Manuel S. Espinoza Jarquín (*)
¿En que se basa nuestra estrategia de política exterior en un mundo tan complejo, difícil y de retos insuperables? La primera respuesta sine qua non, debe situarse en las decisiones del presidente de Nicaragua, quien por mandato constitucional según el art. 150 inciso 8: Dirige las relaciones internacionales de la República. Este mandato puede incluir a cualquier ciudadano, que ocupe ese cargo al frente de nuestra nación.
Sin embargo, los retos, que enfrenta no solo nuestro país en términos de intereses nacionales, sino el planeta entero, exigen, que el presidente de la Nicaragua, tenga las características necesarias que demanda la responsabilidad del puesto. De ahí, que el voto permanente depositado por el pueblo de Nicaragua, al Comandante Daniel Ortega, más que político, es el reconocimiento a su trayectoria de lucha, visión de futuro y capacidad de lograr, que el país entero logre desarrollarse y progresar.
Y es que no solo se trata de lidiar con el intervencionismo yanqui y su agresividad. O en el menor de los casos con el caos, desestabilidad económica y división social, que generan los peleles, al servicio de la Casa Blanca. El reto de Daniel (como cariñosamente le llamamos los sandinistas) es mucho mayor. ¿Podría algún político anti- sandinista o burgués llevar al país por el camino de la victoria, para enfrentar retos globales como el “impacto mundial acelerado del calentamiento global”? ¡Desde luego, que no!
Estamos hablando de guiarnos a enfrentar amenazas, que, el cambio climático está generando y demostrando su capacidad para terminar de sacudir a un sistema internacional, que por la ausencia de verdaderos líderes en cada país que integra el poder global, ha sido incapaz de mantener muchas líneas de supervivencia estratégica sobre las que dependen la vida humana, el planeta entero y que su cataclismo es inminente e inimaginable a corto plazo. Solo recuerden la diferencia entre la respuesta de nuestro “Buen Gobierno” en el 2021 ante dos huracanes seguidos y la de los países vecinos.
Marejadas ciclónicas y el aumento del nivel de los mares, que irrumpirán e inundarán las costas hasta invadir amplios territorios productivos para el cultivo, pueblos y ciudades enteras, que generarán millones de refugiados, desabastecimiento eléctrico, alteración de los precios de los alimentos, escasez, hambre y miseria. Pero esos desastres naturales arriba mencionados, son solo parte del apocalipsis global en un mundo interdependiente, que ya ocurre y no habrá cosecha, ni granero suficiente al que atenerse.
Un recalentamiento global, arriba de los 39 °C y su relación con el hambre global, producto del recalentamiento rápido de los océanos y la muerte de miles de especies marítimas, a la par de la generación de sequías, incendios forestales masivos devastadores de enormes extensiones de tierra, arrasando con pueblos enteros, surgirán simultáneamente por todo el planeta “mega- polis” de millones de refugiados y entonces el muro racista de Donald Trump, tendrá mayor claridad para muchos del ¿Por qué? se han anticipado los norteamericanos desde hace años en su construcción. Series como “Walking Death” “Under the Doom” o todas aquellas que nos han estado mostrando sobre zombies, parecerán cosas del pasado en un futuro peor.
Muchos aseguran este tipo de escenarios solo se darán en los próximos 30 años. Otros al igual, que Donald Trump dicen, que: “Debemos rechazar a los perennes profetas de la fatalidad y sus predicciones del apocalipsis…. son los herederos de los tontos adivinos de ayer…nunca permitiremos que los socialistas radicales destruyan nuestra economía, destruyan nuestro país o erradiquen nuestra libertad… No hay de que alarmarse, pues siempre ha ocurrido”.
Pero nadie asegura, que la gobernabilidad global o local en muchos países asegure respuestas a la medida de la urgencia y necesidad de los pueblos hoy y mañana. Entonces, la pregunta inicial sobre, ¿En que se basa nuestra estrategia de política exterior en un mundo tan complejo, difícil y de retos insuperables? Se puede responder, si a la fórmula del presidente Daniel, agregamos el factor del modelo de gobernabilidad actual; “Cristiano, Socialista y Solidario”, bajo la conducción del mejor partido político en el país. El FSLN, sin duda alguna.
Es que Nicaragua no está aislada de los temas globales del cambio climático, por muy raros y distantes, que estos suelan parecer, como las emisiones de dióxido de carbono de los combustibles fósiles, que ascienden a términos insostenibles junto con el retroceso del permafrost y la humedad de las selvas tropicales de África y el Amazonas que se convertirán en sabanas.
