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Omán: el “mediador de Oriente”

Jorge Alejandro Suárez Saponaro (Distinguido Analista Internacional – Argentina) Colaborador del CREI

https://deyseg.com/analysis/1437

​Omán es un actor poco conocido fuera del Próximo Oriente, pero por su posición geográfica, tiene un alto valor geopolítico, especialmente por el control de la península de Musendam, que cierra la entrada al Golfo Pérsico

Ha sido noticia estos últimos días por las negociaciones que se llevarán a cabo en su capital, Mascate, entre Irán y Estados Unidos por el programa nuclear. Estamos frente a un país con una rica historia.

Omán es un país de 309.500 km2 y una población 4.5 millones de habitantes (80% musulmanes) con una importante proporción de población extranjera (50%), inmigrantes vinculados a la industria petrolera y servicios asociados. El grado de tolerancia religiosa existente se debe a la visión del Islam ibadí, permite que existan iglesias donde se practique abiertamente su culto. Una política exterior pragmática, le ha permitido maniobrar en una región altamente conflictiva, la solidez de las instituciones ha facilitado una transición ordenada con la llegada del nuevo sultán Haitham bin Tariq al-Busaíd, que asumió el poder en un mundo complejo, entonces afectado por la pandemia COVID, y en el plano regional, una creciente escalada por la competencia por la supremacía regional por parte de Arabia Saudita e Irán. La estabilidad del país y su seguridad, dependen de mantener la peculiar política exterior del fallecido sultán Qabus, y poder reconvertir la economía, que muestra signos de extrema vulnerabilidad por los altibajos del precio del petróleo, principal recurso del país, y que por cierto en un futuro no muy lejano se agotará. Esto impulsó sectores vinculados con la minería (con participación del estado), producción de hidrógeno verde, que se inserta en una estrategia nacional, donde las autoridades omaníes, buscan posicionar al país como líder en este campo.

El país apuesta a desarrollos para promover la transición energética y el potencial minero, ofrece importantes posibilidades para las industrias vinculadas con la producción de automóviles eléctricos. Esto genera un especial interés por parte de China. La cooperación entre ambos países se traduce en el impulso del Parque Industrial de Duqm y también tiene su vertiente militar, donde existe el interés de Pekín de establecer una base militar.

​La posición geográfica es una de las grandes fortalezas de Omán, es la conectividad a través de los puertos de Mascate, Duqm, Salalah y Sohar, especialmente con la costa oriental de África, la India y el Extremo Oriente. Los importantes intereses marítimos, no tienen su correlato en la capacidad de defenderlos. Omán apuesta convertirse en un centro logístico y de comercio marítimo internacional. La Visión 2040, documento que fija los objetivos nacionales del país, impulsó inversiones en puertos y los estudios para conectar por ferrocarril a Omán con Emiratos Árabes Unidos, teniendo como objetivo reducir la vulnerabilidad del paso de mercaderías por el “inflamable” Estrecho de Ormuz.

El ibadismo, corriente dominante en el Islam omaní desde hace centurias, ha sido un verdadero seguro contra la expansión de ideas radicalizadas que afectan a los países del área. Ningún omaní ha sido parte de los movimientos terroristas o insurgentes que operan en la región. La transición ordenada con la muerte del sultán Qabus, puso en evidencia la estabilidad de las instituciones por el mismo promovidas. Las fuerzas armadas son políticamente neutrales y tienen un buen nivel de profesionalismo, aunque por sus capacidades, no están a la altura de lidiar con el desafío iraní. El nuevo sultán, sabe del peso que tienen las fuerzas armadas en la estabilidad del país, no en vano, eligió a su hermano Sayyid Shihab bin Tariq para presidir el Consejo de Defensa, manteniendo este organismo de gran importancia, bajo control directo de la familia real, acompañado con la designación de nuevos altos mandos militares de su confianza tales como el comandante de la Guardia Real y de la Fuerza Especial, unidad de elite militar, que depende directamente del monarca.

​Mascate, capital de Omán.​

Las limitadas capacidades militares, impulsó la acertada política de neutralidad y promoción del diálogo, además de estrechar vínculos con Estados Unidos, Gran Bretaña (país con el cual conserva una relación estrecha) y potencias emergentes como India o China. Esto permitió convertir a Mascate en la capital de la “mediación” de la región, donde la familia reinante, caracterizada por su moderación, impulsó canales de diálogo en la competencia geopolítica entre Irán y los sauditas, y en el conflicto de Yemen. A pesar de la activa participación de la diplomacia omaní en la crisis de Siria, Yemen, el programa nuclear iraní, no mantiene relaciones diplomáticas con Israel, incluso desde la llegada al gobierno de la coalición liderada por el primer ministro Netanyahu. La “potencia diplomática” de Omán, quedó reflejado en las conversaciones preliminares el 12 de abril de 2025, entre el titular de exteriores iraní Abbas Araghchi y el enviado especial de la Casa Blanca Steve Witkoff, donde el régimen de Teherán las calificó de “constructivas”.

