
Rusia nuca permitirá que Ucrania construya su ARMA ATOMICA | C/ Manuel Espinoza J.

Distinguido Analista Internacional (Argentina) Colaborador CREI
*Por Christian Lamesa
El próximo año se cumplirá el octogésimo aniversario del triunfo de los Aliados sobre el nazismo alemán, con el invaluable protagonismo y sacrificio del Ejército Rojo. Ésta conmemoración será sin duda muy importante para los pueblos que, junto al ruso, formaban parte de la Unión Soviética, ya que se celebrará con alegría la Gran Victoria del pueblo soviético sobre el fascismo y el terror desatado por Alemania, pero al mismo tiempo, con la profunda emoción y lágrimas en los ojos por recordar a los más de veintisiete millones de soviéticos muertos durante la guerra; y del mismo modo se homenajeará y recordará con gratitud a los veteranos y héroes de la URSS que lucharon con valentía para liberar a su Patria y a media Europa de las garras de Hitler.
Adhiriéndome a las conmemoraciones que ya se han comenzado a organizar y a realizar en diferentes lugares que formaban parte de la Unión Soviética, quiero compartir algunos pasajes de mi libro “La paternidad del mal”, en el cual hago una crónica de varios hechos poco conocidos en occidente y la complicidad de las potencias europeas que le permitieron a Hitler llevar a cabo sus planes, como una respuesta a aquellos que hoy pretenden reescribir la historia para ocultar su pasado.
En el fragmento que podrán leer a continuación, verán cómo hay mucho más de lo que en occidente creemos saber sobre el tristemente célebre campo de concentración de Auschwitz y como existe una faceta especialmente oscura del mismo, que se ha ocultado sistemáticamente para proteger y garantizar la impunidad de los cómplices industriales del nazismo, lo cual merece ser conocido por todos aquellos que deseamos que nunca más se repitan las atrocidades ejecutadas por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.
Auschwitz III – Monowitz era la tercera parte de este complejo, el cual fue puesto en servicio en octubre de 1942 y consistía en un inmenso campo de trabajo forzado, donde murieron varias decenas de miles de trabajadores esclavos. En el momento de mayor producción, en 1944, llegaron a trabajar más de ochenta mil personas, muchos de ellos prisioneros de guerra. Pero la extraordinaria particularidad de este campo radica en el hecho de que era dirigido y explotado directamente por uno de los consorcios empresariales más importantes de la industria alemana.
Como es sabido, una importante cantidad de empresas alemanas, como las automotrices Daimler-Benz, BMW, Volkswagen, Ford-Werke (filial alemana de Ford Motor Company) y Auto Union (Audi), la compañía siderúrgica ThyssenKrupp y la firma Siemens, entre muchas otras, se beneficiaron con ganancias millonarias gracias a la esclavización de prisioneros procedentes de los campos de trabajo forzado instalados por los nazis. Pero el gigantesco consorcio industrial alemán, IG Farben, iba a ser el único que se permitiría el macabro lujo de tener su campo de concentración propio.
Este conglomerado de la industria química y farmacéutica de Alemania era posiblemente uno de los más grandes y poderosos del mundo y mantenía una estrecha colaboración con el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán desde antes de la llegada de Hitler al poder y fue el mayor aportante económico a la campaña política del líder nazi en 1933, contribuyendo con más de tres millones de marcos de la época.
Una vez que Adolf Hitler se convirtió en el canciller alemán, la IG Farben iba a tomar cada oportunidad disponible para hacer valer su inversión y así llevar a cabo todo tipo de negocios con el régimen. Esto les iba a generar fabulosas ganancias a las empresas integrantes del consorcio.
Los directivos del consorcio industrial conocían las implicancias morales de su asociación con los nazis y el costo en sufrimiento humano que esto podría tener, pero eso nunca les pareció relevante.
Aprovechando sus cercanos vínculos con la jerarquía nazi, la IG Farben construyó la planta química Buna para la fabricación de caucho y combustible sintéticos, dentro de las instalaciones de Auschwitz – Monowitz.
Esta megafábrica de explotación y exterminio se abastecía de un constante flujo de prisioneros de guerra y judíos deportados, que a su llegada al campo de concentración eran seleccionados para el trabajo. Los directivos de IG Farben se ocupaban de que los médicos de la SS frecuentemente chequearan las condiciones físicas de los esclavos, así cuando comenzaban a mostrar deterioro en su salud, debido a las terribles condiciones a las que eran sometidos, los hacían trasladar al campo Auschwitz – Birkenau para su exterminio y eran reemplazados por nuevos prisioneros, esto en los casos en que no morían de agotamiento en la misma fábrica. Este consorcio de empresas y sus directivos siempre estuvieron al tanto de esta actividad criminal y a sabiendas de ella se enriquecieron.
Este conglomerado industrial había sido fundado en diciembre de 1925, tras la fusión de las siguientes compañías: Agfa, la cual fabricaba materiales para fotografía y rayos X; Cassella y Basf, elaboraban productos químicos, colorantes y tintes; Bayer y Farbwerke Hoechst, elaboraban productos químico-farmacéuticos; Chemische Werke Huls, fabricaba combustibles artificiales y materiales energéticos y por último Chemische Fabrik Kalle, cuya especialidad era la fabricación de materiales plásticos y productos textiles avanzados.
