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El primer genocidio del siglo XX: la tragedia del África del Sudoeste Alemán

Por Dr. Suarez Saponaro

La colonización europea de África de fines del siglo XIX, dejó muchas heridas abiertas, entre ellas el genocidio de los pueblos herero y namaqua en la actual Namibia, en tiempos de la colonización germana, conocida como África del Sudoeste Alemán.  En 2021, el gobierno alemán reconoció la existencia de un genocidio durante el período colonial, quedando en una declaración con contenido meramente político. No hubo avances en torno a una reparación histórica que reclaman los dirigentes namibios.

Por el Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Especial para LA POLIS. Desde Buenos Aires

En el marco de un año electoral, en 2024, el presidente namibio Hage Geingob al criticar la postura de Berlín en torno al conflicto en Gaza, señaló, que Alemania “es incapaz de aprender las lecciones de su cruel historia». El gobierno namibio aprovechó el ofrecimiento del gobierno alemán, de salir en defensa de Israel, ante la presentación realizada por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia, contra este último país al acusarlo de cometer crímenes de guerra en el marco de la guerra librada contra el grupo terrorista Hamas en Gaza. Más allá del oportunismo político del presidente Geingob para presionar a los alemanes para retomar la cuestión de la reparación prometida en su momento a los pueblos nama y herero, desató una nueva polémica política tanto en Alemania como en Namibia. Nandi Mazeingo, presidente de la Fundación del Genocidio Ovaherero, expresó al medio alemán DW, que el gobierno namibio debería ir más allá de una negociación bilateral con Alemania, y presentarse ante las Naciones Unidas y la Corte Internacional de Justicia, si esto no ocurre, los representantes de los pueblos herero y nama lo harían.  No obstante, estas declaraciones, permitió que en diversos medios internacionales trajeran de nuevo a luz una historia olvidada: el genocidio de África del Sudoeste Alemán.  Lo acontecido allí, tales como la implementación de leyes de segregación racial, trabajos obligatorios, campos de concentración, deportaciones, sin ninguna duda recuerdan a las políticas implementadas por el nazismo en la Alemania del III Reich.

Mapa de Namibia en tiempos del colonialismo alemán.

Llegan los alemanes al África del Sudoeste.

El Congreso de Berlín de 1884, dispuso el reparto de África entre las potencias europeas. El área denominada África del Sudoeste fue asignada al imperio alemán. La actual Namibia estaba poblada por diversos grupos étnicos. El norte los ovambos, pueblo bantú, estaban organizados en diversos reinos. En el centro del país los nama o namaqua, donde entraron en contacto con los oorlams – pueblos khoisan que adoptaron costumbres y el idioma de los bóeres – los herero que vivían en el centro sur del país (conocido como Damaraland), los basters (mestizos entre boeres y africanos) crearon una pequeña república en la región sureña de Rehoboth. Otras poblaciones eran los kavango, himba y bosquimanos. Desde principios del siglo XIX, los británicos mantenían una precaria presencia en Walvis Bay en la costa central del país, pero sin tener interés de controlar el interior.   La presencia europea se hizo más fuerte con la llegada de grupos de misioneros protestantes, incluyendo alemanes que llegaron hacia 1840, destacándose la Misión Alemana Renana liderada por los pastores Franz Heinrich Kleinschmidt y Carl Hugo Hahn, que tuvo una fuerte influencia en las poblaciones namibias.

En 1883, Adolfo Lüderitz, un importante comerciante alemán, compró tierras a un jefe oorlam Josef Frederiks II, en torno a la bahía Angra Pequeña. El temor que los británicos declararan un protectorado en la zona, llevó a Lüderitz a pedir al canciller Bismarck que tomara posesión formal de la región. En 1884 fue establecido el protectorado de Africa del Sudoeste Alemán (Deutsch-Südwestafrika). El Dr. Heinrich Ernst Göring (padre del tristememente Hermann Göring) fue nombrado comisionado imperial y responsable del establecimiento del protectorado. Fueron dictadas las primeras normas de carácter racista, separando a europeos de nativos, con medidas tales como iglesias separadas para blancos y africanos; la prohibición de contraer nupcias entre ambos grupos; confinamiento en reservas; trabajos forzados; expropiación de tierras y ganado, alimentando el resentimiento de los nativos.  En 1888 se incrementó el proceso de militarización, para controlar las poblaciones nativas, que mostraban un descontento creciente contra el gobierno colonial.  Fue creada una empresa colonial – South West Africa Company Ltd (SWAC) –  para al explotación de los recursos de la actual Namibia, alimentando los abusos y la coacción hacia las poblaciones locales para apoderarse de tierras de pastoreo, ya sea para establecer granjas europeas como para la construcción del ferrocarril y la exploración de minerales.

Heinrich Ernst Göring. Primer gobernador de la colonia alemana de África del Sudoeste

Entre los años 1890-1891, un brote viral, afectó al ganado bovino, base de la economía de los namas y herero, generó una importante hambruna. Las autoridades coloniales se mantuvieron indiferentes por el bienestar de los nativos. En 1897 la situación fue más grave y un nuevo brote viral acabó con la vida del 80% del ganado bovino. La hambruna costó muchas vidas de las pueblos namibios.  Esto llevó a muchos a recurrir a préstamos a los colonos a tasas usurarias. Los conflictos por ello, motivó al gobernador Leutwein anular esos préstamos, generando la ira de los germanos.

Monumento a las tropas alemanas en África del Sudoeste

Las penetración de las tropas alemanas y las leyes racistas generó una fuerte resistencia de las poblaciones locales, comenzando por la liderada por Henrik Witbooi, jefe de los namaqua. El gobernador alemán mayor Teodoro Leutwein (que reemplazó a Göring en 1890), aplicó una política de contención con un mínimo de coerción militar, recibiendo fuertes críticas de los colonos, que pedían acciones más severas. Sectores más extremistas buscaban la expulsión de los nativos y crear una suerte de “Alemania en África”. Ello no impidió incidentes como la operación militar del cerro Ghaamsberg, liderada por el general alemán von François, masacró una aldea hotentote, la mayor parte mujeres y niños. El líder Hendrik Witbooi se salvó del ataque, impulsando la rebelión armada, que duró un año (1894) terminando en un precario tratado, que pronto los alemanes violarían. La opresión alemana llevó a muchos nativos a emigrar al enclave británico de Walvis Bay como también a El Cabo, a pesar de las normas racistas britanicas, la vida era más llevadera que bajo la tutela alemana.

Las tensiones iban creciendo con mayores abusos de los colonos hacia los nativos. Las violaciones de mujeres y niñas herero por parte de ganaderos alemanes, no tenían castigo por parte de la justicia. La práctica Verkafferung, de tomar mujeres herero como concubinas ya sea por propia voluntad o por la fuerza, alimentó el rencor de los jefes hereros.  Previo a la rebelión liderada por Samuel Maharero, los hereros lograron derrotar a los alemanes en la batalla de Oviumbo. Finalmente, en 1904, los hereros atacaron granjas aisladas, asesinando a unos 150 colonos blancos en el área de Okahandja.  Estalló una tormenta política en Berlín y en el seno del parlamento, los socialdemócratas en vano buscaron mostrar a los hereros como humanos en igualdad de derechos con los blancos. 

Germany’s Colonial Army: Cavalry Contingent in South-West Africa’, 1914, (1920). German troops at the start of the First World War. From «The Great World War – A History» Volume I, edited by Frank A Mumby. [The Gresham Publishing Company Ltd, London, circa 1920]. Artist Unknown. (Photo by The Print Collector via Getty Images)

El primer genocidio del siglo XX.

La rebelión de los herero estalló en enero de 1904 y motivó a los alemanes a movilizar 14.000 efectivos para contener la crisis. En una primera etapa el gobernador Leutwein, lanzó una contraofensiva desplazando lentamente a las milicias de los hereros hacia la meseta de Waterberg. Las fuerzas coloniales lograron contrarrestar la guerra de insurgencia librada por los hereros y los acorralaron en la meseta de Waterberg. Allí los combatientes hereros se refugiaron junto a sus familias.  Las fuerzas germanas  – Schutztruppe – mejor equipadas y gracias a la movilidad dada por la red ferroviaria, permitió recuperar las regiones centrales del país. El objetivo alemán era expulsar a los hereros al desierto de Omaheke. La ofensiva perdió impulso por falta de munición. Leutwein ordenó el repliegue de las fuerzas para evitar ser derrotados. Los hereros habían logrado contactar redes de contrabando, que les permitía acceder armamento moderno, con limitaciones, pero su superioridad numérica, el conocimiento del terreno, tenían cierta superioridad frente a las tropas de seguridad alamanas (Schutztruppe). Es por ello que el gobernador alemán, optó por esperar y reforzar sus fuerzas. Esto fue visto en Berlín como señal de derrota. Esto fue el fundamento para enviar al general Lothar von Trotha, desginación realizada con oposición del canciller y del propio gobierno colonial, pero el kaiser Guillermo II hizo valer su prerrogativa para tal elección.

Prisioneras herero encadenadas.

Los hereros y namas, profundos conocedores del terreno, actuaron en modalidad de guerra de guerrillas. Entre los meses de mayo y junio, desde Alemania llegaron tropas, suministros para reforzar la guarnición germana.  En los primeros días de agosto de 1904 las fuerzas alemanas estaban desplegadas de tal manera para cercar a las fuerzas de Samuel Maharero. En la batalla de Waterberg, las fuerzas alemanas – unos 1.600 efectivos apoyados por 36 piezas de artillería – se impusieron a los 4.000/6.000 guerreros hereros. Se estima que habia unos 60.000 hereros en total.  El 11 de agosto los alemanes mejor equipados que los hereros iniciaron las operaciones, centradas en la destrucción de pozos de agua y cortar las vías de escape posible de las fuerzas de Samuel Maharero. Las primeras acciones se caracterizaron por falta de coordinación, lo que alertó a los hereros y permitió la huida de gran parte de las familias herero hacia el desierto de Omaheke. La alta tasa de bajas en los combates, llevó a Maharero, a ordenar la retirada general, sin saber que los pozos de agua estaban destruidos, envenenados o tomados por patrullas alemanas. El general von Trotha decidió ir más allá para terminar con la revuelta, persiguiendo a los herero hacia el este, en el hostil desierto de Kalahari, buscando evitar que lograran reagruparse o buscar refugio en la colonia británica del El Cabo.  El 2 de octubre de 1904 emitió la orden, que habilitó al genocidio: “Cualquier herero que se encuentre dentro de las fronteras alemanas con o sin arma, con o sin ganado, será fusilado”.

Memorial al campo de concentración de Swakopmund.

En la huida, la falta de agua, acabó con la vida de miles de hereros. Testimonios de la época relatan encontrar miles de muertos, muchos en pozos excavados a mano, en un desesperado intento de encontrar agua. Las patrullas alemanas que interceptaban supervivientes los fusilaban, sean adultos o niños. 

niños muribundos en la isla Tiburón

El gobierno imperial alemán, revocó la orden de Trotha.  La razón era la falta de mano de obra y era urgente tomar medidas para movilizar los escasos recursos humanos para impulsar la economía colonial. La manera de atraer de nuevo a los nativos fue utilizando a los misioneros para convencer a los supervivientes de la rebelión que vivían en la periferia del desierto de Kalahari para rendirse, bajo la promesa que sus vidas serían respetadas. Esta maniobra permitiría de recuperar parte de la fuerza de trabajo perdida con el genocidio.  Quienes creyeron en el mensaje del gobierno colonial, fueron enviados a campos de concentración para ser sometidos a trabajos forzados. El más siniestro fue el campo de la isla Tiburón en las costas de la actual Namibia, frente a Lüderitz. Se estima que unas 3.000 mujeres y niños herero y nama encontraron la muerte en dicho lugar en condiciones realmente horrorosas.  El diario sudafricano Cape Argus, en septiembre de 1905 relató las condiciones atroces del lugar: Las mujeres que son capturadas y no ejecutadas son puestas a trabajar para el ejército como prisioneras… vi a muchas de ellas en Angra Pequena (es decir, Lüderitz) sometidas a los trabajos más duros, y tan muertas de hambre que no eran más. que piel y huesos […] No les dan casi nada para comer, y muy a menudo las he visto recoger restos de comida tirada por los jinetes del transporte. Si las pillan haciendo eso, las azotan

Samuel Maharero. Líder del pueblo herero en la rebelión de 1904

Los deportados a la isla recibían arroz crudo como alimentación y eran expuestos a trabajos agotadores. La falta de agua, higiene, alimentación y el trato brutal, eran una sentencia segura de muerte.  La concentración creciente de prisioneros nama en torno a la capital colonial Windhoek, proocupaba a los colonos, lo que impulsó al envío en vagones de ganado hacia la isla Tiburón, también conocida como “Isla de la Muerte” . El ejército alemán “alquilaba” los prisioneros a empresas privadas responsables de la construcción de puertos, ferrocarriles, instalaciones para la industria minera.  De 1600 prisioneros nama arribados en 1905, en pocos meses solo sobrevivieron 35.  La tasa de mortalidad promedio era de 8 personas diarias.  Los muertos eran objeto de experimentos científicos. Mujeres prisioneras eran obligadas a limpiar los cráneos de compñeras muertas para luego enviar las muestras a universidades alemanas.  El objeto de muchos de estos estudios “científicos” era poner en evidencia la inferioridad racial de los africanos.  El mismo horror se repetiría en manos del III Reich durante el Holocausto, pero a mayor escala.

El régimen de campos establecido en el entonces África del Sudoeste Alemán, permitió elevar la productividad de la colonia, pero con un alto costo en vidas y sometiendo a los prisioneros a condiciones extremas.  Las familias eran separadas y las mujeres muchas veces eran violadas por las tropas coloniales. La violencia sexual estuvo presente en tiempos del dominio germano desde la llegada de las fuerzas coloniales en 1884. 

Samuel Maharero, logró sobrevivir a la batalla de Watersberg, llegó al protectorado de Bechuanalandia – hoy Botsuana – con un millar de supervivientes, luego de atravesar el terrible desierto de Kalahari. Los británicos le dieron asilo a cambio de no tomar las armas contra ellos.   Mientras tanto los nama mantuvieron viva la revuelta hasta 1908, su líder Hendrik Witbooi murió en combate en 1905. Hoy es considerado héroe nacional en Namibia junto con Samuel Maharero (moriría en el exilio en 1923).