En el plano interno, el nuevo sultán, tiene como principal desafío diversificar la economía, atada al petróleo, a pesar que el país tiene menores reservas que los otros países del Golfo. El desempleo ha crecido y las tasas de crecimiento, con un tímido 2.2% en 2020, afectan los proyectos de diversificación de la economía, y generar suficientes empleos para una creciente población joven. El país ha buscado por medio de acuerdos con China e Irán, inversiones y apoyo al desarrollo de un importante parque industrial.

​Parque industrial de Duqm.​

Un país con una larga historia

Las costas de Omán eran conocidas desde tiempos antiguos, como fuente proveedora de cobre y diorita. Entre los siglos VI–IV a.C., el territorio estuvo influenciado por el imperio persa, que ejerció control en la franja costera. Los imperios parto y sasánida, que controlaron Irán, también hicieron acto de presencia en la zona. La cultura persa influenció en las poblaciones locales, les dieron una impronta peculiar frente a otros grupos árabes de la región.

​El Islam se hizo presente en el siglo VII, estando en vida el propio Profeta Mahoma. En el año 751, con la caída de los Califas Omeyas, y la llegada de los abásidas en Bagdad como nuevos Califas, la corriente Ibadí del Islam se extendió rápidamente en el territorio del actual Omán e implanto el régimen del imanato, independiente del poder de Bagdad. Los ibadíes, una rama conservadora moderada, tiene como características la elección de los gobernantes por medio de consensos y consentimiento popular. En los siglos X y XII, el territorio fue controlado por la secta de los qármatas, seguido por los buyíes, y los turcos selyuquíes. En el siglo XII, más precisamente en el año 1154, tomó el poder la dinastía Nabhani, que rigió los destinos del país por varios siglos.

​Sultán Qabus. Fallecido. Gran artífice de la política exterior omaní.​

En 1515, los portugueses arrebataron Mascate a los imanes de Omán, y permanecieron allí hasta 1650, cuando fueron expulsados por los omaníes. El valor estratégico de las costas de Omán, fue rápidamente identificada por los lusitanos. Esto les permitió utilizar el país como “cabeza de puente” hacia la India. Los otomanos controlaron la zona entre los años 1550-51 y 1581-88. La dinastía Nabhani fue restaurada hacia el 1600, para luego ser sustituidos en 1624, por los imanes yarúbidas. Los gobernantes de Omán, una vez expulsados los portugueses se lanzaron al mar, creando un imperio marítimo que se extendió a las costas del sur de Irán, Pakistán, África Oriental, teniendo allí como principal posesión Zanzíbar. Las especies y el tráfico de esclavos fueron base de la economía omaní. Cabe destacar que los imanes adoptaron también el título de sultán, por razones de prestigio e influencia política.

​El siglo XVIII encontró al país inmerso en conflictos dinásticos, que favoreció la conquista iraní de los puertos de Mascate y Sohar. En aquel tiempo, el país era ambicionado por británicos y holandeses. Una rebelión contra la dinastía pro iraní local, llevó al clan Al Said hacerse con el poder y con el título de sultán de Mascate en 1748. En 1798, los británicos suscribieron un tratado de amistad con Mascate. Las tribus del interior, resistieron el poder cosmopolita de Mascate, y a lo largo del siglo XIX, hubo enfrentamientos para imponer el imanato en todo el país. La prohibición de la esclavitud, arruinó la economía marítima de Mascate, junto al estallido de conflictos dinásticos. La decadencia económica afectó el reinado del sultán Said Ibn Sultán entre 1839-1844. Este intentó en vano en alcanzar acuerdos con Turquía, Francia y Estados Unidos, en un intento de zafar de la influencia británica, pero Londres contraatacó e impulsó la disolución del imperio marítimo omaní, en 1856, como consecuencia de las luchas por el trono de Omán. A instancias de los británicos, una rama de la dinastía se quedó con Zanzíbar y las posesiones de África Oriental, mientras que la otra rama bajo el título de sultanes de Omán y Mascate, veían reducidas sus posesiones al territorio actual del país y el puerto de Guadar en el sur de Pakistán.

​Imperio omaní en 1856.

​En 1891 por medio de un tratado de amistad y comercio, el sultán Faisal ibn Said, abrió las puertas para establecer el protectorado británico. Esto generó tensiones con las tribus del interior, a principios del siglo XX no pagaban tributos y en 1915, entraron en rebelión. A pesar del envío de tropas anglo indias, estas no pudieron contener la revuelta.