Esta composición empresaria convertía a IG Farben en un monopolio de la industria química y en uno de los grupos industriales más poderosos a nivel mundial. Desde el primer momento, los directivos del consorcio pusieron a disposición de Hitler y su aparato político y de propaganda todo este poderío económico con el objetivo de ubicarlo al frente del gobierno alemán. Una vez conseguido esto, en primer lugar apoyaron fuertemente las finanzas del régimen, para que de este modo el gobierno pudiera superar la mala situación económica que Alemania arrastraba desde la crisis de 1929 y así mostrar estabilidad al pueblo alemán y consolidar su popularidad.
Sabiendo todo esto, resulta difícil imaginar el ascenso y la consolidación del poder de Adolf Hitler y del nacionalsocialismo sin la complicidad y el respaldo económico de los magnates de la industria de Alemania.
Como era de esperar, la IG Farben ocupó un lugar de privilegio entre aquellas empresas y proveedores elegidos por la jerarquía nazi para el otorgamiento de contratos relacionados con la construcción de obras públicas y el abastecimiento de insumos para la industria bélica, durante el período de la remilitarización de Alemania y la posterior guerra.
Los postulados racistas de la ideología nazi eran compartidos por una enorme porción de la oligarquía empresaria alemana, sin embargo las políticas del régimen eran para dicho sector económico, sobre todo, una gran oportunidad de negocios. Y esto fue así especialmente para la IG Farben y todas las empresas y filiales del consorcio, las que prácticamente planeaban en conjunto con los altos mandos de la Wehrmacht, cómo sería la apropiación, en beneficio del conglomerado alemán, de las industrias químicas y farmacéuticas de los países que iban ocupando.
Un inmenso saqueo planificado, cuyas primeras víctimas fueron las fábricas relacionadas con la producción petroquímica y de medicamentos situadas en Checoslovaquia y posteriormente en Polonia. Más tarde correrían la misma suerte las empresas ubicadas en todos los territorios y países que iban siendo invadidos por los nazis.
El conglomerado industrial llegó incluso a obtener millonarias ganancias derivadas directamente de los asesinatos masivos ejecutados en los campos de exterminio, debido a que la empresa Degesch, una filial de IG Farben, era el fabricante del veneno Zyklon B, usado en las cámaras de gas. También producía la casi totalidad de los explosivos y combustibles usados por la Wehrmacht, además de otros insumos vitales para la maquinaria de guerra fascista.
Sin embargo, las atrocidades cometidas por estos empresarios, no se limitaban a los negocios relacionados con la venta de insumos bélicos, la explotación de esclavos en su fábrica de Auschwitz – Monowitz o el saqueo de las empresas en los territorios invadidos por Alemania.
El grupo IG Farben, a través de sus empresas farmacéuticas Bayer y Farbwerke Hoechst, compraban prisioneros de Auschwitz, mayoritariamente mujeres, para la experimentación con nuevos medicamentos y vacunas. Estos procedimientos se realizaban en las instalaciones del campo y muchas veces lo hacían con la colaboración del médico Josef Mengele. Casi siempre el resultado final era una muerte horrible para los prisioneros sometidos a estos experimentos.
Cualquiera podría suponer que los autores de todos estos terribles crímenes contra la humanidad, los cuales no solo fueron impulsados por un irracional odio racial, sino que también habían estado motivados por la más vil y obscena avaricia, recibirían un castigo proporcional a sus delitos. Pero no fue así.
Tiempo después de haber finalizado la guerra, el 27 de agosto de 1947 se inició un juicio en Núremberg, en el cual fueron juzgados veinticuatro altos directivos del consorcio IG Farben, en relación con la participación y responsabilidad de estos en las atrocidades cometidas durante la guerra, e incluso en el período previo, debido a la apropiación y el saqueo de plantas industriales en Checoslovaquia, después de la invasión nazi, de cuya preparación participó activamente el grupo empresario alemán, a través del financiamiento de los grupos paramilitares alemanes que desestabilizaban al gobierno checoslovaco con actos terroristas.
El tribunal estaba compuesto por el juez Curtis Grover Shake como presidente del cuerpo y lo acompañaban los jueces James Morris y Paul M. Hebert, el juez suplente Clarence F. Merrell y el fiscal Telford Taylor, todos ellos norteamericanos.
Los cargos que se les imputaron a los acusados fueron los siguientes:
1.º Planificación, preparación, iniciación y ejecución de guerras de agresión y las invasiones de otros países.
2.º Crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad a través del saqueo y la expoliación de los territorios ocupados, y la incautación de plantas en Austria, Checoslovaquia, Polonia, Noruega, Francia y Rusia.
3.º Crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad a través de la participación en la esclavitud y la deportación para realizar trabajos forzados en una escala gigantesca de prisioneros del campo de concentración y civiles en los países ocupados, y los prisioneros de guerra, y el maltrato, el terror, la tortura y asesinato de personas esclavizadas.
4.º La pertenencia a una organización criminal, la SS.
5.º Actuando como líderes en una conspiración para cometer los delitos mencionados en los cargos 1.º, 2.º y 3.º.
Dentro del texto de la acusación, el fiscal Telford Taylor afirmó que “IG Farben marchó con la Wehrmacht, concibió, inició y preparó un detallado plan para hacerse, al amparo de esta, con la industria química de Austria, Checoslovaquia, Polonia, Noruega, Francia, Rusia y otros países”.