Hendrik Witbooi. Jefe del pueblo nama

El gobierno alemán hizo un balance de su presencia en África del Sudoeste, estableciendo una rígida censura del genocidio llevado a cabo entre 1904-1908 por orden del emperador Guillermo II. Los gastos causados por los conflictos con los nativos, significarton 600 millones de marcos, cuarenta veces más que el financiamiento de la colonia en tiempos de paz, la muerte de 1500 soldados y colonos.

El resultado de las prácticas genocidas llevadas a cabo por el gobierno alemán entre 1904-1908, revelan que unos 50.000 namaquas y unos 65.000 hereros fueron asesinados, ya sea en operaciones militares, por inanición, ejecuciones sumarias o por trabajos forzados. Se estima que dicha cifras redujeron el número de estos grupos étnicos en un 80% y 50% respectivamente. La colonia quedó en bancarrota, sin mano de obra. Muchos colonos se fueron para regresar en 1908 con el descubrimiento de diamantes y otros minerales de alto valor. El general Lothar von Trotha, principal artífice del genocidio fue condecorado por el alto mando militar alemán.

Vista de la isla Tiiburón en la actualidad, donde quedan evidencias del campo de concentración de 1904 donde murieron millares de hereros y namas

En 1908 los alemanes dieron por terminado el régimen de “prisioneros” para los herero y nama. El campo de Isla Tiburón fue cerrado.  Se estima que murieron en los campos alrededor de la ciudad de Lüderitz, incluyendo el horror de la isla citada, unas 4.000 personas. Cifras que surgen de los registros de la época y por ende pueden ser superiores.  Los hereros y nama mayores de siete años que fueron liberados, eran obligados a llevar un disco de metal, que los identificaba y enviados a trabajar reducidos a nivel de esclavitud en propiedades alemanas.  Las normas coloniales prohibieron a los herereos tener ganado – era una cultura que basaba su existencia en la ganadería – con sus consecuencias en el plano cultural y económicos, reduciéndolos a la servidumbre. En otras palabras se impuso un régimen de castigo colectivo, como en tiempos del III Reich a las poblaciones ocupadas, cuando había algún atisbo de oposición, y considerado por el derecho internacional, un crimen de guerra.

El general Lothar von Trotha, un genocida.

La larga espera por una reparación histórica

Los alemanes disfrutaron poco de la bonanza del descubrimiento de diamantes. En 1914, la Unión Sudafricana invadió el territorio de África del Sudoeste en el marco de la Primera Guerra Mundial. Los funcionarios británicos que colocaron los sudafricanos, en base a los archivos coloniales alemanes y los testimonios de los supervivientes, elaboraron el Blue Book, realizada con fines políticos para justificar la anexión del territorio al Imperio británico (finalmente quedó en manos sudafricanas, una manera indirecta de Londres de controlar el territorio namibio).  Los sudafricanos, vieron en los colonos alemanes que optaron por quedarse en la actual Namibia, como aliados frente a la mayoría africana. Pronto británicos, boéres y alemanes hicieron causa común en el nuevo esquema de dominio de África del Sudoeste, manteniendo la legislación racista, los controles, toques de queda y un estado policial para las poblaciones negras.  Esto llevó a un acuerdo tácito y la cuestión del genocidio fue olvidado intencionadamente.  La minoría alemana en África del Sudoeste mantuvo una importante cuota de poder económico y desde 1949 tuvo lazos con la República Federal Alemana, cuyo gobierno asumió una postura laxa frente al apartheid, dado que poderosos intereses económicos germanos se expandieron en Namibia durante la ocupación sudafricana.

Informe británico sobre la represión alemana en África del Sudoeste

Serán los archivos en Botsuana, la antigua Bechuanalandia británica, donde los hereros se refugiaron de las matanzas de von Trotha, donde sobrevivió una copia de la orden de exterminio o Vernichtungsbefehl. Dictada por el citado general alemán, junto a valiosos testimonios de la época y otros documentos que ponen en evidencia sobre la existencia de un plan de limpieza étnica en la antigua África del Sudoeste Alemán.

El mundo académico puso atención en las atrocidades cometidas por las fuerzas alemanas en África del Sudoeste (hoy Namibia), dado que tiene puntos de conexión con los horrores cometidos por el nazismo en Europa. En 1966, en la tesis del Dr. Horst Drechler, historiador alemán, planteó por primera vez el término genocidio para la campaña de «pacificación» llevada a cabo por fuerzas germanas contra los herero y nama.

El general Franz Ritter von Epp, que participó en el genocidio del pueblo herero, fue un miembro activo del partido nazi, estuvo detrás del financiamiento de la carrera política de Adolf Hitler y fue diputado del Reichtag hasta el final de la guerra. Eugen Fischer, científico alemán estuvo en África del Sudoeste en tiempos del dominio alemán, para “estudiar” la inferioridad racial de las poblaciones africanas. Su obra, fue fuente para Mi Lucha, el siniestro libro escrito por Adolf Hitler para expresar sus ideología. Cabe recordar que los trabajos de Fischer, sirvieron para justificar las políticas racistas y deportaciones de judíos, como también apoyó al diabólico Dr. Mengele en sus experimentos con seres humanos en el campos de concentración.

En tiempos del nazismo, en la pequeña colonia germana que vivía en África del Sudoeste – ahora bajo mandato sudafricano – el partido nazi tuvo muchos simpatizantes, a tal punto que el gobierno sudafricano, que luchó del lado de los Aliados, internó por un tiempo a simpatizantes de la facción nazi local. Un hecho que ha sido olvidado, junto con la llegada de refugiados del III Reich a la actual Namibia en la posguerra.

El peligroso virus del racismo se mantuvo latente junto con la idea transnochada de la superioridad racial, para luego eclosionar nuevamente en el embrionario movimiento nazi en los años 20. La negación del “otro” para convertirlo en una “cosa” abriendo el camino para el horror, es una constante del racismo. Un ejemplo reciente de ello, era la actividad de un presentador del programa de radio pública de Ruanda, durante el genocidio ocurrido en 1994, Georges Henri Yvon Joseph Ruggiu, donde hablaba abiertamente que los tutsis y hutus moderados, eran “cucarachas” y por ende debían ser tratados como tales. Este personaje fue condenado a 12 años por el tribunal internacional sobre los crímenes en Ruanda por incitación al genocidio.  Este es un claro ejemplo de restar entidad al «diferente» y las consecuencias que puede acarrear. En el África del Sudoeste Alemán, los nativos eran denominados despectivamente “simios” y expediciones pseudo científicas motraban justificar la inferoridad racial de los africanos, elemento para justificar todo tipo de abusos. La misma “receta” aplicaría el nazismo para todos aquellos considerados “diferentes” o “inferiores” llevando a la muerte a millones de personas por ser judío, gitano o todo aquella persona considerada inferior/indeseable para el III Reich.

Foto de hereros internados en un campo, en estado de desnutrición. Entre ellos menores de edad.

Namibia alcanzó la independencia en 1990 abriendo paso para reclamos por el perdón y la reparación económica a los pueblos herero y namaqua.  El jefe de los herero Kuaima Isaac Riruako inició una larga batalla política y judicial, cuyo éxito fue el primer pedido de perdón por parte del gobierno alemán de la mano en enero de 2004, al cumplirse un siglo del genocidio: ministra alemana de Desarrollo, Heidemarie Wieczorek-Zeul, señaló: “aceptamos nuestra responsabilidad moral e histórica y la culpabilidad de los alemanes de entonces. Yo presento mis respetos ante vuestros ancestros masacrados. En el nombre de Dios os pido vuestro perdón”.  En 2007 fue inaugurado el Memorial de las víctimas del campo de concentración de Swakopmund (ciudad costera de Namibia), llevándose a cabo todos los años una marcha conmemorativa de las víctimas.

Entre los años 2011, 2014 y 2018 el gobierno alemán devolvió restos (cráneos de prisioneros muertos durante el genocidio) que estaban en las universidades y centros de científicos germanos.  En 2019 el presidente del Consejo Federal Alemán, Daniel Gunther, habló de genocidio y el Ministro de Cooperación y Desarrollo alemán Gerd Mueller, hizo promesas de reparación económica.  Los representantes de los hereros y namas, mostraron su desconformidad sobre el ofrecimiento alemán de compensación en modalidad de programas de ayuda al desarrollo, generando también polémicas en la política interna de Namibia.

El creciente distanciamiento de los estados africanos de Occidente, especialmente de las antiguas metrópolis europeas, está vinculado con el revisionismo del pasado colonial y ante la falta de una respuesta adecuada para sanar heridas, cuyas secuelas se proyectan en el presente.

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Madagascar: Una isla única.

Publicado por Dr. Suarez Saponaroel

Distinguido Analista Internacional (Argentina) colaborador del CREI para los estudios de África y Asia

La labor extraordinaria del padre Opeka, de origen argentino, en las barriadas pobres de la isla de Madagascar, hizo que muchos supieran sobre la dura realidad de este país. Rico en recursos naturales, pero una economía depredadora ha impedido que sus habitantes disfruten de esas riquezas, agregándose el severo daño ambiental, que afecta a cientos de especies endémicas.

Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Especial para LA POLIS. Desde Buenos Aires

El poblamiento de la isla es de larga data. Migraciones provenientes del Sudeste Asiático, como elementos austronésicos, se mezclaron con poblaciones africanas, contribuyendo a la construcción del peculiar pueblo malgache. Los movimientos migratorios datan de los siglos II y V. El idioma malgache tiene sus raíces con sus antepasados en las islas Célebres y Borneo, en la actual Indonesia.  Los inmigrantes bantúes llegaron aproximadamente hacia el año 1000, y posteriormente, quienes arribaron fueron los árabes, hacia el siglo VII, donde comerciantes provenientes de Omán, instalaron una serie de factorías comerciales, lo que llevó a la expansión del Islam en el norte de la isla.

Los europeos tomaron contacto con la isla, de la mano de Bartolomé Dias, navegante portugués en 1500.  En 1666, la Compañía Francesa de las Indias Orientales, instaló una serie de puestos comerciales. En el siglo XVIII, la actividad de piratas, dificultó la penetración europea. Los problemas climáticos, como la hostilidad de los malgaches dificultaron la aventura colonial británica, quienes a mediados del siglo XVII, instalaron bases comerciales, que comerciaban con los árabes instalados en la isla. La piratería era un fenómeno que afectó seriamente la labor de las compañías europeas que operaban en la India. Muchos marineros capturados, eran vendidos como esclavos por los locales a comerciantes árabes. Este tráfico permitió la llegada de armas de fuego, generando cruentos conflictos entre las tribus malgaches.  También poblaciones locales, fueron víctimas de la trata de esclavo, siendo llevados muchos de ellos, a lugares tan lejanos como Perú.

En el siglo XVI fueron creándose diversos reinos malgaches, en pugna entre sí, que fueron unificados en el siglo XIX.  El rey Radama I, abrió las puertas a la influencia externa, en un intento de modernizar su reino.  La ayuda británica, en armas y entrenamiento militar, permitió que en 1817, la isla fuera unificada bajo este rey.  La influencia de Londres se tradujo en la llegada de misioneros cristianos y la abolición del tráfico de esclavos.  La viuda del rey Radama I, muerto en una expedición contra un estado rival, Ranavalona, gobernó por más de tres décadas hasta 1861 este rey impulsó la adaptación de la escritura latina al idioma malgache, remplazando el alfabeto sorabe.  En 1830, la Biblia fue traducida al idioma malgache, lo que facilitó la penetración del cristianismo en la isla. Este fue un reinado conflictivo, hubo persecuciones a cristianos, se rompieron los lazos con el Reino Unido. Los graves problemas, significaron un importante descenso de la población.  Su hijo Radama II, se hizo católico en secreto, mantuvo estrechos lazos con franceses e incluso solicitó que la isla fuera anexionada por Napoleón III.  En 1857 estalló un complot para desalojar a la reina, que fracasó, expulsando esta de la capital a todos los extranjeros. En este año, Estados Unidos, reconoció al Reino Merina, con un tratado comercial. La influencia francesa permitió el desarrollo de la economía local, con la producción de manufacturas y plantaciones comerciales.

vistya de la capital malgache

A la muerte de esta, en 1861, Radama II, abrió el país a los europeos.  Sus políticas liberales, lo pusieron en contra de la elite local, y su primer ministro, Rainivoninahitriniony, lo derrocó en un golpe de estado, que terminó en la muerte del rey.  Finalmente un consejo designó a la viuda del rey Radama II, Rasoherina, como reina. Esta continuó la política de apertura de su antecesor, envió embajadores a Europa.  Su sucesora, la reina Ranavalona II, educada en una misión anglicana, declaró esta como religión nacional, e impulsó la cristianización del país.  En 1864, fue inaugurado el primer hospital y la escuela de medicina, con apoyo de de la misión anglicana.

Rey Radama I

La política de favorecer intereses británicos, en desmedro de los franceses, dejando sin efecto los acuerdos con París, llevaron en 1883, a que Francia invadiera la isla, en la llamada Guerra Franco – Hova (denominación de la aristocracia malgache). El reino Merina perdió la isla Diego Suárez, abriendo hacia una mayor injerencia francesa. En 1885, en la Conferencia de Berlín, los británicos aceptaron la influencia francesa sobre la isla, a cambio del reconocimiento de sus intereses en el sultanato de Zanzíbar. El protectorado francés tenía como objetivo monopolizar la economía y la política exterior. Ante el conflicto entre las autoridades francesas y locales, llevó a un conflicto armado En 1895, Francia invadió el país, luego de más de una década de guerras. La capital Antananarivo, fue tomada por los franceses y la reina exiliada junto a su familia Argelia.

Los franceses rápidamente iniciaron un proceso de asimilación cultural, extendieron una serie de cultivos comerciales, como el té, la vainilla, café y canela, de gran éxito comercial. La imposición de trabajos obligatorios generó tensiones con grupos nacionalistas, cuyos intentos fueron ahogados duramente por los franceses.  La Segunda Guerra Mundial, llevó a que muchos malgaches lucharan en el Norte de África, Europa y Siria. La caída de Francia, colocó la isla bajo el régimen de Vichy. Pero en 1942, ante el temor de Londres, que la isla fuera ocupada por Japón, impulsó a la invasión, y luego de la derrota francesa, la isla fue controlada por el gobierno de la llamada Francia Libre.  En 1948, una rebelión nacionalista, fue reprimida nuevamente con miles de víctimas (se estima unos 80.000).