El régimen del imanato controló el interior del país, consolidando su independencia de hecho en 1920, y teniendo como sede de gobierno la localidad de Nizwa, a pesar que los soberanos ostentaban el título de Sultán de Mascate y Omán. Los británicos, en su política de divide y reinarás, reconocieron al imanato, por medio del Virrey de la India. En 1954, el imán de Omán, Ghaleb ibn Alí, lideró una rebelión, cuando el sultán de Mascate intentó hacer valer su autoridad en interior del país. Esto iba de la mano con la extensión de la influencia británica, que tenía intereses petrolíferos en la región controladas por los imanes. Ghaleb ibn Alí luchó en vano en El Cairo para hacer valer sus derechos ante la Liga Árabe, e incluso el conflicto fue llevado al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas e intervino la citada Liga, para mediar entre las partes. Egipto y Arabia Saudita, apoyaron políticamente al Imanato de manera abierta, lo que incentivó a de alguna manera la revuelta. Los sauditas además de apoyar a los rebeldes, tenían un conflicto fronterizo con Mascate, que llevó a un enfrentamiento armado por el control del oasis de Buraimi, en 1955, entre tropas británicas que protegían al sultán y fuerzas sauditas. En ese mismo año, Omán quedó en manos de una sola autoridad, el sultán de Mascate. La rebelión finalizaría definitivamente en 1959, con auxilio de tropas británicas. En los años 50, el puerto de Guadar, ubicado en la costa de Pakistán, fue vendido a este país, desapareciendo el último vestigio del antiguo imperio marítimo omaní.

En los años 60 fue creado en la región de Dhofar fronteriza con el antiguo Yemen del Sur, el Frente de Liberación de Omán. El crecimiento de la rebelión, puso en entredicho el control del país por parte de las autoridades omaníes. En 1970, el impopular sultán Said bin Taymur, fue derrocado y exiliado por su hijo Qabus bin Said Al Said. Este encontró un país pobre, con altos niveles de analfabetismo y un creciente descontento social. Rápidamente inició una serie de mejoras sociales, y lanzó una ofensiva contra los rebeldes de Dhofar con apoyo británico. Luego Irán envió ayuda (que estaba en manos del régimen del Sha) llegando a desplegar unos 4.000 efectivos. En 1971, los británicos se retiraron del país, cesando el régimen de protectorado, convirtiéndose en un estado plenamente independiente. El sultán Qabus, mantuvo el régimen autocrático heredado de su padre, pero buscó equilibrios entre las distintas tribus e impulsó mejoras en salud, educación e infraestructura.

Las guerrillas del Dhofar aparecieron en 1980, con mayor solidez ideológica, lo que motivó el acercamiento con el régimen de Yemen del Sur, con el objetivo de encontrar una salida negociada al conflicto. En estos años, el país mantuvo una activa política exterior con el claro objetivo de preservar la estabilidad regional y garantizar su propia libertad de acción. Esto llevó a permitir el despliegue de fuerzas de Estados Unidos, y mantener estrechos lazos con la Casa Blanca, además con la antigua metrópoli, Gran Bretaña. El triunfo de la Revolución Iraní, incrementó el valor estratégico del país. El control de la península de Musandam, que cierra el Estrecho de Ormuz, cuello de botella, donde transita miles de petroleros todos los años, transformó a Omán de especial interés para las potencias occidentales.

El sultán retuvo gran parte del poder, asistido en su gestión por un consejo de ministros y un consejo consultivo, con funciones de presentar proyectos legislativos. Ambos organismos eran designados por el monarca. A pesar de ser una monarquía absoluta, el país, se mantuvo estable y con una política exterior independiente, sin dejarse influir por el poderoso vecino saudita, como quedó reflejado en la guerra Irán Irak, donde el sultán Qabus, se mostró favorable a buscar una salida negociada del conflicto, a diferencia de la mayor parte de los países árabes que se alinearon con el dictador iraquí Saddam Hussein. Ejemplo de ello fue el mantenimiento de las relaciones diplomáticas con Egipto, que se convirtió en un paria con la paz con Israel en 1978. En 1991 participó en la Guerra del Golfo, bajo mandato de Naciones Unidas, rompiendo con la tradicional política de neutralidad el sultanato.

En 1996, comenzó una tímida apertura política, con la elección por voto popular del Consejo Consultivo. Asimismo, el sultán creó un Consejo de Estado, como cámara alta, para balancear poder con la cámara electa, incluyendo en su composición a cinco mujeres. El país no cuenta con una constitución, sino está regido por una serie de normas fundamentales, destacándose el estatuto dictado en su momento por el fallecido sultán Qabus.

En la llamada Guerra contra el Terrorismo, impulsada por Estados Unidos desde 2001. Omán apoyó a la coalición que invadió Afganistán, permitiendo que tropas de Estados Unidos puedan usar bases omaníes. Una peculiaridad, es que el país ha permanecido ajeno a la violencia extremista, que azota a los países vecinos. El régimen ha sabido dar respuestas a los reclamos de la sociedad, como experiencia del conflicto del Dhofar, donde en su momento, el gobierno respondió no solo con el empleo de la fuerza, sino con políticas de desarrollo y mejoras sociales.