Como antecedente, un año antes había concluido el primer juicio de Núremberg a los veinticuatro más altos jerarcas nazis, los que fueron encontrados culpables de haber cometido crímenes contra la humanidad similares a aquellos por los que se estaba enjuiciando a los empresarios. En el mencionado primer juicio, nueve de los acusados fueron sentenciados a severas penas de prisión, otros doce de ellos fueron condenados a muerte por ahorcamiento y tan solo tres fueron absueltos. Teniendo en cuenta esto, se podría haber esperado la misma severidad para con los industriales alemanes, en caso de haber sido hallados culpables.
Sin embargo, solo trece de los acusados fueron condenados por el tribunal, a pesar de las abundantes pruebas de los crímenes cometidos y el hecho de que los altos cargos que ocupaban en la estructura del conglomerado industrial hacía imposible el hecho de que pudieran no formar parte de esta trama criminal o desconocer lo que sucedía. Los plazos de las sentencias de los condenados fueron sorprendentemente benévolos, yendo desde los dieciocho meses hasta los ocho años de prisión.
Esta es la lista de los directivos y ejecutivos de IG Farben, condenados por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad y las respectivas sentencias y los cargos por los que fueron encontrados culpables:
Carl Krauch. Presidente del Consejo de Vigilancia y miembro de la Oficina de Goering para el Plan Cuatrienal. Declarado culpable del 3.º cargo. Sentenciado a seis años de prisión.
Ernst Bürgin. Jefe de planta. Declarado culpable del 2.º cargo. Sentenciado a dos años de prisión.
Friedrich Jahne. Ingeniero jefe. Declarado culpable del 2.º cargo. Sentenciado a dieciocho meses de prisión.
Fritz Ter Meer. Jefe de departamento. Estuvo a cargo de la planta química en Buna (Auschwitz – Monowitz). Declarado culpable del 2.º y 3.º cargo. Sentenciado a siete años de prisión.
Georg von Schnitzler. Jefe de Economía Militar y capitán de la SA. Declarado culpable del 2.º cargo. Sentenciado a dos años y medio de prisión.
Hans Kugler. Jefe de ventas de colorantes para el sudeste de Europa. Declarado culpable del 2.º cargo. Sentenciado a dieciocho meses de prisión.
Heinrich Bütefisch. Jefe de Producción en Auschwitz – Monowitz y teniente coronel de la SS. Declarado culpable del 3.º cargo. Sentenciado a seis años de prisión.
Heinrich Oster. Gerente de la planta de nitrógeno. Declarado culpable del 2.º cargo. Sentenciado a dos años de prisión.
Hermann Schmitz. Presidente de la Junta Directiva de IG Farben y miembro del Reichstag. Declarado culpable del 2.º cargo. Sentenciado a cuatro años de prisión.
Max Ilgner. Jefe de Inteligencia y Propaganda. Declarado culpable del 2.º cargo. Sentenciado a tres años de prisión.
Paul Häfliger. Jefe del departamento de metales. Declarado culpable del 2.º cargo. Sentenciado a dos años de prisión.
Walter Dürrfeld. Jefe de la construcción en la planta de Auschwitz – Monowitz. Declarado culpable del 3.º cargo. Sentenciado a ocho años de prisión.
Otto Ambros. Jefe del Comité de la Guerra Química en el Ministerio de Guerra y jefe de producción de Buna en Auschwitz – Monowitz. Declarado culpable del 3.º cargo. Sentenciado a ocho años de prisión.
Ninguno de los condenados cumplió la totalidad de la sentencia y la mayor parte de ellos fueron liberados por las autoridades habiendo transcurrido tan solo la mitad o incluso menos de la mitad del tiempo que debían permanecer en prisión por sus crímenes.
Resulta indignante ver la indulgencia con la que fueron tratados estos criminales, y si bien todos los cargos por los que se los condenó a quienes fueron hallados culpables eran sumamente graves, aquellos por los que fueron sentenciados Carl Krauch, Fritz Ter Meer, Heinrich Bütefisch, Walter Dürrfeld y Otto Ambros eran particularmente aberrantes. Estos eran cargos por esclavizar, torturar y asesinar a miles de prisioneros en las fábricas de IG Farben.
Para ejemplificar el grado de crueldad ejecutado por estos empresarios alemanes, cabe mencionar que Otto Ambros, además de tener un papel destacado en Auschwitz – Monowitz, también administraba la fábrica de IG Farben en Dyhernfurth, Polonia, donde se producían los gases nerviosos tabún y sarín, en cuyo desarrollo participó Ambros. Esta planta química tenía un campo de concentración con unos tres mil prisioneros que eran utilizados para las tareas más peligrosas y a los cuales se usaba como cobayos, para probar los efectos mortales de los gases que desarrollaban.
Sin embargo y a pesar de sus horribles crímenes contra la humanidad, Otto Ambros salió de prisión en 1951 después de purgar apenas tres años de condena por tantas muertes y sufrimiento infligido a sus decenas de miles de víctimas, cuando le concedió el indulto John McCloy, primer alto comisionado de los Estados Unidos para Alemania, quien antes de la guerra, casualmente, había sido consejero legal de la IG Farben.