Embajda malgache en Europa a mediados del siglo XIX

Tres Repúblicas y la imposibilidad de salir del subdesarrollo

En 1958, el país alcanzó la autonomía dentro de la llamada Unión Francesa, y en 1960, fue alcanzada la independencia con Philibert Tsiranana, como primer jefe de estado. Pero el país, no obtuvo la estabilidad esperada. La llamada Primera República, el gobierno mantuvo estrechos lazos con Francia en el plano económico y político. Los colonos mantuvieron una fuerte influencia en la economía del país.  El acusado nivel de subdesarrollo, generó protestas, que terminaron en el golpe de estado de 1972, asumiendo el poder el general Gabriel Ramanantsoa. El gobierno pronto entró en la órbita soviética.  En 1975, el capitán de corbeta Didier Ratsiraka, dio un golpe de estado, que generó un mayor alineamiento hacia la izquierda, dando paso a la Segunda República. Fue impuesto un régimen de partido único, la AREMA (Vanguardia para la Revolución Malgache) y fue iniciado un proceso de socialización de la economía, que tuvo un impacto negativo en el desarrollo del país, dado la ausencia de cuadros formados para la dirección de la economía, luego del retiro de los capitales franceses. El proceso socialista en los años 80, mostraba signos de abierto fracaso. El 80% de la población dedicada a la agricultura (5% del territorio), fuerte dependencia de la exportación de materias primas, llevaron a un callejón sin salida.  En estos años la hostilidad con Sudáfrica, por la política de este país en la región y su rol de impulsar intereses occidentales, llevaron a apoyar maniobras desestabilizadoras.  Las relaciones con Francia estuvieron marcadas por el reclamo de soberanía sobre las islas Gloriosas

Tropas coloniales francesas fines del siglo XIX

El fracaso del régimen de Ratsiraka, abrió las puertas a la III República  – 1991-2002 – con el establecimiento de un régimen multipartidario y la apertura de la economía.  El presidente de esta etapa Albert Zafy, con una política económica liberal, aplicó las recetas del FMI de ajuste con sus costos sociales. Asimismo inició un proceso de concentración de poder. En 1996, en las elecciones presidenciales, Didier Ratsiraka, obtuvo el triunfo, pero los males económicos del país continuaron. En un giro inesperado, mantuvo una política de apertura económica y de privatizaciones.  En las elecciones de 2001, estalló un conflicto entre Ratsiraka y el candidato opositor Marc Ravalomanana, ambos se consideraron ganadores y se formaron dos gobiernos. El país estuvo al borde de la guerra civil en 2002, pero la pérdida de apoyo internacional de Ratsiraka, obligó a este emprender el exilio a Francia, siendo posteriormente condenado por cargos de corrupción en ausencia por un tribunal malgache.

Los altos niveles de crecimiento económico, la llegada de importantes inversiones, especialmente para cultivos comerciales y la minería, inversiones en infraestructura, creación de zonas especiales económicas no generaron mejoras en la población, sino mayor desigualdad. Agregándose la corrupción endémica que padece el país. En 2009, el presidente entró en conflicto con el alcalde de la capital, Andry Rajoelina, que derivó en enfrentamientos entre partidarios de ambos políticos. Esto terminó en un golpe de estado, que aisló al país internacionalmente, creándose un consejo de transición.  En 2014 hubo elecciones y la democracia regresó al país, siendo prioridad de su presidente Rajaonarimampianina, mejorar la imagen del país, conseguir inversiones y recuperar el crecimiento económico.  En las elecciones de 2018, varios ex presidentes buscaron hacerse con el poder, triunfando Andry Rajoelina, que superó las denuncias de fraude, siendo reconocido en 2019 por la Corte Constitucional como presidente del país.

Madagascar es un país de 587.040 Km2, con 25 millones de habitantes y una de las rentas más bajas del mundo, con 400 USD.  El país se ve afectado por problemas de infraestructuras (la cobertura eléctrica solo beneficia al 15% de la población), desforetación, altos niveles de pobreza (70%) y una economía reducida, con un elevado nivel de diversificación,  pero con una fuerte dependencia de la ayuda externa. El sector agrícola es clave, especialmente por la exportación de vainilla, dado que el país concentra nada menos que el 80% de la producción mundial,  El pésimo manejo ambiental, por la tala indiscriminada, afecta el desarrollo de una agricultura sostenible, incrementa el riesgo de desastres naturales. La minería atraída por los altos niveles de reserva de cobalto, níquel, oro, piedras preciosas y uranio, ha sido el motor del crecimiento, pero aporta escaso valor agregado. Los grandes beneficiarios son las grandes multinacionales, con escaso impacto en el desarrollo y retorno de divisas. El sector industrial, se ha desarrollado a zonas especiales, que permitieron la radicación de empresas textiles, que representan el 9% de las exportaciones de la producción africana a Estados Unidos.  El turismo tiene un gran potencial, pero por falta de infraestructura, problemas sanitarios y la inestabilidad política, lo han desalentado.

El sueño socialista malgache

La corrupción hace que el índice “Doing Business” coloque al país en el puesto 167, de 180 países en el mundo para hacer negocios. Lo que implica un alto riesgo para los inversores extranjeros. No obstante ello, por la posición estratégica de la isla y el potencial en recursos, ha generado especial atención de la antigua metrópoli, Francia, con quién mantiene un conflicto de soberanía por un grupo de islas en el canal de Mozambique, con un rico banco pesquero,  y un nuevo actor en ascenso en la región, China. Este país emerge como un país clave, especialmente como principal fuente de financiamiento, ante el aislamiento internacional resultante del golpe de 2014.  Respecto al continente africano, Madagascar forma parte de dos entidades Comunidad de Desarrollo de África del Sur (SADC) y de la Comunidad de África del Este (EAC), aparte de la Unión Africana.  Los problemas de comunicación, mala gestión e inestabilidad, transforman las iniciativas de libre comercio y cooperación, en declaraciones de buenas intenciones.

Madagascar, como sus pares africanos, es víctima de la corrupción, que afecta la estabilidad del país y el buen gobierno.  Los problemas de gestión, han llevado que el peculiar y único medio ambiente malgache esté en peligro, lo que afecta a un país eminentemente rural y una economía atada a la agricultura. Esto pone al país a merced de desastres naturales, variaciones de precios internacionales, variables que los gobiernos malgaches no pueden manejar y menos influir. La inestabilidad política se debe ante una economía que favorece a unos pocos y condena a la mayoría a la pobreza estructural. La deuda externa, la imperiosa necesidad de inversores extranjeros para impulsar la economía, generan oportunidades para China, país menos remilgoso a la hora de concertar acuerdos. Este “soft power” ha permitido, incrementar la influencia de Pekín en sectores clave de la economía e incrementar su influencia política en el país. Algo que genera desconfianza en la población, que ha mostrado signos de oposición, dado las condiciones laborales que imponen las empresas chinas a los locales.  El futuro del país depende de revertir la destrucción del medio ambiente, impulsar prácticas sostenibles en la agricultura, generación de energía y expandir sus beneficios, y replantear el rol de la industria minera, impulsando mayor valor agregado. El país precisa carreteras, ferrocarriles, puertos y conexiones aéreas adecuadas, lo que facilitara el desarrollo equilibrado, como también atraer al turismo, una actividad que puede beneficiar a muchas poblaciones, afectadas por el desempleo.

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Alemanes en África Oriental (1914-1918): El arte de la guerra de guerrillas

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Por el Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro

(Destacado Analista Internacional Argentina) colaborador del CREI

 Corresponsal de Diario El Minuto para Argentina

Durante la Primera Guerra
 Mundial, en el territorio de la actual Tanzania fue escenario de una verdadera hazaña militar en manos del general alemán Lettow Vorbeck Su pequeña fuerza militar ofreció durante casi cuatro años una dura resistencia que significó la movilización de importantes recursos por parte del Imperio Británico.

Los alemanes ocuparon la región de Tanganyka, en 1885 – que forma parte del estado de Tanzania –  como consecuencia de la Conferencia de Berlín en 1884. Kart Peters, creó una compañía que obtuvo derechos de explotación del territorio. Logrado una serie de acuerdos con jefes tribales, los alemanes comenzaron a ocupar el país. La dureza del régimen alemán, con impuestos, trabajo obligatorio, generaron descontento en la población Una serie de revueltas, donde en una de ellas, los alemanes apelaron a las divisiones tribales para consolidar su poder, pero el incidente más grave fue la rebelión Maji Maji (1905-1907). El gobernador alemán Gustav Adolf von Götzen, aplicó una táctica de tierra quemada contra las bases rebeldes, que ocasionó miles de victimas, que hasta el día de hoy es objeto de controversias, pero todos parten que fueron más de setenta mil personas.  Las consecuencias fue la pérdida de credibilidad de las religiones tradicionales, dado que los rebeldes creían que al ingerir un brebaje mágico – maji maji – serían invencibles, pero la realidad señalo otra cosa, afectando también a los liderazgos tradicionales. Asimismo, la aristocracia local prácticamente desapareció, lo que robusteció el control alemán.  La llegada de nuevos gobernadores y mejoras en el trato de la población, afianzaron la relación entre los nativos y los alemanes. Quien realizó mayores avances, fue el último gobernador germano, Henrich von Schnee.

Tanganyka era la colonia más rica del imperio alemán, con 600.000 km2 y ocho millones de habitantes. La administración alemana había avanzado en la construcción de ferrocarriles, escuelas y una economía próspera, gracias al fin de las rebeliones y las medidas liberales del gobernador Schnee. La defensa de la colonia recaía en la Ostafrikanische Schutztruppeno Fuerza de Seguridad de África Oriental, formada por un reducido número de efectivos – 260 oficiales blancos y 2500 nativos, llamados askaris –  distribuidos en diferentes compañías, que operaban como unidades tácticas móviles autosuficientes.  Estas sumaban unas 14 en total, compuestas cada una de ellas con tres secciones de fusileros, una sección de transmisiones, uno o dos cañones de campaña, y 250 porteadores, dado que por el clima y la presencia de la mosca tse tsé, el empleo de ganado era dificultoso por las enfermedades. Las órdenes básicas eran en alemán, mientras que las más amplias, se usaba el suahili.  Los soldados africanos eran reclutados entre las tribus de la costa, los suahilis y grupos bantúes del interior del protectorado. El régimen disciplinario era muy severo, compensando por una excelente paga y un estatus social superior a otros grupos nativos, lo que garantizaba la lealtad del soldado africano. A este reducido grupo, había que agregar las Tropas de Policía, con 65 oficiales y dos millares de áskaris, que llegado el caso podría integrarse al componente militar de la colonia.

Heinrich Schnee. Ültimo gobernador del África Oriental Alemana 

Lettow – Vorbeck: La forja de un brillante oficial

El general Paul Emil von Lettow – Vorbeck, nació en 1870, en la región alemana de Sarre. Hijo de un militar prusiano, perteneciente a una familia militar de larga tradición. Sus antepasados lucharon en la Guerra de los Siete Años, y las guerras napoleónicas.  A los once años ingresó al Cuerpo de Cadetes y cuatro años después., en 1888, egresó como teniente del 4º Regimiento de la Guardia a Pie.  En 1889, fue seleccionado para ingresar a la Academia de Guerra, para hacer carrera en el cuerpo del Estado Mayor, un honor del cual no muchos oficiales alemanes disfrutaban. En 1890 partió a China, para hacer frente a la rebelión Bóxer. En 1904, fue enviado al África del Sudoeste Alemán, para participar en la represión de la rebelión de los hereros y namas.  Los hereros operaron en forma de guerra de guerrillas, que causaban graves pérdidas a los alemanes.  Lettow Vorbeck, se dio cuenta que había que aplicar la misma medicina a los insurrectos.  Adquiriendo una amplia experiencia en materia de guerra no convencional. Luego de ser derrotados, los hereros y namas fueron objetos de prácticas genocidas. Lettow von Vorbeck, no participó en las deportaciones y posterior genocidio del pueblo herero.  

En 1913, partió desde Alemania, rumbo a Camerún, que era una colonia alemana, para luego ser enviado a Tanganyka, y ser puesto al frente en 1914 las Ostafrikanische Schutztruppen. La situación de dichas tropas no era para nada halagüeña, la artillería disponible era de unas 35 piezas de alcance limitado, fusiles Máuser Modelo 1871 y 67 ametralladoras Maxim.  Todo ello para hacer frente a extensas fronteras, rodeadas de posesiones coloniales en manos enemigas. Aunque esto solo era en teoría, dado que el estado de las unidades africanas de las fuerzas británicas en Uganda y Kenia, tenían muchas limitaciones, lo que demandó en su momento la movilización de tropas desde la India y Sudáfrica.

El comandante alemán, veterano de guerras coloniales, era un hombre que estaba imbuido en las ideas de la época sobre la superioridad cultural y racial de los blancos y la misión “civilizadora” que tenía en las poblaciones nativas. Es por ello que entró en choque con el gobernador colonial, Dr. Schnee, que no quería luchar, sino hacer valer el estatus de neutralidad del protectorado. Vorbeck consideraba que había que defender los intereses alemanes en la región, aún con los recursos disponibles. Soldado acostumbrado a una vida de privaciones, propias del servicio colonial, detallista, disciplinado, como parte de esa “misión civilizadora” decidió imbuir a los soldados nativos de las virtudes militares prusianas, como la puntualidad, el orden, la disciplina y una dura preparación para el combate. La facilidad para los idiomas, permitió aprender el suahili, la lengua de las tropas nativas, esto facilitó su liderazgo, agregándose una personalidad carismática y una gran habilidad para actuar en situaciones realmente adversas, le permitió liderar una fuerza de varios millares de nativos, durante cuatro largos años en el extenso teatro de operaciones del África Oriental.

El General Lettow Vorbeck 

Lettow Vorbeck, ante la situación realmente crítica, tomó una serie de medidas, centradas a una reorganización de las fuerzas coloniales, colocando a las fuerzas militares y la policía militarizada local, bajo su comando.  Los soldados fueron objeto de un intenso programa de entrenamiento, que permitió suplir a los europeos en el empleo de las ametralladoras Maxim, por parte de personal nativo.  La experiencia adquirida en operaciones de contrainsurgencia a lo largo de la geografía del Protectorado, le dio al soldado nativo, un perfil de un combatiente con experiencia y adaptado a los rigores de la peculiar geografía y clima africano.  Ante el estallido de las hostilidades, el gobernador germano quiso hacer valer el estatuto de neutralidad de la colonia, algo que a todas luces los británicos no respetarían. Incluso, rechazó la propuesta de Paul Emil de lanzar un ataque a la poca defendida Uganda, en un vano intento de preservar la paz.