El sultán Qabus, tuvo un rol diplomático importante en la región, fomentando el diálogo. Podemos calificar que su política exterior ha sido pragmática y realista. Respecto al vecino Irán, mantuvo relaciones desde el inicio de la misma Revolución Islámica. Incluso promovió mecanismos de diálogo tripartitos entre Arabia Saudita, Irán y Estados Unidos. El país fue sede en 2012, de encuentros entre funcionarios iraníes y estadounidenses, con la finalidad de implementar el llamado Acuerdo nuclear. En el marco del plan nuclear iraní, con el riesgo de que Teherán se hiciera con el arma atómica y su impacto en la seguridad regional, el sultán Qabus, ofreció sus buenos oficios en 2015. En 2018, cuando el presidente Donald Trump, retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, Qabus, ofreció servir de canal secundario para reducir la tensión. Omán controla la península de Musandam, un enclave que “cierra” el Estrecho de Ormuz, y las maniobras militares iraníes, preocuparon a Mascate, dado que una escalada de conflicto, afecta directamente a su seguridad e intereses estrechamente vinculados con el tráfico marítimo en la región.

El país se mantuvo al margen de la Primavera Árabe, gracias a la estabilidad del régimen, el consenso social que tiene la monarquía y la política de reformas económicas y sociales, sin tocar las instituciones del país, controladas en todo aspecto por el sultán. Hubo manifestaciones, por temas económicos y la corrupción de altos funcionarios. El gobierno no reprimió, aunque hubo arrestos de activistas, tomó nota de los reclamos y lanzó una serie de cambios, aplacando los ánimos. A pesar de formar parte del Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico, Omán se mantuvo siempre independiente de los dictados sauditas. El país conservó sus vínculos con el régimen sirio de al Assad, con Qatar. Se mantuvo neutral en los conflictos de Libia y Yemen. En este último caso, Estados Unidos, ha empelado a Omán como interlocutor con el gobierno de los rebeldes huzíes, especialmente ante el cese del fuego decretado por Arabia Saudita, que tiene como objetivo buscar una salida elegante de una aventura, que resultó un fracaso estrepitoso. Omán, ha sido empleado por agentes diplomáticos occidentales, para mediar en la toma de rehenes en la guerra yemení.

Guerrilleros del grupo marxista del Frente de Liberación de Omán.

En enero de 2021, murió el sultán Qabus, que marcó la política del país por 50 años. Esto despertó muchas suspicacias, dado que no tenía sucesores directos. Este hábil político, había previsto un mecanismo ordenado, para evitar luchas intestinas o un golpe. La elección del sucesor recae en la familia, pero Qabus, había dejado dos sobres escondidos, con los nombres de dos potenciales candidatos a sucederlos, que eran dos sobrinos suyos. Finalmente, en poco tiempo la familia real, eligió a uno de los candidatos sugeridos por el sultán fallecido, Haitham bin Tariq al-Sa’id. Un hombre formado en política exterior, egresado de la Universidad de Oxford. Es un personaje de temperamento reflexivo como su tío. Ocupó cargos en el Ministerio de Exteriores, y empezó adquirir experiencia de gobierno como ministro de Cultura y Patrimonio en 2002. En 2013 fue designado presidente del Comité Oman Vision 2040, organismo creado para diversificar la economía del país y buscar una transición que rompa con la tradicional dependencia de las exportaciones de petróleo.

El clima de tensión entre Irán y Estados Unidos, afecta la seguridad de Omán. En su momento, con la muerte del comandante de las fuerzas especiales Quds, general Soleimani, el riesgo de una operación de represalia iraní contra objetivos militares de Washington en el área, involucraba a Omán. Las actividades militares iraníes en la zona del Estrecho de Ormuz, motivaron a Omán, a permitir en su momento, el despliegue de fuerzas de Estados Unidos, en el estratégico puerto de Duqm, enviando un claro mensaje disuasivo. No obstante, Mascate, busca generar canales de diálogo y reducir las tensiones crecientes en el Golfo.

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Tarifas y cripto. ¿Qué está sucediendo?

https://telegra.ph/Tarifas-y-cripto-Qu%C3%A9-est%C3%A1-sucediendo-04-05

Por Magencio.April 05, 2025

Foto: WaPo Trump podrá ser bruto, pero no es estúpido. Hizo su fortuna especulando en bienes raíces y para llegar a la presidencia consiguió el apoyo de muchos financiadores poderosos de Wall Street y Silicon Valley.

Lo que estamos viendo es una operación programada de hundimiento del dólar en beneficio de las criptomonedas con el doble fin de hacer pagar al mundo por la insostenible deuda acumulada de los Estados Unidos y destruir a todos los estados nación sumiéndolos en la anarquía y el caos fiscal y financiero.

El capitalismo de hoy en día está dominado por los sectores FIRE de la economía: esa es la sigla en inglés para las Finanzas y la Especulación Inmobiliaria (una especialidad de Donald Trump). No es un capitalismo hecho para producir sino para amasar dinero y poder.

Los primeros 10 financiadores de la campaña de Trump representan una fortuna conjunta de 76.9 billones de dólares, según la revista Forbes… y la lista de billonarios sigue hasta llegar por lo menos al número 25. Y ojo: ahí no aparece Elon Musk. Es difícil encontrar un gobierno más rodeado de superricos que el de Trump.

El problema del dólar no es un problema de los Estados Unidos, es un problema de todos los demás países que han acumulado ingentes cantidades de esa divisa inservible. Hicieron eso porque el dólar es la moneda del comercio mundial.