Luego de su salida de prisión, lejos de vivir una vida de vergüenza y desprecio social debido a sus crímenes, Ambros se convirtió en asesor de las compañías químicas norteamericanas WR Grace y Dow Chemical. Sus servicios también fueron requeridos por el Cuerpo de Químicos del Ejército de los Estados Unidos de América y sirvió como asesor del primer canciller de la República Federal Alemana, Konrad Adenauer. Evidentemente su pasado criminal no era un obstáculo para el éxito profesional.
Cabe mencionar que Ambros no fue el único criminal de guerra nazi al cual McCloy le otorgó el indulto.
Entonces una pregunta interesante podría ser, ¿quién era John McCloy? Este funcionario norteamericano, hombre de Wall Street, era abogado y banquero, fue miembro del consejo de la Fundación Rockefeller, presidente del Chase Manhattan Bank y de la Fundación Ford. Todas estas empresas o las fundaciones pertenecientes a estas tuvieron vínculos comerciales con la IG Farben, como por ejemplo la norteamericana Standard Oil, perteneciente a la familia Rockefeller. El Chase Bank (cuyo accionista mayoritario era John D. Rockefeller) colaboró con el gobierno nazi y se benefició del movimiento de los activos que habían sido robados a los judíos alemanes emigrados y más tarde volvió a operar en favor de Hitler, al bloquear cuentas bancarias de judíos franceses, durante el régimen de Vichy, incluso desde antes de que se dictaran las disposiciones oficiales restrictivas contra la propiedad judía en Francia. Posiblemente haya sido por esta relación privilegiada con el régimen nazi que los únicos bancos extranjeros que pudieron permanecer operando, durante la ocupación de Francia, fueron el Chase Bank y el JP Morgan & Co.
Es conocida la simpatía y admiración que se profesaban mutuamente Henry Ford y Adolf Hitler; además de que la Ford Motor Company se hallaba implicada colateralmente en el trabajo forzado de los prisioneros, debido a que la filial alemana de la automotriz norteamericana había utilizado mano de obra esclava, y era todo esto parte de las posibles motivaciones de la benevolencia del funcionario norteamericano para con los nazis convictos.
También hay quienes conjeturan que John McCloy actuó de esta manera, indultando a criminales de guerra, debido a presiones del gobierno de la República Federal Alemana, lo cual no parece muy probable. Sin embargo, es cierto que algunas autoridades alemanas tendían a proteger a determinados nazis, tal como lo hicieron con el líder de la Organización de Nacionalistas Ucranianos, el genocida Stepán Bandera, responsable junto a su cómplice Yaroslav Stetsko, de la organización y ejecución por parte de sus seguidores del pogromo de Lviv de finales de junio de 1941, donde fueron asesinados de una manera brutal unos nueve mil judíos.
Además, la organización de Bandera cometió muchos otros crímenes contra civiles judíos, polacos y rusos, en colaboración con el nazismo. Estos dos criminales, una vez finalizada la guerra, eludieron rendir cuentas ante la justicia por las matanzas ejecutadas junto a sus partidarios y se refugiaron en Múnich, al amparo de las autoridades y fueron reclutados por agencias de inteligencia del Reino Unido y de Alemania Federal para organizar operaciones de sabotaje y terrorismo en territorio soviético.
Volviendo al caso de Otto Ambros y los demás directivos de la IG Farben que fueron condenados, y los que tuvieron la suerte de ser absueltos, todos ellos gozaron de destinos similares; se reinsertaron en sus exitosas carreras profesionales, ocupando altos cargos directivos en empresas, no solo alemanas, sino también británicas y norteamericanas, lo cual podría explicar lo indulgente de sus condenas. Pero lo más terrible es el hecho de que estos individuos no tuvieron ningún problema para volver a la vida social, como si su paso por prisión tan solo se hubiera debido a un desafortunado incidente de tránsito.
Sin duda esconde un alto grado de hipocresía el hecho de que luego de la guerra se prohibiese la exhibición de cualquier clase de simbología nazi o la apología del régimen de Adolf Hitler en la nueva Alemania Federal; pero que, al mismo tiempo, tantos cómplices e instigadores de la barbarie nazi pudieran caminar libremente por las calles y liderar importantes empresas, como si de gente respetable se tratase; del mismo modo que muchos exmiembros de la SS o exintegrantes de la maquinaria estatal nazi se convirtieron en altos funcionarios del gobierno e incluso formaron parte de las fuerzas armadas y de agencias de inteligencia del país germano.
Y como si todo esto fuera poco para ofender la memoria de tantas víctimas, dos de los empresarios convictos fueron distinguidos y homenajeados por las autoridades alemanas. A Heinrich Bütefisch le otorgaron la Gran Cruz del Mérito de la República Federal de Alemania y a Friedrich Jahne le dieron la Medalla de Servicios Distinguidos de Baviera y la Cruz de Servicios Distinguidos de la República Federal de Alemania.
Auschwitz bien podría ser considerado la cúspide del mal y la perversión humana, y del mismo modo que estos crímenes nunca podrán ser olvidados, los perpetradores de estos deberían haber recibido un castigo adecuado por sus actos y que sus nombres quedasen para siempre manchados por la vergüenza. Pero en Alemania, para los poderosos directivos de la IG Farben, como para tantos otros empresarios nazis, se prefirió la impunidad y el olvido cómplice.