La guerra es una realidad. Llegan los británicos

El mando alemán conocedor de las vulnerabilidades británicas, especialmente por la dispersión de las fuerzas de los regimientos en África Oriental, agrupados en el Cuerpo Africano de Fusileros del Rey o KAR, y dado la inferioridad numérica propia, decidieron tomar la iniciativa, para obligar aferrar fuerzas, evitando que estas fueran empleadas a escala contra objetivos germanos.

tropas sudanesas bajo mando británico 

Las fuerzas alemanas se concentraron en la región del famoso Monte Kilimanjaro. En octubre, tiempo antes del estallido de la guerra, la captura de periódicos y correspondencia clasificada británica, permitió a Lettow Vorbeck, tener un cuadro de las intenciones reales británicas, algo que el gobernador alemán Dr. Schnee, ignoraba. El hábil comandante alemán reconoció en persona el área de operaciones, conocer las fortalezas y debilidades del terreno para su defensa. El capitán von Prince, desde su base en Moshi, desplegó sus fuerzas y tomó la localidad de Taveta, al otro lado de la frontera. Una rápida reacción británica, lo expulsó del área.  Luego del bombardeo de Dar es Salaam por parte de buques británicos, se impuso una breve tregua, con la esperanza que los alemanes, viéndose rodeados de enemigos, cedieran, pero no fue el caso.  El alto mando británico, decidió un desembarco en Tanga. Las necesidades del imperio, impidió el despliegue de tropas metropolitanas. Fueron empleadas tropas indias, de mala calidad, mal entrenadas y reunidas con prisa, a tal punto que los oficiales tenían un escaso conocimiento de sus subordinados. Estos 8000 efectivos, al mando del mayor general Aitken, fueron enviados a Tanga. En noviembre de 1914, la llamada Fuerza Expedicionaria B, desembarcó en dicha localidad, sin reconocimiento previo del área y luego que el comandante del crucero HMS Fox, anunciara formalmente al comando alemán el fin de la tregua local. Las fuerzas germanas estaban alertadas y preparadas para la dura prueba que sobrevendría.  Las tropas indias, afectadas por las duras condiciones de navegación, que impactó en su desempeño en combate, ante los motivados áskaris. Lettow Vorbeck, avisado de las intenciones británicas, concentró nada menos que un millar de efectivos en horas en Tanga, explotando hábilmente el factor sorpresa. Los temores del comandante del crucero Fox sobre la seguridad de su nave, como de la magnitud del dispositivo alemán de defensa, llevó que las tropas anglo indias realizaran una aproximación indirecta, que los obligó atravesar un terreno inhóspito, lo que agravó más el cuadro de los agotados soldados indios. La sorpresa alemana costó a los británicos más de trescientos muertos, una retirada apresurada y dejar tras de sí, municiones, ametralladoras, abastecimientos diversos y valiosas piezas de artillería, que fueron aprovechados por el comando alemán.  Las causas del desastre británico residieron en subestimar la capacidad alemana, la ausencia de coordinación entre las fuerzas terrestres y navales, y la pérdida del factor sorpresa.

La victoria de Tanga, fue para Lettow Vorbeck una valiosa lección.  La única manera de llevar a cabo la guerra de manera exitosa con su pequeño ejército, sería llevar a cabo acciones no convencionales, organizando columnas dotadas de gran movilidad táctica, que estaban en constante movimiento, evitar combates frontales, y explotar al máximo el factor sorpresa.  Esto permitió, gracias a la red ferroviaria construida previa a la guerra, concentrar fuerzas en el momento y lugar oportunos. El intento británico de invadir desde la región del Kilimanjaro, fracasó.  En 1915, en la batalla de Jassin, las fuerzas alemanas volvieron a triunfar, pero a costa de la pérdida de oficiales y suboficiales, imposibles de reponer, entre ellos, el excelente capitán von Prince, dado el aislamiento que tenía el territorio de la metrópoli.  Lettow Vorbeck tuvo que recurrir a la policía local, ciudadanos austriacos que vivían en África y militares retirados para engrosar su pequeño ejército. Parte de los voluntarios fueron empleados en unidades de francotiradores para hostigar a los británicos. Para 1916, las fuerzas germanas eran unos 14.000 efectivos, de los cuales 3.000 eran europeos.

El general sudafricano Jan Smuts que lideró la guerra contra los alemanes en África 

En el puerto de Dar es Salaam, quedó el crucero ligero SMS Königsberg, que fue ocultado en aguas del río Rufiji, para luego ser puesta fuera de combate por monitores británicos, desplegados especialmente para destruir dicho buque, que significaba una seria amenaza potencial para el tráfico entre 1914 y 1915, fue el responsable del hundimiento de varios buques aliados, generando serios problemas a los británicos. Estos se vieron obligados a desplegar nada menos que seis cruceros para su búsqueda, hasta que finalmente fue localizado oculto y destruido.  Esto benefició, curiosamente, al ejército de Paul Emil, 300 marineros fueron empleados para operar las piezas de artillería desmontadas del crucero y empleadas para apoyar las fuerzas propias. Asimismo, había montado una cadena de 4.000 porteadores que le permitía a los alemanes, tener un alto nivel de movilidad táctica.

crucero ligero SMS Konigsberg, perdido en el delta del Rufiji 

Lettow Vorbeck, maestro de la guerra no convencional

El fracaso de Tanga, llevó a los británicos a reorganizar las fuerzas en África Oriental. Fueron creados dos comandos – Mombasa y Nairobi – bajo los cuáles, fueron distribuidas las fuerzas de la Fuerza Expedicionaria B, el mayor general Aitken, fue destituido y reemplazado por un general, bastante mediocre, Wapshare, conocido como “Wappy” con cierto tono burlón. Un hombre poco afecto al trabajo y al entrenamiento.  Los británicos presionaron a los belgas para que actuaran. Estos finalmente intervinieron desde el Congo, luego que los alemanes con una cañonera en el lago Tanganica, hundiera embarcaciones belgas y comandos intentaran destruir las líneas telefónicas. Una fuerza belga fue en apoyo a las fuerzas británicas en Rhodesia del Norte, ante una incursión alemana que se había adentrado con éxito en dicho territorio.

En la batalla de Jasini o Yasini, los alemanes pusieron en evidencia su superioridad en materia de organización, doctrina y entrenamiento. Fuerzas inferiores se impusieron a tropas coloniales británicas – gran parte indios – donde se observó como rápidamente, los alemanes eran capaces de concentrar unidades en un solo punto, excelente reconocimiento previo, uso inteligente del poder de fuego y un planeamiento acertado.  Las pérdidas de cuadros profesionales, llevó a Lettow Vorbeck, a evitar este tipo de combates.  A diferencia de los británicos, no tenía la posibilidad de recibir reemplazos desde Europa.  Los británicos, estaban empeñados de emplear soldados indios, que padecían el clima y el entorno que afectaba seriamente su salud. La malaria provocó que un regimiento con sus batallones quedara fuera de combate.  Las garrapatas afectaban a quienes se atrevían a dormir en chozas nativas, los problemas de alimentación   y el clima. Esto no afectaba en cambio al nivel que los indios, a los nativos, que por desconfianza, los británicos no querían emplear y reclutar.

Artilleros navales empleados en apoyo a las fuerzas terrestres de Lettow 

Los alemanes estaban desde el plano estratégico, a la defensiva, pero en el táctico, llevaban con audacia acciones ofensivas.  Las compañías de campaña alemanas, fueron organizadas en patrullas no mayor a diez hombres, con suficientes medios de movilidad para poder actuar en territorio enemigo, golpear la cadena de puestos de seguridad del ferrocarril que conectaba Mombasa con Kampala, en Uganda, con la finalidad de infringir bajas, desinformar al enemigo, sobre la real ubicación de la fuerza germana y sus intenciones, capturar armas, abastecimientos y caballos. Estas patrullas estaban bien adaptadas y recorrían importantes distancias en áreas hostiles por el clima y falta de recursos.  Las patrullas llevaron a descarrilar 30 formaciones ferroviarias, destruir puentes y señalizaciones. Incluso en una de las incursiones, los alemanes se llevaron 57 caballos, que fueron de utilidad para crear una compañía montada, incrementando sustancialmente la movilidad táctica.

El gobernador alemán Dr. Schnee, movilizó la economía colonial en apoyo al esfuerzo de guerra. Dado el aislamiento por el bloque británico, fueron empleados con suma inteligencia los recursos locales para poder producir alimentos, construir infraestructuras, reparar vehículos y bicicletas, uniformes, calzado y desarrollo de un laboratorio de quinina, con suficiente capacidad para la población europea y los soldados de la Schutztruppe.Lettow Vorbeck, reestructuró sus fuerzas, y expandió el número de compañía de campaña a sesenta, todas autosuficientes y dotadas de movilidad, además de estar bien conducidas y apoyadas por un eficaz sistema de inteligencia.  El jefe de los servicios de información británico en África Oriental, infiltró agentes en el lado alemán, destacándose el sistema de “Papel Sucio”  que consistía en la recopilación de las letrinas alemanas, de papeles, que muchas veces contenían información, como cartas, notas, etc., que eran desechadas en dichos lugares. Esto permitió obtener valiosa información que no fue aprovechada por los mandos británicos.

tropas alemanas abriendo fuego a los británicos 

Las fuerzas británicas crecieron en número, incluyendo voluntarios metropolitanos y hasta gente proveniente de Estados Unidos. La comisión de defensa imperial, amplió el número de efectivos destinados hacia el Este africano, como del envío de materiales, incluyendo autos blindados. Los británicos para mayo de 1915 pasaron a la ofensiva y tomaron la base alemana de Bukoba, en el Lago Victoria. Los alemanes, combatieron y ante la superioridad, simplemente se replegaron.  Las fuerzas del Reino Unido contaban con 27000 efectivos, setenta piezas de artillería, siendo potenciado por el empleo de aeronaves del Servicio Aéreo de la Marina.  Los británicos para 1916, lanzaron una ofensiva sobre el Kilimanjaro, siendo derrotados en la batalla de la colina Salaita. Esto llevó a realizar cambios, finalmente el mando fue confiado al general sudafricano Jan Smuts, un hombre que luchó contra los británicos en la guerra Anglo Bóer, y que se forjó en el campo de batalla (era abogado), quién decidió dar un giro a las tácticas de los británicos. Uno de los objetivos fijados era dividir en dos las columnas móviles de Lettow Vorbeck, y rodear las fuerzas alemanas, para luego destruirlas.  La superioridad numérica de los británicos, se hizo sentir en las operaciones en el norte del territorio alemán, donde fueron ocupadas una serie de poblaciones, pero no lograron envolver y destruir a los alemanes, quienes se replegaban ordenadamente, generando serias pérdidas a los anglo-sudafricanos. La moral del lado británico mejoró sustancialmente de la mano del general Smuts, un líder militar nato, quien concentró bajo un comando a las fuerzas heterogéneas que tenía bajo su conducción (unidades de colonos, tropas nativas, infantes de marina, tropas indias, sudafricanos). Pero el entusiasmo no duraría mucho.

Lettow con su pequeña fuerza, logró uno de los objetivos que buscaba, obligar a los aliados a distraer recursos hacia el teatro de operaciones africano. A pesar que no logró sacar del teatro europeo personal y medios, si generó una pesada carga a los mandos coloniales británicos, impidiendo que tropas africanas pudieran ser enviadas al frente occidental. El esfuerzo está en evidencia, con las operaciones contra los medios navales alemanes en el lago Tanganica, que hostigaban a los belgas. Fueron enviadas desde el Reino Unido dos cañoneras, hasta El Cabo y desde allí, por medio del tren, vías fluviales y por tierra, las lanchas recorrieron más de 2000 Km. de tierra africana para llevar a cabo la destrucción de la modesta fuerza alemana en el citado lago. El esfuerzo permitió que los británicos pudieran llegar a la ribera alemana, y poder aspirar adentrar el territorio enemigo.

Smuts decidió atacar a los alemanes desde diversos frentes y adentrarse dentro del África Oriental Alemana, gracias a su superioridad numérica. Desde el norte, el este y el sur, británicos, sudafricanos y belgas, ingresaron a territorio alemán, capturando, no sin sufrir serias pérdidas, distintas localidades. Lettow sabía que era imposible defender el norte, como otros puntos importantes, ante la superioridad enemiga, optó por eludir el combate y seguir golpeando con fuerza, cuando la oportunidad le era favorable.  Pero sus pérdidas en hombres eran graves, e imposible de reponer. El cerco aliado, limitaba sus líneas de abastecimiento, pero los aliados también padecían los mismos problemas.  El esfuerzo de reparar lo destruido por los alemanes insumía tiempo y hombres, ya de por sí agotarlos por las penurias de la guerra.  La mosca tse tse hacía estragos con la caballería sudafricana, lo que afectaba la movilidad de las unidades de infantería montada.

Patrulla británica del 4 Regimiento de Fusileros del Rey 

En la costa las fuerzas británicas, desplegaron una importante fuerza para tomar objetivos, por su magnitud, atentaba contra el concepto de “economía de fuerzas”. El pequeño puerto de Bagamoyo, defendido por una compañía alemana, requirió el desembarco de 300 Royal marines, con apoyo de un regimiento del ejército, y un escuadrón naval formado por un acorazado y dos cruceros ligeros. Los británicos encontraron instalaciones destruidas, lo que demandaba mayores esfuerzos y gastos.  La moral en las fuerzas de Smuts, entraron en crisis nuevamente, al ver su enorme esfuerzo, era para buscar un verdadero fantasma. En un área conocida como Kisaki, los alemanes aprovecharon el agotamiento británico y dieron un golpe demoledor.  La idea de Smuts de dar una batalla decisiva, se esfumaba, y las operaciones de búsqueda, generaban serias penalidades. Los belgas por su parte, por diferencias políticas, se contentaron con tomar los actuales territorios de Ruanda y Burundi, protectorados alemanes. Objetivos difíciles de defender y que fueron abandonados a su suerte por los germanos.

El avance británico, provocó problemas de abastecimiento de alimentos para los alemanes. La táctica sufrió algunos cambios. Lettow, movió sus fuerzas con suma habilidad, para abastecerse del vital mijo, alimento básico de sus soldados. De manera ingeniosa, sus movimientos estaban ligados a los campos de cultivo de este producto, lejos de la amenaza enemiga. Pero el aislamiento y la necesidad de procurarse otros víveres y vestuario, llevó al comandante alemán, a marchar hacia el sur, hacia Mozambique, en manos de Portugal,  a pesar de estar en guerra con Alemania, carecía de una defensa eficaz en dicho territorio.  Este movimiento nunca fue detectado por la inteligencia británica. Una muestra más de la habilidad de Lettow para engañar a sus enemigos. Smuts en 1917, fue relevado del cargo, fue convocado a la Conferencia Imperial de Defensa, y reemplazado por el general van Deventer, otro sudafricano. El comando en jefe de todas las fuerzas británicas, fue designado el general Hoskins. Su legado es contradictorio, a pesar de los esfuerzos, de la ocupación de parte del territorio alemán, con serias pérdidas, no pudo obligar a su escurridizo enemigo llevarlo a un combate decisivo, ni cortar sus vías de escape.