Cuando Al Capone de le debe dinero a alguien, el que tiene problemas es el acreedor, no el mafioso. Desde hace muchas décadas los Estados Unidos fueron mudando su producción al extranjero y aumentando sus importaciones a cambio de hacerse con el control de las finanzas mundiales.

Esta importación significa que la balanza comercial de Estados Unidos con el resto del mundo sea totalmente negativa para el dólar, lo que en economía significa DEUDA.

Ahora Trump dice que los demás países del mundo se “aprovecharon” de la “ingenuidad” de los buenos Estados Unidos, pero eso no es cierto, porque el arreglo fue muy beneficioso -mientras duró- para los propios Estados Unidos, que podían imprimir dinero a voluntad.

Ahora, con una deuda por encima del 120% del PIB, la burbuja ha comenzado a reventar y llega el momento de pagar – y eso, obviamente, no lo van a hacer los Estados Unidos (¿quién puede obligar a pagar a una superpotencia que tiene como mil bases militares en todo el planeta?). Quien tendrá que pagar es el resto del mundo que, se va a tener que pelear por deshacerse de unos dólares y bonos del Tesoro de cada vez más dudoso valor.

Por eso Trump le ha puesto tarifas a todo el mundo, y el resultado, obviamente, es que todo el mundo va a empezar a buscar como desprenderse del dólar, por ejemplo, usando sus propias divisas en el comercio con otros países, tal y como lo están haciendo los BRICS.

Pero Trump cree tener otra manera, aún más insidiosa, de atajar la crisis doméstica que se le viene y la recesión mundial que ha provocado: las criptomonedas.

Hace apenas unas semanas, a inicios de marzo, Donald Trump firmó una orden ejecutiva1 para crear la primera reserva estratégica de bitcóin del país de un estimado de unos 200 mil bitcoines provenientes de la confiscación de activos de procedimientos civiles y penales, en un intento de convertir la nación norteamericana en la “criptocapital del mundo”. Paralelamente, anunció la creación de otro fondo de otras criptomonedas como ethereum, XRP, solana y cardano con el mismo fin.

Días más tarde, el aliado de Donald Trump, director ejecutivo de la sociedad de inversión BlackRock y gran inversionista en criptomonedas, Larry Fink, advirtió que el dólar corre el riesgo de perder su condición de moneda de reserva mundial frente al auge de activos digitales como el bitcóin, en gran parte a causa de la deuda externa de Estados Unidos.

Al mismo tiempo, los dos hijos mayores de Trump, Eric y Donald Trump Jr. anunciaron la fusión de su compañía de minado de bitcoins, American Data Centers, con un nuevo emprendimiento llamado American Bitcoin controlado por Hut 8, una compañía de infraestructura de criptomonedas basada en Miami. El objetivo, según Wall Street Journal, es el de convertirse en el mayor minador de bicoin del mundo y amasar una reserva estratégica de esa moneda.

Las criptomonedas son monedas electrónicas encriptadas que le permiten a las personas y las empresas hacer transacciones seguras y anónimas fuera del control de los bancos y los estados nacionales, lo que quiere decir, lisa y llanamente, lavado de activos y evasión fiscal en masa.

La mayoría de las transacciones en criptodivisas no son para comprar un café con leche en la calle, sino para especular con monedas entre grandes actores del mercado.

Una parte de esos flujos, la más pequeña, la de pagar la cuenta del café, se puede controlar porque al fin y al cabo ese dinero deberá ir a parar a algún banco tarde o temprano, pero para los montos suficientemente grandes habrá siempre un fuerte incentivo para escapar a todo control, y ese incentivo es parejo para los propios bancos, las corporaciones, las organizaciones terroristas, las sectas, en fin, la imaginación es el límite…

Y eso que no hemos hablado de la jungla de “aplicaciones distribuidas” que pueblan la “web 3.0” basada en las criptodivisas.

Estas aplicaciones permiten hacer todo tipo de transacciones en cualquiera de los miles y millones de criptos existentes (porque cada quien puede crear su propia criptomoneda si lo desea) con la consabida flora de estafadores y ciberdelincuentes atraídos por todo aquello que huela a lucro.

¿Qué se va a acabar el dólar? Bien podría seguir existiendo, aunque no valga nada. ¿Que se van a caer los bancos? Algún banco siempre queda en pie, pero más gordo que nunca. ¿Que va a haber recesión, guerra, inestabilidad, pobreza? A ninguno de los superricos que financiaron a Trump les preocupa eso. Lo que les preocupa es seguir siendo el 0.000000001% que compone a la élite mundial.

En fin, con estas pinceladas apenas hacemos un esbozo de lo que se viene. Razones para preocuparse hay millones. Se podrá pensar lo que se quiera de Donald Trump, menos que es aburrido.

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Sáhara Occidental | 49 años de la República Árabe Saharaui Democrática.