*Analista geopolítico, fotógrafo y escritor. Autor del libro “La paternidad del mal – Los cómplices de Hitler”. Nominado al premio de la Sociedad Rusa “Znanie” (Российское общество «Знание») como “Educador extranjero del año 2023” Embajador en la República Argentina de la Sociedad Rusa “Znanie” (Российское общество «Знание»).
Fragmento del Capítulo VIII “1940”, del libro “La paternidad del mal – Los cómplices de Hitler”.
Prensa Alternativa en colaboración con el Director del CREI, Manuel Espinoza Entrevista a Roman V. Romachev, Director de la compañía “R – Tecno”, Oficial en Retiro del FSB y Ex jefe de la Dirección R de la Contrainteligencia.
02.09.2024 Author: Nikolay Plotnikov
Nikolay PLOTNIKOV, Head of the Centre for Scientific and Analytical Information, Institute of Oriental Studies of the Russian Academy of Sciences, Doctor of Political Sciences, exclusively for the online magazine «New Eastern Outloo
Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu continues to drag his country into a war with no end in sight. Despite the fact that Israel razed the Gaza Strip to the ground and eliminated several Hamas and Hezbollah leaders, it did not come close to victory on either the northern or southern fronts.
According to the high-ranking US officials, cited by the New York Times, the Israel Defence Forces (IDF) did everything they could militarily in Gaza, yet still, they failed to destroy Hamas.
Rapid deterioration of the situation on the border with Lebanon
On August 25, the situation on the border with Lebanon sharply escalated. More than 100 Israeli Air Force fighter jets launched a pre-emptive strike on Hezbollah missile launchers in southern Lebanon. The IDF also intercepted several dozen drone strikes en route to the central part of Israel. Before that, Hezbollah sent 250 rockets and 20 UAVs at northern Israel in response to the assassination of its military leader Fuad Shukr.
According to Reuters, the parties exchanged information through intermediaries explaining their positions so as to prevent further escalation. The 12th Israeli TV channel confirmed that the Israeli leadership is optimistic about the possibility of a diplomatic solution to the crisis. Hezbollah leader Hassan Nasrallah said that the group may consider ending the current round of hostilities. Moshe Yaalon, the former chief of the IDF General Staff, who worked under Netanyahu, expressed confidence that Iran and Hezbollah were not interested in escalation and added that he could not say the same about the Israeli leadership.
However, Netanyahu is not satisfied with this course of events. He remains committed to an exclusively military solution to the problem. There are many in Israel who share his vision and are messianic. They support the followers of Ze’ev (Vladimir) Jabotinsky, the ideologue of revisionist Zionists, in their quest to do what they have always wanted and promised: to expel the Palestinians, as they believe, from the land of Israel.
Is Israel planning a Nakba part 2?
Apparently, to achieve this goal, militant Zionists (according to some sources, there are at least 2 million of them in Israel) intend to impose their vision on the United States and involve them in a large-scale regional war if they are prevented from implementing their project of forcibly expelling Palestinians (creating a second Nakba) from the West Bank of the Jordan River.
Benjamin Netanyahu is persistently playing the card of dragging Iran into this war. His first attempt was to strike at the Iranian diplomatic mission in Damascus and kill the IRGC general. Ended in failure. Iran’s retaliatory strike was symbolic and did not cause much damage to Israel.
The second attempt was the defiant assassination of the head of the Hamas political wing, Ismail Haniyeh, in Tehran. Netanyahu expects that if Iran responds to the assassination of Haniyeh and strikes back, then the United States will be forced to defend Israel and strike Iran.
Seeing that Iran is holding off and not succumbing to his ventures, Netanyahu may well decide on another plot under a plausible pretext: to launch a preemptive strike against Iran. The calculation of Netanyahu is still the same, thinking that the Americans will not be able to stay away in the event of Iran’s retaliatory actions.
If the United States vetoes a strike on Iran before the presidential election so that Kamala Harris does not lose and Iran does not take retaliatory measures for Haniyeh’s death, then Netanyahu may expand hostilities from Gaza to the West Bank to expel the Palestinians. To do this, he may well order a serious provocation in the area of the Temple Mount. For example, to set fire to the Al-Aqsa Mosque to provoke a Palestinian retaliation. At the same time, it should be borne in mind that the Israeli settlers in the West Bank, of whom there are more than 700 thousand (among whom there are tens of thousands that have US citizenship as well as an Israeli one), were handed a large number of small arms, distributed on the instructions of the Minister of National Security, Itamar Ben-Gvir.
For Netanyahu and his right-wing radical entourage, the worse the situation, the better. The revisionist Zionists need a crisis or confusion caused by the war to fully implement their Nakba 2 project. Among other things, this allows Netanyahu to stay in power – even at such a price.
As a result, the United States is trapped in its unconditional military support for Israel and Netanyahu does not have much time left to drag Iran into the war. As noted by Yossi Werther, a political columnist for Haaretz, for almost a year after October 7, 2023, Israel, under the leadership of Netanyahu, found itself in the worst strategic situation in its entire history.
As for Iran and Hezbollah, it seems that they understood the intentions of Netanyahu. Iran is unlikely to play by Netanyahu’s rules and is unlikely to enter into open confrontation with him. There are numerous signs that Tehran has chosen the tactic of attrition vis-à-vis Israel.
