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El Bloque anti-hegemónico en la Estrategia Provisional de Seguridad Nacional USA

La confrontación con China y Rusia deben de relacionarse con los siguientes elementos prioritarios como:

  • La pandemia de COVID-19• Amenazas del cambio climático
  • El creciente uso de tecnologías emergentes
  • Los ciberataques de adversarios extranjeros contra Estados Unidos.
  • El armamento moderno y las capacidades militares de China y Rusia por separado y en conjunto.EE. UU juega a “5 bandas” contra China.

Manuel S. Espinoza Jarquín (*)

La supuesta estrategia provisional de seguridad nacional (ESN) de la administración Biden, está destinada a servir como una directriz para, que las agencias federales alinian sus prioridades de acción, mientras el equipo de Seguridad Nacional de Biden elabora una estrategia más concreta a largo plazo.

Los componentes directrices de la estrategia son similares a las prioridades de política exterior presentadas por el Secretario de Estado, Antony Blinken, el 3 de marzo. Blinken reconoce, que la estrategia provisional, “da una dirección inicial a nuestras agencias de seguridad nacional para que puedan ponerse a trabajar de inmediato…

China y Rusia son los principales adversarios globales en el documento presentado; “China es el único país con el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para desafiar seriamente el sistema internacional estable y abierto, todas las reglas, valores y relaciones que hacen que el mundo funcione como queremos”. El informe aconseja de manera urgente, fortalecer las relaciones con otras naciones del sudeste asiático como una forma de combatir la influencia china. Es obvio, que ellos solo no pueden enfrentar a Beijing.

Las actividades de la Inteligencia china y rusa en todas sus especialidades se extienden por todo el planeta. De ahí que en todos los campos las agencias de la comunidad de inteligencia norteamericana junto con sus aliados deben con urgencia actuar para contrarrestarlos. Sobre todo, en el campo financiero, comercial, infraestructura y tecnológico, ya que su actuar profundiza la crisis económica de los EE.UU.

Rusia, por ejemplo, se asegura en el documento de la ESN, está involucrada en lo que se conoce como el hackeo de “SolarWinds”, con piratas informáticos rusos que comprometieron con éxito al menos nueve agencias federales y 100 empresas del sector privado. De igual manera otros países como Irán, Corea del Norte, ocupan un lugar central provisional a largo plazo; así como también otros temas y procesos coyunturales del sistema internacional, que se destacan como prioritarios a atender en la estrategia.

Los EE. UU han iniciado a usar el factor psicológico en su lidiar diplomático contra China. Para la reunión que sostuvieron con China en Alaska; los norteamericanos se prepararon para llevar un claro mensaje de cambio en su política exterior hacia China. Sostuvieron reuniones y realizaron acciones con actores internacionales que de una u otra manera pueden hacerle el contrapeso al gigante asiático y que integran su estrategia de construcción de alianzas.

Se suponía, que los homólogos encargados de la Seguridad Nacional y las relaciones exteriores de ambos países como Jake Sullivan, Antony Blinken y Yang Jiechi junto a Wang Yi revisaron varios temas que van desde los ataques cibernéticos y la posible distensión de las relaciones bilaterales. Sin embargo, el inicio del encuentro fue de reproches abiertos.

Las Bandas de Corea del Sur, Japón y la India.

Están destinada a atemorizar a China en base del fortalecimiento de las relaciones militares, tecnológicas y comerciales en el marco de la alianza en la región Indo Pacifico. Por eso desde el 16 de marzo el Secretario de defensa norteamericano, Lloyd Austin participó en una conferencia sobre diversos tópicos con Corea del Sur, Japón, a los dos días después se reunió con el primer ministro Hindú Narendra Modi.

Las razones para incluir a estos países en su estrategia Indo-pacífico es minimizar la influencia en términos militares en el mar del Sur de China y la inversión de capital, que ya posee Beijing en esta región de mayor alcance geopolítico global. Por ejemplo, aprovechan los temores de la India, un rival de China histórico, por la construcción de un puerto en Gwadar, Pakistán, lo que representa una amenaza por la rivalidad que la India mantiene históricamente con Pakistán.