Podemos decir, que, gracias a Dios, muchos de las enormes tragedias arriba mencionadas, ya se han dado a lo largo y ancho del planeta y por ahora solo por la televisión nos hemos estado dando cuenta. Mientras el mundo ha estado en llamas, Nicaragua ha estado construyendo una forma de organización social, un modelo, que nos prepara para responder y mitigar en lo posible, lo que científicamente se presagia.
En el 2019, incendios desbastadores forestales ocurrieron en seis continentes. En California hubo 7,860 incendios quemando 26,000 acres de bosques con vientos ardientes de más de 100 millas p/h. En Brasil unos 89,178 incendios, que devastaron 2,4 millones de acres. Australia, con (°49C) casi 20 millones de acres y con la perdida de millones de animales.
“ Los casquetes polares se están derritiendo”. “Solo en Groenlandia, 179 mil millones de toneladas de hielo se derritieron en julio. El permafrost en el Ártico se está descongelando 70 años antes de lo previsto. La Antártida se está derritiendo tres veces más rápido que hace una década. Los niveles de los océanos están subiendo más rápido de lo esperado, poniendo en riesgo a algunas de nuestras ciudades más grandes y económicamente importantes”, anunció el secretario general de la ONU, Antonio Guterres en la Conferencia sobre el Cambio Climático de 2019 en Madrid.
Pero, la falta de poder político mundial, sobre el económico global, de los países responsables en la producción de gran parte de los gases de efecto invernadero del mundo hace irreal cualquier acuerdo internacional; lo que nos asegura el aumento de ese escenario a escalas aun no vistas y en detrimento de todo el planeta y sus habitantes. Y esto no se evita con portaviones o cañones, mucho menos con arsenal nuclear.
Además, de la corrupción legalizada, la inseguridad ciudadana, el hambre y la miseria, en el Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras), el impacto devastador del cambio climático en la agricultura con olas de calor, sequías y lluvias torrenciales ha jugado un enorme papel en la crisis económica regional, que genera las enormes caravanas de migrantes hacia los EE.UU. Lo ineficaz de sus modelos económicos y la incapacidad de sus corruptos gobernantes, les impide enfrentar los desafíos y amenazas por venir. Más de 10, 000 soldados norteamericanos vigilan la frontera con México en espera de devolverlos sin esperanza alguna.
Ya para el año 2030 se espera, que el calentamiento global promedio alcance un peligroso 1,5 °C, lo que significará, que en Medio Oriente se suba a 2,3 °C. lo que generará sequías y por consiguiente guerras por el agua entre las naciones que comparten los escasos ríos existentes. ¿Y hacia donde irán todos estos refugiados?
El cambio en la correlación de fuerza global
Además de la amenaza climática, la humanidad se enfrenta ante uno de los periodos de mayor ingobernabilidad global. El declive de los EE. UU con sus aliados occidentales y el auge de China y Rusia marcan un cambio sistémico inevitable del orden internacional. Por eso y ante esa dicotomía de poder global, le corresponde al presidente Daniel Ortega Saavedra enrumbar el barco de la política exterior hacia orillas y puertos seguros.
Una real comprensión de la historia en las relaciones en pugna con los EE. UU, los deseos soberbios yanqui de persistir en su hostilidad agresiva hacia la Nicaragua sandinista, la coyuntura actual global y sus tendencias a largo plazo demandan decisiones trascendentales para el futuro del país. De ahí mucho que ver en el mantenimiento de las relaciones estratégicas con Rusia y el restablecimiento de las relaciones con China. Sobre todo, que tanto pueden estas representar en materia de beneficio para nuestro país.
De ahí, que las actuales acciones de China, junto a otros actores principales como Rusia en Eurasia, nos permiten entender, no solo lo agudo del enfrentamiento geopolítico existente, sino el debilitamiento y declive del poderío occidental anglosajón, encabezado por los EE. UU e Inglaterra; sobre todo de la ruptura de la estrategia occidental implementada por siglos en función de la “contención terrestre y marginal – marítimo de Eurasia”, sobre la base de la dimensión de la cantidad y tipos de recursos utilizados.
