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¿CUÁNDO TERMINARÁ LA GUERRA EN UCRANIA? Por: Edelberto Matus. Analista Colaborador del CREI

Todas la guerras tarde o temprano llegan a su fin, no importa que duren siglos o décadas como la “Guerra de los cien años” entre Ingleses y Franceses, la Guerra de Arauco entre las tribus mapuches contra el Imperio colonial español o la Guerra de Vietnam, entre este heroico pueblo y las tropas del Imperalismo yaqui.

Cualquier guerra, grande o pequeña, siempre termina con una victoria, una derrota o un acuerdo de paz. La constante es que son los pueblos los que las sufren.

El conflicto militar (Operación Militar especial, OME) no será la excepción, a pesar que Rusia en realidad se enfrenta no sólo a Ucrania -con la cual lucha en el terreno- sino contra las treinta y ocho naciones más importantes del Capitalismo global, principalmente contra los Estados Unidos, Reino Unido, Unión Europea, Canadá, Japón y Australia cuyos gobiernos encabezan un autodestructivo cerco de sanciones económicas y financieras contra el gran país eslavo y multiracial y un “híper-generoso” (según ellos) flujo de recursos financieros hacia las manos del gobierno ucraniano, aunque la mayoría de estos recursos son en calidad de prestamos o directamente en armas, pagadas al complejo industrial-militar estadounidense y europeo.

La OTAN (la organización militar formada por 30 países y en crecimiento) lidera la ofensiva occidental contra Rusia a través de un abierto apoyo militar en armas, equipos, inteligencia e incidencia mediática a Ucrania, en lo que ya se puede denominar una IV Guerra mundial (la tercera fue la llamada “Guerra fría”) y que sólo espera la escalada a un enfrentamiento bélico directo entre la Potencia euroasiática y el agresivo bloque político-militar occidental, que desde ya pretende incidir a nivel global, quizá como factotum de la política mundial.

Ucrania ha resistido más de lo esperado los embates de las Fuerzas Armadas rusas, solamente gracias al inmenso apoyo (previo y actual) de la OTAN y otros países. Esto no es gratuito, pues está en línea con la planeación estratégica global de los Estados Unidos y las economías líderes del mundo capitalista, que tratan de ralentizar el declive del Sistema y de manera inmediata agotar el potencial económico y militar de Rusia, endeudar hasta la esclavitud al pueblo ucraniano y enriquecer aún más a la industria militar occidental.

Sin embargo, si las cosas transcurrieran tal como hasta ahora se desarrollan, Rusia cumpliría en pocas semanas uno de sus objetivos más importantes:
La expulsión de las tropas ucranianas y el completo control administrativo de la totalidad del territorio de las nuevas repúblicas del Donbáss (Donetsk y Lugansk), además de conquistar la mayor parte de los “oblasts” (provincias) de Jersón y Zaparozhe, de gran importancia estratégica, pues garantizan el completo control del Mar de Azov como un mar interno de Rusia y a la vez creando un corredor terrestre que afianza la anexión de la Península de Crimea. Estas victorias por sí asegurarían una posición negociadora muy ventajosa para la Federación rusa en una eventual mesa de negociaciones con lo que quede de Ucrania.

De a allí (podemos especular), Rusia tendría enormes chances también de controlar territorialmente a otras importantísimas provincias de la histórica ” Nueva Rusia”, como Járkov, Odessa, Nikolaev y Dnepropetosk, que son el corazón industrial y comercial de Ucrania. Sin embargo, esta tarea llevaría varios meses, tiempo muy preciado, pues para entonces Ucrania -por lo menos- habrá sustituido con armamento y equipos occidentales todo lo que le queda de su viejo arsenal soviético, empantanado al ejercito enemigo y quizá logrando internacionalizar la guerra en el campo de batalla.

Rusia ha superado los errores tácticos iniciales, ha recalibrado objetivos, aumentado el número de efectivos en el campo de batalla (sin declarar una movilización general ni abandonar su estrategia político-militar de la OME por la guerra declarada y total contra Ucrania) a la vez que el agotamiento de las tropas ucranianas, la falta de medios definitorios en una guerra (aviación, marina de guerra, artillería clásica y reactiva, blindados,…) por la destrucción de los mismos por las FF. AA. de Rusia en el arranque mismo del conflicto, además de otras carencias y debilidades, empiezan a manifestarse en contra de Ucrania que va siendo desalojada de posiciones vitales en el Donbáss y el Sur del país.

Ahí tenemos pues dos escenarios, ambos favorables a Rusia. Empero, de prolongarse la guerra, sobre Rusia se cierne grandes peligros.

Los Estados Unidos, Reino Unidos, Alemania, Francia y otras naciones con potentes ejércitos, están “blindando” a Europa través de los mecanismos previstos en los planes de la OTAN, llevando a las fronteras de Rusia y Bielorrusia a más de cien mil soldados que prontamente pueden crecer y rebasar en cinco veces la cantidad de tropas entrenadas con que actualmente cuentan las FF. AA. de Rusia. A eso debemos de agregar las posibilidades y capacidades de otros países dispuestos a combatir en el bando occidental.

Es decir que lo más avanzado de la tecnología del mundo capitalista se apresta a confrontar a una Rusia, que aunque valiente y equipada puede ser sobrepasada militarmente. Ya hay tropas y equipos de la OTAN en los tres países del Pri-Báltico, en Escandinavia (que incluye a Suecia y Finlandia) y demás países del espacio postsoviético. Como siempre, el Reino Unido y Polonia destacan por sus ganas de provocar el conflicto.

