No hay subterfugios ni eufemismos en las palabras del Presidente de Cuba, cuando habla del conflicto en Ucrania. Se lo ha dicho claramente a Ghassan Ben Jeddou, en la segunda parte de la Entrevista Especial con el presidente del canal panárabe Al Mayadeen:
“El gobierno norteamericano ha manipulado el origen del conflicto, y con su enorme poderío mediático ha creado un sentimiento de desprecio hacia Rusia. Yo creo que ha potenciado la rusofobia y ha ocultado las verdaderas causas del conflicto, y ha puesto a Rusia en el papel del culpable. Yo realmente creo que el culpable de este conflicto es el propio gobierno de los Estados Unidos, y esto tiene que ver mucho con lo que sabemos por la historia de cómo actúa el imperio yanqui”.
Si bien sus declaraciones fueron divulgadas después, las había hecho varias horas antes de las dos resonantes noticias relacionadas con Rusia que coparon los titulares de todos los medios globales alrededor del 20 de marzo: la increíble orden de detención emitida por el Tribunal Penal Internacional contra Vladimir Putín y la posterior visita a Moscú del líder chino Xi Jinping, en gestiones de paz que, sin dudas, Occidente ha tratado de silenciar.
De ambos líderes mundiales -hoy bajo intenso fuego mediático proveniente de las transnacionales de la comunicación subordinadas a las potencias occidentales- habla Díaz Canel con sentimientos de respeto y agradecimiento profundos, por el apoyo que tanto Putin como Xi, han dado a Cuba en los difíciles momentos que enfrenta la Isla, sometida a más de 60 años de un criminal bloqueo, que se reforzó en plena pandemia de covid-19.
Durante una segunda hora de preguntas y respuestas, el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba ha ratificado la continuidad de la histórica línea de la política exterior de la Revolución cubana, ajustada a principios, apegada a la verdad y contraria a las componendas.
En esa línea, raigalmente antimperialista también, por obvias razones históricas, la entrevista nos aproxima a la invariable solidaridad cubana con las luchas tercermundistas por la soberanía y autodeterminación de sus pueblos, en particular las de Oriente Medio.
Irán, Siria, Palestina, la resistencia libanesa, sus líderes y sus pueblos, ocupan varios momentos de esta segunda parte del diálogo, que también se extiende a la región latinoamericana y caribeña con sus desafíos e indudables progresos, tras la emergencia de nuevos procesos de izquierda en la región, a pesar de las maniobras de las derechas pro yanqui locales.
Cuando tantos en el mundo, incluso en la civilizada y próspera Europa, responden ciegamente al guion elaborado en Washington para repartir castigos y lisonjas contra naciones soberanas, en una posición de jueces que ninguna autoridad global les asignó, la Cuba pequeña y castigada hasta límites que rozan la locura, no se acoquina, no se pliega ni se arrodilla sino que reacciona digna y rebelde contra la mentira, poniéndose, otra vez, como siempre y sin miedo, del lado de lo justo.