Nikolay PLOTNIKOV, Head of the Centre for Scientific and Analytical Information, Institute of Oriental Studies of the Russian Academy of Sciences, Doctor of Political Sciences, exclusively for the online magazine «New Eastern Outlook»
Tags: Confrontation between Israel and Iran, Iran, Lebanon, Middle East, Military conflict, Palestine, Palestinian Conflict
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Publicado por DR. SUAREZ SAPONARO (Distinguido analista internacional – ARGENTINA del CREI
Las islas Feroe tienen una identidad propia, a tal punto que el sentimiento independentista frente a Dinamarca, que ejerce la soberanía sobre el territorio, sigue siendo fuerte. El amplio régimen de autonomía que data de 1948, permite que las Islas no formen parte de la Unión Europea y tengan participación en el Consejo Nórdico.
Por el Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Especial para LA POLIS desde Buenos Aires
Las Islas Feroe, es un territorio autónomo de Dinamarca de 1399 km2 y 54600 habitantes. Su capital es Thorshavn. País de clima oceánico subpolar ubicado en el Mar del Norte, a una distancia de 990 km de Dinamarca, 260 km de las islas del norte (Escocia- Reino Unido), 450 km de Islandia y 580 km de Noruega. El archipiélago está compuesto por 18 islas destacándose las siguientes: Streymoy (Streym), Eysturoy (Eystur), Vágar, Suduroy (Sudur), Sandoy (Sand), Bordoy (Bord) y Svínoy (Svín).
El peculiar régimen constitucional de Feroe data de 1948, regido por la Ley de Autonomía y otorga a Feroe un amplio autogobierno, tanto en el plano externo como interno. El gobierno está presidido por un primer ministro, denominado Løgmaður (literalmente: «Presidente del Tribunal Supremo») este surge del partido o coalición que tenga el mayor número de escaños en el Parlamento o Løgting, institución que fue creada en tiempos vikingos. Hoy cuenta con 33 diputados. Feroe está representada por dos diputados en el Parlamento de Dinamarca. En las islas reside el Alto Comisionado que representa al rey de Dinamarca, tiene voz en el Parlamento local, pero no voto. Solo interviene para asuntos comunes entre la metrópoli y las islas. El territorio se divide en 28 municipios.
El régimen especial de Feroe, permite no ser parte de la Unión Europea, sus relaciones con el bloque se regulan por el Acuerdo de Pesca de 1977 y el Acuerdo de Libre Comercio de 1990, además de otros acuerdos de cooperación y un memorándum de entendimiento. Las islas no forman parte del espacio Schengen, a pesar que no hay controles fronterizos, pero para el caso que nacionales de Feroe quieran vivir en países de la UE o a la inversa, precisan de un visado. Los turistas que requieren visa para ingresar a Dinamarca, deben tener otra separada si visitan las Feroe. La razón que Thorshavn mantiene escaso interés de integrarse a la UE deriva de la política pesquera, dado que perdería autonomía en este aspecto.
Feroe forma parte del Consejo Nórdico como entidad asociada, integra separado de Dinamarca, con su propia representación en federaciones y organizaciones deportivas internacionales y es miembro asociado de la Organización Marítima Internacional. El gobierno tiene la facultad de celebrar convenios comerciales e incluso tienen representantes consulares en el Reino Unido, Rusia, etc.
Dinamarca contribuye en subsidios al 2% del PIB, asimismo es responsable de la defensa nacional, desplegando medios navales y aéreos, como de la política exterior con participación del gobierno local. El incremento del valor geopolítico del Ártico pone en valor la posición estratégica de las islas, a tal punto que los gobiernos de Feroe y Dinamarca acordaron establecer una estación de vigilancia y control aéreo de largo alcance.
La población es mayoritariamente feroesa, grupo étnico nórdico cuyos antepasados fueron los vikingos provenientes de Noruega y de los esclavos gaélicos traídos por éstos. Las islas tienen una alta tasa de crecimiento demográfico, que compensa la tasa de emigración especialmente hacia Dinamarca. No obstante, las islas por la emigración, tiene un faltante de mujeres, se estima que faltan 2.000, generando un curioso fenómeno que los hombres buscan pareja en sitios web, abriendo paso a una pequeña inmigración de mujeres provenientes de distintos puntos del mundo, especialmente asiáticas (hay más de 300 de este origen). Este problema fue reconocido por el gobierno local, como quedó planteado en 2015 por el entonces primer ministro Aksel V. Johannesen (que volvió al cargo luego de las elecciones de 2022).
Este territorio de clima riguroso, vida apacible y ausencia de delitos, cada tanto es objeto de controversia en el mundo por una peculiar práctica cultural, que provoca la ira de los ecologistas. La práctica del «grindadráp” en el cual los locales salen a buscar ballenas piloto y delfines para ser sacrificados, para ser empleados para el consumo familiar. En 2021 unos 1400 cetáceos fueron muertos por esta práctica, no exenta de crueldad. A pesar que el gobierno local expide licencias genera el rechazo por esta práctica, defendida por las autoridades locales.