Si bien es cierto, que, para este propósito, por lo menos en los últimos 75 años tras el fin de la IIGM el poderío anglosajón logró este objetivo, de manera segmentada con el derrumbe de la URSS y el sistema socialista hace 30 años, Hoy día, podemos observar cómo, China, prácticamente ha ocupado el vacío dejado por la URSS en función de continuar la proyección soviética – euroasiática, no solo como una tarea de país, sino de una zona de influencia geopolítica global.
Prácticamente en términos geopolíticos, ha ocurrido un traslape entre la URSS y China continental. Cuando en la URSS, en los 80, se daba la “fallida” Perestroika, el Partido Comunista inició la transformación de China, de una nación agrícola empobrecida en una potencia industrial urbana. Desde el año 2000, silenciosamente, China continental, se ha enrumbado por el camino de la reestructuración de la balanza de poder global.
En el 2001 China ingresó a la Organización Mundial del comercio (OMC), lo que le permitió implementar una rápida expansión del comercio cibernético. En el 2007, tres más vectores estratégicos, salieron a luz bajo la estrategia de consolidar una “infraestructura de integración económica y comercial transcontinental euroasiática” por medio de la comunicación terrestre de pasajeros, bienes de comercio y productos energéticos como gas y petróleo, que se han convertido en la punta de lanza del enfrentamiento geopolítico.
Entre 2007 y 2014, China construyó el núcleo arterial con 9,000 millas de novedosos trenes de alta velocidad. Con velocidades máximas de 240 millas p/h. En el 2030, estarán construidas 16,000 millas de vías ferroviarias a un costo de 300 mil millones de dólares, que conectarán a todas las principales ciudades de China. De ahí, el lamento crítico del expresidente Jimmy Carter, que desde los años 50 los EE. UU no construyen ni carreteras, ni vías ferroviarias, mucho menos trenes de alta velocidad.
En el 2008, junto a Alemania y Rusia, China continental acordaron proyectos transcontinentales, que unieran sus países en una extensa red ferroviaria. Se denominó como el “Puente Terrestre Euroasiático” e integraba dos rutas con ambos países respectivamente. Con Rusia, el ya existente Ferrocarril Transiberiano y con Alemania a lo largo de la antigua Ruta de la Seda a través de Kazajstán con 6,700 millas desde Leipzig, Alemania, a Chongqing, China, en solo veinte días, mucho más rápido que los treinta y cinco días por barco.
2008, como parte de la “red de gasoductos y oleoductos transcontinentales” para importar combustibles de toda Eurasia. Acordó con Turkmenistán, Kazajstán y Uzbekistán para poner en marcha “el gasoducto Asia Central-China”, con más de 4,000 mil millas.
2009. China inauguró la etapa final del oleoducto entre Kazajstán y China. Con 1,400 millas de extensión, desde el Mar Caspio hasta Xinjiang, y hasta el centro de China.
A partir de 2011, China extendió sus líneas ferroviarias a través de Laos hasta el sudeste asiático a un costo inicial de 6, 2 mil millones de dólares. Cuando esté terminado, se espera que un tren de alta velocidad transporte pasajeros y mercancías al sur de Kunming, China, hasta Singapur en solo diez horas.
2012. Huawei se convirtió en el mayor productor mundial de equipos de comunicaciones.
En 2013 – 2014, Se inicia la tercera ruta entre Hamburgo y Zhengzhou que cubre unas 6, 800 millas entre Chongqing, China y Duisburg, Alemania en solo dieciséis días con carga de todo tipo.
2013. Para evitar el Estrecho de Malaca controlado por la Armada de los EE. UU., China abrió el oleoducto Sino-Myanmar con 1,500 millas desde la Bahía de Bengala hasta una región remota al suroeste. Ese mismo año, para alimentar el noreste densamente poblado del país, abrió un espolón de 650 millas que conectaba con el oleoducto ruso de 3,000 millas entre Siberia Oriental y Océano Pacífico, llevando quince millones de toneladas anualmente a su enorme refinería en Daqing.
Septiembre de 2013, Xi Jinping, presidente de China pronunció en la Universidad Kazajstán un discurso que partía el antes y el después. Presentó la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), que expandiría el desarrollo en toda la región euroasiática, a través del comercio y la infraestructura conectando el Pacífico y el Mar Báltico. Simplemente el mercado más grande del mundo.
En mayo de 2014, también firmó un acuerdo por treinta años con 400,000 millones de dólares con Rusia para entregar 38, mil millones de metros cúbicos de gas natural al año para 2018 a través de una red de gasoductos del norte a través de Siberia y en Manchuria.
