No es nada raro lo que sucede en el marco de las relaciones Nicaragua – Estados Unidos en el plano político. Mientras las relaciones bilaterales entre nuestros países es la plataforma-matriz macro para el análisis, la política exterior USA en todo caso es el vector más adecuado para entender la conducta de los actores de mayor presencia a la luz de sus intereses norteamericanos para comprender dichas relaciones.
Hace años cuando a cierto nivel analítico abordábamos el tema sobre la Nica-Act en cuanto a sus posibilidades de nacer, desarrollarse y prosperar, las opiniones se dividían entre reductivos – parciales y los amplios-sistémicos. Si bien es cierto nadie pecó por ingenuo – idealista y todos éramos realistas, estaba claro, que la Nica –Act, nacería y se desarrollaría en las instancias legislativas del gobierno N.A. Los más positivos opinaban, que no obtendría mayor desarrollo una propuesta que nace de senadores cubano-americanos y similares como Ted Cruz y que no llegaría a la aprobación del ejecutivo.
La posición sistémica se basaba en la característica que tiene este tipo de intenciones de política exterior a la luz de la práctica de conformación de una política de estado y la política hostil tradicional de los EE.UU a los gobiernos sandinistas. En esa primera etapa importante fue establecer los objetivos de dicho proyecto de ley y sus posibles daños a la nación en todo lo amplio del concepto. Nos referíamos a lo económico dañando desde la credibilidad del país para el aseguramiento de la inversión extranjera hasta el bloque de nuevos crédito y hasta la suspensión de los ya captados. En lo político, el desprestigio del gobierno a nivel nacional e internacional con temas de la corrupción y la falta de transparencia electoral. En el plano psicológico revivir las esperanzas de muchos pro- norteamericanos del trágico episodio de los 80s.
Tras un seguimiento del progreso de esta iniciativa de ley intervencionista en el congreso USA vimos como las ideas positivistas, quedaron rezagadas ante las propias características de la nueva administración Trump, su fundamento ideológico y sobre a la luz de la personalidad del mismo presidente y sus contradicciones con su propio partido republicano y hasta las mismas agencias que se subordinan al ejecutivo como la CIA y el FBI entre estas y el congreso N.A por otro lado, que durante gran parte de este año ha tenido mucho poder de influenciar la política exterior norteamericana socavando un atributo del poder ejecutivo.
Desde luego que las acciones de política exterior de respuesta por parte del GRUN no se hicieron esperar y han demostrado su efectividad tanto en el plano nacional como internacional. Con la realización de las elecciones municipales, la participación de varios partidos políticos, el 52% de participación ciudadana votante, la observación de la ONU y su informe evaluativo se cierra una etapa importante en cuanto a la lógica misma de la Nica-Act como un acto injerencista macro USA en nuestro país.
Hoy día las discusiones y análisis sobre la Nica-Act, giran más bien alrededor no de los temas colaterales, que tratan de promover y hacer progresivos en contra de nuestra nación, sino que la han puesto al descubierto como una política fracasada por los propios vaivenes de su política de contrapeso en el gobierno de los Estados Unidos. Prueba de esto es el tono en que la congresista republica Ileana Ros-Lehtinen rechaza comicios municipales de domingo y dice que OEA no dijo nada nuevo. “El sistema electoral sigue siendo corrupto y no hay transparencia en manos de la dinastía de Ortega. La realidad es que reformas no van a pasar bajo #Ortega. Para responsabilizar al régimen de Ortega debemos aprobar la NICA-Act ”. Mientras el Departamento de Estado expresó “la presencia de una misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) brindó la requerida transparencia y Estados Unidos coincide con sus recomendaciones,….”
Desde luego, que no se debe entender, que el lenguaje y tono diferente entre estos dos poderes del gobierno USA, estén distanciado de la política de intromisión trazada hacia nuestro país. Sin embargo hay muchos asideros, de su laberinto interno que le permiten al GRUN socavarlos y alimentarlo de mayores diferencias que de manera natural nacen en el sistema político norteamericano. Igual, que se logró en los 80s contra la política USA de terror hacia Nicaragua. Mientras la inteligencia sandinista aplicaba este método con enorme efectividad en las filas de la Contra, la política exterior sandinista contrarrestó la política exterior de la administración Reagan hasta llevarla al banquillo de los acusados. Y nada mejor que aprovechar el escenario de contradicciones internas que desde ya se dibuja para el 2018 en el gobierno norteamericano.
Manuel S. Espinoza J.
Analista Internacional.
10 Noviembre 2017.