Berlín decidió socorrer a su fiel general en África, con un zeppelín con 13 toneladas de ayuda médica y alimentos. La operación fracasó, luego de haber recorrido 6.000 km.  En 1917, se libró la batalla de Mahiva, donde Lettow perdió 95 soldados y tuvo 400 heridos, frente a 3.000 de los aliados, lo que puso en evidencia, el uso de la ametralladora por parte de los alemanes. Pero el poder ofensivo alemán estaba agotado. En noviembre de 1917, las fuerzas alemanas cruzaron la frontera con Mozambique.  África Oriental Alemana estaba bajo control de los británicos pero a un costo en vidas humanas enorme: 300.000 efectivos, que tuvieron 60.000 bajas, la mitad de ellos muertos en combate o por las condiciones del teatro de operaciones, con un costo equivalente a 15.000 millones de dólares actuales.

Soldado “Askari” de las fuerzas alemanas en África Oriental. 

El fin de una gran aventura

El entrenamiento de los alemanes le permitía recorrer 24/30 km diarios, con caminatas de seis horas, descansos de media hora cada dos o tres horas. En la zona controlada por los portugueses, tomaron un puesto militar, que luego de un violento, pero corto combate, los alemanes se apoderaron de armas, municiones, caballos, uniformes y medicinas. Durante varios meses, los alemanes recorrieron el norte de Mozambique, eludieron con habilidad a los británicos y generaron serios contratiempos a los portugueses. Finalmente, las fuerzas de Lettow, ante el desembarco británico en Punta Delgada y el avance de columnas desde el actual Malawi, con el temor que su repliegue fuera bloqueado, regresaron al antiguo territorio alemán. El 9 de noviembre de 1918, los alemanes libaron la batalla de Kasama con éxito, pero su situación en materia de recursos humanos era realmente crítica. En un reconocimiento llevado personalmente por el general Lettow Vorbeck, en su bicicleta, cuando se aprestaba para tomar su próximo objetivo militar.  El 25 de noviembre de 1918, enterado del Armisticio, Lettow se rindió formalmente en Abercorn, Rhodesia del Norte, con una fuerza de 20 oficiales, 6 oficiales médicos, un veterinario, 125 europeos, 1156 askaris, 1.598 portadores y un número no  identificado de mujeres y niños (se estima unos 3.000). El comandante alemán solicitó la paga a los británicos de los salarios atrasados por un millón y medio de rupias, estos se negaron (los prisioneros, según el derecho humanitario, reciben paga, y esto corre a cargo de la potencia que los detenta).  Los alemanes fueron internados de manera separada de los nativos.  El trato hacia los germanos fue caballeresco por parte de los británicos, pero los nativos africanos fueron encerrados en precarias condiciones, casi sin alimentación y atención médica.  Lettow Vorbeck protestó airadamente por dicho trato a los comandantes británicos, que hasta cierto punto se ocuparon de los reclamos.  Los alemanes regresaron a su patria en 1919, Lettow Vorbeck, fue recibido como héroe por multitudes jubilosas en las calles de Hamburgo. En aquella ciudad, pronto estalló un motín comunista, el general Lettow al mando de un cuerpo franco (freikorps) o de voluntarios derrotó la intentona. Excluido en 1920 de las fuerzas armadas, por estar implicado en el llamado Golpe de Kapp, se dedicó a la política, ingresando al Parlamento como diputado del Partido Nacional Alemán, de filiación monarquista. Oscurecido por los nazis, con los cuáles no tenía ninguna simpatía. La Segunda Guerra Mundial lo encontró en Bremen, donde su casa fue destruida por los bombardeos y dos de sus hijos cayeron en batalla.

En tiempos de posguerra, la situación del general Lettow, no era para nada buena. Su viejo enemigo, el general sudafricano Jan Smuts, creó una fundación para ayudar a su antiguo rival, pagando una pensión hasta la muerte de von Lettow Vorbeck en 1964.  En ese mismo año, el gobierno federal alemán pagó las deudas por salarios impagos a los viejos soldados nativos y sus familias que lucharon del lado alemán, en la actual Tanzania

La genialidad este comandante alemán, pone en evidencia la eficacia de la combinación de liderazgo, disciplina, valor, adecuado planeamiento y tácticas no convencionales, que permitió que las pequeñas fuerzas germano africanas, nunca fuera derrotadas, mantuviera su cohesión durante cuatro años de conflicto, en condiciones de aislamiento y rodeados de territorios enemigos, que demandó la movilización de enormes recursos humanos y materiales, agregándose las pérdidas de los aliados para lidiar  con la peculiar guerra de guerrillas librada por el general Paul Emil von Lettow Vorbeck, sus cuadros y sus abnegados askaris.

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La partición del Sahara Occidental ¿solución realista del conflicto?

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Por: Jorge Saponaro (Argentina) Distinguido analista Internacional colaborador del CREI

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El Enviado del Secretario General de las Naciones Unidas para el Sahara, Staffan de Mistura, en una sesión a puerta cerrada en el Consejo de Seguridad, planteó la idea de la partición del Sahara Occidental como propuesta de solución del conflicto. Rápidamente el Frente Polisario mostró su oposición a la idea. Esto no es algo nuevo, en 2002, durante la gestión de Koffi Annan como Secretario General de Naciones Unidas.

Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Director de Diario El Minuto para Argentina

Las Naciones Unidas intentaron aplicar la “receta” de la partición, en el caso del Mandato de Palestina. La resolución 181 de 1947, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, dio paso al denominado “Plan de Partición con Unión Económica”.  En su momento fue creada la UNSCOP, el Comité Especial para Palestina, compuesto por once países, donde las grandes potencias no estaban representadas, con el objetivo de dar el mayor marco de neutralidad.  El resultado fue la propuesta de crear en el territorio del Mandato Británico de Palestina, dos estados (árabe y judío) y un territorio bajo administración internacional (Jerusalén).  El plan fracasó por la oposición de la Liga Árabe y del propio Reino Unido que por razones políticas no quería asumir el costo de implementar el plan. Sin entrar en debate, el proyecto naufragó por la falta de consenso entre los actores involucrados.

El proceso de paz del Sahara Occidental murió formalmente luego de los incidentes de Guerguerat en 2020, cuando Marruecos violó abiertamente el denominado Acuerdo Militar Nro. 1 en el marco del Plan de Arreglo de 1991. El desalojo violento de manifestantes saharauis por parte de fuerzas marroquíes, sepultaron definitivamente un plan de paz que solo existe en el papel. Rabat se ha negado sistemáticamente a cumplir con lo acordado en materia de realizar el censo para el referéndum de autodeterminación; la reducción de la presencia militar en las zonas ocupadas; la posibilidad que los saharauis puedan visitar sus familiares en los territorios ocupados; el silencio ante el reclamo por los prisioneros de guerra saharauis desaparecidos en manos marroquíes. Este comportamiento ha sido tolerado por Francia, principal aliado de Rabat; Estados Unidos; y España, que para Naciones Unidas es la potencia administradora de iure.  El conflicto quedó congelado por décadas, a pesar de las flagrantes violaciones a los derechos humanos por parte de la potencia ocupante, el veto francés ha impedido que la misión de las Naciones Unidas en el terreno – MINURSO – tuviera facultades en materia de derechos humanos, un hecho excepcional si lo comparamos con otras misiones de paz.

De Mistura. Enviado personal del SG de la ONU para el Sahara Occidental 

La farsa del Plan de Autonomía

En 2003 el gobierno marroquí presentó el Plan de Autonomía como única salida al conflicto. Tanto España como Francia fueron funcionales a un proyecto, ilegal, desde el punto de vista del derecho internacional. El fundamento que negaba a los saharauis elegir su propio destino y “legalizar” la anexión del Sahara Occidental.

Marruecos es potencia ocupante en los términos del Derecho Internacional Humanitario y por ende tiene la obligación de aplicar el derecho previo a la invasión (art. 43 del Reglamento de La Haya y 64 de la IV Convención de Ginebra). Las únicas normas que puede dictar es a los efectos de mantener el orden e impedir abusos hacia la población civil. Desde la invasión marroquí al Sahara Occidental, las instituciones y legislación existente, fueron reemplazadas por normas impuestas por Rabat. Asimismo, la llegada de colonos, es una flagrante violación al artículo 49 de la IV de los Convenios de Ginebra

La anexión marroquí del territorio saharaui, está en contravención art. 43 del Reglamento de La Haya de 1907, y 64 del IV Convenio de Ginebra. Por lo tanto, es abiertamente ilegal aceptar el Plan de Autonomía en los términos fijados por Rabat, no es más que legitimar o avalar la violación del derecho internacional, además de los derechos humanos de los saharauis.

La vaguedad de la propuesta marroquí sobre el “plan de autonomía” llevó al propio De Mistura a cuestionarlo al señalar: “ya es hora de que Marruecos explique su plan de autonomía”. Esto pone en evidencia que estamos ante una de las tantas maniobras dilatorias del régimen marroquí para vulnerar el derecho internacional y llevar a cabo su proceso de asimilación de las zonas ocupadas.

España rehén de la política del majzén, no hace más que ceder a las presiones, posiblemente para evitar un conflicto de mayores proporciones que pongan en riesgo las ciudades españolas de Ceuta, Melilla y las plazas de soberanía. Esta política de contención, desde la perspectiva de Madrid, no es más que una claudicación, donde se ve comprometidos sus intereses nacionales.

De Mistura (ONU), Bourita (Marruecos) y Bechraya al Bashir (Polisario)

El derecho está del lado de los saharauis.

La Corte Internacional de Justicia, en noviembre de 1975, fue contundente al señalar en su dictamen – pedido por Marruecos y Mauritania – que el Sahara Occidental, nunca fue parte de dichos países.

El dictamen del Secretario General Adjunto para Asuntos Jurídicos de las Naciones Unidas, en 2001, Hans Correll, fue clave en materia de la cuestión de los recursos naturales, donde señaló que la titularidad de estos, es el pueblo saharaui.  El Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea en una serie de fallos que podemos denominar “históricos” fue claro al señalar que el Sahara Occidental es una entidad distinta de Marruecos, y por ende no le pertenece. Ratificando que el pueblo saharaui es el titular de los derechos sobre los recursos naturales existentes en su territorio como el espacio marítimo circundante.

La realpolitik se impone y los fallos judiciales, como las resoluciones de las Naciones Unidas donde claramente dejan en claro el estatus del Sahara Occidental. No obstante, la Unión Europea mira hacia otro lado ante las violaciones de derechos humanos contra el pueblo saharaui; Estados Unidos sigue siendo un proveedor de armamento avanzado junto a Francia; España avala el plan de autonomía que busca imponer Rabat.

En este contexto encontramos a la República Árabe Saharaui Democrática, proclamada en febrero de 1976. Tiene todos los elementos para ser considerado un estado: gobierno, territorio y población (más allá que gran parte vive exiliada); es reconocida por ochenta países y es miembro fundador de la Unión Africana.  Esto nos lleva a reflexionar que estamos ante la realidad de un estado que tiene gran parte de su territorio ocupado por otro actor.

Las contradicciones en el plano jurídico de Marruecos en lo atinente al Sahara Occidental, no se agota solo en el tratado con Mauritania de 1976, desconocer el dictamen de la Corte Internacional de Justicia de 1975, sino al incorporarse a la Unión Africana en 2017, Rabat aceptó las condiciones de ingreso, entre otras cosas de aceptar la integridad territorial de los estados miembros (entre ellos la República Saharaui).

Desde diferentes perspectivas, sea el Sahara Occidental como Territorio No Autónomo o como Estado, estamos ante una ocupación ilegal. La falta de consensos por parte de determinados actores de la escena internacional, impide lo que dice claramente el derecho, sea respetado.

La partición del Sahara ¿ficción o realidad?

La propuesta de la partición del territorio, no es nueva, debemos remontarnos durante la gestión de Koffi Annan como Secretario General de las Naciones Unidas en 2002.  Marruecos se opuso de plano y por medio de una política de intransigencia absoluta, busca desgastar políticamente al Frente Polisario, bloquearlo a través de maniobras diplomáticas, todo ello acompañado por una campaña de represión en las zonas ocupadas y una asimilación acelerada a través de la llegada de colonos.

Marruecos aceptó la partición del territorio en su momento, cuando firmó el Tratado de Delimitación de las Fronteras Estatales en abril de 1976, con Mauritania dividiéndose el Sahara Occidental. La derrota mauritana frente a las fuerzas saharauis y la evacuación del Río de Oro, los marroquíes, ocuparon la región y el tratado suscripto se transformó en letra muerta.  Este hecho fue condenado por las Naciones Unidas, por medio de la resolución 34/37 de 1979.

Adherimos a la opinión dada en su momento por el reconocido académico experto en el conflicto del Sahara Occidental, Dr. Carlos Ruiz Miguel, que la partición podría ser una solución, donde ambas partes tienen que hacer concesiones recíprocas. Nadie sale ganando. Políticamente para Marruecos puede seguir con su “relato” sobre la “marroquinidad” del Sahara para su frente interno, para el caso saharaui dar por finalizado el conflicto y recuperar parte del territorio ocupado.  España se vería beneficiaria, al haber dos actores con frente marítimo frente a Canarias, lo que facilitaría la cuestión de la delimitación de la plataforma continental, acuerdos pesqueros, control de migraciones. Cabe destacar en el caso de la República Saharaui, Madrid tendrá un vecino sin aspiraciones expansionistas. En el ámbito regional, generaría mayor nivel de seguridad para Mauritania y Argelia, al existir un estado “tapón”, el estado saharaui.

La propuesta de partición, en el marco de nueva edición impulsada por De Mistura, obliga a la Moncloa, aceptarla, en atención que el titular español de exteriores, Albares y el mismo jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, manifestaron públicamente que apoyaban los esfuerzos del Enviado Personal. Vale la pena recordar, que España apoya abiertamente la solución de dos estados para el conflicto palestino israelí (por lo tanto, aceptar la partición del territorio en disputa), no apoyar una solución de este tipo para el caso del Sahara Occidental, es una verdadera incongruencia.

Estados Unidos, a través del Departamento de Estado, señaló que respalda la labor del Enviado Personal del Secretario General de la ONU, De Mistura. Por lo tanto, dicho país no puede permanecer ajeno a la propuesta de partición y es una suerte de “seguro” ante una posible reedición de la propuesta de Trump de reconocer la ocupación marroquí. 