Octubre 2014, China anunció la apertura del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, una futura alternativa euroasiática al Banco Mundial dominado por Estados Unidos.
2014, el gigante del comercio electrónico Ali-baba recaudó la cifra récord de 25,000 millones de dólares en su oferta pública inicial en la Bolsa de Valores de Nueva York.
En abril de 2015. Acuerdo con Pakistán por 46,000 millones de dólares para un corredor económico China – Pakistán. Incluye enlaces ferroviarios, de oleoductos y una carretera, que se extenderán casi en 2,000 millas desde Kashgar en Xinjiang, hasta una instalación portuaria conjunta en Gwadar, en Pakistán, invirtiendo más de 200 mil millones de dólares en un mega-puerto estratégico en el Mar Arábigo, a solo 370 millas del Golfo Pérsico.
Así dio inicio a un enjambre de inter- comunicación terrestre de pasajeros y carga, y líneas de gaseoductos, que prontamente incluiría a países al sur de Asia, lo que vendría a romper con la estrategia de acorralamiento del “Heartland”, que en tiempos de la Guerra Fría fuera disfrazada como la estrategia de política exterior USA, denominada “Contención del comunismo”, que en términos geopolíticos significa la “contención terrestre y “marginal marítimo euroasiático”.
Enero 2016. Se apertura el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura. 57 países, incluidos aliados cercanos de Estados Unidos como Alemania, Gran Bretaña, Australia y Corea del Sur, firmaron y contribuyeron con 100 mil millones de dólares en capital, lo que convirtió a la nueva institución en la mitad del tamaño del Banco Mundial en su primer día de apertura. Para ese año, los préstamos de infraestructura de bajo interés de China a 70 países desde el Báltico hasta el Pacífico permitían la construcción del puerto más grande del Mediterráneo, una importante planta de energía nuclear en Inglaterra, un ferrocarril de 6 mil millones de dólares a través de Laos entre otros proyectos.
Mayo de 2017, China convocó a una conferencia histórica con sesenta naciones que conforman la “isla mundial” (un concepto mayor, geográfico, que incluye a Asia, África y Europa dentro de la teoría geopolítica del Heartland). Era una nueva etapa de la estrategia de 1,000 millones de dólares para construir puertos, oleoductos, energía. plantas y vías ferroviarias, para la integración económica de los 3 continentes y la base para un nuevo orden global.
2019, un estudio del Banco Mundial encontró que los proyectos de transporte BRI ya habían aumentado el producto interno bruto en 55 países receptores en un promedio del 3,4 por ciento.
2019. China firma con Italia y obtienen los puertos de Génova y Trieste, estratégicamente ubicados hacia el corazón de Europa. De igual manera utiliza esa estrategia de construcción y obtención de puertos en “Ruta de la Seda Polar” en el mar Ártico, lo que le dará mayor rapidez al comercio marítimo.
Para el 2027, China invertirá en el BRI, 1,3 billones de dólares, o sea, más de diez veces mayor que el Plan Marshall
Prácticamente nos ubicamos en el traslape del inicio de la ampliación de la estrategia transcontinental, con la entrada de China a Latino América, que se ha unido al proyecto de la ruta de la seda y digital. Sin importar la presión y la desaprobación de Washington, cada día son más los países del hemisferio, que desean ser parte de ese proyecto calificado como el mayor de la humanidad.
El Comandante Daniel, desde luego maneja mucho mayor información, que la presentada en esta entrega resumida. El dominio de la realidad internacional, de retos, amenazas globales y oportunidades con aliados estratégicos, que no sancionan, ni amenazan la vida de nuestros dirigentes, o el hambre y miseria asegurada a nuestro pueblo, le permite tomar decisiones de vital importancia para el futuro del país. Se equivocan, los que creen, que Daniel se desvela en los políticos minúsculos de la pseudo oposición. Realmente hay cosas más importantes, que estos.
El 10 de enero de este año, Nicaragua ha firmado 4 acuerdos marcos con China. El Comandante Daniel lo anunció en el acto de toma de posesión, se trata de la preparación de la nación para garantizar su sobrevivencia y despegue económico en una coyuntura compleja internacional y solo en unidad y cohesión con los planes del “Buen Gobierno sandinista” lograremos alcanzar. (
*) Especialista en Relaciones Internacionales.
Publicado en Revista Visión Sandinista