Con estos tres países los EE. UU tratan de construir una alianza similar a la OTAN en la región Indo-pacífica alrededor de China, por eso el énfasis de la visita del Jefe del Pentágono está marcado en los asuntos militares alrededor de China y Rusia en relación a los intereses de seguridad mutua.

La Banda Rusa

No fue por casualidad, la entrevista que le realizaron a Joe Biden donde este tenía que afirmar que el presidente de Rusia era un asesino. La lógica de esta jugada era caldear la situación con Rusia y demostrarle a China que las relaciones con Rusia pueden ser de mayor enfrentamiento que las que pueden ser con China, si esta se hace de la vista gorda.

Los EE. UU tienen por objetivo de una u otra manera tratar de desunirlos lo más estratégicamente posible. La mejor manera es demostrarle tanto a Rusia como a China que tarde o temprano los EE. UU se quedarán con solo un adversario, por eso aún hay tiempo de pegarse como vagón al tren.

Aun cuando China desde el 3 de marzo oficialmente ha sido tipificada como el adversario principal geopolítico a los EE.UU. tanto en el primer discurso del Secretario de Estado, Antony Blinken como en la presentada Estrategia Provisional de Seguridad Nacional norteamericana aún puede retornar a un camino de alianza contra Rusia.

La Banda Norteamericana

La mejor manera de cumplir con esta estrategia es también sentar a China en una lógica de confrontación, que la disuada a no seguir enfrentando a los EE.UU.

El primer encuentro de alto nivel entre China y los EE.UU en Anchorage (Alaska), inició con mutuas acusaciones y no con un nuevo enfoque por parte de los norteamericanos, que supere a la guerra comercial y de tarifas mantenido por Donald Trump durante los últimos 4 años hacia Beijing.

Los norteamericanos acusaron a China por crear las condiciones para un mundo más violento y que no se detendrán de responsabilizar a China de sus acciones en Hong Kong, la coerción económica a otros países y la campaña genocida en contra de los musulmanes Uighur en la región de Xinjian. Mientras tanto los chinos acusaron a los norteamericanos de mantener una política de derechos humanos hipócrita al masacrar a la población afroamericana.

La excusa de Blinken, ha sido, que la acción de China tiene un nivel internacional y que al amenazar a las reglas básicas del orden internacional y su accionar va más allá de asuntos domésticos. Por lo tanto, la estabilidad y la paz internacional se ven amenazadas. Sin embargo, los delegados de China han respondido, que los EE. UU han utilizado su poderío militar y financiero para golpear a otras naciones. Y que los norteamericanos tienen su propia historia de problemas en derechos humanos.

Venezuela

En el plano latinoamericano, la recién presentada estrategia provisional de seguridad nacional, tiene una lectura muy clara en cuanto al uso de las acciones del intervencionismo político y clandestino que los norteamericanos vienen empleando en la región desde hace largas décadas.

En la mayoría de los países de la región, su accionar se ubica en la recién formulación discursiva del Secretario de Estado Antony Blinken, que “los EE. UU no recurrirá al uso de la fuerza militar en sus acciones de cambio de regímenes”.

A este nivel, la intervención política – clandestina, de la Central de Inteligencia Norteamericana (CIA), la Agencia contra las Drogas (DEA), El Departamento de Estado, el Departamento del Tesoro, la Agencia de Seguridad Nacional, la Agencia para el Desarrollo y otras similares como la NED, NDI y el NRI desempeñarán un papel mucho más activo, que la posible amenaza del uso de la fuerza por parte de la 4ta flota y el comando Sur.

Pero no se le debe creer a Blinken, que su discurso es para todos los países de la región. Venezuela hoy por hoy es el laboratorio de alta intensidad de la agresión imperial en todos los formatos existentes. De ahí se pueden sacar muchas lecciones para entender las acciones que implementan contra nuestro país u otros como Bolivia, Cuba y Ecuador. Inclusive Venezuela, puede ser víctima de una intervención militar por parte del ejército norteamericano al estilo la isla de Granada en 1983 en cualquier momento.