El camino para alcanzar un acuerdo, que implique la división de las zonas ocupadas entre Marruecos y la República Saharaui, solo es factible, si Rabat reconoce como actor al Frente Polisario/República Saharaui, y con participación activa de actores regionales (Argelia y Mauritania) como fuera de ella (España y los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU). Alcanzar este tipo de consensos, dado el panorama internacional, es poco probable en el corto plazo.

El creciente enfrentamiento de Estados Unidos y sus aliados frente a Rusia y China, paraliza al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, institución clave para hacer cumplir las resoluciones aplicables al Sahara Occidental. Creemos que el camino a seguir en este panorama tan complejo, es avanzar en el reconocimiento de la República Saharaui como estado observador de la ONU, movilizando la opinión del Sur Global. Desde el punto de vista político, la opinión pública internacional, tomaría nota que la situación del Sahara Occidental, es la de un estado ocupado y por ende, cualquier proceso de negociación y/o propuesta de solución de la conflicto, debe tener al gobierno saharaui como parte de ella y garantizando la existencia de la República Saharaui como estado.  

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La crisis de Haití se agrava: ¿ayudará Kenia?

24.10.2024

Leonid Savin

EEUU es directamente y la ONU es en parte culpable de los problemas actuales del sufrido Estado

https://www.geopolitika.ru/es/article/la-crisis-de-haiti-se-agrava-ayudara-kenia

Desde fuera, es obvio que Haití se ha convertido en lo que la ciencia política denomina un Estado fallido. Las múltiples crisis y problemas que han asolado el país han dejado escasas a las Fuerzas Internacionales de Seguridad que están allí por decisión del Consejo de Seguridad de la ONU. La situación humanitaria también sigue siendo calamitosa: a finales de septiembre, según la ONU, al menos 3.661 personas habían muerto directamente como consecuencia del bandidaje en 2024. Al menos 700.000 personas han huido de sus hogares en todo el país y cerca de la mitad de la población -al menos 5,4 millones de personas- sufre inseguridad alimentaria.

Bandas bien armadas, de las que hay unas 200, que controlan gran parte de la capital, Puerto Príncipe, siguen apoderándose de territorio. Recientemente, miembros de la banda Gran Grif perpetraron uno de los ataques más espantosos del país en los últimos años, matando al menos a 115 personas en un barrio agrícola, según el alcalde de la localidad.

El 30 de septiembre, el Consejo de Seguridad de la ONU acordó por unanimidad autorizar el despliegue de una fuerza de seguridad internacional para luchar contra las bandas armadas en Haití durante un año más, pero una propuesta estadounidense para convertir la fuerza en una misión de mantenimiento de la paz de la ONU fue eliminada de la resolución debido a la oposición de Rusia y China.

Más tarde, el 11 de octubre, se supo que sería Kenia quien enviaría 600 policías más a Haití el mes que viene para reforzar la misión internacional contra las bandas, según el Presidente William Ruto. Otros 10 países se han comprometido a enviar un total de unos 2.900 efectivos para participar en la misión dirigida por Kenia.

Aunque actualmente sólo hay unos 430 efectivos destacados en Haití, casi 400 de ellos proceden de Kenia. Junto con la policía local, son muchos menos que las bandas, cuyos miembros rondan los 15.000.

¿Por qué Kenia? Porque es un satélite y un cliente de Estados Unidos, que cumple las órdenes de Washington. No es casualidad que en junio de 2024 Joe Biden firmara un memorando designando a este país africano como el principal socio de Estados Unidos fuera del bloque de la OTAN.

Los yanquis necesitan a Kenia no sólo para penetrar en el continente africano, sino también para utilizarla como herramienta para diversos fines, entre ellos Haití. Aunque es obvio que la policía de Kenia, al no hablar francés y no conocer las tradiciones culturales locales, es poco probable que sea eficaz para erradicar realmente el bandidaje. Más bien, es más probable que resulten adecuados como tropas punitivas auxiliares y personal para organizar controles de carretera.

Los propios Estados Unidos tenían un contingente de 25.000 soldados en Haití, pero también fracasaron en la construcción del Estado. Probablemente no estaban realmente interesados en que el país fuera independiente y próspero, sino que simplemente apoyaban a regímenes corruptos.

Tras la injerencia estadounidense en las elecciones haitianas de 2010-2011 (Washington Proxy: la Organización de Estados Americanos obligó a Jude Célestin a retirar su candidatura en la segunda vuelta), ganó Michel Martelly, cuyo régimen ha influido en la creación de la situación actual, especialmente en lo que respecta al comercio y la importación de armas ligeras utilizadas por las bandas. Un informe de la ONU del año pasado también afirmaba que el ex presidente financió, negoció y estableció relaciones con las bandas, utilizándolas para ampliar su influencia sobre determinadas zonas y «contribuyendo a la persistencia de la inestabilidad, cuyos efectos aún se dejan sentir hoy».

Estados Unidos impuso sanciones a Michel Martelly en agosto de 2024 por cargos relacionados con el narcotráfico, y un funcionario estadounidense citóel papel que él y otros desempeñaron en «perpetuar la actual crisis en Haití».

Los resultados de la investigación sobre el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise en 2021 también muestran un claro papel de Estados Unidos en el caso.

El empresario del sur de Florida Walter Wintemilla y su empresa Worldwide Capital Lending Group financiaron el complot. Se le acusa de prestar 175.000 dólares a una empresa de defensa con sede en Florida, CTU Security, que se cree que llevó a cabo el asesinato. Esa empresa contrató a más de veinte mercenarios colombianos que asesinaron al presidente. Entre ellos se encontraban el informante del FBI Pretel Ortiz y Antonio Intriago, que también fueron acusados por el gobierno boliviano de planear el fallido golpe de octubre de 2020 contra el presidente Luis Arce. Alejandro Rivera García, un oficial retirado del ejército colombiano, también estuvo presente en Bolivia con el grupo y condujo al grupo de perpetradores a Haití.

Antonio Intriago es un ciudadano estadounidense de ascendencia venezolana, y fue uno de los organizadores del concierto Venezuela Live Aid 2019 en la frontera entre Colombia y Venezuela, que incluso los principales medios de comunicación estadounidenses admitieron que estaba destinado a promover el cambio de régimen en Venezuela.

Resulta revelador que Christian Sanon, de Florida, anunciara su intención de liderar un gobierno de transición de tres años en Haití en una carta a Julie Chang, secretaria adjunta de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos, seis semanas antes del asesinato.

En cuanto a la ONU, se sabe que desde el huracán de 2010, cuando la misión estaba estacionada en el país, muchas niñas y mujeres locales han sido víctimas de violaciones en masa, incluso por parte de cascos azules de la ONU. Aunque ya ha habido payasadas de este tipo por parte de la ONU con anterioridad.

Además, la ONU estuvo implicada en la propagación del cólera en la isla, por lo que el secretario general de la organización se disculpó oficialmente.

Pero, ¿por qué necesitaba Estados Unidos apoyar a regímenes corruptos e incluso introducir sus tropas en la isla? La respuesta puede estar en los intereses geoeconómicos de Washington.

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) del Comité del Caribe para el Desarrollo y la Cooperación publicó ya en mayo de 1980 un informe en el que se describía la probabilidad de que existieran importantes yacimientos de petróleo en el Caribe, incluso frente a las costas de Puerto Príncipe, en Haití.

Según algunos informes, las reservas de gas natural frente a las costas de Haití se estiman en billones de dólares.

¿Podría ser ésta la verdadera razón por la que Estados Unidos quiere hacerse con el control total de este país para explotar aún más sus recursos?

Traducción al español para Geopolitika.ru

por el Dr. Enrique Refoyo

Fuente:https://fondsk.ru/

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El último “rey de Escocia” Recuerdos del dictador caníbal

El último “rey de Escocia” Recuerdos del dictador caníbal

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El Baúl de los Recuerdos

Por: Agencia Internacional de Noticias |Jorge Suarez Saponaro

Jorge Suarez Saponaro
Jorge Suarez Saponaro

Columnista | Diario el Minuto

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“Su excelencia, Mariscal de campo, Presidente vitalicio de Uganda, Conquistador del imperio británico, Rey de Escocia, Señor de todas las bestias de la tierra y peces en el mar.”: eran lo títulos que se confirió uno de los más importantes asesinos y genocidas del África, Idi Amin Dada. Personaje siniestro en cuyo régimen murieron nada menos que entre 300.000 y 500.000 víctimas de la represión de su tiranía.

Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Director del Diario El Minuto para Argentina

Uganda es un estado ubicado en Este de África, a orillas del Lago Victoria, rodeado por Sudán del Sur, Kenia, Tanzania y la República Democrática del Congo. En el siglo XV se conformaron cuatro reinos rivales, Buganda, Toro, Bunyoro y Ankole. En el siglo XVIII, el reino de Buganda tenía una posición hegemónica sobre los otros reinos y para el siglo XIX, llegaron comerciantes árabes y europeos. De la mano de estos últimos comenzó la expansión del catolicismo, promovido por el rey Mutesa I, para luego terminar en una serie de matanzas de cristianos con el rey Mwanza en 1885. Esto habilitó de alguna manera la intervención europea, a los fines de imponer la paz y terminar con la guerra civil. En 1890 fue establecido el protectorado británico. Este perduró hasta 1962, cuando fue reconocida la independencia por parte de Londres. La solución adoptada sobre el tipo de gobierno fue la federal, defendida por el kabaka o rey de Buganda, Mutesa II, a sazón de primer presidente de la nueva república, en oposición al primer ministro Milton Obote, partidario de un régimen unitario.  Finalmente, Obote dio un golpe y el presidente Mutesa tuvo que exiliarse, terminando con la experiencia federal en 1966.

En esos años, Idi Amin Dada, un hombre de la tribu minoritaria de los kwkwa, había llegado a ser el jefe de estado mayor del ejército ugandés. Nacido en 1925 en una aldea remota, ingresó a las fuerzas coloniales como ayudante de cocina. Su carrera militar lo llevó al grado de sargento. Hombre de poca instrucción, no había terminado los estudios primarios, se había convertido en un personaje popular por ser campeón de boxeo de peso pesado. En la rebelión Mau Mau, el entonces soldado Amin de los Fusileros del Rey, demostró ser competente y además cruel. Su comportamiento lo llevó al grado de sargento. Ningún africano del ejército colonial británico llegaba a oficial. Esto estaba reservado a los blancos. Esto fue regla en toda el África, con sus consecuencias, dado que los ejércitos de los nuevos estados quedaron en manos de personal subalterno con escasa preparación. Algo que seguramente era premeditado, dado que las potencias coloniales esperaban mantener su “influencia” cuando sus colonias se independizaran. En 1964, los oficiales europeos fueron enviados a casa luego de una rebelión, lo que permitió que estos sargentos y cabos se convirtieran en generales y coronales. Entre ellos, Idi Amin, tras la independencia en 1962, pasó de sargento a mayor. En 1965 era general y jefe del ejército de Uganda.

La dictadura

En un primer tiempo, Amin, aliado del presidente Milton Obote, se involucró en el contrabando de marfil y otros productos, amasando una gran fortuna (lo que le permitió vivir en mansiones y coleccionar autos de lujo) y permitió comprar parte del ejército, creando una guardia fiel a su persona. Obote no era ajeno a estos negocios. No obstante, temía el poder de Amin y sobre la base de acusaciones de corrupción, planeaba su arresto. El futuro dictador de Uganda se adelantó y dio un golpe de estado en 1971, cuando Obote estaba de gira en Singapur.  Entre las primeras medidas fue una cruenta purga sobre la administración pública, el ejército y la policía que desplazó a millares de partidarios de Obote, más de uno terminó como cadáver arrojado en el lago Victoria. Idi Amin en un primer momento prometió libertad y democracia, incluso liberó presos políticos, rindió honores de estado al fallecido presidente ugandés Mutesa. Mientras tanto puso en funciones a militares en puestos clave, suspendió la constitución, y organizó la constelación de organismos represivos, como la Oficina de Investigación del Estado o SRB, la Policía Militar y la Unidad de Seguridad Pública.  Obote recibió asilo del régimen socialista de Tanzania, junto a 20.000 exiliados.

En 1972 un intento de contragolpe fue ahogado por Amin. En los combates murieron 450 personas y 500 fueron ejecutados luego de la rendición. Esto desencadenó una cruel represión contra soldados de los grupos étnicos acholi y longo, que para 1972, fueron masacrados en un número cercano a los 5.000. Se estima que civiles de dichas etnias fueron asesinados en un número que rondaría los 10.000. Pronto la paranoia del régimen incluyó a todo aquel que fuera sospechoso de simpatizar con Obote o por lo menos mostrar algún atisbo de oposición. Religiosos, artistas, abogados, magistrados, estudiantes, intelectuales y presuntos enemigos del régimen fueron asesinados cruelmente. Muchas torturas y aberraciones eran presenciadas por el propio Amin. Los relatos son escalofriantes, a ello se agregaba que cualquiera que fuera denunciado, desde un vecino envidioso, una novia despechada, que podían incluir simpatías por el sionismo, era una sentencia de muerte segura, bajo condiciones inimaginables en el universo carcelario de Idi Amin. El régimen de terror impuesto, no solo era la posibilidad de ser detenido por simple sospecha, sino las ejecuciones públicas que eran trasmitidas en televisión.

El apoyo libio a la operación de represalia contra Tanzania, en 1972, se materializó con la llegada de 3.000 soldados, aviones de combate Mirage 5, destinados apoyar las represalias contra poblaciones fronterizas llevada a cabo por tropas ugandesas y aviones Mig 17 y 21 de la fuerza aérea de Amin. La represión interna y las acciones genocidas contra grupos tribales, engrosó el número de exiliados en Tanzania, que crearon un Frente de Liberación, siendo en el futuro la principal fuerza de oposición al régimen ugandés.

La dictadura de Amin no tenía una ideología definida, sino más bien estaba formada por una camarilla de ignorantes – dado que muchos eran analfabetos y por solo ser de la etnia del dictador tenían un cargo, a veces relevante como gobernadores – dedicada al saqueo, buscó justificarse de alguna manera. En 1972 en nombre de una presunta “guerra económica” y sobre un discurso nacionalista furibundo, fueron confiscados los bienes y comercios de millares de inmigrantes asiáticos (unos 140.000) que vivían en el país desde tiempos del domino británico. Privados de su ciudadanía, fueron expulsados, con el derecho a llevarse solo cien dólares y pertenencias personales. Los bienes fueron repartidos entre los partidarios de Amin. Los asiáticos eran responsables del sector terciario e industrial del país. La nueva realidad hundió la economía ugandesa. Las nacionalizaciones incluyeron a empresas de origen británico. Hubo un acercamiento hacia Libia, en manos del coronel Gadafi, y la Unión Soviética.