En mi humilde opinión, existen (hasta el momento) cuatro posibles rutas principales hacia la colisión directa con Rusia:

-La colusión del gobierno de Estonia con Rumanía y Ucrania para invadir Transnistria o intentar hundir barcos de la Flota del Mar Negro de Rusia con cohetes potentes proporcionados por Occidente.

-Aupar a Polonia para que “unilateralmente” envié “tropas de paz” a la regiones occidentales de Ucrania, incluyendo a la capital, Kiev.

-Construir un “ataque” ruso a tropas o poblaciones civiles con gases o sustancias químicas prohibidas por las convenciones internacionales.

-Escenificar un “incidente” militar o ataque a población civil en cualquier tramo de los 1,200 kilómetros de la frontera fino-rusa.

-Culpar a Rusia (ya se está haciendo) de una posible hambruna global por “la retención de los cereales ucranianos” y que el “Estado profundo global” ordene a la ONU una intervención de “cascos blancos” con tropas de la OTAN ( no faltaba más!) para intervenir en Ucrania, con el manido pretexto de asegurar los puertos y las vías de transporte terrestre del trigo ucraniano hacia los consumidores globales.

Todos estos escenarios traerían la intervención de las tropas occidentales para evitar la victoria militar de Rusia, que no cumpla con los objetivos de la OME y en última instancia, destruirla y sojuzgarla.

A Occidente no le importa Ucrania, incluso su cereal. Siempre la han visto como una región atrasada, con pueblos casi bárbaros y el hecho que hasta el día de hoy su “ayuda” a ese país ya ronde los 60 000 000 de dólares (sin incluir armas, equipos y entrenamiento proporcionados desde el 2014) que equivale al presupuesto anual en defensa de la Federación Rusa, sólo puede ser un indicativo de la importancia que tiene para el Capitalismo global destruir a Rusia para luego enfrentar -también en solitario- a China.

Como vemos la desesperación por realmente llegar al cacareado “Fin de la historia” con un Occidente triunfante y eterno está cambiando al mundo.

Actualmente, las llamadas ” democracias liberales” han vuelto a la guerra como única forma de preponderar en las relaciones internacionales, donde ha desaparecido la diplomacia, los equilibrios e incluso la disuasión militar de tiempos de la GF; se ha mostrado la inutilidad de la “política” de castigos a través de sanciones económicas, la incapacidad de manipular el discurso de “los Derechos Humanos” y de respetar los viejos acuerdos, presionando a los gobiernos a “suicidarse” económicamente” o poner en peligro su seguridad nacional en aras de alcanzar los objetivos trazados por las élites globales, el Imperialismo yanqui y las naciones más ricas del mundo capitalista.

Para estos, la guerra parece hoy ser la solución a todo y por medio de sus poderosos sistemas mediáticos, incluso ha relativizado el peligro de una catástrofe nuclear, haciendo que el ciudadano común, incluso el más informado, le pierda el miedo a un conflicto de suma cero como prácticamente están planteando.

En el caso extremo de que Rusia sea rebasada militar y convencionalmente y la seguridad de su Estado y sus pueblos se encuentren en peligro de daño irreparable o aniquilamiento, pues el gobierno ruso se verá obligado a usar sus artefactos nucleares tácticos y si eso no es suficiente, pues empleará las armas del juicio final.

Esto está planteado en su nueva doctrina militar y refrendada en las declaraciones de sus más altas autoridades.

Sin embargo, Rusia persiste en finalizar esta guerra de forma convencional y prontamente. Por eso, en este momento, está sumando a su arsenal de combate en los teatros de operación, armas más tecnológicas y de nueva generación que se había venido reservando (aviones Su-57, armas antiaéreas láser, blindados robóticos, cohetes hipersónicos, tanques modernizados T-90M y de ultima generación. T-14”Armata”, armas anticarro, apoyo e infantería, medios de comunicación y demás) a la par que aumenta la cantidad de sus topas tanto en sus fronteras como en el teatro de guerra.

A la par de esto, Rusia sigue insistiendo en la salida negociada al conflicto, donde la prioridad sean la firma de acuerdos de paz (buena vecindad, neutralidad o como quieran llamarle) con Ucrania, un acuerdo continental de seguridad, limitación de armas, abandono de los planes de expansión de la OTAN hacia el Este y colaboración pacifica en todos los campos, abandonando las sanciones y la campaña de desinformación y promoción del odio a Rusia y luchando colectivamente en contra de la ideología neo-fascista y cualquier forma de racismo. Rusia siempre está dispuesta a la paz.

¿Cuánto tiempo durará la guerra? y ¿Cuánto tiempo hará falta para que llegue la paz a Ucrania y a Europa?

A pesar del gran impacto negativo que la economía mundial está sufriendo por el daño ocasionado por las ultimas crisis cíclicas del capitalismo, las secuelas en la producción y la estrés en las cadenas de suministros como resultado de la reciente pandem*a y también por el efecto “bumerang” de las sanciones económicas a Rusia y China, el mundo parece estar en shock postraumático y no reacciona ante la realidad de la guerra víctima del control hamelinesco que ejerce el Estado profundo a nivel global. Por eso no será la comunidad internacional la que detenga el conflicto en Ucrania ni su potencial escalamiento a nivel regional o en el peor de los casos, a escala global.

En realidad las respuestas a estas interrogantes (aunque parezca extrema esta reflexión), sólo dependen de la voluntad de los Estados Unidos y en alguna medida de los gobiernos y élites del Reino Unido, Alemania y Francia. No hay por donde perderse.

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