La Estrategia de Seguridad Nacional de los EE. UU subordina a la Estrategia de Inteligencia Nacional y por ende el actuar de la CIA, junto con el resto de la comunidad de inteligencia USA. En su actuar regional la CIA mantiene planes de acción y objetivos estratégicos según sus prioridades de control y hegemonía continental.

El mayor peligro actual para la influencia norteamericana en la región es la penetración y basificación del poderío comercial, tecnológico y financiero de China en el continente. Sobre todo, en países en desarrollo como Brasil y México. También su relación con países del bloque anti – hegemónico latinoamericano como Venezuela y Cuba. La amenaza se aumenta cuando a China se le une Rusia, en el formato de los BRICS.

Un análisis geopolítico sobre la relación de China con países de la región demuestra una seria preocupación norteamericana, que los obliga a apurarse en responder. Según el análisis, del American Enterprise Institute (AEI), un think tank USA, “Entre 2002 y 2017, el Departamento Internacional del Partido comunista chino (DIP) celebró cerca de 300 reuniones con 74 partidos políticos diferentes en 26 países de A.L y el Caribe”.

Lo que más les asusta a los gringos, son las actividades del DIP en la región y la variedad de partidos políticos latinoamericanos con los que se relaciona. Inclusive con partidos considerados como fuertes aliados de Estados Unidos, ej. el Partido Centro Democrático de Colombia. “El papel del DIP es facilitar la construcción de relaciones y mantener fuertes lazos partidistas para que la República Popular China logre un amplio conjunto de objetivos estratégicos y geopolíticos. Dichos objetivos van desde la obtención de contratos para proyectos de desarrollo hasta la recopilación de inteligencia….”.

Por su relación con China, Venezuela es una amenaza de prioridad en la estrategia de seguridad nacional yanqui. Según el análisis en mención, China asusta desde hace más de una década a los norteamericanos. “Entre 2007 y 2017, China otorgó unos $ 64 mil millones en préstamos a Venezuela a cambio de futuros envíos de petróleo. Desde la perspectiva de Beijing, Venezuela es un socio ideal: dotado de minerales incalculables y ricos en materias primas y con las más grandes reservas en el mundo de petróleo. Además de su relación financiera con China, Venezuela también ha servido como otro mercado para la exportación de la tecnología de vigilancia China de empresas prohibidas por los EE.UU”.

“En 2018, el presidente venezolano, Nicolás Maduro viajó a Beijing para firmar 28 acuerdos bilaterales y recibió $ 5 mil millones en préstamos para reactivar la producción de petróleo. China ha apoyado diplomáticamente al gobierno venezolano, evitando que se convierta en un Estado «paria». Con el respaldo de China, Venezuela aseguró un asiento en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 2019”.

Rusia es el salvavidas crucial para Venezuela, que rompe las sanciones norteamericanas. Según el mismo documento publicado por un centro de pensamiento norteamericano “En Venezuela, bombarderos rusos con capacidad nuclear han volado 6.200 millas para aterrizar en Caracas y se habla de la posible firma de un acuerdo que permite a los buques de guerra rusos utilizar los puertos navales venezolanos y ya ni se diga de la posible instalación de misiles de crucero rusos en las costas caribeñas de Venezuela. Este país ya posee el avanzado sistema S-300 de misiles tierra-aire de largo alcance. Cientos de soldados rusos se han desplegado en Venezuela como asesores».

“El apoyo de Cuba al régimen de Maduro es también crucial vía el servicio de Inteligencia Cubana. Sin el papel de la Inteligencia y la contrainteligencia cubana las esperanzas de China y Rusia en el proyecto geopolítico venezolano ya se hubieran desvanecido”. Por lo tanto, con rabia, frustración y pánico disfrazado de análisis académico aseguran, que “Venezuela representa una crisis de envergadura inimaginable para toda la región”.