Su discurso antisemita y anti estadounidense, le sirvieron para ganar simpatías en el mundo árabe y algunos países africanos. Los asesores israelíes fueron expulsados e incluso, tropas ugandesas fueron enviadas a la guerra del Yom Kippur, a pesar que no entraron en combate. Idi Amin presenció la guerra desde una lujosa tienda de campaña.  Su conversión al Islam, facilitó la ayuda de Arabia Saudita, interesada de expandir dicha confesión en África. A pesar que solo el 5% de la población local era musulmana. Este dinero, fue de suma importancia para financiar el régimen de Amin. Asimismo, su militancia “islámica” le sirvió para perseguir a grupos cristianos.

En 1973, la embajada de Estados Unidos en Kampala, la capital del país, fue cerrada por razones de seguridad, dado el comportamiento de Amin. A pesar de la hostilidad de Occidente, el régimen era tolerado. Dado que este se beneficiaba de ambas partes, conservando su neutralidad frente ambos bandos en el marco de la Guerra Fría. Mientras que el dictador ugandés no saliera de sus fronteras y no amenazara a los grandes intereses de las potencias de aquel entonces, podía seguir gobernando a sus anchas y cometiendo sus crímenes sin problemas. Un ejemplo de ellos, fue una anécdota recogida por el diario El País de España Semanas después del estreno de su película documental sobre el presidente ugandés Idi Amín Dadá, el cineasta Barbet Schroeder empezó a recibir llamadas desde Uganda. Sorprendido en pleno sueño, el director tardó unos minutos en entender las frases entrecortadas de sus interlocutores.

Le hablaban en francés, muchos de ellos llorando: “Señor, haga lo que le dice”… “mis hijos están aquí, señor, hágale caso”. Schroeder comprendió por fin. Unos días antes se había negado a suprimir de su película sobre Amín algunas escenas que no gustaron al dictador. Así que el tirano encerró en un hotel a un montón de ciudadanos franceses con sus familias, les dio el teléfono de Schroeder y pidió que le explicaran la necesidad de retirar del filme las secuencias de la discordia. Aquella misma noche, el director se comprometió a censurar su película. Conocía lo suficientemente bien a Idi Amín Dadá como para saber que mataría a todos aquellos franceses, niños incluidos, si sus demandas no eran atendidas.

Los secuaces que rodeaban a Idi Amin, también eran de la misma talla que el dictador. Un ómnibus con enfermeras fue asaltado en la noche y violadas por un grupo de policías. Nadie se atrevió a realizar denuncia alguna. El clima de terror del país, era una realidad. El dictador por un lado mantenía un régimen basado en el miedo y por otro lado organizaba reuniones con jóvenes a fin de darles consejos sobre educación sexual, también hacía recomendaciones a médicos. Viajaba por las aldeas de Uganda prometiendo autopistas, escuelas y hospitales. Funcionario que osaba solicitar fondos, el dictador ordenaba imprimir billetes para financiarlas, con sus consecuencias financieras para el país.

Idi Amin, luego llamado también Dada – en swahili, significa padre o abuelo – con la idea de mostrarse protector del pueblo, le gustaba humillar. Fue popular una anécdota en el cual un grupo de hombres blancos, fueron obligados a llevarlo en andas en una fiesta. También le gustaba que los detenidos rogaran por su vida ante su persona, para luego decidir su ejecución. Otro delirio era ser acompañado por alguno de sus cuarenta hijos, vestido de uniforme militar y con condecoraciones. Ello se debía a que uno de sus “brujos” le había sugerido llevar a un niño como protección contra atentados.  Su vida personal fue tan terrible como su vida pública. Tuvo cinco esposas, cuarenta hijos y decenas de amantes ocasionales. Sus tres primeras esposas fueron repudiadas, aparentemente por adultero. Malyamu, Kay y Nora, sufrieron el rigor del régimen, en el caso de Kay, apareció descuartizada en un baúl de un automóvil.

Las otras lograron huir del país. Las esposas que las reemplazaron aparecían siempre con moretones y rastros de violencia, que el dictador decía se debía a “accidentes domésticos”. Ay de aquel muchacho que tuviera una novia, por la cual Amin estaba interesado. Era una sentencia de muerte. Mientras para la desafortunada elegida, debía mantener relaciones consentidas o ser violada brutalmente. Los secuaces del presidente siguieron su ejemplo. En el verano de 1976, el estudiante universitario, Paul Sewanga fue asesinado al intentar impedir que un agente de policía violara a su pareja. Esto ocasionó la protesta de los estudiantes del campus, una situación rara, dado el terror imperante. Amin llamó al rector y se comprometió a investigar y castigar a los responsables. Nada ello pasó, muchos estudiantes fueron torturados, como también desaparecidos.

En junio de 1976, el país estuvo en las portadas de los principales diarios del mundo, por el secuestro de un avión de Air France en manos de un comando palestino, llevándose consigo como rehenes un grupo de pasajeros israelíes. El destino fue Entebbe, gracias a la complicidad del siniestro Amin con los terroristas. El gobierno israelí montó una célebre operación de rescate, que terminó con la captura del aeropuerto, la evacuación de la mayoría de los rehenes y la muerte de decenas de ugandeses, la destrucción de parte de su fuerza aérea, además de ultimar a los terroristas, con el saldo de un rehén muerto y el jefe de la operación también muerto. Idi Amin estalló en cólera y al saber que una turista israelí, Dora Bloch, permanecía en un hospital del país, fue sacada a la rastra – era adulto mayor y con limitaciones de movilidad – y asesinada. El fotógrafo que difundió las fotos de la desdichada mujer, apareció días después, calcinado en una cuneta.

Un documental filmado en esos años, por el citado cineasta francés Barbet Schroeder, mostró el régimen delirante de Amin, donde bailaba en una canoa para espantar cocodrilos, lanzaba diatribas contra el sionismo. La prensa inglesa lo mostró como un simple mamarracho, ignorando sus aberraciones. Recién en 1977 la Comunidad Británica de Naciones o Commonwealth, le envió una nota deplorando los abusos del régimen. Idi Amin no le importó y continuó con sus delirios. Por ejemplo, con la crisis del Watergate, Idi Amin envió un cable deseándole una “pronta recuperación del Watergate”. Al presidente Gerald Ford, le escribió un cable con un “Te Amo y sugiriendo que colocara a un negro en su lugar”.  En el citado año, Amin se declaró “vencedor de los británicos” y por ende “Conquistador del Imperio Británico” además de distintos títulos delirantes, como ser el señor de todas las bestias, etc. Sus payasadas, delirios, eran una maniobra para encubrir sus crímenes aberrantes, siendo consecuencia de ello, un inusual crecimiento de la población de cocodrilos, gracias a los cadáveres que arrojaban de a cientos en las aguas del Lago Victoria.

El militarismo de Uganda alarmó a sus vecinos, particularmente a Kenia, que retuvo armamento con destino a Kampala. Amin amenazó con el empleo de la fuerza, pero luego se retractó ante una concentración de fuerzas militares keniatas en la frontera. En 1978 la situación de Amin era precaria, el vicepresidente Adrisi sufrió un accidente, instigado por el dictador, lo que ocasionó el motín de tropas del ejército adictos al vicepresidente. Nuevamente la brutalidad y crueldad se hizo presente y muchos se exiliaron a Tanzania. Amin acusó al presidente Julius Nyerere de comportamiento hostil y de incitar a una guerra entre ambos países. Incluso como era su costumbre, lo desafío a pelear en un ring de box para dirimir las diferencias de ambos países. No hubo respuesta.

La guerra con Tanzania. Caída y exilio

Las fuerzas ugandesas habían sido entrenadas por israelíes en los 60, incluso Amin había recibido formación como paracaidista. La negativa israelí de apoyar sus delirios, lo llevó a tomar una posición contraria. Las fuerzas ugandesas estaban armadas con fusiles FAL, aviones tácticos Fouga Magíster ex israelíes, además de transportes C 47 y Noratlas. Los medios blindados eran de la Segunda Guerra Mundial, incluía material británico y de Estados Unidos. La fuerza aérea, fue bien equipada gracias a la ayuda libia y soviética, con aviones Mig 17 y 21, parte de ellos destruidos por los israelíes en la Operación de rescate de Entebbe. El ejército se benefició con lanzacohetes, cañones y blindados, además de un puñado de tanques T 55. Las Fuerzas Populares de Defensa de Tanzania, contaba con un ejército de 30.000 efectivos, reducido, pero bien entrenado y motivado, apoyado por una modesta fuerza aérea.

El régimen de Amin, decidió tomar la iniciativa e invadió Tanzania en octubre de 1978, donde las tropas ugandesas, que hacía tiempo que no recibían su paga, se dedicaron a saquear y asesinar. Unos 8.000 civiles murieron en la invasión. La respuesta de Tanzania no se hizo esperar y consistió en una primera instancia en contener y desgastar a los atacantes. A fines de diciembre, los ugandeses habían sido expulsados de Tanzania. A instancias de Occidente, el régimen de Nyrere recibió luz verde para invadir Uganda, apoyado por el Frente de Liberación Nacional. Tropas tanzanias, formadas por unos 10.000 efectivos, apoyados por una escuadrilla de aviones de combate Mig 21 lanzaron una ofensiva a escala. Hacia febrero de 1979. el avance era imparable y las tropas ugandesas se repliegan con fuertes pérdidas.  Entebbe, se convierte en un bastión defendido por varios miles de soldados libios y mercenarios somalíes, que serían responsables de resistir el grueso de la invasión, mientras el ejército de Uganda se desmoronaba. El comandante libio de Entebbe pidió ayuda a Gadafi, este envió aviones C 130 cargados de armas y lanzó una operación de bombardeo estratégico con aviones Tu 22, contra Mwanza, un nudo de comunicaciones tanzanio de vital importancia. La operación fue un fiasco. Idi Amin estaba derrotado. Su ejército ya no existía y los libios estaban siendo desbordados por las tropas tanzanias.

En abril de 1979, Gadafi le sugirió al “mariscal” Idi Amin que se retire de escena. El dictador opta por huir el 11 de abril, primero a Libia y luego hacia Arabia Saudita. Las tropas tanzanias y fuerzas opositoras ugandesas tomaron Kampala, terminando con una pesadilla de ocho años. Los partidarios de Amin sufrieron serias represalias.  Crónicas de la época relataban, como lo hizo el periodista Riccardo Orizio, quien entrevistó a Amín en su libro Talk of the Devil, dijo en su oportunidad “junto a una de sus mansiones se halló un campo de exterminio donde prisioneros escuálidos sobrevivían royendo los huesos de los que iban muriendo”.

En 1983, Amin, intentó volver a Uganda, a través del Zaire, pero su antiguo aliado, el dictador de aquel país, Mobutu Sese Seko, lo persuadió para que volviera a su exilio en Yeddah, Arabia Saudita. 

En julio de 2003, una de sus esposas solicitó al gobierno de Uganda que permitiera a un moribundo Amin morir en su país. Pedido que fue rechazado, dado que el presidente de ese entonces, Museveni, indicó que apenas estuviera en el país, debería dar cuenta por sus crímenes. Finalmente, el dictador murió en Arabia Saudita, impune y jamás rindió cuentas de sus atrocidades. Incluso algunos de sus decenas de hijos han intentado reivindicar su siniestra figura, especialmente cuando se estrenó hace varios años atrás la película “El último rey de Escocia” que retrata en parte su oscuro régimen.

Entre el mito o posible realidad, fue la práctica de canibalismo, sobre los cadáveres de sus enemigos políticos. Una vieja tradición guerrera de la región, era devorar el hígado de los guerreros muertos en batalla, de esta manera se trasladaba a quién lo comía, su fuerza y valor. Se decía que Amin, tenía dicha “tradición”. Esta costumbre puede corresponder a las tradiciones de guerreros que comían vísceras para apropiarse del valor de sus enemigos”, explicó a la revista española SEMANA, Samuel Decalo, autor del libro Coups and Army Rule in Africa.

La caída de Amin, no impidió que la violencia continuara por décadas en Uganda. El ex presidente Obote regresó para ser derrocado en 1985. La actividad guerrillera y la violencia siguió durante años, siendo manifestación de ello el siniestro Ejército de Resistencia del Señor, célebre por reclutar niños soldados y sus crímenes contra civiles. La perla de África, como lo definió Churchill en tiempos del Imperio británico, intenta salir adelante en la convulsa región en donde se inserta Uganda, luego de años de brutalidad y saqueo, siendo su principal exponente de aquellos años aciagos, el genocida Idi Amin, verdadero acólito del diablo.

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Thomas Sankara: “El Che Guevara” de África.

Por: Jorge Saponaro (Argentina)

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Thomas Sankara: “El Che Guevara” de África.

Publicado por Dr. Suarez Saponaroel

Yo, Sankara, estoy de paso, lo que debe quedar es el pueblo

Hace cuarenta años, en 1984, la entonces República de Alto Volta, cambió de nombre por el de Burkina Faso, en el marco de un interesante proceso revolucionario, liderado por capitán Thomas Sankara.  Tuvo un final trágico, cuando las fuerzas del neocolonialismo, estrechamente ligados a intereses franceses, acabaron con su experiencia progresista. Sankara, por sus reformas radicales, pasó a la historia como el “Che Guevara” africano.

Por el Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Especial para LA POLIS. Desde Buenos Aires.

Burkina Faso es uno de los países más pobres que se encuentra en la empobrecida África. Hasta 1984 era conocida como Alto Volta, nombre heredado desde los tiempos de la colonización francesa. El país tiene una larga historia y estuvo en conflicto con los legendarios imperios de la región del Sahel, como el Imperio de Malí o el Imperio Songhay. Los mossi que son la etnia mayoritaria de las tierras del antiguo Alto Volta, crearon también un estado centralizado en pugna con sus vecinos. La independencia de los principados mossi perduró hasta las expediciones francesas de fines del siglo XIX. El proceso de islamización fue tardío y llegó a principios del siglo XIX con los peules.  Hasta el día de hoy, la población musulmana es del 50% aproximadamente. La resistencia a la presencia francesa fue superada y los príncipes mossi, suscribieron acuerdos de protectorado, dando origen a la colonia del Alto Volta. En determinados momentos, el protectorado fue disuelto y su territorio dividido en colonias francesas vecinas. Solo por presión de gobernantes tradicionales, especialmente por la cuota de sangre pagada por soldados burkineses en la Segunda Guerra Mundial – y también en la Primera – el gobierno francés reconoció el derecho a restablecer el antiguo gobierno colonial, restableciendo los límites de lo que hoy conocemos como Burkina.  

