificar. No prosperando ninguna, faltaba entonces subir la presión.

01 enero 2021. Trump convocó por tweeter a una marcha a la capital para detener el robo electoral.

05 enero 2021. Los republicanos pierden en segunda vuelta las elecciones por el senado en Georgia uno de los estados en disputa electoral, perdiendo la mayoría en el senado. De nuevo la fórmula de utilización de la carta afroamericana y judía les dio resultados electorales positivos a los demócratas.

6 de enero se logró Impedir que el congreso certificara la votación del colegio electoral solo por unas horas con la demostración de manifestantes en la capital y la incursión al capitolio donde sesiona el congreso. Pero no importa si el colegio electoral falló a favor de Biden o si otras tácticas no se dieron, como la solicitud de una investigación extensa y una auditoria de 10 días más tuvieran lugar; la victoria de Trump ha sido políticamente importante.

A.- Logró constituirse como una fuerza política importante dentro del mismo partido republicano con más de 140 congresistas que apoyaron la anulación de los resultados electorales en Arizona y Pensilvania ese 6 de enero.

B.- Demostró una capacidad de movilización racial de blancos dispuestos a defender los resultados electorales republicanos y hasta “defender la Constitución”.

C.- Mantiene una presión psicológica social-racial que amenaza a futuro la unidad y la estabilidad política de los EE. UU a largo plazo, que los lleve a un enfrentamiento militar.

Para muchos su destino está consumado, pero en la estrategia de Trump ésto es apenas la apertura de una nueva etapa destinada a impedir la transición de poder presidencial, de debilitar al gobierno de Biden en los próximos cuatro años y hasta de lograr su retorno en las elecciones del 2024. En su despedida como presidente prometió “regresar de alguna forma”. Trump no perdió, sino los republicanos.

08 Enero. Como rama del “Gobierno Profundo”, Tweeter se dio el lujo de cerrarle de manera permanente la cuenta a Trump, al presidente de los EE.UU demostrándole que el Deep State gobierna sobre los políticos norteamericanos, sobre la constitución y sus libertades.

12 enero, los republicanos comienzan a unificar más sus posiciones alrededor de Trump. Ante la insistencia de los demócratas, Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos rechazó activar la 25ª enmienda de la Constitución para apartar a Donald Trump de la presidencia antes de que expire su mandato. En una carta remitida a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelossi, Pence declaró: “No creo que ese curso de acción sea en el mejor interés de nuestra nación o consistente con nuestra Constitución”.

13 enero La Cámara de Representantes aprobó por 232 votos frente a 197 la resolución para acusar al presidente de “incitación a la insurrección” por los violentos sucesos de la semana pasada en el Capitolio. De igual manera fue notable la cantidad de miembros republicanos de la cámara de representantes que no aceptaban la resolución de impeachment lo que denota que la batalla futura de los republicanos está asegurada y ya no será por Trump, sino por la sobrevivencia del mismo partido.

Desde ese día la situación política, interracial y de amenaza militar a lo interno de los EE. UU se ha disparado. Sobre todo, muchos entienden, que el 20 de enero día de la toma de posesión de Joe Biden como presidente electo la trama electoral no terminará sino que se extenderá a una nueva etapa. Aún más peligrosa. Ya se pronostica la muerte repentina de Trump por castigo o la Biden para que el grupo de Hillary Clinton y Soros asuman el gobierno de los EE.UU con Kamala Harrys de peón.

Hay que admitirlo, independientemente de que la estrategia de Trump fracasó y que todas las especulaciones no se cumplieron, estas elecciones han marcado el aceleramiento de las profundas contradicciones internas en los EE.UU que tarde o temprano los lleve a un mayor enfrentamiento militar a lo interno. Trump no asistió al acto de juramentación de Joe Biden como presidente de los EE.UU. Con esto REAFIRMA EL FRAUDE en otros términos.

“En todo caso hay que permanentemente recordarles a TRUMP y su denuncia de Fraude Electoral todo el tiempo que los gringos quieran dárselas de los demócratas”

Corresponde pues continuar el seguimiento a una estrategia que tiene desinformado tanto a norteamericanos como extranjeros mientras Biden forma su gabinete en una trama que o los hará más fuertes o más débiles ante las nuevas realidades globales. Corresponde estar vigilante porque los que conforman el gobierno de Biden ahora son los mismos que estuvieron durante la administración Obama y el mundo sufrió demasiado con su política exterior de agresión y despojo.

En todo caso para nosotros es importante sobre todo este año electoral dejar bien claro y siempre subrayar, que no hay tal democracia en los EE.UU. como explicaba en su Mensaje del Presidente-Comandante Daniel a las familias nicaragüenses el 11 de Enero del corriente.

“En los Estado Unidos tienen sus contradicciones y hemos visto cómo se ha polarizado la Sociedad norteamericana con las últimas Elecciones. Y nosotros podríamos decir, pareciera, por lo que está pasando en los Estados Unidos, que el Sistema Electoral de los Estados Unidos demanda de Reformas profundas”.

“Han vendido la idea de la “perfecta Democracia”, cuando realmente es una Dictadura bipartidista que está determinada por el Poder Económico, por el Poder de las grandes Empresas que son las que se encargan de fabricar cañones, medios aéreos, todo en función de la carrera armamentista”.

(*) Manuel Salvador Espinoza Jarquín. Especialista en Relaciones Internacionales.

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