Según lo redactado por la periodista Gina Montaner en su artículo “La crónica de un viaje anunciado” publicado por La Prensa, Barack Obama en su primera visita a Cuba “ha apostado por la política del abrazo, convencido de que tiene más efectos benéficos levantar las sanciones y estrechar lazos comerciales, que condicionar el acercamiento a un verdadero cambio que dé paso a una transición a la democracia”. Además describe que el presidente Obama dará una “breve lección de democracia” al sistema político cubano.
Pero, ¿realmente han entendido la extensión y la aplicación del concepto de democracia? El error de Estados Unidos es que se ha apropiado y dirigido mediante su propia conceptualización de este término, aunque se contradiga en la práctica. Porque según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, este concepto posee varias definiciones y tipologías; y si nos rigiéramos a esas definiciones, a como pretende Estados Unidos, ningún Estado ejercería correctamente la democracia.
Pero bien, entre esas tipologías de la RAE está la “democracia popular” definida como un “sistema de gobierno de los regímenes políticos de inspiración marxista”, lo que da apertura a gobiernos no neoliberales o de no alineamiento a las filosofías políticas estadounidenses. Además, fuera de una discusión conceptual, quien ha visitado y se ha informado sobre Cuba, sabrá que en la Isla se han ejercido elecciones que refuerzan la legitimidad de esa democracia popular, que la sociedad en general se organiza y participa fuera de los límites de elegir, postular o revocar a sus representantes dando vida a una verdadera sociedad civil.
Si hay un pueblo que conoce de libertad, es Cuba. Un país lleno de emancipación, de socialismo, de educación y salud gratuita y cualificada; un país que demostró su fuerza ante la intervención, el terrorismo como también las guerras económicas estadounidenses. Casi un siglo de supervivencia independiente a los modelos de las organizaciones financieras capitalistas, y aún así, destacándose por sus avances en educación y salud, como reconoció la UNESCO en abril de 2015.
Lo que le espera a Cuba, no es tan positivo. Estados Unidos no va a descansa hasta lograr imponer sus doctrinas políticas y económicas en la Isla, y el camino que llevan las reconciliaciones de las relaciones bilaterales son el mejor indicador de que Washington es el que lleva la delantera en la mesa de negocios. Quizás La Habana logre que le suspendan el bloqueo económico, pero es solo el “jaque” hacia los Castro, no un triunfo. Suspender el bloqueo económico, solo es la restitución de sus derechos soberanos, el respeto al Derecho Internacional como Estado independiente. La Cuba libre, podría tener sus días contados.
Y en contraparte de Cuba, ¿realmente Estados Unidos puede dar lecciones de democracia al mundo? Desde mi perspectiva, es Obama quien podrá llevarse muchas lecciones de democracia, y de otros ámbitos, durante su visita a la tierra de Martí y de Fidel. Y no es para menos, siendo EU el país con mayores intervenciones en otros Estados, soberanos por cierto. Solo en nuestro continente ha ejercido más de 27 intervenciones militares desde 1775, y más de 28 en otros continentes (según el informe RL30172 del Servicio de Investigación del Congreso estadounidense).
Esa realidad está a simple vista en nuestro entorno actual, sin mencionar las intervenciones e injerencismo desarrolladas mediante otras metodologías. Dentro de nuestro continente, lo podemos reconocer en las circunstancias políticas actuales de Venezuela, Colombia, Argentina, México, Brasil, Chile y otros como la Bolivia de Evo Morales que está luchando por no dar lugar al triunfo del neoliberalismo estadounidense. Y así se puede tratar de seguir describiendo los procesos políticos o militares donde Estados Unidos es el escritor de la obra.
Y en defensa de la lucha democrática cubana, concluyo con la frase del eterno José Martí: “Un pueblo no es independiente cuando ha sacudido las cadenas de sus amos, empieza a serlo cuando se ha arrancado de su ser los vicios de la vencida esclavitud, y para patria y vivir nuevos, alza e informa conceptos de la vida radicalmente opuestos a la costumbre de servilismo pasado, a las memorias de debilidad y de lisonja que las dominaciones despóticas usan como elementos de dominio sobre los pueblos esclavos”.
Jolver E. Arauz