El feroés es lengua oficial reconocida por la Ley de Autonomía y convive junto con el danés que es utilizado en la educación y también en la administración pública. El feroés desciende del nórdico antiguo como el islandés e incluso conserva muchos rasgos y características del nórdico, dado el aislamiento geográfico y el escaso intercambio con otras culturas a lo largo de la historia de Feroe. En materia religiosa el 80% es luterana, fe impuesta durante el dominio de Dinamarca.
La economía históricamente estuvo vinculada con la actividad pesquera (especialmente la exportación de bacalao), la cría de ovejas, y en el pasado, con la caza de ballenas. Luego de la aguda crisis de los 90, la economía local se reconvirtió y mejorando su industria pesquera. Estamos ante uno de los grandes exportadores de salmón. Existe esperanza en la posible existencia de petróleo en aguas de las islas. Mientras tanto el gobierno busca diversificar la economía especialmente atrayendo inversiones en las tecnologías de información. El bajo desempleo se explica en gran parte que la población joven emigra a Dinamarca, con sus consecuencias para los programas de desarrollo local. Ello no impide que los isleños tengan un alto nivel de vida, destacándose el alto nivel de digitalización, donde el 98% de los habitantes tiene acceso a internet.
De los vikingos a los sueños de independencia
Los primeros tiempos de la historia de las islas no quedan muy claros. En 2021 en el fondo de un lago, se encontró evidencia arqueológica del arribo de humanos cerca del año 500. Es altamente probable que hayan sido celtas provenientes de Irlanda o Escocia, como quedó reflejado en los estudios llevados a cabo por el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, en el lecho de un lago ubicado en la isla Eysturoy. Los indicios de cría de ovejas domésticas revelaron la posibilidad que las islas estuvieron pobladas antes que los vikingos. En 2013 isla feroesa de Sandoy, en excavaciones debajo de una antigua casa vikinga, fue encontrado restos de cebada, con una datación anterior a la llegada de los colonos escandinavos, abriendo un debate académico sobre el arribo de colonos probablemente de las islas británicas cerca del siglo VI.
En el siglo IX arribaron los vikingos provenientes de Noruega y hacia el año 1.000 la población fue cristianizada y se integró como parte del citado país. Las islas antes de ser incorporadas a Noruega, contaba con el Consejo de Todos, asamblea legislativa y tribunal, formada por hombres libres, que sobrevivió durante siglos con órgano de gobierno local. Los lazos con la corona noruega duraron hasta el año 1380 cuando las coronas noruegas, sueca y dinamarquesa quedaron unidas – Unión de Kalmar – y luego bajo el reino de Dinamarca y Noruega, tras la disolución de la citada Unión. En 1535 el rey Cristian III de Dinamarca impuso la reforma protestante y un régimen de monopolio comercial en manos del comerciante germano Thomas Köppen, que solo promovió. La piratería era un serio problema para las poblaciones locales, especialmente de Inglaterra, como también por parte de berberiscos del Norte de África.
En 1609 el control de las islas fue entregado a Christopher von Gabel y su familia, funcionario de la corte danesa, quién impuso un gobierno arbitrario y represivo, ganándose el odio de los isleños. En 1709 las islas fueron separadas de Noruega, pasando a depender directamente de Dinamarca e imponiéndose el monopolio económico del estado danés (abolido recién en 1856). En 1814 el Tratado de Kiel reconoció la soberanía de Dinamarca sobre las islas Feroe, luego de la pérdida de Noruega. En 1816 comenzó el proceso de asimilación aboliendo el parlamento local, imponiendo como lengua oficial el danés y la legislación de Dinamarca, siendo las islas un condado más del Reino. En 1849 la nueva Constitución danesa les permitió a los isleños tener un diputado, pero el creciente nacionalismo de tipo cultural, impulsó la lucha por el autogobierno. En 1852 fue restablecido el antiguo parlamento feroés.
El auge de la industria pesquera, mejoró la calidad de vida de los feroeses e incentivó el sentimiento por la independencia. En 1890 la lengua local fue estandarizada, pero no se permitió su uso en la educación hasta 1938 y en la iglesia en 1939. En 1906 se formó el primer partido autonomista, el Partido por el Autogobierno, centrándose en la reivindicación de la cultura feroesa. Ello no impidió que las islas fueran un lugar pacífico. La paz terminaría en 1940 cuando Dinamarca fue ocupada por el III Reich, los británicos temerosos que las estratégicas Feroe fueran ocupadas por los alemanes, llevaron a cabo la Operación Valentine, que consistió en el despliegue de dos destructores y un crucero, además del desembarco de 180 infantes de marina. En ese momento las islas eran un condado danés, estando al frente el prefecto Carl Aage Hilbert. El Parlamento local fue convocado y el intento de declarar la independencia fracasó, agregándose la negativa británica de una posible secesión. Realizada la protesta formal, Hilbert, aceptó la ocupación británica.
La presencia de los soldados británicos fue muy popular, incluso hubo numerosos matrimonios. Las islas padecieron las minas alemanas y algunos ataques aéreos, pero nunca hubo una amenaza cierta de invasión por parte del Reich. La presencia de las tropas de Londres finalizó en septiembre de 1945. Durante la ocupación el sentir nacionalista se exacerbó. En 1946 fue celebrado un referéndum a favor de la independencia, donde ganó dicha postura, decisión vetada por Dinamarca. El presidente del Parlamento local proclamó la independencia el 18 de septiembre de 1946. El 25 el prefecto danés comunicó a los parlamentarios que el rey Cristian X disolvió la legislatura local y que convocaba a nuevas elecciones, siendo uno de sus fundamentos que el referéndum no tenía sustento legal. Las nuevas elecciones fueron ganadas por partidarios de mantener los lazos con Dinamarca.