El Alto Volta siguió el mismo camino que la mayoría de las posesiones del África Francesa, en el marco de un proceso concesión de autonomía hasta llegar a 1958. En dicho año fue creada república de Alto Volta dentro de la Comunidad Francesa y para noviembre de 1960, el Alto Volta declaró su independencia, teniendo a Maurice Yameogo, como primer presidente. El flamante jefe de estado fue derribado por un golpe de estado. Desde 1966 hasta los 80 el país fue sacudido por diversos golpes y un constante clima de inestabilidad política. Destacándose en dicho período la figura del coronel Lamizana.  Su régimen militar perduró por varios años, con una política de cierto corte nacionalista y una reforma constitucional para legitimar su poder. La crisis económica y la agitación social, llevó a su caída por otro golpe militar. El nuevo presidente, el coronel Saye Zerbo, gobernó hasta 1982, cuando perdió apoyo popular y especialmente de los sindicatos. Derrocado por su ministro de defensa, Jean-Baptiste Ouédraogo, médico militar, de tendencia moderada, designó como primer ministro Thomas Sankara. La postura moderada del primero y la radicalizada del segundo, llevó a la caída en 1983 de Ouédraogo.

Primer presidente del entonces Alto Volta, el pro francés Yameogo.

En 1983 cuando Sankara llegó al poder, el país tenía una población de siete millones donde el 80% eran campesinos y el 98% de analfabetos y una esperanza de vida de 40 años.  El Consejo Nacional de la Revolución se hizo cargo del país, estaba formado por los capitanes Blaise Compaoré, Thomas Sankara y Henri Zongo. Al cumplirse un año de estar en el poder, el país cambió el nombre de Alto Volta, por Burkina Faso, que en idioma mossi, significa “país de los hombres honestos”. Comenzaba una etapa de cambios único en el país.

La mujer tuvo importantes avances en materia de derechos con Sankara

Sankara y las reformas

Thomas Sankara, de origen modesto, hijo de un matrimonio entre un mossi y una mujer fulani, ambos católicos, de una casta menos favorecida. A los 19 años ingresó a la carrera militar. Fue formado en la Escuela de oficiales del ejército de Madagascar Allí presenció revueltas populares y se puso en contacto con los escritos de Marx y Lenin.  En 1974, como oficial luchó en la corta guerra por la franja de Agacher contra el vecino Mali, donde se destacó por su valor.  Era un personaje popular, dado que en sus tiempos libres era músico. En 1976 junto a sus compañeros del golpe de 1983, habían creado una asociación de oficiales comunistas.

Soldado africano de las fuerzas francesas. Miles de burkineses combatieron en las dos guerras mundiales

En 1983 el gobierno de Ouédraogo había puesto bajo arresto a los futuros líderes de la Revolución. La visita del hijo del presidente Mitterand y asesor en temas africanos, generó mayor malestar en el país, donde existía una fuerte tensión como resultado del arresto de Sankara y sus camaradas. Finalmente, en 1983, Sankara con 33 años derribó al gobierno y asumió la jefatura del estado. Pronto lanzó un programa de reformas radicales.  Las primeras medidas, fueron contra los jefes tribales, terminando con el pago de tributos y trabajo obligatorio que estos exigían en las aldeas. Siguiendo el modelo de otros países socialistas, creó comités de defensa de la revolución y un servicio nacional popular, instaurando el servicio militar universal.  El “Che Guevara del África” como era conocido el joven presidente, puso especial énfasis en reformas sociales, destacándose mejoras para la mujer, cuya situación era sumamente precaria y sin derechos. La poligamia, la ablación de genitales femeninos, matrimonios forzados fueron prohibidos por la Revolución. El capitán Sankara dijo al respecto cuando lanzó las reformas: La revolución y la liberación de la mujer van unidas. No hablamos de la emancipación de la mujer como un acto de caridad o por una oleada de compasión humana, es una necesidad básica para el triunfo de la revolución. Las mujeres ocupan la otra mitad del cielo. En el marco de los cambios, el gobierno tuvo funcionarios mujeres, algo inusual en África Occidental.  

una escena en tiempos coloniales a principios del siglo XX

Las reformas económicas buscaron la autosuficiencia alimentaria, imponiendo una reforma agraria, terminando con los viejos privilegios feudales de los jefes tribales. Promovió la forestación con la plantación de millones de árboles, desarollo de miles de huertas comunitarias, para combatir la desertificación de la región del Sahel, anticipando el cambio climático. Los programas de riego mejoraron la productividad agrícola. En 1984, expertos de Naciones Unidas señalaron que Burkina había logrado ser autosuficiente en materia alimentaria. En este proceso de cambios, fueron lanzados programas de viviendas y un peculiar plan de construcción de 400 km de vías férreas llevadas a cabo por obreros locales, sin ayuda externa.  El plan de alfabetización fue considerado un éxito. Luego de la caída de Sankara, más de 2.000 maestros que participaron del programa educativo del régimen revolucionario fueron despedidos.

En el marco de un programa socialista, fueron nacionalizadas tierras y explotaciones mineras. En materia sanitaria también lanzó programas de mejora y fue el primer país de África que reconoció el drama del SIDA.  Una medida realmente trascendente fue la vacunación de dos millones de niños. La mortalidad infantil que era del 20.8% fue reducida al 14.5%.

La popularidad, no solo en el país, sino fuera fue dada no solo por su carisma, sino por una serie de gestos que incluyó la venta de la flota de automóviles Mercedes Benz de uso oficial, reemplazado por el modesto y barato Renault 5 para todos los ministros y altos funcionarios.  Fue prohibido el uso de chóferes, viajar en primera clase en vuelos al exterior y fueron reducidos sustancialmente los salarios de los altos funcionarios.  Intentó crear un frente de países con deuda externa. Obligó a funcionarios a destinar un mes de salario a obras de interés público.  Se negó a instalar aire acondicionado en su despacho como otros despachos oficiales, alegando que los hogares del país no disponían de ese lujo, por lo tanto, los altos funcionarios debían seguir el ejemplo.

Sankara, por su formación marxista, era admirador entre otros revolucionarios del líder argentino cubano, Ernesto “Che” Guevara.  Intentó trasladar el modelo cubano a la realidad africana, así observamos la creación de comités de defensa de la revolución – que fueron protagonistas de bastantes abusos –  tribunales revolucionarios (objeto de cuestionamientos por su arbitrariedad), y los “pioneros” donde los niños recibieron formación similar al régimen cubano.  La prensa también fue censurada y el régimen buscó “encuadrar” a la población detrás del programa revolucionario. En un país con elevados niveles de analfabetismo, tradiciones tribales muy arraigadas y con un apoyo restringido por parte de los militares, los cambios tuvieron un alcance limitado. Para que estos rindieran sus frutos, especialmente en los programas de educación y salud, Sankara precisaba tiempo, además de respaldo internacional de mayor peso. Libia apoyó el proceso político burkinés por un tiempo, pero la apuesta de Sankara por la “autosuficiencia”, le privó de aliados internacionales para hacer frente a sectores internos y actores regionales ligados a Francia.

A pesar de los cuestionamientos sobre determinados aspectos del régimen revolucionario, la popularidad de Sankara estaba fuera de discusión y tuvo una importante base social.

Los «Pioneros» en la Burkina revolucionaria

Las políticas de Sankara eran abiertamente contrarias a los intereses franceses y de sus aliados en la región, especialmente del presidente de Costa de Marfil. Houphouët-Boigny, donde la juventud de su país veía con mayor simpatía al joven presidente revolucionario de Burkina.  El coronel Compaoré, sería el aliado del presidente de Costa de Marfil y de los intereses franceses, y el traidor que llevaría a cabo el golpe que derribaría a Sankara. El temor de los franceses era que el ejemplo de Burkina se contagiara a países de su influencia, a pesar que el proceso de cambios en dicho país, recién empezaban. Antes que el régimen se consolidara, era necesario eliminarlo.

Caída y muerte de Sankara.

En 1987, los abusos de los comités de defensa de la revolución, llevaron a Sankara a pedir perdón públicamente y a buscar enmendar los errores. La tensión con Costa de Marfil y Togo era creciente. En 1986 un comando mercenario proveniente de Ghana intentó derrocar al presidente togolés, Eyadema. Este acusó al régimen de Sankara estar detrás del intento golpista y comenzó una campaña para mostrar al régimen de Burkina como un factor de desestabilización. El coronel Compaoré, fue nombrado en dicho año, primer ministro por Sankara. El nuevo jefe de gobierno le gustaba la buena vida y era intrigante, a diferencia de Sankara que adoptaba la “autocrítica” al mejor estilo marxista y al debate ideológico frontal. Incluso en la tentativa de golpe de 1984, se negó a fusilar a los conspiradores, mientras que su “amigo” Campaoré que era partidario del uso abierto de la violencia. 

El 15 de octubre de 1987, Sankara y otros doce oficiales fueron asesinados en el cruento golpe que lideró su “amigo” Campaoré, con apoyo de Costa de Marfil y Togo (dos regímenes cercanos a Francia).  La excusa del golpe era el deterioro de las relaciones entre Burkina Faso y Francia, además de sus dos aliados regionales, situación que afectaba la seguridad nacional. Los comités de defensa montaron una resistencia contra el ejército, sin gran éxito. Esto duró unos días. El cuerpo de Sankara, fue desmembrado y enterrado en una tumba anónima.

Golpe de Estado de 2022. El sentimiento nacionalista en el pais afloró nuevamente.

El nuevo gobierno que sucedió a la revolución de Sankara, dio por terminado el proceso de transformación social y económica, adoptó recetas del FMI, la influencia francesa se hizo presente en la política y economía. De la revolución solo quedó el nombre del país, Burkina. El gobierno de Campaoré, siguió el modelo de muchos países de la región: subordinación a la antigua potencia colonial, políticas neoliberales, corrupción, nepotismo.  El régimen de Campaoré, se había legitimado por medio de una Constitución hecha a “la medida”. Finalmente, tras 27 años de abusos, hubo una revuelta civil en 2014 que terminaron con su gobierno. Los militares quisieron volver al viejo orden, pero la comunidad internacional no lo toleró, abriendo paso a un nuevo proceso político. La Justicia en 2015, sobre la base una docena de cuerpos hallados – en base a testimonio de un testigo que salvó su vida en las ejecuciones llevadas durante el golpe contra Sankara – determinó que uno de ellos era el del capitán Thomas Sankara. Habían sido acribillados a balazos por orden de Campaoré, siendo su ejecutor el que luego sería el jefe de los servicios de seguridad de la presidencia. El ex presidente Campaoré, refugiado en la vecina Costa de Marfil y por ende no rindió cuentas sobre el cruento golpe de 1987.

En 2007 al cumplirse treinta años de la desaparición de Sankara, en toda África fue recordada su figura, como un ejemplo de coherencia ideológica y ante todo honestidad. Mas allá de sus errores políticos, el capitán Sankara, fue un hombre honesto y vivió acorde a sus principios ideológicos. Mostró un camino original para mejora la calidad de vida del pueblo, sin necesidad de depender de la ayuda extranjera, la lucha contra la corrupción, la reformas económicas y sociales, que tenían como objetivo romper con abusos. Su política agraria, sumamente original, le permitió al país ser autosuficiente e iniciar un tímido cambio a través del desarrollo de cultivos comerciales, como el algodón. Las deficiencias en materia de cuadros técnicos, no impidió lanzar programas de obras públicas, con recursos nacionales. En materia de medio ambiente tomó conciencia de la gravedad de la desertificación de la región del Sahel con un original programa de forestación (hoy muy grave y que expulsa a millares de personas hacia grandes ciudades de África Occidental y también a buscar suerte en Europa, en un camino que a muchos les cuesta la vida).  Reconoció el drama del SIDA (verdadero flagelo en África, donde hay países con casi de la mitad de la población infectada) y el valor de la educación.  Sankara buscó sacar a su país de las garras del neocolonialismo y el atraso, intentando buscar desmantelar las estructuras que impedían un cambio social, político y económico profundo. En ese camino, tocó intereses poderosos y le costó la vida.

Miles de personas en Burkina en la revuelta civil de 2014 que terminó con el gobierno de Compaoré, quien derrocó a Sankara en 1987

El régimen político resultante del golpe de 1987, finalmente tuvo su final con un golpe militar en enero de 2022, ante la incapacidad del gobierno y su aliado francés de lidiar con el drama del terrorismo. En septiembre de dicho año, un nuevo golpe reorientó la política exterior del país, acercándose a sus vecinos africanos y tomando una clara distancia de Francia. De alguna manera, el legado de Sankara no ha muerto.

La leyenda de aquel joven capitán, se mantuvo viva, no por sus ideas políticas, sino más bien por su coherencia, honestidad y patriotismo, trascendiendo las fronteras de su país, donde claramente las sociedades africanas exigen un cambio de rumbo para romper las pesadas cadenas del subdesarrollo.

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Segundo Diplomado Virtual Internacional en Estudios sobre África, Medio Oriente y Asia de la Universidad de Tifariti de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD)

🗓️ Período: 14 de noviembre del 2024 a 16 de enero del 2025
⏩ Docentes:
🎤 Jorge Alejandro Suárez Saponaro (Argentina) 🇦🇷
🎤 Basilio Antonio Gutiérrez García (Cuba) 🇨🇺
🎤 Pablo A. de la Vega M. (Ecuador) 🇪🇨
🎤 Milton Reyes Herrera (Ecuador) 🇪🇨
🎤 Alberto Maestre Fuentes (España) 🇪🇸
🎤 Carmen Parejo Rendón (España) 🇪🇸
🎤 Rosa Moro (España) 🇪🇸
🎤 Maren Mantovani (Italia) 🇮🇹
🎤 Mohammad Khodadadi (Irán) 🇮🇷
🎤 Jadiyetu El Mohtar Sidahmed (Sáhara Occidental) 🇪🇭
🎤 Omar M. Sidi (Sáhara Occidental) 🇪🇭

📌 Convocantes:
Universidad de Tifariti de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD)
Embajada de la RASD en Ecuador
Asociación Ecuatoriana de Amistad con el Pueblo Saharaui (AEAPS)
UNITIERRA – Organización Social

🎙️ Expresiones de interés:
catedrafricamediorienteyasia@gmail.com