El análisis recomienda, que por lo anterior descrito “los EE. UU deben reforzar sus capacidades de inteligencia. El director entrante de la CIA debe realizar una investigación exhaustiva de las fallas de inteligencia relacionadas con la resistencia del régimen de Maduro y reforzar los activos de inteligencia norteamericana. Dos episodios ilustran mejor lo poco confiables que se han vuelto las fuentes estadounidenses: el fallido levantamiento de abril de 2019 anunciado desde la Base Aérea (La Carlota) en Caracas y la Operación (Gideón), una fallida Invasión anfibia en el 2020 planeada en la vecina Colombia por un general venezolano sancionado”.

Los análisis sobre Venezuela a diario tratan de mezclarla con el terrorismo, al igual que hicieran en su momento con Iraq. Según los norteamericanos “Venezuela por su condición de «estado criminalizado» o «mafioso», con instituciones tan profundamente penetradas por la corrupción y los intereses criminales de empresas transnacionales; por la participación del régimen en el crimen organizado transnacional y el refugio proporcionado a grupos terroristas designados, representan una combinación de combustible de amenazas a la seguridad nacional para los EE. UU”.

Para esto el Centro Nacional de Lucha contra el Terrorismo (NCTC) de la CIA debe tener un papel beligerante que derrote, a los terroristas y sus planes. “Venezuela es un Estado fallido y un refugio y caldo de cultivo del extremismo». “Hay entre cinco y seis millones de refugiados venezolanos repartidos por todo el mundo y el FMI predice que, para fines de 2023, 10 millones de venezolanos habrán huido, o sea un tercio de la población. La comunidad de inteligencia estadounidense se centrará en dictaduras tradicionales y «grupos o redes amorfas».

Otras estructuras y recursos de poder exterior que menciona Blinken en su discurso de prioridades de la política exterior USA es el Departamento del Tesoro y sus sistemas de Sanciones contra Venezuela u otros adversarios extranjeros. Su estrategia general es mantener y ajustar las sanciones a mayores niveles de presión hasta que existan condiciones mínimas para algún tipo de negociaciones éstas deben ser el primer impulso, en lugar de simplemente levantarlas.

Para eso el Departamento de Estado unificará esfuerzos mayores junto a la Unión Europea y las organizaciones regionales para generar más presión. Estados Unidos establecerá mecanismos de coordinación de sanciones en contra de Venezuela para discutir cuestiones estratégicas (repartición del recurso energético venezolano) lo que garantizará la coherencia en su actuar.

“El papel de la recolección de información y el reclutamiento de más agentes dentro del régimen de Maduro y socios conexos extranjeros, serán acciones prioritarias para el buen desempeño de las acciones del Departamento del Tesoro y su estructura de inteligencia financiera, así como en la gestión de la labor diplomática del Departamento de Estado en el ámbito multilateral”.

De ahí que la jefatura de la CIA está integrada por un diplomático de gran experiencia como William Burns como director y David S. Cohen, como vice-director adjunto. Cohen en su momento fue el Subsecretario de terrorismo e inteligencia financiera del Departamento del Tesoro y también ya había sido vece-jefe en la CIA. “Por eso la CIA y el Departamento del Tesoro trabajan en función evitar la movilización de capitales y regímenes de certificación de los recursos venezolanos a sus socios geopolíticos extranjeros”.

“Otras agencias de inteligencia norteamericanas deben coadyuvar, a que la administración Biden emplee instrumentos de no sanciones para lograr una presión efectiva sobre régimen de Maduro. Estos instrumentos incluyen remisiones legales a tribunales internacionales, como el caso actual pendiente contra Venezuela ante la Corte Penal Internacional”.

Incrementar la cooperación entre los servicios de inteligencia y los ejércitos de otras naciones aliadas, está en las prioridades de la estrategia provisional de seguridad nacional actual. Por otro lado, los temas del COVID-19, migración, los refugiados, el crimen organizado, corrupción, lavado de dinero, falta de democracia y otros son los componentes para que se desarrollen nuevos programas de cooperación con otros componentes estructurales de cada nación latinoamericana como el sector financiero, privado y la sociedad civil, que les permita el intervencionismo político-clandestino.

(*) Manuel Salvador Espinoza Jarquín. Especialista en Relaciones Internacionales.

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