En 1948, luego de las elecciones donde ganaron los partidarios de mantener los lazos con Copenhague, el Parlamento danés aprobó la Ley de Autonomía vigente. Dicha norma reconoce a Feroe como nación autónoma dentro de Dinamarca. Desde entonces las Islas asumieron responsabilidades legislativas y administrativas en diversas áreas como la conservación y gestión de los recursos marinos, medio ambiente, recursos de la plataforma continental, comercio exterior y política financiera, régimen de sociedades comerciales, política y legislación tributaria, energía, transporte, seguridad social, cultura, educación y ciencia. Asimismo fue reconocido el uso de bandera y la lengua nacional el feroés. En el marco del llamado Acuerdo de Autonomía confirmó que las Islas Feroe constituyen una jurisdicción separada de Dinamarca, lo que implica que las leyes del Parlamento danés en áreas no asumidas por Feroe, incluyendo tratados que Copenhague adopta o adhiere, requiere el consentimiento explícito del gobierno feroés para aplicarse a las Islas
Los partidarios de la independencia fundaron el partido Tjóðveldi (República) de tendencia de izquierda. También existe el Partido Popular, heredero del antiguo Partido de Autogobierno, de centro derecha y también pro independentista.
El amplio régimen de autonomía permitió que las islas rechazaran en 1973 incorporarse junto con Dinamarca a la Comunidad Económica Europea, suscribir acuerdos de libre comercio, como es el caso con el Reino Unido, participar en las reuniones del Consejo Nórdico, aunque como parte de la delegación dinamarquesa, siendo el objetivo de Thorshavn tener su propia representación. En cuanto a la Unión Europa, las Islas mantienen una serie de acuerdos bilaterales sobre cuestiones puntuales que regulan su vinculación, especialmente en materia de pesca – un tema muy sensible a los intereses locales – comercio, y cooperación científica.
En 2001 los independentistas intentaron convocar un referéndum sobre la independencia, quedando frustrado, dado que Dinamarca anunció en caso de secesión la ayuda económica sería suspendida, con su impacto en la economía local y el alto nivel de vida de los isleños.
En 2005 por medio de la Ley 578 llamada “Ley de Asunción” el Gobierno de las Islas Feroe tiene autoridad unilateral para asumir competencias legislativas y ejecutivas en la jurisdicción de las Islas Feroe en todos los asuntos que aún no están bajo la autoridad de las Islas Feroe, con excepción de la constitución, la ciudadanía, el tribunal supremo, asuntos extranjeros, política de seguridad y defensa, y asuntos monetarios y cambiarios. Las esferas de responsabilidad que aún no ha asumido el Gobierno de las Islas Feroe siguen estando bajo la autoridad del Gobierno y la Constitución de Dinamarca. Estos incluyen la policía, el servicio penitenciario y de libertad condicional, la ley de capacidad jurídica, el control de inmigración y fronteras, la regulación financiera y la supervisión de la aviación civil. En dicho año por ley fue regulada la política exterior de las Feroe, otorgándole un amplio margen para celebrar acuerdos y convenios, excepto aquellos con contenido político y de seguridad. Por medio de la Declaración de Fámjin, el gobierno de las Feroe tiene derecho a participar en las negociaciones llevadas a cabo por el Reino en aquellas cuestiones que afecte a los intereses locales.
En los años 80 el sentir independentista estaba muy presente en la política local gracias a la próspera industria pesquera que permitía mantener altos estándares de vida. Esto llegó a su fin a principios de los años 90 que terminó con una severa crisis, llevando el desempleo al 20%, la emigración masiva a Dinamarca y la quiebra del banco nacional de las islas. El gobierno danés salió al rescate de las finanzas feroesas y se impusieron medidas de austeridad.
En 2011 el gobierno feroés intentó redactar una Constitución rechazada de plano por Dinamarca, dado que las islas no tienen facultad para dictarla. El primer ministro danés de ese momento, Lars Lokke Rasmussen enviara una carta al jefe del gobierno local Kaj Leo Holm Johannesen, donde señalaba que las opciones que tenía Feroe era romper lazos con Dinamarca proclamando la independencia, lo que habilitaría redactar su propia constitución o mantener el statu quo bajo la Ley de Autonomía de 1948. Finalmente la propuesta fue retirada. En 2015 hubo otro intento de redactar una constitución local pero que no llegó muy lejos.
En las elecciones de 2022 se formó un nuevo gobierno, liderado por el partido Socialdemócrata que llevó al veterano político Aksel Vilhelmsson Johannesen, como primer ministro. Cargo que desempeñó en su momento entre 2015-2019. Las tensiones con Rusia por la guerra de Ucrania, las tensiones en el Mar del Norte por la creciente actividad naval del Kremlin, la competencia geopolítica por el Ártico, revalorizan para los intereses nacionales de Dinamarca las islas Feroe, una nación vikinga.
El Dream TEAM de los analistas en GEOPOLITICA. ” MULTIPOLARIDAD AL BORDE DE LA GUERRA NUCLEAR”
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