Por el Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Distinguido analista internacional (Argentina) Colaboredor del CREI

27 de febrero de 2025

  • El 27 de febrero de 2025, se cumple un nuevo aniversario de la creación de la República Árabe Saharaui Democrática. A diferencia de años anteriores, los saharauis esta vez, están librando una guerra.
  • Los actores clave en este conflicto: España, Estados Unidos y Francia, se han decantado de alguna u otra manera, a favor de la tesis marroquí, contrario al derecho internacional. Rabat, parece ser uno de los últimos bastiones, en apariencia pro occidentales, en un continente africano, que claramente apuesta por Rusia y China.


El mes de octubre de 1975, fue una época “caliente”. Los saharauis habían sellado el Pacto de Unidad Nacional. El Partido de la Unidad Nacional Saharaui, un invento colonial español, se esfumaba y sus líderes principales, se pasaron al lado marroquí, entre ellos Jalihenna uld Sidi Enhamed uld Mohammed, quién no solo fue a jurar lealtad al rey Hassan II, sino también se quedó con los fondos del partido. Los políticos españoles, estaban atentos a la posible muerte del general Franco. El rey Hassan II, aprovecharía las divisiones internas en el gobierno español sobre la cuestión del Sahara – donde no cabe duda que muchos traicionaron los intereses de Madrid – en favor de Marruecos. Asimismo, azuzaba el cuco comunista con Washington, a pesar que el Frente Polisario no tenía relación con Moscú, ni aspiraba a establecer un régimen marxista.

Marruecos libró su “guerra” en el Sahara, en diversos frentes. En el plano diplomático, llevó el caso ante la Corte Internacional de Justicia a fines de 1974. Hasta que el citado organismo se pronunciara, los incidentes armados entre Marruecos y el Sahara Español seguían. Mauritania era el nuevo aliado de Rabat es la aventura saharaui. Su régimen, de nacionalista progresista, presidido por Mojtar Uld Daddah, terminó siendo pro occidental, lo que generaría tensiones en su frente interno. La anexión del Sahara Español, en la lógica del líder mauritano, le permitiría mejorar el balance demográfico, de los árabes o moros, frente a las poblaciones negras del valle del río Senegal, históricamente sojuzgadas por estos. En el caso marroquí, bajo el amparo de la ideología del Gran Marruecos, el régimen alauita buscaba tener un elemento que aglutinara al país, en torno a una causa nacional. Un conflicto externo, mantenía a los militares lejos de los cuarteles y del intento de derribar al régimen autoritario y corrupto de Hassan II. asimismo, Rabat se deshacía de un peligroso competidor en materia de producción de fosfatos. Los yacimientos de Bu Craa, de fácil extracción, al alcanzar su potencial, sin ninguna duda hubieran convertido al Sahara Occidental en un actor clave, agregándose que el régimen marroquí, no tenía ningún interés que se instalara otra república nacionalista y progresista como Argelia, e “invitara” a sectores internos marroquíes, a seguir el ejemplo.

Las potencias occidentales, decidieron premiar la lealtad marroquí a su causa, dado que gran parte de África, miraba hacia Moscú o Pekín, por obvias razones, en recuerdo del pasado colonial europeo. El fosfato, mineral estratégico para la industria de fertilizantes, tiene incidencia en muchos países del Tercer Mundo. Los grandes intereses vinculado a ello, están en Europa y Estados Unidos, y vieron en Marruecos un aliado ideal, que no amenazara sus intereses. En este complejo juego, estaban las petromonarquías del Golfo Pérsico, liderados por Arabia Saudita, cuyos sistemas políticos económicos, venían como amenaza cualquier avance del nacionalismo panárabe y progresista. Hassán II, logró los apoyos necesarios para financiar la Marcha Verde, la invasión del Sahara. Detrás de la movilización de 350.000 personas, estaba encubierta la invasión militar. Los líderes españoles, querían deshacerse del Sahara como sea, olvidándose promesas, como también lo que dice el derecho internacional, además que los saharauis, eran también ciudadanos de pleno derecho, incluso con representantes en las Cortes Generales (Parlamento).

Proclamación de la independencia saharaui. 1976

España en su política casi esquizofrénica, llevó a cabo una brillante defensa ante la Corte Internacional de Justicia. El 16 de octubre de 1975, el alto tribunal, dio por tierra los argumentos mauritanos y marroquíes: los materiales e información presentadas al Tribunal muestran la existencia, en el momento de la colonización española, de vínculos jurídicos de vasallaje entre el Sultán de Marruecos y algunas de las tribus que viven en el territorio del Sáhara Occidental. Igualmente, muestran la existencia de derechos, incluidos derechos sobre la tierra, que constituyen vínculos jurídicos entre la entidad mauritana, tal como la entiende el Tribunal, y el territorio del Sáhara Occidental. De otro lado, la conclusión del Tribunal es que los materiales e información presentadas a él no establecen ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sahara Occidental y el reino de Marruecos o la entidad mauritana. Por tanto, el Tribunal concluye que no ha encontrado vínculos jurídicos de tal naturaleza que puedan afectar a la aplicación de la resolución 1514 (XV) de la Asamblea General a la descolonización del Sáhara Occidental y, en particular, al principio de autodeterminación a través de la libre y genuina expresión de la voluntad de los pueblos del territorio. La mentira quedaba al descubierto, no quedaba otra que pasar a la acción por parte de Marruecos.

Los Acuerdos de Madrid

El gobierno de Madrid conversaba con el Frente Polisario en Argel. Los saharauis desde 1973, estaban combatiendo por su libertad. El 28 de octubre de 1975, como otro acto de traición, el gobierno colonial español, ordenó el desarme de los soldados saharauis, que durante tanto tiempo fueron fieles a la “rojigualda” al servicio de España. Esta orden se dio cuando la invasión de Mauritania y Marruecos era inminente. En mayo de 1975, la misión visitadora de Naciones Unidas constató que el Frente Polisario, era la fuerza dominante en el país y que existía pleno consenso en la sociedad saharaui sobre su ánimo de independizarse. Los marroquíes a través de tropas propias, como de organizaciones de fachada, llevaban acciones armadas en la frontera común, incluyendo atentados con bomba en la propia El Aaiún. En esas horas críticas, el general Salazar, comandante militar español y gobernador del Sahara, recibió las instrucciones de la “Operación Golondrina” que por cierto no la recibió de buen grado, al fin de cuentas, era un acto de rendición ante las provocaciones marroquíes. Dicha acción militar, era nada menos que evacuar los miles de civiles españoles, 20.000 soldados y hasta llevarse a los fallecidos. En el Sahara Español, no debía quedar ni el recuerdo de la presencia hispánica. Los legionarios, la elite del ejército español se oponían a una salida sin combatir. Pero sus argumentos cayeron en saco roto. La teoría conspirativa que la región podría verse desestabilizada por el triunfo del Polisario, y la posible caída del régimen marroquí, y su reemplazo por un gobierno al estilo libio o argelino, podría poner a España como próxima víctima del “cuco” comunista, había hecho mella en el alto militar español. La suerte estaba echada. La carta de salvación que podría haber sido colocar al Sahara Occidental en manos de una administración internacional, no fue atendida, algo que había sugerido el Secretario General de Naciones Unidas, Kurt Waldheim, para poder llevar a cabo el referéndum. La Marcha Verde se llevó a cabo, y sirvió de cortina de humo para la invasión militar marroquí. Pronto se llevaron a cabo los Acuerdos de Madrid, por el cual España cedía la administración del Sahara a Marruecos y Mauritania, los saharauis serían oídos en su asamblea general, todo a cambios de ciertas concesiones económicas. Los españoles impusieron toque de queda riguroso en El Aaiún, para impedir la salida de los saharauis.

Los rumores de los abusos de los invasores en localidades de la frontera, llegaron rápido a la capital. Quienes tenían que hacer cumplir el toque de queda, miraron para otro lado, y 40.000 saharauis emprendieron su exilio al desierto. Muchos perderían la vida en el camino por las condiciones rigurosas del Sahara, los ataques aéreos, como fue la tragedia de Um Draiga. Los antiguos soldados coloniales, pronto fueron incorporados al ejército saharaui. Su valiosa experiencia, permitió organizar una resistencia más organizada. Horas antes, que expirara la fecha de salida formal de España del Sahara, el 27 de febrero de 1976, el Consejo Nacional Saharaui en Bir Lehlú, proclamaron la República Árabe Saharaui Democrática. Desde la lejana Madagascar, en tiempos de gobierno revolucionario, reconoció al nuevo estado africano. Hasta 1991, los saharauis se vieron obligados a luchar por su existencia.

Los crímenes cometidos por los ocupantes, quedaron impunes. El veto francés en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ha permitido que Marruecos siga violando los derechos humanos, dado que la misión de paz, MINURSO, carece de facultades al respecto

La larga espera. La doble moral de las democracias de Occidente.

El XVI Congreso del Frente Polisario, llevado a cabo en enero de 2023, fijó la estrategia nacional de la República Saharaui o RASD. La lucha armada está vinculada con exigir el cumplimiento del Plan de Arreglo de 1991: referéndum de autodeterminación, reducción de la presencia militar marroquí, respeto a los derechos humanos, derecho de retorno de los refugiados, y censo de votantes. Un aspecto no menor, es poner de relieve un contexto internacional, que promueve mayor ilegalidad internacional, y un rol cada vez más limitado de la ONU. Es por ello que los saharauis ven en la Unión Africana, donde la RASD es miembro fundador, una oportunidad para la paz. Ejemplo de ello, es su exitosa intervención en la crisis de Tigray en Etiopía. Marruecos, a través de una estrategia de “soft power” ha buscado dividir la opinión de los estados africanos, especialmente buscando apoyos en los países francófonos, con la apertura de consulados en las zonas ocupadas, reforzar lazos con Estados Unidos, con un acercamiento con Israel. Respecto a España, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez a contrario de su discurso político, apoyó sin tapujos la tesis marroquí de solución del conflicto: el régimen de autonomía. El PSOE, partido gobernante en Madrid, ha tenido un papel lamentable y de doble moral. Por un lado, la condena la invasión rusa de Ucrania y la solidaridad europea ante este hecho, y por otro, los saharauis, víctimas de una guerra de agresión, son abandonados a su suerte, y para peor la Europa democrática, apoya a Rabat.

Estados Unidos, ve en Marruecos un actor clave para sus intereses, ante el avance de China y en menor medida de Rusia en África. El fracaso francés en Burkina, Níger y Malí, abrió las puertas para que el Kremlin, ocupara el rol de “garante de seguridad”.

Es indudable que poderosos intereses económicos están detrás del apoyo a la ocupación ilegal del Sahara. La Unión Europea ha recurrido fallos de tribunales donde claramente dan la razón a la tesis saharaui, que los recursos naturales, son de su propiedad y que la explotación de los mismos, deben ser en consulta con dicho pueblo y obtener los beneficios correspondientes. El generoso financiamiento que recibe Marruecos, le permite financiar un ambicioso programa militar. España, con su torpe política de apaciguamiento, cede constantemente y está poniendo el riesgo los territorios de Ceuta y Melilla, además de ceder espacios marítimos circundantes a las aguas canarias, y potencialmente ricos en hidrocarburos al expansionismo marroquí.

En el Congreso de los Diputados, en este mes, SUMAR, sorprendió al gobierno español, con un proyecto de ley concediendo la ciudadanía automática a todos los saharauis nacidos durante el período colonial. Si se aprueba esta ley, muchos nacidos bajo dominio colonial, fueron desaparecidos por el ocupante marroquí o asesinados siendo prisioneros de guerra, por ende, susceptible de ser denunciados como crímenes contra la humanidad o de guerra. España tendría obligaciones con dichos ciudadanos, como de aquellos que viven en una situación muy precaria en el desierto argelino en los campos de refugiados de Tinduf.

Marruecos no reconoce que en los muros defensivos se libran combates. El uso de drones comprados a Israel, Turquía y China, le permiten golpear sobre blancos en la profundidad del dispositivo militar saharaui, pero ha costado la vida de civiles, incluyendo a mauritanos y argelinos. Argelia es un actor clave, proveedor alternativo de gas a Europa, como resultado de la guerra de Ucrania, nadie tiene interés que entre en guerra con Marruecos, especialmente poderosos intereses energéticos. Rabat se limita a responder las acciones armadas saharauis, en una guerra de baja intensidad.

«Las Naciones Unidas, tienen un papel desdibujado. El enfrentamiento abierto entre Rusia y Occidente, paraliza cualquier iniciativa de paz en el seno del Consejo de Seguridad»

Los saharauis, esperan que esta polarización, pueda generar algún tipo de ventaja. Se percibe en el ambiente que pareciera ser esta la última y gran oportunidad de la República Saharaui, de romper con un status quo, que solo benefició al expolio y violación de los derechos humanos. La desconfianza hacia la Unión Europea es absoluta, y particularmente España, como actores para impulsar algún tipo de cambio en el conflicto. El escándalo de corrupción en el Parlamento Europeo, donde salió a la luz, que miembros de dicho organismo han recibido dinero, para cambiar sus votos y favorecer intereses de Qatar y Marruecos. La agencia EFE publicó en diciembre de 2022, que en los domicilios de la ex vicepresidente del Parlamento Europeo, Eva Kailli, y su amante, Francesco Giorgi, también eurodiputado, como Pier Antonio Panzeri, fueron encontradas sumas de dinero que ronda el millón y medio de euros. El prestigioso medio alemán Der Spiegel, señaló que Panzeri, mantuvo estrechos vínculos con Marruecos entre 2004 y 2019, cuando era parte de la subcomisión de Derechos Humanos de la institución y de la delegación responsable de las relaciones con los estados del Magreb. Este escándalo llevó que el Parlamento Europeo, suspendiera en enero de 2023 sus misiones previstas en Rabat. España en cambio, si mantiene su política de negociar con su adversario geopolítico.

Los protagonistas de la denuncia por sobornos en el Parlamento Europeo

La agencia EFE en enero de 2023, señaló que el servicio secreto belga, obtuvo la autorización de la justicia para llevar a acciones de investigación a los citados europarlamentarios, dado que habían recibido dinero por parte de la agencia marroquí de inteligencia. La fiscalía federal belga, publicó algunas partes del informe de Seguridad del Estado, que señala la existencia de una red que realiza actividades de injerencia en las instituciones europeas en nombre de Marruecos, pero también en nombre de Catar, a través de personas que ocupan puestos clave en el mundo institucional europeo, principalmente en el Parlamento Europeo.

La corrupción, sin ninguna duda es el elemento central que explica porque la República Saharaui, no ha logrado que se cumpla con el proceso de paz de 1991, como también ha sido el factor determinante para que España cediera en los Acuerdos de Madrid, perjudicando seriamente sus intereses nacionales, a cambio de ciertas concesiones pesqueras, que por cierto nunca se cumplieron del todo.

Los saharauis volvieron a las armas, ante un mundo que mira hacia otro lado, a pesar que la justicia y la razón les asiste, pero la corrupción, intereses inconfesables, les impide cumplir con el anhelo de ver su patria completamente liberada.